9 noviembre 2019

EL MUNDO hace un perfil del director de TV3, Vicent Sanchís, «el tete independentista que cobra 108.000 euros»

Hechos

El 9.11.2019 se publicó el artículo en La Otra Crónica.

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Esta semana ha tenido que responder a las acusaciones de manipulación en la cadena que le lanzaron Arrimadas y Álvarez de Toledo. Representa a esos pancatalanistas del sur que puntúan doble por el sentimiento de culpa.

Como si en un espectáculo de lucha  libre los contendientes fuesen a por el árbitro. La imagen que dejó el debate electoral de TV3 el pasado martes fue la de candidatas como Cayetana Álvarez de Toledo e Inés Arrimadas atacando al moderador, Vicent Sanchis (58 años). Pero no por su labor de mediación televisiva, sino por su posición como director de la cadena pública catalana (sueldo anual de 108.000 euros), a la que los sectores no independentistas acusan de manipulación y de posicionarse descaradamente a favor del procés.

En realidad, nada nuevo para una cadena que recurre a niños para defender las tesis independentistas, o en cuyos programas se ridiculiza y deshumaniza a los catalanes que son partidarios de seguir formando parte de España, y a la que los jueces han prohibido el uso de expresiones como «presos políticos» o «exiliados» al hablar de los líderes condenados por los sucesos de octubre de 2017.

La trayectoria de Sanchis, que fue nombrado director de TV3 por la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) en marzo de 2017, es también conocida. Nacido en 1961, Sanchis (sin acento) pertenece a esa estirpe de valencianos adheridos a la causa nacionalista catalana, como Eliseu Climent (fundador de El Temps) y Vicent Partal (fundador de Vilaweb). Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona, conoció a Lluís Prenafeta –empresario muy próximo a Pujol, con el que llegó a firmar un libro para Planeta, La sombra del poder– y ocupó diversos cargos en medios de corte secesionista –como el propio El Temps–, hasta que llegó en 1996 a la dirección del diario Avui.

Avui era entonces una joint venture participada al 50% por las familias Lara (Planeta) y Godó (La Vanguardia) que tenía la particularidad de ser el único diario íntegramente en catalán, más allá del ámbito comarcal. Sanchis estuvo al frente de la cabecera durante 11 años, hasta 2007, en un periodo de gran inestabilidad económica para el diario que terminaría con su adquisición por parte de El punt en 2009.

En 2008 fue designado vicepresidente de Òmnium Cultural, cargo en el que permanecería durante nueve años a las órdenes de Jordi Porta, Muriel Casals y, durante el último año y medio, el condenado Jordi Cuixart. Durante este periodo trabajó también como tertuliano, columnista y guionista de diversos medios catalanes. Asimismo, formó parte de la Fundació Catalunya Oberta y fue director de Barça TV entre 2009 y 2010.

Liberal convencido, Sanchis rechaza tajantemente las acusaciones de manipulación y adoctrinamiento. «El adoctrinamiento no funciona: Yo fui educado en la dictadura y aquí estoy», dijo durante una entrevista con el digital Valenciaplaza en diciembre del año pasado. Sin embargo, una de sus actividades recurrentes es pedir disculpas por lo que dice y hace. Por ejemplo, hace un par de semanas, durante una entrevista que él mismo realizó a Quim Torra, presidente de la Generalitat, aseguró que los sindicatos UGT y CCOO se habían sumado a la huelga independentista del pasado 18-O en protesta por la sentencia a los líderes independentistas. Un extremo que ambas organizaciones rechazaron con contundencia.

Una de las personas que mejor conoce a Sanchis es el columnista y escritor Salvador Sostres, que coincidió con él en Avui. Y no sólo eso: «Él es el padrino de mi hija y se podría decir que mi mejor amigo», aclara Sostres. «Dejando a un lado la ideología y la relación personal», el columnista recuerda su época en Avui: «No fue un director sectario ni vi en ningún momento que intentara satisfacer a un partido político. Aún siendo un periódico vinculado al catalanismo, pude comprobar el grado de severas broncas que tuvo con CiU y Esquerra, entre el final de la era Pujol y el Tripartito». Además, «tenía muy buena relación con José Zaragoza, del PSC, y Alicia Sánchez Camacho, que era entonces la presidenta del PP en Cataluña y que había intermediado ante Zaplana por las deudas de Avui con la Seguridad Social».

«Siempre pidió respeto a todo el mundo», sentencia Sostres. «Yo era muy convergente en aquella época y, como columnista, había cosas que no me permitía. Porque igual que un columnista debe ser libre para escribir lo que quiera, un director puede publicar lo que él considere».

Sostres explica también que «los valencianos pancatalanistas generan cierta fascinación», mezclada con «un cierto sentimiento de culpa». Según él, se ha hecho «un negocio fabuloso con la mala conciencia con los pancatalanistas valencianos» porque su caso «puntúa doble» dentro del independentismo. El de Sanchis es igual que el «de cualquier valenciano que tiene su capital cultural en Barcelona». A diferencia de otros territorios, como el País Vasco, «en Cataluña el elemento con el que se construye la identidad es el catalán». Algo «que Pujol marcó muy bien: el que vive y trabaja en Cataluña es catalán».

Darío Prieto