26 febrero 1977

Fue redactor jefe del desaparecido Diario MADRID, periodista de referencia de la revista POSIBLE y subdirector de CAMBIO16

El periodista Miguel Ángel Aguilar es nombrado nuevo director de DIARIO16 por el Consejo de Administración de INPULSA en sustitución de Ricardo Utrilla

Hechos

El 26 de febrero de 1977 el periódico DIARIO16 anunció el nombramiento de D. Miguel Ángel Aguilar como Director del periódico a propuesta del Consejo de Administración de Información y Publicaciones S. A. (INPULSA), la empresa editora del periódico.

Lecturas

EL PRIMERO QUE APARECERÁ EN LA MACHETA COMO ‘DIRECTOR DE DIARIO16’.

La Junta de Fundadores y el Consejo de Administración de Información y Publicaciones S. A. (INPULSA) que preside D. Luis González Seara, editora de DIARIO16, decidirán la próxima semana sobre el posible nombramiento de Miguel Ángel Aguilar como nuevo director del vespertino madrileño.

El actual titular, Ricardo Utrilla, que no aparecía en la macheta como ‘director de DIARIO16’, sino como ‘Director de publicaciones de INPULSA’, cargo que ocupaba desde 1973, completado ya el periodo de preparación, lanzamiento y consolidación de DIARIO16, del que se ocupó específicamente, se dedicará a todas las publicaciones y nuevos proyectos de INPULSA.

Miguel Ángel Aguilar es actualmente subdirector del semanario CAMBIO16, editado por la misma empresa.

Desde la fundación de DIARIO16 las funciones de director habían sido asumidas por el propio editor del periódico D. Juan Tomás de Salas y el director de publicaciones de la empresa editora INPULSA (Grupo16), D. Ricardo Utrilla. Finalmente en marzo de 1977 optaron por nombrar un ‘Director de DIARIO16’, y escogieron un nombre de prestigio democrático: D. Miguel Ángel Aguilar.

DIARIO16: Un proyecto fruto de la improvisación de Juan Tomás de Salas

Miguel Ángel Aguilar

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El 16 de marzo de 1977 Juan Tomás de Salas, creador de CAMBIO16, me hizo director de DIARIO16, nacido el 18 de octubre anterior bajo la dirección de Ricardo Utrilla. Otros candidatos previos para el puesto declinaron la oferta y así fue como, sin apenas otros antecedentes que los penales, accedí a la dirección del más joven de los periódicos españoles. DIARIO16 salió a la calle en octubre pocos meses después que EL PAÍS, aparecido el 5 de mayo de 1976. Pero en esa casi simultaneidad que acababa el paralelismo, porque mientras EL PAÍS era el resultado de una preparación de más de tres años, DIARIO16 surgía de una súbita improvisación de apenas cinco meses.

PRISA (Promotora de Informaciones S. A.), la empresa de EL PAÍS, había reunido un capital importante, construido un edificio, adquirido unos equipos de última tecnología instalado unas rotativas de gran capacidad y seleccionado de modo exigente un equipo periodístico joven ajeno a las inercias mentales de los profesionales de la información que habían interiorizado los había perversos de la sumisión y la autocensura al régimen que se eclipsaba. Los directivos empresariales de EL PAÍS se prepararon para resistir un largo invierno y estimaban que necesitarían tres años para alcanzar unas ventas de 30.000 ejemplares.

INPRESA (Información y Prensa S. A.), la editora de DIARIO16, era la suma de todas las carencias. Ni capital, ni crédito, ni organización empresarial alguna, ni edificio, ni rotativas. Solo el entusiasmo contagioso de Juan Tomás de salas convencido de que, habiendo conseguido hacer de CAMBIO16 el mejor semanario, el más innovador en el lenguaje, el más descarado.

Olvidaba Salas que, antes de la primavera que lo consagró, CAMBIO16 había pasado años de oscuridad con ventas irrelevantes hasta que en 1974, cuando la primera muerte (o enfermedad, si se prefiere) de Franco, consiguió despegar con las crónicas políticas de José Oneto. Fue entonces cuando el semanario supo acortar la distancia entre lo que sabían quienes estaban en la pomada y lo que se publicaba para pasto neutralizado del público a pie.

Juan Tomás tomó por una insolencia que el diario EL PAÍS se le adelantara y procedió a improvisar la réplica inmediata sacando a la calle su propio periódico, DIARIO16. Estaba seguro que lo acompañaría el mismo éxito que estaba alcanzando en la revista, pero las improvisaciones se pagan.

El hombre en quien Juan Tomás había depositado todas sus confianzas para la operación empresarial de DIARIO16 era Romualdo de Toledo, compañero de pupitre en el Colegio del Pilar. Romualdo divertía en el bar Gitanillos contando cómo utilizaba los créditos del Banco Mundial para la mejora ganadera en la compra de pisos en Sevilla y esparcía despojos de vaca en la finca para aducir ante las posibles inspecciones que una enfermedad había terminado con ellas. Una vez el engaño se descubrió, le sobrevino una condena, de la que fue indultado moviendo influencias. Pero volvió a las andadas y ya no le valieron. Cuando la salida de DIARIO16, estaba en la prisión de régimen abierto de Alcalá de Henares y por eso era gerente en la sombra sin figura abiertamente con su nombre. Romualdo alardeaba del contrato para imprimir el periódico que había logrado con Rotopress. Decía que había apretado hasta tal punto al consejero delegado, Eugenio Galdón, que al final lloraba. Quedó claro luego que lloraba de risa porque los precios ínfimos estaban vinculados a unas pautas de cierre de páginas imposibles de cumplir y los retrasos en las entregas generaban unos sobrecostes ruinosos.