15 junio 1995

El mítico Butragueño abandona la plantilla del Real Madrid poco después de una última victoria blanca

Hechos

El 15.06.1995 El Santiago Bernabeu despidió oficialmente a D. Emilio Butragueño como jugador de su plantilla.

Lecturas

MISMO TITULAR

butragueñovolo Los dos principales diarios deportivos de España, el diario AS (dirigido por D. Julián García Candau, propiedad del Grupo Semana) y el diario MARCA (dirigido por D. Luis Infante, propiedad del Grupo Recoletos) coincidieron en el mismo editorial.

15 Junio 1995

Haz memoria, Bernabeu

Jorge Valdano

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De hincha a ídolo, un viaje apasionante para cualquier amante del fútbol y del Real Madrid. Hoy termina y duele. Nos duele también a aquellos que estamos obligados a sentir con el cerebro, o mejor: que tenemos deberes que contradicen al corazón; y padecerán los aficionados, que sólo tienen el derecho de admirarlo y por supuesto Emilio, víctima del siempre filoso punto final de lo que fue una historia de amor. Y, sin embargo, estamos de fiesta en uno de esos extraños días en que será fácil confundir la alegría con la tristeza.

Haz memoria, Bernabéu sólo así ganará la felicidad. Hoy es día de fiesta y conviene no pensar en que se va alguien que queremos tanto. Recordémoslo inmóvil en el vértice del área con los pies levemente separados y la pelota rendida. Esa es su postal. Está esperando que el instinto le ordene el momento y el lugar de la salida. La velocidad será la quinta (del ‘Buitre’) en el suelo quedará un rival con el culo verde, posiblemente sea gol, seguramente lo ovacionarán cien mil.

Hoy es día de fiesta, Bernabéu, y necesitamos la hierba corta, las gradas llenas, las banderas blancas y el canto agradecido. Se abrirá la nostalgia y nos parecerá ver el ‘9’ de Hugo colgado del aire en la voltereta del gol que sin duda meterá, y creceremos ver a Gordillo con el ‘3’ persiguiéndolo en su carrera destartalada, y estará ‘La Quinta’: puñado de talento, milagro generacional. Y el estadio se hará templo para traer en el grito la maravilla de Juanito (‘illa, illa, illa’) inolvidable padre del ‘7’ homenajeado, y estarán los flamantes campeones, feliz guardia pretoriano del centro indiscutible del espectáculo, del corazón social de los últimos diez años del madridismo: Emilio Butragueño.

Que no falte nadie. Sólo el afecto puede pagar la alegría que nos dio, sólo la fiesta puede vencer al tiempo. Emilio Butragueño no vuelve esta noche no vuelve esta noche al mundo de la gente corriente sino que entra en la memoria agradecida para hacerse leyenda. Merecidamente.

Jorge Valdano

15 Junio 1995

Un subversivo del fútbol

Jorge Valdano

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Un paseo por la vida de Emilio Butragueño desde su refrescante aparición obliga a detenerse al menos en tres estaciones: la del jugador, la del hombre y la del símbolo.

En un fútbol que confundía la furia con un estilo, Emilio invirtió valores, de modo que es legítimo llamarle subversivo, aunque la palabra no encaje con su perfil.

Ni lucha ni sacrificio. Su juego estaba hecho de apariciones felicitarías que provocaban la fascinación del compañero, un nuevo en el rival y la explosión de las gradas. Técnica y fantasía puestas al servicio del buen gusto, frenos y arranques que hacían dudar a los relojes por qué detenía el tiempo y lo aceleraba después, toques sutiles, regates cordiales y desmarques burlones que convertían el área en un latifundio. Belleza eficaz que no solía terminar en gol, no siempre suyo.

Con esas armas blandas sometió a la furia, sedujo al público y abrió, junto con los demás miembros de la Quinta una escuela de la que ya han empezado a salir alumnos estimulados por la tendencia, contagiados por la emulación y aventajados por el talento natural: Alfonso, Pep Guardiola, Fran, Guerrero…

Por conducta, fue el menos futbolista de todos los futbolistas que he conocido. Parecía un estudiante que jugaba, un hombre de negocios que jugaba o un aficionado al arte que jugaba. Pero se trataba del futbolista más popular de España que se expresaba con una educación que rompía el tópico, una corrección casi solemne y un respeto que no discriminaba entre amigos y enemigos.

La profesión quedó dignificada con su presencia y los bienpensantes encontraron un ídolo rubio y céntrico del que se podía presumir sin pudor en la Europa a la que pretendía acceder.

El libro que hoy publica AS ayudará a recordar a quien nunca olvidaremos. Un símbolo. Este tipo de personaje que se instala en la memoria colectiva y que tiene la particularidad de quedarse después del final.

Jorge Alberto Valdano

16 Junio 1969

Gracias por todo, Emilio

Michael Robinson

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Recuerdo cuando era un niño y acudía a los campos de fútbol de Inglaterra, veía la tele y soñaba con ser un día tan grande como Bobby Charlton. Y recuerdo que a mis padres les parecía perfecto porque Bobby Charlton era el prototipo del gran deportista y caballero. Se disculpó por pisar los terrenos de juego de un deporte tan varonil y a veces belicoso y lo todo lo llevaba con la elegancia de los dioses.

Cuando tenía yo 15 años ese señor apareció en mi portal y pidió permiso a mis padres para que yo acudiera a su equipo. DE esa forma, entraba yo en el fútbol profesional.

Hoy, sin embargo, estamos en una época en la que parece que todo vale. Pero ha habido un niño rubio, que se llama Emilio Butragueño, que es un espejo de los deseos de la humanidad, que demuestra que también nuestros deportistas pueden ser prototipos de la decencia y ser ídolos para más gente que los hooligans; es decir, que las abuelas, abuelos, niñas y niños han podido acudir al fútbol porque los Emilios Butragueños han existido en el fútbol y han podido ondear la bandera de lo que somos en este deporte los que lo amamos.

Yo, parcitularmente siempre he estado orgulloso de Emilio Butrageño. Ha representado la profesión de lo que yo he querido toda mi vida y nunca me ha defraudado ni cuando estaba levantado trofeos ni cuando ha llegado la hora del adiós. En estos últimos momentos ha sido, si cabe, más deportista y hombre que nunca. Si mi hijo quisiera embarcarse en la aventura de este deporte, igual que mi padre me dijo ‘le tienes que parece a Bobby Charlton’, yo le diría al mío, ‘debes tratar de ser como Emilio Butragueño’.

En una vida te encuentras ante ídolos que no lo son y ante personas que se comportan como si nunca quisieran llegar a serlo, aunque su categoría supere a la de todos los demás. En el caso de Butragueño hemos comrpobado que su humildad no se ha tornado arrogancia con el paso del tiempo, a pesar de que los triunfos han inundado su carrera como futbolista. Todos hemos visto al niño tratar el fracaso que no existía y el éxito que sí ha existido como impostores, tal y como cantaba Rudyard Kipling.

Y yo estoy orgulloso de Emilio Butragueño por representar a nuestro deporte de semejante manera.

Gracias a él hemos podido disfrutar de lo lindo en los campos de fútbol y encontrar un espejo en quien mirarnos.

Gracias

Michael Robinson