12 diciembre 1981
El argentino Pérez de Rozas fue vetado por la URSS y Francia y también el príncipe Sadruddin Aga Khan obtuvo un veto, mientras que Pérez de Cuellar consiguió cambiarlo por abstenciones
El peruano Javier Pérez de Cuéllar es elegido secretario general de la Organización de Naciones Unidas con la abstención de la URSS
Hechos
El 12.12.1981 se hizo público el nombramiento de D. Javier Pérez de Cuéllar como nuevo Secretario General de la Organización de Naciones Unidas.
Lecturas
Será el encargado de sustituir a Kurt Waldheim.
El diplomático peruano Javier Pérez de Cuéllar fue elegido hoy secretario general de la ONU.
Pérez de Cuellar de 61 años es el primer latinoamericano que ejercerá ese alto cargo.
Hasta ahora era representante permanente de Perú en la ONU, y ha sido embajador en París, Londres, La Paz y Brasilia.
El Análisis
La designación de Javier Pérez de Cuéllar como nuevo secretario general de las Naciones Unidas, anunciada el 12 de diciembre de 1981, marca un hito en la historia del organismo internacional. El diplomático peruano sucede a Kurt Waldheim, cuyo doble mandato de diez años dejó un balance desigual: bajo su gestión, la ONU se convirtió en escenario central de los debates de la Guerra Fría, pero también se percibió un secretario general demasiado inclinado a la discreción, incapaz de evitar conflictos como el de Oriente Medio o la invasión soviética de Afganistán. Waldheim consolidó el papel de la ONU como mediador, aunque no siempre logró estar a la altura de las expectativas depositadas en él.
El proceso que llevó a la elección de Pérez de Cuéllar fue largo y reflejó las tensiones propias del Consejo de Seguridad. El candidato argentino, Enrique Pérez de Rozas, fue vetado tanto por la URSS como por Francia, mientras que el príncipe Sadruddin Aga Khan, con amplio prestigio en ámbitos humanitarios, chocó con el veto de otra gran potencia. Pérez de Cuéllar, en cambio, supo navegar con mayor discreción: no despertaba pasiones, pero tampoco rechazo frontal, y logró que la URSS, en lugar de vetarlo, se abstuviera, lo que abrió la puerta a su designación. Su perfil de diplomático sobrio, con experiencia en misiones sensibles en Chipre y Afganistán, terminó por inclinar la balanza a su favor.
Que un latinoamericano acceda por primera vez a la secretaría general de la ONU es también un mensaje político. América Latina, tradicionalmente más espectadora que protagonista en el tablero internacional, se ve representada en la figura de un hombre que no proviene de las grandes potencias ni de los bloques ideológicos dominantes, sino de una región intermedia, capaz de tender puentes. Pérez de Cuéllar llega a Nueva York con la imagen de hombre prudente, dialogante y pragmático, cualidades que explican por qué fue aceptado allí donde sus rivales suscitaron vetos.
La elección de Pérez de Cuéllar simboliza, por tanto, tanto un equilibrio diplomático como una apuesta por la moderación en un momento crítico: la Guerra Fría vive uno de sus periodos más tensos, con Washington y Moscú endureciendo sus posiciones. La ONU necesitaba un secretario general que no fuera una figura polarizadora sino un mediador confiable, y en Pérez de Cuéllar parece haberlo encontrado. Su reto, a partir de ahora, será demostrar que la discreción que le ha llevado al cargo puede convertirse en autoridad moral y política frente a las crisis que amenazan al mundo.
J. F. Lamata