22 marzo 2004

La organización palestina Hamás, responsable de atentados terroristas contra judíos es una firme opositora al proceso de paz con Israel

El Gobierno israelí de Ariel Sharon borra del mapa con misiles a los líderes de Hamas, el jeque Yasín y al doctor Rantisi

Hechos

  • El 22.03.2004 un misil lanzado por un helicópteró israelí asesinó al jeque Ahmed Yasín.
  • El 17.04.2004 otro misil lanzado de la misma forma asesinó a Abdelazid Rantisi.

Lecturas

El primer ministro de Israel, Ariel Sharon, que tiene previsto hacer una oferta de paz a la Autoridad Nacional Palestina para afrontar un conflicto existente desde el inicio de existencia del Estado de Israel que es acusado por el ala dura de su partido, el Likud, de ser demasiado ‘blanda’ de cara a la OLP. Sin embargo, Sharon para demostrar su fuerza ha tomado una de las decisiones más contundentes y duras que podían esperarse: el 22 de marzo de 2004 ordena el asesinato con misiles del jefe de Hamás, el jeque Yasín.

Hamás, organización considerada por Europa y Estados Unidos como una banda terrorista, responsable de matanzas contra Israel, designó al Dr. Rantisi como sucesor de Yasín. El 17 de abril de 2004 Ariel Sharon ordena también el asesinato del Dr. Rantisi.

La práctica de responder al terror de Hamás utilizando la represión y la eliminación física de sus líderes se volverá repetir en otros casos como con el asesinato de Mahmoud al-Mabhouh en 2010 o el asesinato de Ismael Haniya en 2024.

 

23 Marzo 2004

Vorágine israelí

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

Leer

El asesinato por Israel del jefe de Hamás, la más relevante diana de sus misiles en más de tres años de Intifada, ha desatado un clamor de venganza entre los palestinos, la furia del mundo islámico, la condena de Europa y el desentendimiento de Washington, que en plena precampaña electoral se ha refugiado en inútiles llamamientos a la cordura. La muerte del jeque Yassin, patrocinador de la lucha armada y los atentados suicidas para poner fin a la ocupación israelí, es la prueba de hasta qué punto la iniciativa conocida como Hoja de Ruta es un legajo sepultado por el ciego terrorismo de ambos bandos y la inoperancia internacional.

El primer ministro israelí sabe que, al margen de satisfacer una pulsión de venganza, el asesinato no resuelve nada. Sharon ha ordenado a sus helicópteros liquidar al anciano jeque -que ya estuvo antes en su punto de mira- por una cuestión de oportunidad: para mantener la dinámica de escalada bélica que le mantiene en el poder y para zanjar cualquier tentación de Hamás de atribuirse como victoria propia la anunciada evacuación por Israel de la franja de Gaza. La voladura del carismático líder tetrapléjico es una prueba brutal de que el Gobierno israelí no reconoce ningún interlocutor político en el campo palestino y franquea un nuevo límite hacia una violencia incontrolable.

En sus casi veinte años de existencia, Hamás se ha convertido en el más importante de los grupos armados palestinos, con insuperable predicamento en Gaza, donde su militancia fanática -ha matado a cientos de israelíes en atentados suicidas- y su red de ayuda social han suplido la ineficacia y corrupción del movimiento Fatah, del presidente Arafat. La desaparición de Yassin no decapita a Hamás, sino que deja a la organización extremista islámica, integrada como ninguna otra en el tejido social palestino, en manos de dirigentes aún más radicales, incrementa su prestigio y, como se apuntó ayer, multiplica la avalancha de aspirantes al martirologio del cinturón bomba.

Suplementariamente, el asesinato disminuye la maltrecha autoridad del confinado Arafat y veda al primer ministro Ahmed Qurei, una figura casi decorativa desde que asumió en octubre su imposible cargo, cualquier intento negociador o de disciplinar al extremismo palestino. En las circunstancias impuestas por los cohetes de Sharon, hablar de coexistencia con el enemigo equivale a ser instantáneamente catalogado de traidor.

En el contexto de una absoluta falta de horizontes para el conflicto, el asesinato de Yassin ha llevado a su apogeo la retórica de los llamamientos occidentales a la calma. El Cuarteto se reunía anoche urgentemente, mientras EE UU, único actor con capacidad de influir decisivamente en la tragedia de Oriente Próximo, afirmaba desconocer los planes de Sharon y se limitaba a pedir cordura a las partes. Un enfrentamiento de medio siglo va adquiriendo así la condición de agujero negro histórico capaz de acabar devorando la estabilidad de buena parte del planeta.

23 Marzo 2004

Palestine-info.com/hamas

Felipe Sahagún

Leer

En la página de Internet de Hamas se explica desde hace años casi todo lo que debe saberse para entender el miedo paranoico de Ariel Sharon al fundador del Movimiento de Resistencia Islámica palestino, el jatib y maestro Ahmed Yasin.

Todos los primeros ministros israelíes respondieron a ese miedo desde 1983 deteniéndole, vigilándole de cerca, invitándole a negociar, utilizándole de comodín para recuperar a prisioneros judíos o matando a sus lugartenientes. Sharon, con una biografía digna de los peores criminales de guerra, hace tiempo que decidió liquidarlo y ayer, finalmente, lo hizo.

Ni leyes, ni derecho internacional, ni juicios, ni pruebas de acusaciones. Sharon pasa de todo eso. Con haber logrado, tras el 11-S, meter a Hamas en la lista de grupos terroristas del Departamento de Estado, le bastó para, como reconocía anoche el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, justificar su asesinato por «participar personalmente en el terrorismo» de Hamas.

Para más de 1.000 millones de musulmanes, el asesinato de Yasin se está viviendo con el mismo dolor que vivirían los católicos el asesinato del Papa. Aunque los suníes no tengan Vaticano, la fuerza moral de Yasin rozaba el prestigio y la fuerza moral del Papa entre los católicos creyentes.

La venganza será, ya está siendo, terrible. Como tantas veces en el pasado, Sharon ha abierto otro ciclo de violencia de final incierto, pero mucho más violento que los anteriores: una espiral de acción y reacción sin restricciones. El presidente egipcio, Hosni Mubarak, se quedó muy corto al advertir ayer que «Yasin era uno de los símbolos de Gaza y su muerte tendrá consecuencias graves en toda la región».

Como presidente del llamado Complejo Islámico de Gaza, era una autoridad desde los años 70. Sus enfermedades y sus años de cárcel le convirtieron en mártir vivo. Internet y Al Yazira hicieron de él en los últimos siete años el clérigo musulmán más prestigioso del islam, exactamente la cara opuesta de Osama bin Laden.

¿Merecía los tres misiles que acabaron ayer con su vida por justificar (o inspirar según el Gobierno israelí) la violencia para liberar los territorios ocupados desde el río al mar? Sólo un fundamentalista como Sharon puede creer que esa respuesta mejorará su suerte personal o la de Israel.

Centenares o miles de inocentes pagarán con sus vidas el asesinato de Yasin. Si se movía con 15 escoltas, desde hoy el primer ministro israelí va a necesitar 115 y, posiblemente, no sean suficientes.Salvo en la Casa Blanca de George W. Bush, ningún Gobierno le recibirá sin sentirse avergonzado.

19 Abril 2004

Alevosía selectiva

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

Leer

Aunque no cabe dudar de la capacidad de Ariel Sharon de infligir el mayor daño posible a lo que sólo por inercia seguimos llamando proceso de paz, parece claro que el cheque en blanco extendido el miércoles por el presidente Bush al primer ministro israelí da alas a la alevosía del asesinato selectivo. La muerte, el sábado, de Abdel Aziz Rantisi, jefe de Hamás, abatido con misiles, como lo fuera el 22 de marzo su antecesor, el jeque Ahmed Yassin, es la rúbrica, si falta hiciera, de que lo que Sharon persigue es exterminio, no negociaciones, o negociaciones tras el exterminio.

Cientos de miles de palestinos acompañaban ayer, solos con su ira, el cadáver del jefe terrorista, clamando una y mil venganzas. Sin mayor contundencia que la palabra, los ministros de Exteriores de la UE condenaban -como el mundo entero, salvo EE UU- un asesinato que, una vez más, pone al Estado israelí a la altura del terror que dice combatir. El mundo árabe tronaba de indignación, sin que, por ejemplo, los Estados que reconocen a Israel -Egipto y Jordania- contemplaran acción diplomática alguna como protesta. Y todos saben que Israel seguirá asesinando en Palestina y que nadie podrá impedirlo.

Sharon ha vendido a Bush un plan en el que se intercambia la retirada de Gaza -pero no de su espacio aéreo, fronteras o mar territorial- y de cuatro colonias aisladas de Cisjordania, por la anexión de una parte equivalente a la mitad de este territorio, burlando para ello todas las resoluciones de la ONU y convenciones de Ginebra que sea preciso.

Y es tal la inversión de valores que se está produciendo en la escena internacional sobre el conflicto, que el único verdadero obstáculo al plan lo oponen hoy los propios seguidores de Sharon en el Likud, que deberán votar en referéndum interno, el próximo 2 de mayo, si aceptan retirarse de Gaza o si siguen queriéndolo todo. Para aplacarles ha muerto Rantisi, y para convencerles, Bush eliminó de un plumazo el carácter de mediador que le pudiera restar a Washington. Y en reciprocidad, el gran rival de Sharon, el ex primer ministro Benjamín Netanyahu, anunciaba ayer su consentimiento, con lo que la consulta a las bases no debiera ser insalvable para el primer ministro.

Los asesinatos selectivos tendrán larga vida. Amenazado está el presidente Arafat, y desde ayer, el líder de Hamás en el exterior, Jaled Meshal, que vive en Damasco, al igual que quien ose ocupar el lugar de Rantisi. Con inútil cautela, la organización terrorista no va a decir a quién nombra sucesor. Pero qué importa, si basta con ampliar la selectividad a tantos nombres como haga falta para que no escape ninguno.

18 Abril 2004

Sharon, de asesinato en asesinato

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

Leer

El nuevo líder de Hamas, Abdelaziz Al Rantisi, fue asesinado ayer en Gaza en una acción militar ord enada por el primer ministro Ariel Sharon. Rantisi se había convertido en el nuevo jefe de Hamas tr as el asesinato hace menos de un mes de Ahmed Yasin, fundador de la organización. Tras abandonar la vía de la negociación, Sharon se ha decantado por el uso de la fuerza para aplastar a sus enemigos palestinos. ¿Se atreverá con Arafat? El primer ministro judío ha demostrado que no se detiene ante nada y que está dispuesto a librar una guerra a muerte contra los palestinos, empleando todos los medios a su alcance. Las posibilidades de solucionar el conflicto por los cauces de la negociación son ahora nulas, ya que Sharon -respaldado por Bush- no está dispuesto a retirarse de sus enclaves estratégicos en Cisjordania ni a efectuar otras concesiones. La paz está más lejos que nunca.

El Análisis

OJO POR OJO

JF Lamata

En la película ‘Camino a la Perdición’ un personaje interpretado por Paul Newman pronuncia la frase de ‘el único hecho cierto es que ninguno de nosotros veremos el cielo’ podría ser aplicable para los protagonistas de esta tragedia, como Ariel Sharon, el jeque Yasín y el Doctor Rantisi.

Es cierto que Sharon demostraría tener un propósito de paz para el conflicto arabe-israelí, pero también es cierto que es imposible justificar lo injustificable. Israel ni tan siquiera intentó someter a un juicio a Yasín y Rantisi, directamente los eliminó a bombazo limpio, convirtiéndoles en mártires. Se podrá llorar su muerte, aunque ni Yasín, ni Rantisi lloraron por las muertes que ellos provocaron, pero Sharon, al combatir el terrorismo por la vía de ejercerlo se puso a su altura.

J. F. Lamata