El 10 de noviembre de 2012 el diario EL PAÍS dio de baja a 129 periodistas de su redacción dentro del ERE que aplicó para afrontar la crisis económica del periódico.
Juan Luis Cebrián ejecuta el ERE de EL PAÍS y se lleva por delante a 129 periodistas de la redacción, entre los que hay varios históricos
Los afectados se enteraron a través del correo electrónico, uno tras otro y en un goteo que se prolongó casi una hora a lo largo de la tarde del 10 de noviembre. Entre los despedidos había nombres conocidos como el ex Director Adjunto, D. Javier Valenzuela, la encargada de las entrevistas dominicales, Dña. Karmentxu Marin, el responsable de noticias judiciales D. José Yoldi o D. Ramón Lobo.
Otros en la lista fueron D. Santiago Belausteguigoitia, Dña. Elena Blanco, D. Juan Méndez, Dña. Miriam Lagoa, D. Ángeles García, Dña. Carmen Guri, Dña. Gloria Crespo, D. Toño Fraguas.D. Manuel Cuéllar, D. Santiago Carcar, D. Miguel Ángel Villena, D. Daniel Borasteros, D. Juanjo García del Moral, D. Diego Narváez, D. Julián Rojas, Dña. Isabel Pedrote, D. Julio M. Lázaro, Dña. Lourdes Lucio, Dña. Marisa Gascón, D. David Sánchez, Sr. Pérez Cabo, Dña. Margot Molina y D. José A. García Cordero.
La ejecución de aquel ERE no se limitó a los directamente afectados, otras destacadas figuras de EL PAÍS manifestaron públicamente su rechazo a aquella media y terminaron rompiendo con su diario. Fueron los casos de D. Enric González, D. Santos Juliá o Dña. Maruja Torres.
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EL POST DE RAMÓN LOBO
Uno de los periodistas despedidos, D. Ramón Lobo, publicó un post confirmando su despido:
El Día del adiós, 12.11.2012
He recogido mis cosas de la redacción: un jardín zen que mimaré en casa, un jersey viejo sin mangas para las noches de frío y unos cuantos diccionarios. El resto lo llevo dentro. Ha sido duro por la emoción de los compañeros y por mi sensación de que cada paso era el último después de 20 años y casi tres meses en la Plantación, como siempre la he llamado.
En unas horas tengo cita en una notaría de Madrid. Van a entregarme la carta de despido, el cheque Rajoy (20 días por 12 meses) y el finiquito.
Aunque tengo proyectos, que ya iré desgranando, siento vértigo. Los muchos mensajes de apoyo no se han traducido, de momento, en ofertas de trabajo.
Leo los tuits y los mensajes en Facebook y percibo un incendio descomunal que la empresa parece no ver. No quiero que muera EL PAÍS, donde he trabajado tanto tiempo y tan a gusto y en el que siguen decenas de amigos. Por eso, y por costumbre, seguiré comprándolo.
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EL PLURAL DESVELA DISCUSIÓN EN LOS PASILLOS DE EL PAÍS ENTRE CEBRIÁN Y ESTEFANÍA
Cebrián intenta justificar el ERE; Estefanía pide la palabra: El Presidente de PRISA y de EL PAÍS toma el primero la palabra. Lo que hace es realizar un análisis de los acontecimientos que han llevado a la desastrosa situación económica del grupo, y del diario, que, como se ha informado aquí, reconoce por primera vez que este año tendrá pérdidas. Como colofón a su intervención, Cebrián hace una defensa encendida de la necesidad de aplicar el ERE en el periódico. Después calla y queda a la espera de las preguntas e intervenciones de los presentes. Y el primero que pide hablar es Joaquín Estefanía, el hombre que le sustituyó en la dirección del diario. Para sorpresa de muchos de los presentes, Estefanía comienza diciendo que no pensaba hablar durante la reunión, pero que se ve obligado a hacerlo ante su disconformidad con la información que esta misma mañana publicaba EL PAÍS sobre su ERE.
“Deterioro irreversible; desgarro emocional”
Estefanía, que remarca que considera que no se ha explicado bien en la noticia el proceso por el que se informó de los planes de reestructuración al consejo de administración, del que como exdirector es miembro, dice que “me veo forzado a explicar mi postura”. Aclara entonces que, en su opinión, “el ERE va a producir un deterioro irreversible en la plantilla y un desgarro emocional del que los trabajadores no se van a recuperar nunca”.
Juan Luis Cebrián vuelve a tomar la palabra y, según cuentan fuentes presentes, en un tono claramente irritado, recuerda que la empresa mantiene la Escuela de Periodismo de EL PAÍS aunque es deficitaria. No lo dice directamente, pero los presentes entienden el comentario como un reproche a Joaquín Estefanía, cuyo trabajo principal en estos momentos es, precisamente, dirigir el Master de EL PAÍS.
“Por esto no voy a pasar”
Estefanía vuelve entonces a pedir la palabra y contesta, con firmeza, a Cebrián: “Yo he estado contigo el 23F-le dice-, he estado contigo en la huelga de firmas (se refiere al escrito, “Transparencias frente a Fuenteovejuna”, que los cuatro directores de la historia de EL PAÍS firmaron el pasado mes de junio cuando los redactores se negaron a firmar sus artículos para presionar la firma de un convenio), pero por esto no voy a pasar”. El ambiente que queda es muy diferente del que pretendía promover Cebrián al convocar la reunión. La situación anima entonces a que otros directivos se atrevan a expresar ante el todopoderoso Presidente de PRISA algunas quejas, aunque menos contundentes que las expuestas por Estefanía. Básicamente, sugieren, en su opinión las medidas que se toman no están suficientemente justificadas. Entre quienes muestran sus reticencias no se encuentran ni el director, Javier Moreno, ni el director adjunto, Vicente Jiménez.

Cebrián: “no podemos seguir viviendo tan bien”
Comité de Empresa de EL PAÍS
El presidente de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, ha anunciado al Comité Intercentros que el próximo martes se formalizará el inicio de un Expediente de Regulación de Empleo que incluirá despidos, prejubilaciones y reducción salarial. Cebrián, que percibió 13 millones de euros en 2011, ha dicho que este “proceso doloroso” es ineludible porque “no podemos seguir viviendo tan bien”. El Comité Intercentros le ha pedido que abra un proceso de negociación de un mes sin formalizar el expediente. Cebrián no ha querido aceptarlo y se nos ha convocado formalmente para el martes para entregarnos la documentación del expediente.
Seguiremos informando.
«No podemos seguir viviendo tan bien» (y 2)
El presidente de Prisa, Juan Luis Cebrián, ha comunicado al comité intercentros de El País que el expediente de regulación de empleo (ERE) que la empresa presentará el próximo martes será “muy doloroso” y contemplará jubilaciones anticipadas, despidos y una rebaja salarial para los trabajadores que sobrevivan a la criba. Desde el comité hemos pedido la apertura de un proceso de negociación que permita afrontar la situación con medidas lo menos traumáticas posibles. En concreto, hemos planteado que detenga la presentación del ERE y abra un periodo en el que se explore la posibilidad de bajas voluntarias y otros procedimientos de ahorro en la masa salarial. Cebrián no ha aceptado la propuesta y se ha limitado a reiterar que la documentación relativa al ERE (incluida la lista de la gente que se quedará en la calle) será entregada a los representantes de los trabajadores en la reunión convocada para el 9 de octubre. El comité entiende que la imposición de una lista de despedidos justo el primer día dificulta enormemente cualquier negociación.
Cebrián ha defendido la necesidad de reconvertir el sector de la prensa en papel para garantizar su supervivencia. “La única manera de sobrevivir es tener estructuras de costes que permitan sostener El País”, ha dicho. El presidente del grupo considera que la plantilla del periódico está envejecida y carece de profesionales con “perfiles digitales”, además de resultar muy cara, por tener “un salario medio de 88.000 euros”. Para Cebrián, la tercera edad en periodismo empieza a los 50 años. “El tema más preocupante es que la edad media de la plantilla es de 53 años”, ha subrayado al recordar que 189 personas superan los 50 mientras que solo 10 están por debajo de los 30. “Esto afecta a los perfiles profesionales y al modelo de periódico que queremos hacer”, ha añadido. Desde el comité le hemos recordado que la empresa cuenta con profesionales jóvenes que no entran en su estadística porque no tienen un contrato laboral (colaboradores a los que nunca se les ha querido contratar pese a que realizan tareas estructurales).
Según nos han adelantado, el ERE incluirá un plan de prejubilaciones para los trabajadores a partir de los 55 años, y despidos tanto en las delegaciones que ya han sufrido recortes en su paginación como en las redacciones de Madrid y Barcelona. Sin precisar en qué cantidad, también se ha anunciado la pretensión de reducir los salarios reconocidos en el convenio colectivo vigente, aprobado hace menos de un año y con una sensible rebaja de sueldos.
El próximo martes la empresa entregará la documentación en la que se detallarán las medidas anunciadas. Los miembros del comité de empresa tenemos la firme voluntad de no conocer los nombres de los compañeros afectados por los despidos. Para ello acudiremos a la reunión acompañados por un notario (aparte de nuestros abogados y asesores), a quien haremos entrega de la lista para su custodia en un sobre lacrado hasta el final de la negociación. Solo queremos saber el número de personas y otros detalles imprescindibles para la negociación.
Os recordamos que hemos convocado para el próximo lunes una asamblea general, a las 16.15, donde debatiremos la situación y medidas a adoptar ante esta brutal agresión.
YO TAMPOCO FIRMARÍA HOY
Relación de trabajadores de EL PAÍS que secunda o se suma a la retirada de firmas aprobada por las asambleas generales de Ediciones EL PAÍS para los días 18 y 19 de octubre, aunque no hayan tenido que elaborar ninguna información. 18 de octubre
Patricia R. Blanco
Elena Froufe
Manuel González González
Sara Velert
Marisa Gascón
José Precedo
Eva Larrauri
Àngels Piñol
Francesc Pascual
Félix García
Eva María Tomé
Mercedes Chulia
Marta Nieto
Cecilia Hertrampf
Miguel Ángel Medina
Ignacio Catalán
Javier Herrero
Brígido Gómez
Álvaro de Cózar
Joseba Elola
Nekane Pérez Madariaga
Aitor Riveiro Gómez
Víctor López Encinas
Yolanda Guerrero Domenech
Diego Narváez Mateos
Rafael Ruiz Peña
Robert Train
Heber Longás
Inmaculada de la Vega Paramio
Primitivo Carbajo Centeno
Natalia Marcos Guillamas
Ignacio Rubio Pinillos
Victoria Torres Benayas
Santiago Gallego Rodríguez
Elsa Granda Zarabozo
Soledad Alcaide Alonso
Gustavo Hermoso Ranera
Carmela Berzal Martín
José Luis Aranda
Juan Pedro Velázquez-Gaztelu
Inés Amado Mier
Arantza Coullaut Santurtún
Mª Teresa Nieto Bravo
Susana Moreno Figuereido
Mª Domingo Crespo
Gema García García
Andrés Fernández Rubio
Andrés Gilibert Hernández
Belinda Saile
Pablo Ximénez Sandoval
Óscar Gutiérrez Garrido
Andrea Rizzi
Daniel Salgado García
Antonio Fraguas Garrido
Cristina Galindo
Gregorio Belinchón
Elena Blanco Yuste
Mercedes Herranz González
Berta Ferrero Franch
Cecilia Jan Jan
Mokhtar Atitar de la Fuente´
Ángel Nava Burgos
Félix Muñoz Mota
Santos Cirilo Ocaña
Alejandro Prado Fernández
María Teresa Constenla Fontenla
Esperanza García Alonso
Daniel Gil
Jesús Rodríguez Amador
Silvia Blanco
Mercedes Gomis Cañete
Javier Lafuente Preciados
Amaya Iríbar González
María del Carmen Fernández Souto
Lourdes Lucio-Villegas Galán
Laura Gómez Díaz
Carmen Sánchez-Silva de Santiago
Gustavo Sánchez Muñoz
María Isabel Gallo Rosales
Patricia Martínez Liceras
Carlos Bello Rodríguez
Carmen Villazala del Toro
Miguel Ángel López López
Alejandro Bolaños Correa
Tomás Bárbulo
Juan González Ibáñez
Luis Magán Moreno
María Fernández Lago
Maite Elola-Olaso
Naiara Galarraga Gortázar
Isabela Ortiz de Solórzano
Anxo Iglesias
David Sánchez Núñez
Julio Martínez Lázaro
Juan Miguel Muñoz Pérez
Yuma Gómez-Cornejo
Ana Camacho
Marcel.lí Sáenz
José Yoldi
Juan Morenilla Villalba
Isaac Calvo
Gloria Crespo Baraja
Elena García Ayala
Ana Lorite Gómez
Óscar Sanz
Santiago Carcar
Eugenio González Cabanillas
Carmen Pérez-Lanzac
David Fernández Díaz
Daniel Borasteros
Ramón Lobo
Lara Otero
Francesco Manetto
Miriam Lagoa
Jerónimo Andreu
Olivier Lorenzo
Georgina Higueras
Miguel Ángel Noceda
Silvia Rodríguez
Sonia Vizoso
Carlos Fernández
Isabel Pedrote
Ignacio Cembrero
José Antonio García Cordero
Margot Molina
Manuel Planelles
Ramón Muñoz
Julián Rojas
Javier Martín-Arroyo
Pablo López Campos
Cristóbal Manuel
Fernando Gualdoni
Fernando García Mora
Natalia Junquera
Iñigo López Palacios
Raquel Vidales
Fernando Navarro
James Badcock
Carmen Guri
Clara Blanchar
Alejandro Ruesga
Gorka Lejarcegi
Roberto Álvarez Álvarez
Luis Martín
Abel Grau
Laia Reventós Rovira
Eugenia de la Torriente
Helena Alonso
Lucas Arraut
Miguel Á. Arias
Uly Martín
Yolanda Gaviro
Elsa Fernández-Santos
María Antonia Sánchez-Vallejo
Virginia Contreras
Alicia Rivera
Alicia González Vicente
Alejandro Ciriza Isturiz
Maite Rico
Lola Carretero
Lorena Catalina López
Luz Sánchez-Mellado
Luz Pozo Ballesteros
Federico Simón
Paloma Iglesias
Jorge Marirrodriga
Paloma Vargas
Almudena Martín Esteba
Rosa Rodríguez Mateo
Luis Gómez
Javier Rodríguez Marcos
Inmaculada de la Fuente González
Isabel C. Martínez
Cristina Delgado
Jesús Sérvulo González
Joaquín Pi Yagüe
Mauricio Vicent
Jordi Quixano
Charo Nogueira
Paloma Moreno
Jesús Alborés Rey
Elisabeth Sans
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Estimado lector de EL PAÍS – 28-10-2012.
Los trabajadores de EL PAÍS nos vemos obligados a entregarle esta carta para explicarle el conflicto que estamos viviendo y los planes que tiene la empresa para este diario.
El presidente de Prisa, Juan Luis Cebrián, nos anunció el 5 de octubre su decisión de despedir a 149 trabajadores -un tercio de la plantilla-, indemnizándoles con el mínimo que establece la reforma laboral. Además, pretende rebajar un 15% el salario de los que se queden. Con esta drástica reducción, y sin modelo de diario futuro, difícilmente se pueden mantener la calidad y los valores fundacionales del diario: una información seria y rigurosa basada en la defensa de los derechos humanos y la democracia.
La empresa justifica los despidos en la disminución de ingresos, no en pérdidas. EL PAÍS ha tenido 1,8 millones de beneficios en los seis primeros meses de 2012. Cuando Cebrián nos anunció el ERE, los trabajadores propusimos asumir posibles pérdidas reduciendo nuestros salarios, siempre que la negociación se hiciera sin despidos encima de la mesa. Por tres veces le pedimos que no pusiese en marcha el ERE sin antes estudiar con el Comité de Empresa medidas alternativas. Y por tres veces rechazó esta posibilidad.
Al anunciarnos el ERE se nos dijo que tenemos una estructura de costes inviable, que hemos vivido demasiado bien y que somos viejos. Nos lo decía Cebrián, un señor de 68 años que cobró 13 millones de euros en 2011 (35.600 euros diarios). La dirección de Prisa trata de hacer creer a la opinión pública que el problema son nuestros sueldos, no los de los directivos. El coste medio de los 54 miembros de la dirección de EL PAÍS que están fuera del convenio colectivo es de 209.000 euros.
El salario de los trabajadores, muy inferior al de los directivos, es producto de más de 30 años generando beneficios (unos 800 millones desde el año 2000) y fruto de un marco de relaciones laborales que reconocía la contribución de la plantilla al periódico.
No solo nos preocupa que 149 trabajadores pierdan su empleo y vean quebrados sus proyectos profesionales y personales. También nos preocupa la pérdida de calidad de la información. ¿Qué diario llegará a los quioscos tras el despido de más de cien periodistas, entre ellos, algunos de los mejores de España? Además, los planes de la dirección implican la reducción al mínimo de la información realizada en las redacciones de Valencia, Galicia, País Vasco y Andalucía, con lo que EL PAÍS perderá las voces que, desde fuera de Madrid y Barcelona, contribuyen a la pluralidad y al contraste de opiniones.
Los trabajadores de EL PAÍS, jóvenes y veteranos, nos hemos sentido muy orgullosos de contribuir al éxito del periódico y no hemos escatimado esfuerzos ni compromiso más allá de las obligaciones contractuales, convencidos de que EL PAÍS es más que un mero negocio. Ahora nos responden con una lista de 149 despidos. Nosotros queremos seguir trabajando al servicio de los lectores y de los principios fundacionales que hicieron grande este periódico.
RESULTÓ QUE PRISA ERA UN EMPRESA Y EL PAÍS UN PERIÓDICO

Desde 2008 la crisis había pulverizado el mundillo mediático. Muchos periódicos habían sufrido EREs, como el diario ABC, pero ninguno fue tan sonado como el del diario EL PAÍS. ¿Acaso la redacción del rotativo de PRISA pensaba que EL PAÍS era algo así como un medio por encima del bien o del mal, o un proyecto ideológico al que no le afectaba el dinero? Ese día recordaron que EL PAÍS es una empresa de servicio, ofrece un servicio y a cambio de la retribución que por él logra paga los salarios. Y si las ganancias no superan las pérdidas, la cosa se hunde y hay que recortar.
Un ERE, algo normal, se convertía en un trauma para EL PAÍS, que había sido tan crítico con los despidos o los recortes del Gobierno, incluida la tan odiada ‘reforma laboral’. Malvadamente muchos medios dijeron que PRISA aprovechaba la ley laboral que tanto había criticado para hacer despidos (la ley sólo afectaba a los contratados a partir de la fecha, por tanto, no a los de EL PAÍS). Probablemente D. Juan Luis Cebrián hizo lo que tenía que hacer para poder sacar adelante la empresa. Lo malo es que el hecho de que siguiera al frente de PRISA, con un salario mensual bastante considerable, cuando su gestión, algo había influido en que se hubieran disparado tanto las pérdidas que causaban los despidos, le convertía en el ‘malo’ de la película, incluso para muchos de izquierda (los de la derecha ya le odiaban, con despidos o sin ellos, así que eso no cuentan).
J. F. Lamata
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