29 enero 1990

El Gobierno de Giuliu Andreotti movió hilos para impedir que el dueño absoluto de la televisión italiana se hiciera también con el monopolio de la prensa

Guerra mediática en Italia: Berlusconi gana a Benedetti por el control de Mondadori pero pierde el diario LA REPUBBLICA

Hechos

El 29.01.1990 se produjo una huelga de periodistas en Italia por considerar que la adquisición del Grupo Mondadori.

Lecturas

En diciembre de 1989 se hace pública en tota Italia la pugna por el control del paquete mayoritario de las acciones de la editorial Mondadori, que posee numerosas revistas por todo el país incluyendo Espresso o Panorama y el periódico progresista La Repubblica, dos accionistas luchan por hacerse con la mayoría asegurando haber llegado a acuerdos para ello con los titulares de los paquetes mayoritarios para hacerse con el control: Carlo de Benedetti y Silvio Berlusconi, asegurando ambos tener la razón en el litigio. En director de La Repubblica, Eugene Scalfari, se posiciona del lado de Benedetti y contra Berlusconi, cuya posición es respaldada desde su periódico Il Giornale.  La batalla judicial dio el triunfo a Berlusconi en un procedimiento en el que el abogado de Berlusconi Cesare Previti fue acusado de haber sobornado al juez (algo que sería acreditado en 2009). El Gobierno de Italia presidido por Giuliu Andreotti a través de Giuseppe Ciarrapico medio en el conflicto acordando que Silvio Berlusconi se haga con el control de Mondadori y todas sus revistas pero que el periódico La Repubblica se quede en las manos de De Benedetti y Scalfari.

LAS CLAVES DE LA BATALLA POR MONDADORI:

Acciones de la empresa

Luca Formenton con Silvio Berlusconi y Leonardo Mondadori .
En la primavera de 1984 , CIR – Compagnie Industriali Riunite, propiedad de Carlo De Benedetti, se convirtió en el accionista mayoritario de Arnoldo Mondadori Editore. En el mismo período, Silvio Berlusconi comenzó a adquirir importantes acciones de la editorial, manteniéndose sin embargo como accionista minoritario, y durante el año se convirtió en copropietario, junto con Mondadori (al 50% cada uno), del canal de televisión Rete 4 .

En 1987 fallece Mario Formenton , presidente de Mondadori y gerente de la editorial tras la muerte de Arnoldo Mondadori (1971) y la salida de la empresa de Giorgio Mondadori (1976), hijo de Arnoldo. Así comenzó un período de conflicto por la sucesión en el manejo del negocio familiar entre las dos hijas de Arnoldo. La primera hija, Cristina , viuda de Mario Formenton, tiene a su hijo mayor, Luca , comprometido en la empresa y la segunda hija, Laura , también tiene a su primer hijo activo en la empresa, Leonardo .

En 1988 Silvio Berlusconi adquirió las acciones de Leonardo Mondadori y por lo tanto Mondadori quedó en manos de tres sujetos: Fininvest de Silvio Berlusconi, CIR de Carlo De Benedetti y la familia Formenton. Carlo De Benedetti, que había sido socio y amigo de Mario Formenton, entretanto había convencido a la familia Formenton, que no estaba interesada en administrar Mondadori, de estipular un contrato para la venta de las acciones de la empresa en su poder que preveía la transferencia de acciones en CIR el 30 de enero de 1991 , pero en noviembre de 1989 la familia Formenton cambió de opinión y permitió que Berlusconi asumiera el cargo de nuevo presidente de la empresa el 25 de enero.1990 ; Protestas de De Benedetti, reforzadas por el acuerdo firmado unos meses antes con los Formenton. Las distintas partes no llegaron a un acuerdo y, por lo tanto, decidieron recurrir a un laudo arbitral para establecer si el contrato entre los Formenton y De Benedetti debía ser válido o si los Formenton podían vender sus acciones a Fininvest.

Carlo De Benedetti , Carlo Caracciolo y Eugenio Scalfari .
El laudo arbitral
Luego se organiza un laudo arbitral en el que se llama a decidir a un panel de tres árbitros, elegidos de mutuo acuerdo por De Benedetti, Formenton/Mondadori y el Tribunal de Casación e integrado por Pietro Rescigno (designado por el CIR ), Natalino Irti (elegido por Formenton Mondadori) y Carlo Maria Pratis, fiscal general de la República en Casación (designado por el primer presidente de la Corte de Casación).
El veredicto se emite el 20 de junio de 1990sancionando que el acuerdo entre De Benedetti y los Formenton sigue siendo válido a todos los efectos y las acciones de Mondadori deben revertir a CIR; De Benedetti, por tanto, controla el 50,3% del capital social ordinario y el 79% de las acciones preferentes de Mondadori. Como consecuencia, Silvio Berlusconi deja la presidencia de Mondadori junto con sus ejecutivos de Fininvest que son reemplazados por los de De Benedetti ( Carlo Caracciolo , Antonio Coppi y Corrado Passera ).

El recurso ante el Tribunal de Apelación de Roma
Sin embargo, Berlusconi y los Formenton no se dieron por vencidos e impugnaron el laudo arbitral ante el Tribunal de Apelación de Roma , que estableció que la primera sección civil presidida por Arnaldo Valente , el juez Giovanni Paolini y el juez reportero Vittorio Metta se ocuparía del caso . La sentencia se archiva y se hace pública el 24 de enero de 1991 , luego de 10 días en sesión cerrada .y establece que una parte de los términos del convenio de 1988 entre Formentons y CIR se opone a la regulación de las sociedades anónimas y en consecuencia debe considerarse nulo todo el convenio y por ende también el laudo arbitral. La sentencia anula el veredicto anterior y devuelve las acciones de Mondadori a manos de Fininvest.

Intervención política
A pesar del éxito judicial, las cosas se complican para Berlusconi cuando los directores y empleados de algunos diarios se rebelan contra el nuevo dueño; el entonces presidente del consejo de ministros, Giulio Andreotti , intervino en el asunto y convocó a las partes y las invitó a buscar un acuerdo de transacción. Como mediador entre las partes, Carlo Caracciolo , con la aprobación de Andreotti, llamó al empresario y editor Giuseppe Ciarrapico. Ciarrapico consigue así llegar a un acuerdo según el cual la Repubblica , L’Espresso y algunos diarios y periódicos locales vuelven al CIR , mientras que Panorama, Epoca y todo el resto de Mondadori permanecen en Fininvest , que recibe 365.000 millones de liras como saldo por la venta de los títulos a la empresa de Carlo De Benedetti.

El juicio por corrupción
A raíz de unas declaraciones de Stefania Ariosto , en 1995 el Poder Judicial comenzó a investigar la sentencia. Stefania Ariosto afirmó que tanto el juez Arnaldo Valente como el juez Vittorio Metta eran amigos cercanos de Cesare Previti , un abogado de Fininvest , y frecuentaban su casa, además declaró que había escuchado a Previti hablar de sobornos a jueces romanos. El poder judicial rastreó los movimientos de dinero de Fininvest a las cuentas extranjeras de los abogados de Fininvest y de éstas al juez Metta. Las investigaciones se centran en los movimientos de una sociedad offshore propiedad de Silvio Berlusconi, All Iberianque, el 14 de febrero de 1991 , había emitido una transferencia de 2.732.868 dólares estadounidenses (unos 3.000 millones de liras italianas ) a la cuenta denominada Mercier di Cesare Previti y, el 26 de febrero, otra transferencia de 1.500 millones a la cuenta Careliza Trade by Giovanni Acampora, también abogado de Fininvest que el 1 de octubre reclamó 425 millones a Previti, que los transfirió en dos operaciones los días 11 y 16 de octubre a la cuenta de Attilio Pacifico, otro abogado de Fininvest; Pacifico luego retiró 400 millones en efectivo el 15 y 17 de octubre, y los entregó en Italia a un destinatario desconocido que, según la acusación, era Vittorio Metta. El juez Metta en los meses siguientes demuestra una enorme liquidez comprando y renovando un piso y comprando un coche nuevo con efectivo de origen no especificado (unos 400 millones). Luego renunció a la judicatura; comenzó a trabajar como abogado, junto a su hija Sabrina, en el estudio Previti [8] . Previti habla de esos tres mil millones de liras definiéndolos como simples servicios y servicios profesionales que habría realizado como abogado de Fininvest y Metta se defiende afirmando que ha recibido una importante suma de dinero como herencia.

EUGENIO SCALFARI, UN DIRECTOR COMBATIVO 

scalfari Eugenio Scalfari, Director de LA REPUBBLICA (el periódico más importante de Mondadori) ha liderado la oposición a Berlusconi. Scalfari fundó el diario en 1976 y ha estado en el centro de una batalla mediática que ha tenido en vilo a Italia y gran parte del mundo mediático internacional. Fascista en su juventud, más tarde radical y finalmente afincado en posiciones de centro-izquierda, una línea editorial en la que se ha movido LA REPUBBLICA periódico más leído de Italia. Ha mantenido una línea de combate contra los líderes de la derecha italiana, incluido el líder de la Democracia Cristiana, líder que curiosamente ahora le ha ayudado en intentar impedir que Berlusconi se hiciera con su periódico, aunque no con el resto de medios de Mondadori.

MONTANELLI, EL ALIADO DE BERLUSCONI

indromontanelli001 Indro Montanelli, Director de IL GIORNALE se ha posicionado a favor de Silvio Berlusconi en este conflicto entendiendo que no es ningún ataque a la libertad de expresión que Berlusconi haya llegado a un acuerdo con los herederos de la familia Mondadori para hacerse con la mayoría accionarial de la editora que lleva su apellido. Fascista en su juventud hasta que fue expulsado y encarcelado por la dictadura mussolliniana, Montanelli fue periodista de EL CORRIERE DELLA SERA hasta que la ‘ambigüedad’ de ese medio frente al terrorismo comunista de las Brigadas Rojas le llevaron a abandonar el medio y fundar IL GIORNALE con Berlusconi como su principal accionista.

03 Diciembre 1989

Silvio Berlusconi se adueña de Mondadori-Repubblica, el primer grupo editorial italiano

Juan Arias

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Silvio Berlusconi, al que popularmente se le llama sua emitenza y también el rey de la televisión privada, está a punto de adueñarse de Mondadori-Repubblica, el mayor y más prestigioso grupo editorial italiano. Para ello está dispuesto a desbancar de este imperio a Carlo de Benedetti. Fininvest, el imperio de Berlusconi, comunicó oficialmente ayer que la familia Formenton había acordado ceder a Berlusconi el 26% de Amef, la financiera que controla Mondadori. Los Formenton decidieron así cambiar su actual alianza, pasando del imperio de De Benedetti al de Berlusconi.

Berlusconi, posee hasta estos momentos el 30%. de la financiera Amef, pero la alianza de Formenton con De Benedetti, que cuenta con el 27,9%, le aseguraba a este último el dominio sobre el grupo. Ahora, al cambiar las alianzas, Berlusconi se haría con el 60% de Amef.Fininvest comunicó ayer su acuerdo con la familia Formenton. Eugenio Scalfari, director de La Repubblica, ha amenazado ya con dimitir si el grupo cambia de propiedad. Al tiempo, se registra un «estado de agitación» en las redacciones de todas las publicaciones controladas por Mondadori. En un editorial que aparece hoy en La Repubblica, Scalfari hace una crítica muy dura a Andreotti, al Partido Socialista y a Berlusconi y afirma que no bajará la bander y cuando le obliguen a hacerlo tomará sus decisiones. Se rumorea que Scalfari está pensando en crear otro periódico.

Pugna política

El problema de esta operación que ha causado gran impresión en todo el país es que no se trata de una simple operación financiera, sino sobre todo de una estrategia política muy importante. Se califica a Berlusconi de progubernamental, amigo personal del secretario de los socialistas italianos, Bettino Craxi, quien ha favorecido la escalada de Berlusconi en el terreno de la televisión privada, mientras que De Benedetti y el grupo de La Repubblica-Espresso-Panorama son más bien considerados como críticos y cercanos al giro que ha dado el secretario de los comunistas, Achille Occhetto. No se puede olvidar, por otra parte, que existe una fuerte polémica sobre el grave problema de la concentración editorial en pocas manos, una especie de monopolio que podría amenazar la libertad de prensa y como consecuencia la misma libertad democrática, como afirma la oposición.Por el momento la familia Formenton no puede vender su cuota a Berlusconi porque existe un acuerdo legal que impide dicha venta por lo menos hasta finales del próximo año. Pero de lo que se trata -y políticamente sería lo mismo- es de un pacto de Formenton con Berlusconi para la cesión de dicha cuota en cuanto sea posible. Mientras tanto, según noticias de prensa, Sua Emitenza daría a la familia Formenton 30.000 millones de pesetas. La mitad ya habría sido depositada en un banco a favor de los Formenton que detentarían la presidencia de Mondadori.

La guerra que se ha abierto entre De Benedetti y Berlusconi no es de hoy. No obstante, tanto el hombre de Olívetti como el rey de la televisión privada se habían embarcado hace bastante tiempo en la lucha por el dominio de Mondadori. En un principio Leonardo Mondadori y después Luca Formenton se pusieron de parte de Berlusconi, pero tras la muerte del fundador Arnoldo y de su yerno Mario Formenton comenzó una dura lucha familiar.

Financiera Amef

En 1985 nació ‘la financiera Amef del grupo, pero la familia quedó dividida. Al lado de Leonardo Mondadori se puso Berlusconi, y con Formenton, Marío De Benedetti con el 16%, al lado de aliados menores. Hace sólo unos meses la operación de venta del grupo La Repubblica-Espresso a Mondadori colocó a De Benedetti a la cabeza de Mondadori al controlar el consejo de administración.Las consecuencias tanto en el terreno de la información como en el de la política del país podrían ser muy importantes. Los comunistas han pedido ya que se reúna el Consejo de Ministros para examinar la situación. Esto ocurre mientras que el Gobierno y el Parlamento no consiguen, tras años de polémicas, ponerse de acuerdo en una ley de control de la televisión privada o contra los monopolios de la información.

[El grupo europeo de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) acordó ayer en Madrid lanzar una campaña para alertar a la opinión pública de la tendencia a la concentración de los medios de comunicación que «es una amenaza para el libre flujo de información», informa Efe].

04 Diciembre 1989

Berlusconi y De Benedetti luchan por el control definitivo del grupo Mondadori-Repubblica

Juan Arias

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Una guerra abierta se ha planteado entre el magnate de la televisión privada Silvio Berlusconi y el prestigioso industrial que controla la firma Olivetti, Carlo de Benedetti, por obtener el control del mayor grupo editorial italiano, Mondadori-Repubblica, tras el cambio de alianzas producido en dicho grupo, que ha dejado en minoría a De Benedetti. Por otra parte, el director de La Repubblica, Eugenio Scalfari, ha vertido duras acusaciones contra Berlusconi, al que ha llamado boss, calificativo que se asigna en Italia a los jefes de la Mafia.

Esta guerra acabará, con toda seguridad, en los tribunales de justicia, ya que ambos grupos se acusan respectivamente de no haber cumplido los pactos firmados con los sindicatos. También trascenderá al Parlamento, ya que así lo han solicitado distintos representantes de los partidos de oposición.Mientras tanto, Eugenio Scalfári, director y fundador del diario La Repubblica, el periódico de mayor difusión del país, propiedad de Mondadori, escribió ayer en un editorial durísimo, titulado `La libertad de prensa no se compra», que si Berlusconi consigue adueñarse definitivamente de Mondadori, Italia va «hacia un régimen de tipo plebiscitario y hacia formas de manipulación del consenso que no se conocían desde los tiempos del fascismo».

Según Scalfári, la «filosofia» de Berlusconi -a quien apellida boss (jefe), un término muy usado en este país para designar a los grandes jerifaltes de la Mafia- se resume en lo siguiente: «Los medios de comunicación deben ser sobre todo instrumentos de publicidad y de apoyo y caja de resonancia de los grupos de poder». Scalfari dice que nadie puede impedir a Berlusconi que piense de esta forrna, pero añade: «El concepto de información homologada por la onda del poder no es el nuestro»,

El director de La Repubblica, de quien se asegura que si triunfa la operación Berlusconi dejará el diario, quizá para fundar otro nuevo, expresa su grave preocupación de que con la nueva operacion de Mondadori pueda construirse un «imperio editorial le monopolio» que en su opinión no tiene parangón en toda Europa». «Todo elle acabaría poniendo en peligro las relaciones entre democracia e imperio económico y los poderes de control sobre la gestión de los negocios públicos», según Scalfari.

Desafío y despedida

El editorial del director de la Repubblica tiene un tono de desafío y de despedida. al mismo tiempo cuando escribe: «Nosotros hemos intentado ser un punto de referencia de la opinión libre y democrática del país durante 14 años. Hemos actuado correctamente y nos hemos ganado la estima de muchos en Italia y fuera de ella. Nos hemos ganado también odios, envidias y enemigos. Es el precio que se paga a la independencia de juicio».Scalfari cita con sarcasmo unas recientes declaraciones de Berlusconi a propósito de la información periodística que el magnate de la televisión desea introducir en sus tres canales privados. Berlusconi dijo que deberá ser «un producto orientado según las ideas de Andreotti (presidente del Consejo de Ministros, democristiano), Craxi (secretario general del partido socialista y que participa en el Gobierno Andreotti) y Forlani (secretario de la Democracia Cristiana).

«Traducido a otras palabras», dice Scalfari, «esto quiere decir que se pone el poder de la información al servicio del poder político en vez de usar la información para controlarlo». Quizá por estas razones en el mundo profesional del periodismo italiano se está barajando la posibilidad de declarar un día de huelga. Hoy se celebrará una asamblea de todos los redactores de los diarios y semanales de Mondadori, quienes en un comunicado han afirmado que la escalada de Berlusconi a Mondadori, con la consiguiente concentración que ello supone de toda la información en las manos de dos sola personas, es causa de gravísima preocupación y que usarán para dar la batalla contra dicha hipótesis de concentración «todos los instrumentos a su disposición».

La última palabra legal la tendrá la magistratura, a la que acudirá próximamente con toda probablidad De Benedetti.

13 Diciembre 1989

La batalla por Mondadori

Indro Montanelli

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Vayamos ante todo al os hechos en su esencialidad.

El último, o mejor dicho, el penúltimo reparto del paquete de acciones de la gran empresa editora Mondadori – de la que también forman parte el diario LA REPUBBLICA y los semanarios ‘Panorama’ y ‘Espresso’ – era má o menos este: el 26% de la AMEF (la empresa holding que tutela el 51% de la empresa editora) era propiedad de los herederos Formenton-Mondadori, el 27% era de De Benedetti; el 34% de Berlusconi que había adquirido el paquete de Leonardo Mondadori, primo de los Formenton que salió de la sociedad por conflictos de familia; mas algunos porcentajes divididos entre socios menores. La mayoría estaba formada por los Mondadori-Formenton y De Benedetti, vinculados por un pacto de sindicatura que comprometía a los dos contratantes a ejercer de forma paritaria el poder de gestión respetando la relación de fuerzas entre ellos.

El pasado verano, sin embargo, los Formenton-Mondadori se dieron cuenta que De Benedetti estaba intentando la llamada ‘escalada’ con la búsqueda de las acciones que todavía estaban en el mercado, es decir, precisamente la maniobra que el pacto de sindicatura intentaba excluir. Y de confirmarlo se encargaba el mismo De Benedetti declarando públicamente que la Mondadori era ya suya gracias a la adquisición de acciones ‘preferentes’ que según él le aseguraban la mayoría.

En ese momento los Formenton llamaron a capitulo a todos los miembros de la familia Mondadori, que superaron sus enfrentamientos y propusieron a Berlusconi crear una mayoría con él, poniendo así a De Benedetti en minoría. Por lo que sabemos, Berlusconi no ha aumentado su cuota de participación. Sólo se ha comprometido a adquirir, si un día fuesen puestas a la venta, las acciones de los Formenton-Mondadori, dejando a ellos, depositarios del nombre y editores de la firma, la gestión y dirección de la empresa. No se trata, pues, de una batalla entre De Benedetti y Berlusconi, sino entre los Mondadori y De Benedetti, que la ha perdido por falta de sentido de la oportunidad. De Benedetti tiene todas las cualidades de un gran financiero; por su capacidad de iniciativa, intuición, audacia y perfecto conocimiento de los mecanismos de la Bolsa, es una uténtico superclase. Pero con un pqueño vicio: la de vender la piel del oso antes de haberlo capturado.

La operación ha desencadenado una tempestad. Scalfari – director de LA REPUBBLICA – y los comunistas la denuncian como un atentado a la libertad de prensa. Se trata de un temor que podríamos competir si Berlusconi se adueñara – como intentó hacer De Benedetti – de la Mondadori concentrando de esta manera en sus manos un poder editorial tan grande que se podría convertir en un peligro. En tal caso – es un compromiso que contraemos con nuestros lectores – también nosotros bajaríamos a la arena junto a Scalfari y los comunistas contra Berlusconi, el socio mayoritario de IL GIORNALE. Pero, además de que para impedirlo existe ya una ley que señala a las operaciones de concentración de acciones un techo que no pueden sobrepasar, no creemos que sea este el objetivo de Berlusconi. Este, como buen hombre de negocios que es, sabe perfectamente  que una gran editorial puede ser un buen negocio sólo con la condición de que siga en manos de unos verdaderos editores (Y podemos añadir por experiencia personal que cuando le toca a él hacerlo, lo hace de la única manera que se puede y se debe hacer: renunciando a hacerlo, es decir, a cualquier interferencia). A menos que los hechos nos desmientan  (y nosotros estamos dispuestos a constatarlo e incluso a rectificar), todo queda reducido a la sustitución, por parte de los Mondadori, de un aliado considerado no fiable por un aliado considerado de confianza.

Ellos son los verdaderos vencedores de la jugada. Y nos parece que con su reforzamiento sólo puede salir ganando la libertad de prensa en Italia; son editores ‘puros’, como suele decirse, en cuanto no tienen otros intereses que los propiamente editoriales. Y no son novatos ante maniobras de ese tipo.

En los años veinte el gran Arnoldo Mondadori tuvo necesidad de dinero. Se lo dio – y en abudancia – el senador Borletti, el de la ‘Rinascente’. Con aquella ayuda el gran Arnoldo hizo grande la Mondadori y se convirtió en el amo de la misma. Esta vez los Mondadori no han pedid dinero, sino garantías. Que se las den De Benedetti o Berlusconi no nos parece que suponga, para la libertad de prensa, una gran diferencia.

Indro Montanelli

21 Julio 1990

Berlusconi, 156 días de «rey de papel»

Teresa Bustelo

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Silvio Berlusconi ha sido durante 156 días un «rey de papel» que, a la postre, no ha podido hacer realidad sus sueños de convertirse en el Randolph Hearst italiano. Sus dominios han sufrido un recorte considerable: adiós a los 16 periódicos, 35 semanarios, 2.000 libros publicados y 240.000 millones de pesetas anuales de facturación. Su idea de llegar a ser un editor potente ha visto drásticamente reducido su alcance. Nombrado ya el nuevo presidente del Consejo de Administración de Mondadori, Vittorio Spizzico, y en manos de los hombres de Carlo De Benedetti desde el pasado martes los puestos claves del mismo, la incursión de Berlusconi en el mundo de la Prensa ha sido tan breve como desafortunada.

Incluso este año, en el que ha vuelto a aparecer entre los, seis italianos que figuran en las lista de hombres más ricos del mundo, una revista americana le define como «rico, pero antipático para sus compatriotas». A la pérdida de imagen de quien hasta hace poco fuera uno de los símbolos de la nueva Italia ha contribuido en gran manera el «caso Mondadori». . Las intrigas, las maniobras poco claras de los propietarios del imperio Mondadori, tienen todo el carácter de una conjura medieval, familia contra familia, unos con Berlusconi y otros con De Benedetti. En nombre de la «unidad de la familia», Luca Formenton, que había llegado a un pacto con De Benedetti para ceder a sus sociedad financiera la cuota de acciones de Mondadori de la que era titular, decidió, de improviso, traspasarlas a Silvio Berlusconi, aduciendo que «la oveja negra» de la familia, su primo Leonardo Mondadori, estaba decidido a hacer lo mismo, siempre que la maniobra tuviera el «nihil obstat» de Berlusconi. Con ello, el control del más potente grupo editorial italiano estaba fatalmente destinado a cambiar de rumbo y dirección política. Del silencioso Carlo de Benedetti -con fama de tener un respeto absoluto por la libertad de Prensa durante su gestión en Mondadori- se pasó al intervencionismo de Silvio Berlusconi, blanco frecuente de las críticas de Eugenio Scalfari, director del bocado más apetecible del paquete Mondadori, La Repubblica. En el periódico se creyó ver la larga mano del jefe del Partido Socialista Italiano, Bettino Craxi, que ha apoyado siempre a Berlusconi, en un intento de orientar la información de La Repubblica y los dos semanarios más importantes del grupo, Panorama y L’Espresso, a favor de Craxi. No extraña que, apenas estrenado su cargo de presidente, Berlusconi despidiera a Rinaldi, el director de Panorama, y eliminara de L’Espresso la columna «Bestiario», donde se criticaban con una ironía feroz defectos y vicios de los políticos italianos.

Mientras tanto, las batallas legales por el control de Mondadori se sucedían sin tregua: intento de frenar el ejercicio de los derechos de las acciones de CIR (Carlo De Benedetti) por parte de los Formenton, y de las AMEF (Berlusconi) por parte de De Benedetti; intento de declarar nulo el voto de los Formenton…. El pasado 25 de enero Berlusconi fue elegido presidente del Consejo de Administración de Mondadori. En esas fechas, el Senado italiano debatió una ley anti-trust que impediría que un solo editor concentre en sus manos más del 20% del mercado informativo. Berlusconi debería deshacerse de las tres cadenas de televisión si quiere continuar expandiéndose en el mercado editorial; de dos, si quiere continuar con un 16% de éste, o de una, si sus aspiraciones se limitan al 8% del papel impreso. Poco después, se aprobó, también en el Senado, una norma que impide la interrupción de las películas en televisión con «spots», base de los ingresos del imperio audiovisual de Berlusconi. El pasado 28 de marzo, los tribunales declararon ilegítimo el secuestro de las acciones de De Benedetti, que volvió a ser socio mayoritario. Berlusconi tuvo entonces que ceder: renunciaría a La Repubblica, L’Espresso y Panorama a cambio del resto de los diarios y revistas. Pero lo peor estaba por llegar. El pasado 21 de junio, los tribunales volvieron a dar la razón a De Benedetti y declararon nulo el pacto firmado entre los Formenton y Berlusconi, y dieron por válido el anterior acuerdo -de diciembre de 1988- entre la familia y Carlo De Benedetti. El 25,7% de las acciones volvía a pertenecer a la financiera CIR. El sueño editorial de Berlusconi se desplomó el 29 de junio, día en que dejaba vacante el sillón de presidente del Consejo de Administración de Mondadori. Berlusconi asegura que la culpa de esta situación es de su fiel abogado, Predieri, quien no le habría advertido de que el pacto Formenton-De Benedetti estaba vigente. Berlusconi se habría lanzado «inocentemente» a una aventura perdida desde el principio….

13 Agosto 1990

Una ley contra Berlusconi

Indro Montanelli

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Hemos llegado por fin al epílogo de esta enésima telenovela: La ley sobre actividades editoriales y la televisión. Ha sido un espectáculo poco edificante, en el que se han visto y oído cosas de todos los colores, incluso aquellos de que la duración y la frecuencia de los spots publicitarios habían de decidirse con voot secreto porque ‘eran un problema de conciencia’. El ridículo, decía Octave Mirabeau, es como el mal aliento: sólo se advierte en los demás.

Sobre esta ley no hemos expresado a ningún juicio hasta ahora, porque nuestra voz podía aparecer como la voz del amo  por ser IL GIORNALE propiedad de Berlusconi -. Pero ahora que la ley nos impone el divorciarnos de este amo – que nunca ha actuado como tal – podemos decir lo que pensamos. EL proyecto presentado por Mammí tenía su racionalidad. Pero las enmiendas, las distorsiones y contorsiones del texto, impuestas por el juego de los partidos, han hecho de esa ley una especie de engendro, que de positivo tiene sólo esto: haber evitado otro que podía ser peor. En cuanto a nosotros, dejar a Berlusconi nos disgusta, especialmente en este momento tan poco propicio para el. No por las pérdidas patrimoniales, sin por la imagen. Berlusconi ciertamente ha cometido en los últimos tiempos algunos errores; y quizá el mayr ha sido el de no quererlo admitir. Es un combatiente de asalto, que no conoce otra estrategia que no sea la practicada por el Milán, su equipo: el pressing. Si el de su adversario y rival De Benedetti es el de cantar victoria antes de haberla obtenido, el defectillo de Berlusconi es el de no encajar la derrota después de haberla padecido. La jactancia le ha sido mala consejera hasta el punto de crearle la fama de ser un jugador que, acostumbrado a vencer, no ha aprendido todavía el arte de perder, cosa muy necesaria para poder volver a vencer.

Pero nosotros conocemos y recordamos también a otro Berlusconi. Es aquel que cuando IL GIORNALE nació contra todo y contra todos sin otra garantía financiera que la de una empresa de publicidad, en unos talleres que nos aplastaban cada dos por tres con huelgas salvajes, con los quiosqueros que boicoteaban aquella cabecera calificada de ‘fascista’, con los lectores obligados a esconderla para evitar palizas e insultos, en medio de un coro de voces que nos señalaban con el dedo a las pistolas de los terroristas (que esta era, para quien se acuerda, la Italia de los años setenta); Berlusconi es aquel que, en aquella situación, nos tendió no un dedo, sino las dos manos; que aceptó compartir la impopularidad y los riesgos que nos habíamos echado encima; que nos ofreció un techo y en muy poco tiempo preparó para nosotros unos nuevos talleres tipográficos; que se hizo cargo de nuestras deudas y, en pcos meses, saneó nuestra situación económica; y que de todo eso nunca nos ha presnetado la factura. A este Berlusconi no podemos y no queremos olvidarlo.

No sé si entre las figuras emergentes de cuyos nombres y gestas andan llenan las cr´nicas italianas, Berlusconi es, en el plano empresarial y financiero, el mejor. En el plano humano, por el calor y la generosidad de propósitos ciertamente que lo es. Ahora que hemos de dsepararnos, podemos decirlo sin incurrir en sospechas de adulación.

Pero por lo que se refiere a los bienes o activo de nuestra empresa en el futuro, este engendro de ley sobre actividades editoriales y televisivas, quizá pensando también contra nosotros, no nos produce ninguna ansiedad y no ha de producirla en los lectores. Berlusconi se ha comprometido a vender nuestro periódico sólo a personas que sean de nuestro agrado. Y mantendrá su palabra. No sólo porque la ha dado por escrito, sino también porque la situación no tiene alternativas.

A diferencia de los periódicos de antigua tradición que pueden contar con su clientela, independientemente de quien los dirige o escribe en ellos, los lectores de IL GIORNALE son lectores ‘nuestros’, que nos seguirían – creo – si nosotros lo abandonáramos, como ciertamente haríamos en caso de que el comprador no fuera de nuestro agrado y fundáramos otro. Ésta sería una operación muy sencilla: bastaría el cambio de cabecera.

No se trata, que quede claro, de una advertencia que hacemos a Berlusconi, el cual estas cosas las sabe más que nosotros. Es un compromiso que queremos contraer con todos aquellos que nos han elegido y que nos siguen porque somos lo que somos.

Indro Montanelli