21 enero 2025
Kike García pensaba que todos los medios progresistas en masa a la red social Bluesky
EL MUNDO TODAY abandona la red social X [Twitter] como protesta al apoyo de su propietario Elon Musk a Trump, y se indigna de que otros medios progresistas no sigan su ejemplo

Hechos
El 21 de enero de 2025 el periódico satírico EL MUNDO TODAY anuncia que dejaba de publicar sus contenidos en la red social X [Twitter]
Lecturas
El digital EL MUNDO TODAY fue fundad por Kike García de la Riva y Xavier Puig en enero de 2009.
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EL CASO DE ALEX EL CAPO

24 Febrero 2025
El Salto deja de publicar en X
La compra de Twitter por parte de Elon Musk en 2022 ha acelerado las peores tendencias de una red social que, ya antes de su conversión en X, era el principal catalizador de la deriva reaccionaria que se expande por todo el mundo. Como han constatado otros diarios y miles de periodistas, los beneficios de estar en esta red han sido cada vez más escasos con respecto a la deriva envenenada de participar en una herramienta en la que la difusión de los discursos de odio ha crecido al ritmo al que el propio Musk se ha convertido en la figura clave de la extrema derecha internacional. Eso ha llevado a El Salto a tomar la decisión de congelar nuestra cuenta de X y no volver a publicar en esta red social.
El Salto es un medio de comunicación horizontal, una cooperativa con método asambleario de decisiones. El abandono de X se produce después de una discusión interna que nos ha llevado varias semanas y que sucede a otras decisiones anteriores como reducir el nivel de atención que le dedicamos a esta red social en nuestro día a día y la renuncia a la suscripción que nos permitía subir vídeos al antiguo Twitter.
Desde el verano de 2024, momento en el que se comprobó la capacidad de intervención de Musk a través de X a favor de la campaña xenófoba contra la población migrante de Reino Unido, el equipo que trabaja en El Salto ha mantenido debates sobre la necesidad de otro ecosistema social, tanto de redes como de otros mecanismos, que implicasen salir o reducir la presencia en X y en las redes sociales propiedad de los oligarcas tecnofeudales de Silicon Valley.
Entendemos que hay muchas contradicciones en nuestro día a día. Que un proyecto como El Salto requiera herramientas de software propietario, el uso de teléfonos móviles u ordenadores portátiles y el consumo energético de mantener una web y una red de servidores —cuyos costes ambientales y sociales de producción son elevados y de sobra conocidos— o la paradoja de informar sobre la precariedad cobrando sueldos solo un poco por encima del Salario Mínimo Interprofesional, son algunas de esas contradicciones. Pero el hecho de que tengamos que convivir con ellas, es decir, que sobrevivamos y desarrollemos un proyecto comunicativo con unas condiciones marcadas por los mercados y el capital, no debe suponer que valga todo. Hay límites que decidimos marcarnos y que definen nuestro proyecto.
Son límites que hemos señalado desde el comienzo de El Salto, como no aceptar publicidad del Ibex 35, de empresas que contribuyan al cambio climático o al genocidio, por ejemplo, o mantener un único rango salarial, que obedece a la estructura no jerárquica de la cooperativa que publica este medio. Esos límites autoimpuestos hacen de este proyecto uno de los pocos medios que funcionan en Europa de forma asamblearia, gracias a su modelo de suscripción, sin hipotecas ni dependencia de ninguna empresa ajena al periodismo. Ha llegado, así, el momento de imponernos un nuevo límite que afecta, esta vez, a la propia difusión de nuestros contenidos.
Dejamos de publicar en X para contribuir a la derrota de los discursos del odio, para trabajar en espacios de encuentro con nuestra comunidad de lectoras y lectores y seguir divulgando nuestros contenidos y nuestros artículos con el propósito firme de combatir la ofensiva reaccionaria que asola el mundo y nos quiere dejar sin respuesta ni derechos ni servicios públicos. Sabemos que quienes están en la primera línea de defensa contra estas nuevas formas de fascismo, contra la desposesión y el genocidio, nos encontrarán en otras redes como Mastodon o Bluesky, nos buscarán en nuestra web y sabrán seguir tejiendo las complicidades que nos convierten en un medio de referencia para los movimientos sociales de transformación. No tenemos miedo de esta decisión de la que os informamos hoy porque, como dijo Gata Cattana, “nunca me sentí sola porque estábamos juntas”.


25 Enero 2025
Por qué es un error marcharnos de Twitter/X
Son cada vez más las voces que dicen que ha llegado el momento de que los demócratas abandonemos la red social de Elon Musk porque está llena de bulos y mensajes de odio cuya visibilidad fomenta su propio algoritmo.
Mi opinión es justo la contraria. Tenemos que quedarnos. No podemos abandonar un campo de batalla crucial en la creación de la opinión pública. Porque si lo hacemos, la mentira avanzará aún más y no habrá nadie que se dedique a desmontarla.
Abandonar X, la antigua Twitter, y dar por perdida la guerra contra los bulos en esa red social es lo mismo que quedarnos callados cuando el machista de turno le dice a la camarera lo buena que está mientras sus amigos ríen y babean. O cuando otro machista suelta en la barra del bar que la mayoría de las denuncias por malos tratos o por agresiones sexuales son falsas, salvo cuando el denunciado es un inmigrante. Irnos de allí tiene el mismo efecto que escuchar en silencio cómo el cuñado de turno suelta en la reunión familiar que vivimos en una dictadura y que con Franco había más libertad porque caemos en el error de pensar que no merece la pena contestarle porque nadie puede creerse ese disparate.
Cualquier espacio público en el que se genera opinión sobre temas trascendentales para nuestras vidas es un espacio en que tenemos que estar.
Porque Twitter cuenta en España con casi 12 millones de usuarios, cerca de la cuarta parte de la población. Millones de personas a los que la extrema derecha intenta contaminar con el virus del odio. Con muchos ya lo ha conseguido. No se lo pongamos tan fácil para que siga expandiendo sus mentiras, poniendo en riesgo la democracia.
Quien quiera irse porque está harto de que le insulten, que no piense que si sustituye Twitter por Bluesky allí no va a encontrarse con gente podrida de odio. Cada día hay más. Están en todas las redes sociales.
Y a quien esté valorando marcharse de Twitter porque el algoritmo está trucado para favorecer el discurso de la extrema derecha, le invito a reflexionar sobre el hecho de que es más necesario que nunca quedarse allí.
¿Qué pasaría si los políticos, los periodistas y los activistas que defendemos valores basados en la igualdad y el bien común decidiésemos dejar de participar en diarios, emisoras de radio o cadenas de televisión que a veces o incluso de manera habitual difunden bulos creados por la ultraderecha? Si en esos medios no queda nadie que desmonte esas mentiras, contaminarán con ella a todavía más gente lo que lo están haciendo ahora. Una cosa es que muchos de esos medios nos tengan vetados. Pero rechazar participar en ellos cuando nos invitan sería un grandísimo error. Porque hay arma más poderosa que la palabra. Y si nos callamos, si dejamos de usarla allí donde más puede escucharse, estaremos deponiendo nuestras armas frente al enemigo.
Soy Rubén Sánchez y en ocasiones veo fraudes.


26 Febrero 2025
Bluesky, lleno de usuarios de izquierdas exiliados de X, está aún lejos de ser una plaza pública digital
“Los usuarios de Bluesky son exiliados de Twitter, en su mayoría de izquierdas, lo que hace que haya poca conversación entre diferentes posturas ideológicas”, dice Dorian Quelle, investigador de la Universidad de Zurich (Suiza) y coautor de un nuevo artículo científico que se publica hoy miércoles sobre los usuarios y actividad de la red social Bluesky. Creada en febrero de 2023, Bluesky tiene hoy más de 32 millones de usuarios y es una de las alternativas más sólidas, junto a Threads, a X, antes Twitter, tras su compra por parte de Elon Musk. “Bluesky ya ha incorporado la mayoría de las funciones que hicieron exitoso a Twitter antes de Musk, posicionándose como una alternativa viable. Sigue creciendo, aunque pocas redes nuevas logran consolidarse. Tiene potencial, pero es pronto para saber si realmente podrá mantenerse como el sucesor de Twitter”, explica Quelle.
Aunque mantenga su crecimiento, no es probable que Bluesky sea pronto una “plaza pública digital”, nombre con el que uno de los fundadores de Twitter bautizó su red cuando en 2013 contaba con unos 200 millones de miembros. Hoy el panorama mediático ha cambiado y las redes basadas en texto han cobrado más importancia y es más evidente cómo influyen en la actualidad. “En el caso de Bluesky, la inclinación política de izquierdas de los usuarios limita el debate entre diferentes ideologías, lo que, para mí, es clave en una plaza pública real”, dice Quelle. “En cambio, Twitter sigue siendo el hogar de líderes mundiales, periodistas, presidentes ejecutivos y activistas, representando prácticamente a todos los grupos políticamente activos. Es un ecosistema diverso que Bluesky no puede replicar de la noche a la mañana. Si de verdad quiere convertirse en la nueva plaza pública, necesita seguir creciendo al ritmo actual y esperar nuevas oleadas de migración que le ayuden a sumar usuarios”, añade.
Los picos de crecimiento de Bluesky han coincidido con éxodos de usuarios de X. La mayor migración de su historia fue tras las elecciones presidenciales en EE UU de noviembre, cuando el apoyo de Elon Musk a Donald Trump se hizo más evidente. Esas oleadas más recientes están fuera de los datos del artículo científico, que van de febrero de 2023 a mayo de 2024, con lo que es posible que la homogeneidad de Bluesky haya crecido más. Aun así, no todos los usuarios de Bluesky tienen el mismo origen, según Ignacio Castro, profesor en la Queen Mary University of London y que ha investigado Bluesky en el pasado: “Ya había muchos usuarios japoneses, muchos brasileños migraron cuando X fue bloqueado en Brasil y vimos también un salto en el número de usuarios también por el bloqueo de Twitter en Indonesia. Es bastante posible que estos usuarios diverjan de los que llegan a Bluesky porque Musk adquiere Twitter, cambia la política de privacidad de X o por las elecciones en EE UU”, explica Castro.
A pesar de la cercanía ideológica, la polarización sigue presente en Bluesky en asuntos muy polémicos. El artículo estudia la diversidad de opiniones sobre Israel y Palestina en la red, que sigue siendo notable. El artículo recoge los mensajes mandados durante y después del ataque de octubre de 2023. “Después de los ataques a Israel, el porcentaje de publicaciones neutrales disminuye”, dice el texto, “mientras que aumentan tanto las posturas pro-palestinas como pro-israelíes. En los siguientes diez meses, los mensajes pro-palestinos siguen creciendo de forma constante, hasta convertirse en la mayoría absoluta de las publicaciones en enero de 2024″.
Esos indicios de polarización no impiden la opción de que Bluesky acabe siendo una burbuja: “La homogeneidad no elimina por completo el desacuerdo, pero sugiere que Bluesky podría ser menos polarizado que Twitter/X. Sin embargo, también puede acabar funcionando más como una burbuja, donde la gente apenas interactúa con opiniones que desafíen su visión política”, explica Quelle.
Una de las grandes ventajas de Bluesky para los investigadores es que se ha convertido en una fuente abierta de datos e información ahora que X, por orden de Musk, ha cerrado el acceso a académicos. Así durante los próximos años podrán seguir observando cómo evoluciona una red nueva, con sus propias características. Por ejemplo, si la opción de que cada usuario pueda crear su propio menú informativo, gracias a la variedad de algoritmos que ofrece Bluesky, es algo que se usa cada vez más o no. Por ahora parece una función escasa: “Solo el 0,09% de todas las cronologías son personalizadas. Recientemente nuevas opciones con feeds que incluyen anuncios tiene el potencial de cambiar el panorama”, dice Castro, que añade que otras características de Bluesky como los “packs para empezar” [grupos de usuarios agregados por tema a quien seguir al llegar a la red] tienen su público: “Tienen un claro efecto en la popularidad de los usuarios que forman parte en uno de esos packs y refuerzan el efecto de que las cuentas populares se hagan aún más populares”.
Otro asunto que analiza el estudio es la cantidad de desinformación, uno de los grandes problemas en redes de la última década. En Bluesky apenas hay. Los autores han mirado si los usuarios comparten muchos enlaces a fuentes dudosas y no es así. De nuevo, es algo que puede evolucionar y cambiar. Pero si ya en Facebook la desinformación era algo que compartían sobre todo conservadores y si en Bluesky hay sobre todo progresistas sin oposición, es improbable que circule mucha información poco contrastada: “Diría que la desinformación circula con mucha menos frecuencia en Bluesky que en X, y cuando aparece, tiende a ser menos descarada o extrema”, dice Quelle.