14 febrero 2024

Las críticas consideran a Acento un 'lobby'

El exministro Alberto Garzón Espinosa forzado a renunciar a fichar por la empresa Acento por ser acusado de ‘puerta giratoria’

Hechos

D. Alberto Garzón Espinosa comunica el 14 de febrero de 2024 su renuncia a formar parte de la empresa Acento, consultora, ante las críticas recibidas a su decisión de trabajar en ella.

13 Febrero 2024

Garzón, el decoro y el orgullo

Pablo Iglesias Turrión

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Nunca podré saber si tengo un precio porque nadie ha intentado jamás comprarme

Siempre pensé que Alberto Garzón acabaría siendo profesor universitario. Tiene todas las cualidades para serlo. Quizá lo único que podía faltarle era la tesis doctoral, pero los dos años de cobertura económica con los que contaba tras haber sido ministro durante una legislatura, habrían bastado para hacer una investigación doctoral excelente, en España o fuera de España. Eso es lo que yo pensaba que iba a hacer Alberto. Se lo dije a Enrique Santiago la última vez que hablamos, cuando vino a informarme que Alberto dejaría la política y que Sumar deseaba que Irene Montero hiciera lo mismo. Fue en las oficinas de Canal Red poco después de que Sánchez convocara las generales. No hemos vuelto a hablar.

Soy consciente de que ni con un doctorado le hubiera sido fácil a Alberto ganar una plaza universitaria. Con dos licenciaturas, un doctorado en políticas, dos títulos de máster en otras especialidades, con muchas publicaciones, acreditado como contratado doctor desde hace más de 10 años y con una experiencia política profesional notable, no me fue nada sencillo ganar una plaza de simple asociado. Pero creo que Garzón habría conseguido ser profesor de economía tarde o temprano en una universidad española. No solo se lo merecía él, se lo merecía también la militancia de su partido.

Entiendo que hay que ganarse la vida y más cuando se tienen hijos y sé que no es nada fácil hacerlo si has ocupado cargos políticos, eres de izquierdas y no eres funcionario. Pero creo que, los que hemos representado a partidos de izquierdas, tenemos obligaciones de decoro.

Viví la humillación de que los medios convirtieran en un asunto de máxima atención mediática  que me comprara con mi pareja, mediante una hipoteca de 30 años, una casa con jardín y piscina. Fue humillante recibir las críticas de mucha gente de izquierdas y de mi propio partido hasta el punto de sentirme obligado a hacer un referéndum absurdo. El propio Enric Juliana, muy consciente de que los comunistas, a falta de armas y de la URSS, solo tenemos nuestro decoro como patrimonio político, llegó a escribir que comprarme una casa con jardín y piscina (como escribió Vallin, cuando era otra persona, lo que desataba el odio era la piscina) representaba un error político. Antonio Maestre escribió que si firmaba esa hipoteca era porque contaba con ser cargo público durante décadas.

Hoy estoy fuera de la política y sigo pagando mi hipoteca con mi pareja  cada mes. Vivo de dirigir un canal de televisión por internet que se financia con las suscripciones de nuestros seguidores y también de lo que cobro como profesor asociado y como colaborador en Rac1 y TV3 (los únicos “grandes” medios que han mostrado interés en lo que yo pueda decir). Sé que la mía no es una opción que pueden tomar muchos compañeros que dejan la política institucional, pero creo que hay opciones más decorosas para un comunista que alquilar tu experiencia como ministro (porque eso es lo que pagan) a una consultora dirigida por exministros del bipartidismo que vende sus servicios a empresas privadas.

Les debo confesar que ninguna de esas consultoras me ha hecho ninguna oferta. A mí nadie me ha ofrecido jamás plata. A mí solo me han ofrecido plomo, plomo y más plomo. Nunca podré saber si tengo un precio porque nadie ha intentado jamás comprarme.

Le deseo suerte a Garzón y deseo de corazón que sea profesor universitario y que no tenga que depender de ninguna consultora para ganarse la vida. Quizá IU debería haberle ofrecido presidir una de sus fundaciones y no tener que soportar el escarnio que les va a llegar estos días. Pero permítanme que hoy me sienta orgulloso de ser de Podemos, orgulloso del odio que hemos recibido, orgulloso de mi secretaria general, de la dignidad de Echenique, de que mi compañera enviara al lugar donde le cupiera a la señora vicepresidenta segunda la embajada de Chile, orgulloso de que la marquesa Álvarez de Toledo llamase terrorista a mi padre por enfrentarse a dictadura, orgulloso de mi madre abogada laboralista de las CCOO que nunca se pareció a Fidalgo ni a casi ningún jefe del sindicato. Y orgulloso  también  de la llamada de Julio pocos días antes de morir, para felicitarme por una intervención en la que llamé parásitos a los de Vox siendo vicepresidente.

Quizá terminen acabando con nosotros, quizá representamos una España que han matado demasiadas veces pero nadie nos quitará, como a Cyrano, nuestro inmenso orgullo.

14 Febrero 2024

Una izquierda prejuiciosa e inquisitorial

Alberto Garzón

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En el día de ayer se publicó la noticia de que me incorporaría a la consultora ACENTO asumiendo la Dirección de Prospectiva Geopolítica. La noticia era cierta, aunque faltaban algunos flecos por cerrar, y así lo confirmé personalmente a la prensa.

La decisión despertó un enorme revuelo en el ecosistema de izquierdas, incluyendo a las formaciones y los espacios políticos para las que he dedicado todas mis energías durante los últimos 12 años, esto es, Izquierda Unida, Unidas Podemos y Sumar. La impresión general, según me confirmaron diferentes dirigentes políticos, era que se trataba de una decisión que afectaría negativamente a las organizaciones del espacio político.

Ante esta incomprensión y antes de llegar a un punto en el que pueda hacer daño al espacio político por el que tanto he trabajado, anuncio con este mensaje que he renunciado a incorporarme a ACENTO tal y como tenía previsto. No quiero que mi decisión personal perjudique a mis antiguos compañeros y compañera de militancia en su necesaria misión de lograr el mejor resultado posible en las futuras convocatorias relectorales. Siempre he antepuesto el interés colectivo sobre el interés personal, y considero que debe seguir siendo así.

No obstante, pienso que la izquierda tiene que reflexionar sobre cómo tratar a los hombres y las mujeres que dedican su tiempo, su energía, y su vida, en resumidas cuentas – lo más preciado que tenemos – a los proyectos colectivos. Lo dije al abandonar la primera línea de la política, y lo pienso más si cabe un día como hoy: si algo he aprendido es que la política es una trituradora de personas. La izquierda en la que yo creo no debería reproducir esas prácticas que expulsan a más gente que la que integran.

Tras 12 años llenos de bueno momentos, pero también de muchos estrés, ansiedad y de falta de tiempo para estar con mi familia, los amigos o simplemente disfrutando de la vida, anuncié que me dedicaría profesionalmente a contribuir en la lucha por un mundo ecosocialista desde diversos espacios. Ello incluía, como ya anuncié, la escritura de libros, la publicación de artículos, la celebración de conferencias, la presentación de mi tesis, dar algunas clases en la universidad y, entre otras cosas más, la asesoría profesional en materias de la que, considero, tengo conocimientos suficientes. Varías consultoras me hicieron llegar ofertas, y la de ACENTO encajaba muy bien en ese propósito. Podría asesorar a entidades de la sociedad civil en materias como la ecología, la economía, los retos del futuro y el análisis político y legislativo. Esas iban a ser mis tareas en la consultora, cuyo CEO y su equipo se han portado magníficamente bien conmigo y para quienes esta situación es particularmente injusta.

La izquierda en la que yo creo es menos prejuiciosa e inquisitorial, es más heterodoxa y humana y, sobre todo, tiene una concepción del Estado y de la política donde lo importante no es el lucimiento personal en términos de pureza izquierdista, sino tener más influencia en todos los espacios posibles. Vivimos tiempos difíciles y probablemente vengan tiempos peores a causas de la crisis ecosocial, y considero un error encerrarnos en nosotros y nosotras mismas, porque ocupar espacios es más importante que autorreivindiarnos. Seguiré pensando que es una buena noticia que haya personas de izquierdas desempeñando su trabajo en espacio de análisis, reflexión o prospección sobre el futuro complejo del planeta. Las instituciones en general y los gobiernos en particular, por ciento, también son espacios que no están exentos de contradicciones.

Es fácil leer entre líneas un punto de frustración. Admito que es así como me siento. Duele que tras tantos años dejándome la salud por un proyecto colectivo, y empleando tantas horas en agotadoras disputas internas, sienta que las dinámicas tóxicas que nunca compartí todavía me persigan incluso ahora que estoy fuera de la política formal. Pero este es el estado político y emocional en el que se encuentra la izquierda. Siento si he contribuido de alguna u otra manera a alimentar el malestar colectivo. Desde mis inicios, mis decisiones y mis acciones han ido siempre en la dirección de proteger el espacio y el proyecto colectivos. Así seguirá siendo y es por ello esta renuncia.

En lo que a mí se refiere, seguiré con mis otros planes profesionales y reorganizaré mi vida pensando en mi familia, a quien más le debo, y en nuestro bienestar.

Un abrazo fraternal,

Alberto Garzón

18 Febrero 2024

Un Capote para Alberto Garzón

Sergio del Molino

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Le recomiendo al exministro la segunda temporada de ‘Feud’, basada en uno de los libelos más crueles y entretenidos de la historia de la literatura

No sé si el exministro Alberto Garzón es tan aficionado a las series como su antiguo cuate (y exvicepresidente) Pablo Iglesias. Si no la ha visto, le recomiendo la segunda temporada de Feud (HBO), dedicada a Truman Capote y sus cisnes, esas señoras de la alta sociedad de Nueva York que formaron su séquito en los años sesenta y le juraron enemistad eterna cuando se vieron retratadas en el adelanto editorial de Plegarias atendidas, la crónica inconclusa de los vicios y miserias de la alta burguesía de Estados Unidos. Seguramente, uno de los libelos más crueles, bestias y entretenidos de la historia de la literatura universal. A su autor le costó el ostracismo por exponer las porquerías de sus amigas, y sospechamos que no se arrepintió: fue un buen precio.

Capote traicionó a todo y a todos por su gloria y por sus libros. Con él no hay distinción que valga entre el artista y su obra, porque toda su obra se debe a la perfidia de su autor: sin su carácter taimado, su cinismo y su manera de fingir amistades para infiltrarse en las vidas que quería narrar, no habría A sangre fría, Música para camaleones Plegarias atendidas, y el mundo sería peor. Esto lo cuenta muy bien Feud, dirigida por Gus Van Sant y divinamente interpretada por un elenco de actrices en su plenitud. Por eso la recomiendo a todos los lectores, pero con una mención especial para Alberto Garzón y sus compañeros de viaje de lo que él llama, en el comunicado difundido esta semana, “el espacio político por el que tanto he trabajado”.

Sería injusto comparar la prosa de Garzón con la de Capote. Tampoco creo que Ryan Murphy vaya a producir una temporada de Feud contando la ascensión y caída de Podemos. Si lo hiciera, tendría que empezar por ese momento en el que Garzón acepta la oferta de trabajo de una consultora que representa todo aquello por lo que se conjuraron para asaltar los cielos, y luego la rechaza, víctima de la furia de los justos. Del pacto de los botellines a los despachos de Acento, un culebrón de amistades y amoríos traicionados, y de ideales estampados contra las moquetas de los ministerios. La historia tiene miga, sin duda, pero le faltan glamur y literatura. Nos quedaremos con las traiciones de Capote, y que cada cual se vea reflejado en ellas como quiera.