8 junio 1977

Tierno Galván acusa al diario dirigido por Juan Luis Cebrián de haber cometido un acto de injusticia contra él y de haber omitido datos para perjudicar su imagen

El líder del Partido Socialista Popular, Enrique Tierno Galván, replica a un editorial del diario EL PAÍS acusándoles de manipular

Hechos

El 8.06.1977 el diario EL PAÍS publicó un editorial sobre los partidos socialistas diferentes al PSOE.

Lecturas

08 Junio 1977

Los otros socialistas: del rojo al amarillo

Editorial (Director: Juan Luis Cebrián)

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APARTE DEL PSOE, son varios los partidos que invocan la ideología socialista. Digamos, de antemano, que la mayoría de los militantes de esos grupos (los partidos regionales, el PSP, los veteranos entre los «históricos») son inequívocamente socialistas y tienen, por lo mismo, igual derecho que sus compañeros del PSOE a considerarse como tales. La unidad de la familia socialista, necesaria de todo punto, encuentra su razón última de ser en la homogeneidad ideológica, que debe hacerse compatible con las tendencias particulares en su seno.Algunos dirigentes del PSOE han declarado que el pacto electoral con el PSC (Partido Socialista Catalán), la absorción de Convergencia Socialista de Madrid y los acuerdos con los minúsculos grupos de Murcia y León han clausurado el proceso unitario entre organizaciones, lo que da idea de su concepción patrimonial y estrecha del campo socialista. En el extremo opuesto no faltan quienes opinan que incluso grupos socialdemócratas, actualmente refugiados en el Centro, podrían ser recuperados para un partido socialista unitario; esperanza que sin duda esconde una visión equivocada de las ideologías de izquierda.

Reforma Social Española (integrada en parte por antiguos falangistas que hacen una insólita lectura socialista de José Antonio), el PSDE (pródigo en escisiones y dimisiones, y muy alejado del espíritu de su creador, Dionisio Ridruejo) y el llamado PSOE histórico (a quien el Ministerio de la Gobernación, en clara infracción del artículo 3 de la ley de Asociaciones, reconoció las siglas del partido de Pablo Iglesias) formaron una alianza socialista democrática de corta vida. Tras la separación del partido que preside el señor Cantarero del Castillo, los dos grupos restantes, apoyados y jaleados por el Gobierno hace unos meses con el propósito de debilitar la fuerza electoral del PSOE, se han visto repentinamente abandonados a sus propios recursos. Sus sombrías perspectivas electorales son la consecuencia directa de esa fría decisión del Poder, que busca ahora otras coartadas más verosímiles para una apertura a la izquierda.

El PSP (Partido Socialista Popular, que preside eI profesor Tierno) tiene una historia complicada y una trayectoria política zigzagueante. Nacido en torno a la personalidad del señor Tierno, quien creó en los años cincuenta un grupo denominado «funcionalista» y colaboró activamente en la monárquica Unión Española. el núcleo dirigente de esta organización descubrió o explicitó su vocación socialista sólo a comienzos de la década de los sesenta. El entonces secretario general del PSOE. señor Llopis, y los recelos de los militantes de base cerraron a este grupo de intelectuales las puertas del partido. llevándoles la situación a fundar el llamado Partido Socialista del Interior, que luego sería rebautizado como Partido Socialista Popular.

La negativa del PSOE a ingresar en la Junta Democrática, creada en julio de 1974, dio al PSP la inesperada oportunidad de ocupar su lugar, como fuerza socialista, en esa plataforma, al igual que los señores Calvo Serer y García Trevijano pasaron a desempeñar, sin duda abusivamente, el papel de representantes de la «derecha civilizada». En esa alianza, la única fuerza importante y no sustitutiva era el Partido Comunista, que dio su espaldarazo al PSP como «socialismo de izquierda». La otra cualificación del PSP, su vocación « tercermundista », se relaciona con la decisión de la II Internacional de concentrar su ayuda económica y moral en el PSOE, y con la consiguiente necesidad de buscar fuentes de financiamiento en países no europeos a través de partidos que sólo muy imaginativamente cabe rotular como socialistas. En este sentido, las denuncias formuladas por otros grupos contra el PSOE por la ayuda europea que recibe pueden ser interpretadas como la renuncia a la blanca mano de una Doña Leonor que anteriormente les había rechazado.

Pese a su izquierdismo y tercermundismo, el PSP continúa siendo un partido de escasa implantación obrera y de militancia predominantemente intelectual y de clase media. Por lo demás, sus declaraciones radicales -Tierno gusta de presentarse como marxista y revolucionario- nunca fueron tomadas al pie de la letra ni por los aparatos represivos del franquismo, ni, por los dos Gobiernos de la Monarquía, ni por los órganos de opinión de la derecha conservadora, lo cual hace pensar que ese izquierdismo verbal está destinado sobre todo al consumo de los sectores radicalizados de su base. El PSP no termina de perfilar su concreta propuesta socialista ni de precisar sus diferencias ideológicas con el PSOE. También en su seno coexisten tendencias contrapuestas -moderadas y radicales, fabianas y marxistas- a las que mantiene en unidad la personalidad del señor Tierno, por otra parte más próxima a la tradición laica, moralista y pedagógica de Izquierda Republicana que a cualquiera de las corrientes del PSOE de preguerra.

Faltan datos para valorar adecuadamente la anunciada disponibilidad del señor Tierno a formar parte del Gobierno después de las elecciones; Si el PSP pactara con grupos del Centro, los demócrata cristianos y el propio PSOE un programa coherente de gobierno. su acceso al poder no perjudicaría a la unidad socialista. Pero si. en solitario, el partido del señor Tierno. a cambio de obtener alguna cartera ministerial. pusiera a sus congresistas y senadores a disposición del señor Suárez para que éste completara una mayoría parlamentaria y diera verosimilitud a la «apertura a la izquierda». no sólo su imagen se deterioraría gravemente ante quienes piensan que «responsabilidad» no es sinónimo de gubernamentalismo, sino que meteria en un callejón sin salida al proceso unitario.

Quedan, finalmente, los partidos socialistas regionales de la antigua FPS. que. saltó en pedazos tan pronto como las elecciones fueron convocadas. Algunos de esos grupos se presentan a las urnas con el PSOE. que no vaciló en pasar por alto el rígido mandato del Congreso sobre la innegociabilidad de las siglas para llegar a un acuerdo pragmático con la más importante de esas organizaciones. el Partido Socialista de Cataluña. Los partidos socialistas de Andalucía. Aragón y Baleares y la fracción minoritaria valenciana han establecido pactos electorales con el PSP. que les permiten beneficiarse de las facilidades concedidas en RTVE a las coaliciones amplias y obtener financiación. Otros, finalmente acuden a las elecciones en solitario (Galicia) o en alianzas de izquierda: los grupos de Asturias y Euskadi. la fracción mayoritaria valenciana y el Movimiento Socialista en Castilla.

La desunión y encono de los grupos socialistas en las regiones que no son «nacionalidades históricas» (donde la clientela está claramente delimitada por la lengua y, la inmigración) se explica por la circunstancia de que el «hecho regional» no tiene densidad suficiente como para privar de implantación a los partidos organizados a escala nacional. No deja de ser significativo que en la ejecutiva del PSOE figuren varios sevillanos. para quienes seguramente el redescubrimiento del «poder andaluz» por el PSA (Partido Socialista Andaluz) no justifica las pretensiones hegemónicas de éste. En cualquier caso. los pactos de los antiguos partidos miembros de la Federación con el PSOE y el PSP demuestran que la unidad socialista no puede conseguirse por el camino de la federación de partidos regionales autónomos. sino que exige fórmulas más próximas al partido de estructura federal o a la pragmática solución ideada por el PCE.

09 Junio 1977

El profesor Tierno replica

Enrique Tierno Galván

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Presidente del Partido Socialista Popular Candidato al Congreso por Madrid:

En el editorial de EL PAIS de fecha 8 del actual mes y año, hay una violenta censura contra el PSP y contra mí mismo como presidente. La violenta censura rebasa con mucho lo que es normal en este diario; no existe en sus páginas hasta esta fecha nada parecido. En cuanto a la injusticia y a la inexactitud en los hechos son notorias. En la breve reseña de mi biografía política ni siquiera se menciona lo que hoy todo el mundo sabe, que el contacto que entre el Grupo Funcionalista de Salamanca y los exiliados se estableció en 1957, gracias a un documento que redactado por mí y sostenido por otros demócratas del interior, produjo el llamado «Pacto de París», de cuyo texto me trajo y entregó una copia mi buen amigo Antonio Amat quien atravesó clandestinamente la frontera para ello. Tengo la idea de que el «Pacto de París» fue el fulminante que produjo las primeras explosiones políticas, que en el orden práctico comenzaron a desgastar el sistema franquista. En el año 1957 éramos muy pocos los que jugábamos este juego. EL PAIS llega a omitir, por sí algún lector no lo sabía, que el año 1965 me habían expulsado de la cátedra de Salamanca y también ignora que en 1954 dejé de participar en la revista del Instituto de Estudios Políticos (de cuyo centro nunca fui más que que un simple recensionista asalariado) por una conferencia en la que, dice el historiador Javier Tusell (La Oposición Democrática al franquismo, pág. 352), «una conferencia de contenido tan transparente respecto de Franco y del franquismo que había de producir, como produjo, un escándalo considerable: su consecuencia inmediata fue que Tierno dejó de tener cualquier contacto con el Instituto de Estudios Políticos». Advertiré, porque seguramente esto también lo ignora EL PAIS, que el incidente, que fue penoso, nació de que la conferencia era un análisis marxista despiadado de la situación del franquismo y de la España franquista en 1954. Por aquellas fechas no ocultaba mi formación y criterio ideológico.

El problema quizá no esté en la injusticia que supone los deliberados olvidos a que acabo de aludir, la cuestión principal está en las razones por las cuales EL PAIS ha caído en algo que es absolutamente impropio de un periódico que pretende ser serio y neutral. En el transcurso de los últimos meses, el análisis de la información de EL PAIS sobre la situación y el proceso político español y el modo como informa de lo que cada día ocurre, me han llevado al convencimiento de que este periódico no es neutral en cuanto a filiación política de partido se refiere. Olvida hechos de conocimiento común como la tendencia tercermundista del PSP, sistemáticamente sostenida por teóricos del PSP y eleva hasta casi la agresión el tono de la censura, porque está defendiendo, quizá circunstancialmente, una posición de partido concreta. Yo creo que EL PAIS ha disimulado, aunque ya parece que renuncia a hacerlo, su vinculación a ciertos sectores socialistas en detrimento de otros, y que no somos nosotros los favorecidos. Ahora bien, esta actitud es a todas luces perjudicial para la honradez y el buen entendimiento democrático.

En lo que respecta a las posibles relaciones del PSP con el Centro, quede claro que nuestro partido nunca ha hecho o pretendido hacer ningún «Pacto de la Moncloa» y que yo he repetido muchas veces que, sólo participaríamos con el Centro en un Gobierno de urgencia nacional, pero nunca en una coalición aislada.

Nada más por hoy, salvo dos ruegos: el primero, que procure dar a esta nota las características tipográficas y el lugar que merece en correspondencia a los citados párrafos del editorial en que se alude al PSP. El segundo, que aparezca en el número de mañana del diario EL PAIS, pues confío que no escapen los perjuicios que puede causar el retraso de la publicación de esta respuesta.

En otra ocasión, cuando no estemos al borde de unas elecciones y no se corra el riesgo de que EL PAIS encuentre pretextos para otras censuras injustas e inexactas, me permitiré hacer en las mismas páginas de este diario, si para ello no hay inconveniente, un comentario más amplio, cuyo contenido versará sobre el análisis conceptual de lo que se debe entender por prensa parcial o no objetiva.