5 marzo 1986

En los informativos sobre el referendum de la OTAN

El periodista Andreu Claret, portavoz del Partido Comunista, acusa al director de TVE, Enric Sopena, de posicionarse a favor del PSOE

Hechos

El 3.03.1986 D. Andreu Claret publicó en EL PAÍS un artículo en el que aludía al Director de los Servicios Informativos de TVE, D. Enric Sopena al que citaba como ‘Enrique Sopena’.

03 Marzo 1986

La OTAN, en TVE

Andreu Claret

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El director de los servicios informativos de Televisión Española, Enrique Sopena, se sorprendió de que el pasado lunes, un grupo de ciudadanos acudiéramos a su despacho para expresar nuestra indignación por el tratamiento ofrecido por los telediarios de aquel fin de semana de los actos sobre el referéndum y para reclamar igualdad de oportunidades entre las distintas opciones que se manifiestan en la sociedad española en relación a la permanencia o no de España en la OTAN. Acompañaban al director otros dos profesionales de reconocida trayectoria democrática, Xavier Vidal Folch, subdirector, y José Antonio Gurriarán, responsable de los telediarios ernitidos aquel fin de semana. Los tres parecían sorprendidos. Eludieron nuestras críticas de nada sirvió insistir una y otra vez en que los actos protagonizados por los partidarios del no no habían sumado cinco minutos entre los dos telediarios del domingo, mientras los del rebasaron los 11. Poco importaba que aquél hubiera sido el domingo de una de las mayores manifestaciones pacifistas que ha conocido Europa en los últimos años. Ninguno de los tres aceptó que otorgar más tiempo, más cámaras y más primeros planos a cuatro ministros confrontados a auditorios de unos cientos de fieles que a cientos de miles de ciudadanos resulta discriminatorio.El director de los servicios informativos zanjó un debate que podía haber sido provechoso con un rotundo «de nada tenemos que culparnos», y no le gustó que le recordásemos unos tiempos cercanos en los que, juntos, peleábamos por la libertad de expresión y el pluralismo. Tampoco admitió como insólito que Televisión Española no hubiera organizado, hasta la fecha, ningún debate auténtico, plural, de interés para los telespectadores, al estilo de programas como La clave, que hubiera permitido sentar ante las cámaras y en horas de máxima audiencia a representantes cualificados del Gobierno, de los partidos parlamentarios y de los principales movimientos sociales que íntervienen en el referéndum.

Enrique Sopena se escandalizó ante nuestra irritación y nuestro temor a que Televisión Española contribuya de una u otra forma a la estrategia del miedo en la que está empeñado el partido del Gobierno para intentar cambiar el sesgo de la opinión pública. No comprende el señor Sopena que nuestra irritación es el último recurso ante la prepotencia. ¿Qué hubiera pensado él, hace tan sólo unos meses, antes de acceder a la dirección de los servicios informativos, si le hubieran dicho que cuando iba a celebrarse el referéndum el partido del Gobierno dispondría de 55 minutos en televisión, en horario de máxima audiencia, mientras los partidarios del no, que en la sociedad son al menos tantos como los del sí, tendrían asignados sólo 20 minutos, en horarios de mucha menor audiencia? Tengo con Sopena una vieja amistad, y creo saber lo que habría dicho. Pero, por si acaso al guien cree que abuso de esta amistad, mejor será citar lo que él mis mo decía, el 11 de julio de 1984, en EL PERIÓDICO de Barcelona, cuando escribía que «pretender encima que los ciudadanos encuentren el mis mo camino de Damasco que algu nos dirigentes socialistas y se con viertan al unísono en fervorosos paladines de las excelencias de la OTAN significa apostar por una misión imposible». ¿Imposible? Depende, sobre todo, del comportamiento de Televisión Española. Si se imponen los criterios de muchos profesionales de RTVE que rechazan compromisos partida nos será efectivamente muy difícil que los telespectadores vayan por el camino de Damasco. Porque, como decía Sopena, al concluir su artículo en EL PERIÓDICO, «al conjunto de la nación no se le puede vender tranvías».-

05 Marzo 1986

Contestación a Andreu Claret

Enric Sopena

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Andreu Claret interpreta, mediante una carta publicada en el diario EL PAÍS, lo acontecido en mi despacho el lunes día 24 de febrero, cuando «un grupo de ciudadanos», dice él, vino a expresar su «indignación por el tratamiento ofrecido por los telediarios de aquel fin de semana de los actos sobre el referéndum ( … )». Puesto que Andreu Claret divulga su versión, me será permitido hacer lo propio.Asegura que tanto yo como Xavier Vidal-Folch, subdirector de Informativos, y José Antonio Gurriarán, responsable de los telediarios del fin de semana, nos sorprendimos por la visita y sus motivaciones. No es cierto. Yo afirmé que sí me sorprendía la forma en que se había producido. Ese grupo de ciudadanos acudió en nombre de la Plataforma Cívica para la Salida de España de la OTAN-, que, previamente a la cita, había convocado una concentración de pro testa ante Torrespaña para la misma hora que los organizadores unilateralmente fijaron la reunión conmigo. Ésa fue mi sorpresa, por que, como los propios dirigentes de la plataforma saben -Mohedano, Martín Pallín y otros estuvieron en mi despacho, hace unas semanas, en torno a la campaña OTAN-, no es preciso montar ninguna manifestación para intercambiar puntos de vista con la dirección de Informativos de TVE.

Parece molestar a Claret que no coincidiéramos con sus críticas. Lo lamento. La manifestación del domingo 23 en Madrid fue titular en los dos telediarios y abrió la información del Telediario 1, efectuada por dos periodistas de TVE, Carmen Corredor y Alejandro Heras Lobato. Que expliquen ellos qué manipulación desde arriba sufrieron a la hora de confeccionar la información. Por otra parte, la suma de los tiempos dedicados en los dos telediarios al bloque tendente al voto negativo y el voto orientado al sí resultó sensiblemente equilibrada.

Del mismo modo, lamento que el debate que hubiera podido ser provechoso» no satisficiera a Claret. Sin duda, lo hubiera sido si los acusados hubieran efectuado una autocrítica de acuerdo con las tesis de los fiscales. En todo caso, es falso -aunque Claret, por lo visto, sea capaz de conocer mis gustos mejor que yo- que no me gustara recordar «los tiempos cercanos en los que juntos peleábamos por la libertad de expresión y el pluralismo». No me avergüenzo de recordarlos, entre otras cosas -como imagino que le ocurre a Claret porque continúo en la misma batalla. Yo no me concedo el monopolio de esa lucha, pero no admito que la exclusiva la tenga nadie ni que nadie otorgue patentes en ese sentido.

Los Servicios Informativos de TVE organizaron recientemente una serie de programas Punto y aparte -alrededor de 14 millones de espectadores diarios- sobre el debate de la OTAN. Estuvieron todos los portavoces parlamentarios presentes, además de la Coordinadora de Organizaciones Pacifistas y la ya mencionada plataforma. Asimismo, y a iniciativa de los informativos, TVE retransmitió en directo las sesiones parlamentarias de debate en torno al referéndum y a la OTAN, como también se hizo el pasado viernes sin ir más lejos. A Claret le puede parecer insuficiente. Pero no es cierto que TVE haya ahuyentado, como trata de indicar él, el pluralismo alrededor de la OTAN.

En cuanto a la distribución de tiempos para los espacios gratuitos a la que alude, conviene recordarle que ésta es una decisión de la Junta Electoral Central, que actúa en consonancia con la legislación vigente. Televisión Española ni entra ni sale. En cambio, cronómetro en mano, no podría decir lo mismo -y si lo dijera faltaría gravemente a la verdad- en relación con las presencias del no en los telediarios, que, como nadie ignora, se emiten a horas de audiencia máxima.

Es exacto, en cambio, que me escandalicé cuando Claret habló en la reunión de la supuesta connivencia de TVE con la presunta «estrategia de] miedo en la que está empeñado el partido del Gobierno ( … )». Pero lo que me alucinó no se refleja en la carta. Claret adujo como ejemplo el Informe semanal del sábado 22 de febrero, con motivo del quinto aniversario del 23-F. Yo, hasta la conversación con Claret, estaba firmemente convencido de que recuperar el pasado y fortalecer la memoria colectiva era un elemento inequívoco en la tarea de consolidar la democracia en este país.

Por último, Claret extrae unos párrafos de un artículo mío publicado en EL PERIÓDICO de Cataluña. Escribí algunos sobre la cuestión. Sería más correcto estudiarlos en su conjunto. Él prefiere citar esos párrafos. Así se queda más tranquilo, en lugar de especular sobre lo que yo hubiera dicho ante la situación actual, a pesar de que anuncia que también cree saberlo.

Termino: envidio a mi viejo amigo Claret porque siempre parece estar en posesión de la verdad y saberlo todo. Es el privilegio de quienes parecen mantenerse en un discreto, como mínimo, dogmatismo-