21 febrero 2015

Internacionalmente se acusa a Nicolás Maduro de comportarse como a un dictador

Crisis en Venezuela el Gobierno de Nicolás Maduro encarcela al alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, acusándole de ‘golpista’

Hechos

21.02.2015 se hizo público que Antonio Ledezma, alcalde de Caracas, había sido detenido a instnacias de las fuerzas de Seguridad de Venezuela.

21 Febrero 2015

Acoso a la oposición en Venezuela

LA VANGUARDIA (Director: Marius Carol)

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Antonio Ledezma, alcalde de Caracas, fue detenido el jueves. El régimen del presidente Nicolás Maduro lo acusa de conspirar para derrocarle y de crímenes contra la paz, la seguridad y la constitución nacional. La detención de Ledezma, alcalde de la capital venezolana desde hace siete años, se suma a la de una serie del íderes opositores al régimen populista de izquierdas establecido por Hugo Chávez en 1998 y encabezado, tras su muerte, por Maduro. Entre ellos, Leopoldo López, que fue enviado ap risión, al igual que miles d emanifestantes hace un año, a raíz de los violentos disturbios contra las políticas de Maduro. Dichas protestas se saldaron con decenas de muertos, y no es de esperar que López sea liberado en breve. Por el contrario, la detención de Ledezma no llega, como la de López, tras episodios de notable violencia. Maduro le acusa, como apuntábamos, de conspirar para derrocarle. Pero el tono de sus actividades no es comparable a de las de López.

Venezuela es el decimotercer productor de petróleo del mundo y el primero de Sudamérica. Posee también yacimientos de carbón, hierro, bauxita y oro. Pero el petróleo representa el 96% de sus exportaciones. Pese a toda esa riqueza, gran parte de los venezolanos viven en una situación de pobreza, que se trata de paliar con importantes programas sociales; unos programas mermados por la sostenida baja del precio del petróleo en el último medio año. Lo cual se traduce en menos divisas y, por tanto, en menos recursos para subsidios y para importaciones. Lo que a su vez comporta el desabastecimiento de los comercios que venden bienes de primera necesidad no producidos en el país, y propicia una inflación galopante.

Desde su elección en abril de 2013, por apenas dos puntos de ventaja sobre el líder opositor Héctor Capriles, Maduro ha tenido que luchar para superar su falta de carisma. Ocho meses después, las elecciones locales, que ganó con diez puntos de holgura, pareciero señalar un repunte de su popularidad. Pero la ya citada caída del precio del petróleo y, digámoslo todo, unos usos políticos irrespetuosos con los derechos de quienes osan criticar su caudillismo – tan apreciado en formaciones políticas españolas que se dicen renovadoras – están poniendo en dificultades la estabilidad del régimen. Maduro, quizás pienes que una redoblada campaña de acoso a la oposición, como la que ahora se verifica, va a serle de ayuda. Pero si pensara tal cosa, se equivocaría. Porque lo que necesita su país no es más doctrina o demagogia, sino una mejor gestión de los recursos nacionales y mayor calidad democrática.