10 marzo 2013

Indignación en la izquierda mediática contra el PSOE por aliarse con alguien condenado por acoso

El PSOE se alía con Ismael Álvarez (condenado por acoso sexual) para derribar al alcalde de Ponferrada, López Riesco (del PP)

Hechos

El 8.03.2013 el ayuntamiento de Ponferrada aprobó una moción de censura que derribó al alcalde, del PP, Sr. López Riesco, que fue reemplazado por D. Samuel Folguera, del PSOE.

Lecturas

El 8 de marzo de 2013, día de la mujer, el PSOE de Ponferrada presenta una moción de censura contra el alcalde de Ponferrada D. Carlos López Riesco, del Partido Popular, respaldada por el partido político Agrupados de Ponferrada (IAP), fundado por D. Ismael Álvarez Rodríguez (antiguo alcalde de Ponferrada condenado por acoso sexual en 2002).

El resultado de la votación es el siguiente:

  • A favor de la moción de censura – 13 votos (8 del PSOE + 5 de Agrupados de Ponferrada)
  • En contra de la moción de censura – 12  votos (PP)
  • Votos nulos – 2 votos (IU)

Con este resultado D. Carlos López Riesco (PP) queda destituido como alcalde de Ponferrada y es reemplazado por D. Samuel Folgueral Arias, del PSOE. El acuerdo incluía que una vez se hubiera aprobado la moción D. Ismael Álvarez Rodríguez renunciara a su acta de concejal, aunque siga ejerciendo en parte como alcalde en la sombra al ser sus concejales los que sostendrán el Gobierno del PSOE.

La moción de censura en Ponferrada había sido respaldada por la dirección nacional del PSOE, expresamente autorizada por el secretario de organización del PSOE, D. Óscar López Águeda, pero la alianza del PSOE con el partido de un político condenado por acoso el día de la mujer, el 8-M, desata una ola de indignación en medios de comunicación como La Sexta, que califican el pacto como ‘pacto de la vergüenza’. Dirigentes críticos del PSOE como Dña. Carme Chacón. D. Tomás Gómez Franco o D. Antonio Miguel Carmona Sancipriano expresan su rechazo al pacto de Ponferrada.

Finalmente a última hora del 8-M el secretario general del PSOE D. Alfredo Pérez Rubalcaba comunica que retira su apoyo a la moción de Ponferrada y pide a su alcalde recién elegido que dimita, igualmente D. Óscar López Águeda da una rueda de prensa en la que expresa su error por haber apoyado el pacto y asegura que sólo lo hizo para lograr la retirada de D. Ismael Álvarez y no para que el PSOE se hiciera con la alcaldía de Ponferrada.

Ante la negativa de D. Samuel Folguera Arias a dimitir, es expulsado del PSOE, pero seguirá siendo alcalde de Ponferrada el resto de la legislatura.

folguera D. Samuel Folgueral Arias, nuevo alcalde de Ponferrada. El PSOE le obligó a él y a todos sus concejales en aquel ayuntamiento a abandonar su partido por haber aceptado pactar con D. Ismael Álvarez.

ismael_alvarez  D. Ismael Álvarez Rodríguez, que tuvo que dimitir como alcalde de Ponferrada en 2002 al ser condenado por acoso sexual. En las elecciones de 2011 volvió al consistorio al lograr cinco concejales para su formación Agrupados de Ponferrada (IAP)  la moción de censura contra el alcalde del PP, aunque su pacto con el PSOE incluía que él personalmente dimitiera como concejal.

 

08 Marzo 2013

Moral de conveniencia

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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El que se celebrara precisamente el Día Internacional de la Mujer añadió gravedad a la votación que ayer arrebató la alcaldía de Ponferrada (León) al PP, tras 18 años de Gobierno municipal, para entregársela al PSOE. El socialista Samuel Folgueral obtuvo la vara de mando gracias al apoyo de quien había sido alcalde de la ciudad por el PP, Ismael Álvarez, condenado en 2002 por acoso sexual a una edil de su propio partido, Nevenka Fernández, tras un largo y escabroso proceso que supuso una humillación adicional para la víctima. Álvarez dejó entonces la alcaldía, pero trató de volver a ella en 2011 y al no conseguir encabezar la candidatura del PP abandonó el partido y formó una candidatura independiente que obtuvo cinco concejales.

Gracias a ellos el PSOE pudo ayer desbancar al PP en una moción de censura apoyada por Álvarez, en la que podía apreciarse un cierto componente de venganza. Pero la polémica votación causó tal ola de críticas que el secretario general del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, se vio obligado anoche a pedir una rectificación. Efectivamente, no todo vale en política, y conseguir el mando de una ciudad —por importante que sea o fundadas que estén las críticas al anterior alcalde— gracias al apoyo de un acosador traspasa los límites de la ética que el socialismo dice defender. El hecho de que, para salvar el escollo de la crítica, las formaciones que presentaron la moción de censura hubieran pactado antes que Álvarez dejaría de ser concejal después de la votación no hace sino agravar las cosas: demuestra que el propio partido socialista era consciente del atropello. Si consideraba que, por su pasado acosador, Álvarez no era digno de seguir en el consistorio, tampoco era digno el voto que les daba la alcaldía; la moción de censura prosperó por un solo sufragio de diferencia. Así lo entendió finalmente Rubalcaba, al ordenar que el alcalde elegido renuncie al cargo y solo se retome la votación tras la dimisión de Álvarez. Esta solución, sin embargo, puede resultar igualmente problemática; si Álvarez sigue siendo líder de la formación independiente, podrá condicionar desde fuera la política municipal.

Este episodio ha vuelto a poner en evidencia importantes diferencias de criterio en el seno del PSOE. La moción se presentó con la aquiescencia de la dirección del partido y no ayudó a arreglar el desaguisado el argumento con el que el secretario de organización, Óscar López, quiso avalar la operación, haciendo hincapié en que tras la votación y la dimisión pactada, habría “un acosador menos en política”. Los valores no son un calcetín a los que se les pueda dar la vuelta a conveniencia. Si el PSOE está en contra del abuso y del acoso sexual, debe demostrarlo en todo momento y en toda circunstancia. Pergeñar apaños argumentales como los expuestos en este caso solo contribuye a alejar más a los ciudadanos de unos políticos que parecen anteponer el beneficio del poder a la coherencia de sus principios.

09 Marzo 2013

Equivocación, rectificación y puntos suspensivos

Jesús Maraña

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“Nos hemos equivocado, rectificamos y punto”. Esta es la conclusión que proclama Alfredo Pérez Rubalcaba como secretario general del PSOE sobre el escándalo protagonizado por su partido en Ponferrada, donde pactó con un condenado por acoso sexual para arrebatar la alcaldía al PP. Este ejercicio de rectificación y autocrítica sería creíble y loable si la “equivocación” hubiera sido exclusivamente municipal o producto de la decisión autónoma y espontánea de un dirigente concreto. Pero no es el caso.

En 2011, el ex alcalde Ismael Álvarez, defenestrado tras recibir condena en 2002 por haber acosado sexualmente a la concejala Nevenka Fernández, intentó llevar a cabo exactamente la misma operación de ahora. Si no fructificó fue porque el entonces secretario general y presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ordenó rechazar cualquier pacto con el acosador. Además de una cuestión de principios, se daba la coincidencia de que Zapatero hizo carrera en el PSOE después de desenvolverse durante años en las batallas internas del partido en León. Suele decirse que en el socialismo catalán siempre han convivido dos almas; en el leonés “hay más almas que en el purgatorio”, como suele decir un ex dirigente berciano.

Lo significativo es que el asunto venga de lejos y haya reincidencia. Si Óscar López, actual secretario de organización del PSOE y en aquella época secretario autonómico en Castilla y León, conoció la operación y tuvo que asumir el no tajante de Zapatero a la pretensión de pactar con Ismael Álvarez, no cabe ahora pensar en un error repentino, espontáneo o irreflexivo. En este segundo intento, el número tres de la Ejecutiva autorizó la moción de censura y nadie le dijo que no. Según la versión oficial, la dirección del partido pensaba que la renuncia de Álvarez como concejal se produciría en el mismo acto y antes de la votación que derribaba al alcalde del PP. Al margen de que esa estratagema no resuelve la cuestión moral que es clave en este asunto, lo cierto es que Álvarez no renunció hasta ayer sábado, veinticuatro horas después de estallar el escándalo.

Agujeros en la explicación

La versión oficial no se sostiene. La moción se registró el pasado 25 de febrero y desde entonces se conocía la fórmula legal que se iba a utilizar para que el cabeza de lista del PSOE en Ponferrada, Samuel Folgueral, tomara el bastón de mando gracias a los votos de Álvarez y otros cuatro concejales de su grupo de Independientes Agrupados, aunque quizás no se calculara que el escarnio de pactar con un acosador fuera escenificado además el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Ismael Álvarez no podía dimitir antes de la votación porque la ley obliga a una serie de trámites y plazos desde la dimisión de un edil hasta la sustitución por el siguiente candidato en la misma lista electoral. Es decir que no se habría podido ganar anteayer la moción de censura.

De hecho, esa misma normativa condiciona ahora la “rectificación” que pretende Rubalcaba. Ha ordenado a Folgueral, flamante alcalde pese al escándalo, que dimita de inmediato, con la advertencia de que si no lo hace se le aplicarán sanciones disciplinarias. La ‘creatividad’ de los dirigentes socialistas ponferradinos les lleva a plantearse la posibilidad de una ‘dimisión temporal’. O sea que Folgueral nombraría un teniente de alcalde, dimitiría durante el tiempo al que obliga la ley para que Álvarez sea sustituido y, cuando se vuelvan a reunir los votos necesarios, podría recuperar la alcaldía.

Hay individuos en la política que siguen sin entender absolutamente nada. O quizás lo entienden demasiado bien, pero no desde la visión de lo que es el servicio público sino exclusivamente desde los intereses personales. Si Folgueral pretende esa jugada apoyado por sus compañeros, el PSOE debería expulsar del partido a todos ellos o será inevitable pensar que todo ha consistido en una argucia vergonzosa para conseguir una alcaldía. En cuanto a Ponferrada, ése sería el «punto» final tras la «equivocación» y la «rectificación» que ayer asumió Rubalcaba. En cuanto a las responsabilidades de la dirección federal del PSOE, la cosa queda en puntos suspensivos.

09 Marzo 2013

El PSOE, dividido por el pacto con un acosador

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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EL PSOE se hizo ayer con la Alcaldía de Ponferrada gracias a un pacto con el ex alcalde condenado por acoso sexual contra la ex concejala Nevenka Fernández. Ismael Álvarez encabezó una candidatura independiente y ha prometido dimitir como concejal después de quitarle al PP el Ayuntamiento para dárselo al PSOE. El acuerdo dio lugar a una bronca interna. Carme Chacón lo calificó de «insoportable» y otras destacadas socialistas la secundaron. Aunque Óscar López lo defendió -«Desde hoy hay un alcalde socialista en Ponferrada y un acosador menos en política»- Rubalcaba se vio obligado a rectificar. El líder socialista ordenó dimitir a su alcalde recién elegido aunque éste se negó a obedecer. Con episodios así, va a ser difícil que el PSOE recupere el crédito perdido.

09 Marzo 2013

Acosadores e idiotas

Juan José Millás

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Este expediente se resuelve con dos palabras: da asco. Es una pena que no haya una oficina donde apostatar del género humano.

-Me desapunte usted de esta mierda, por favor.

Hablamos, claro de la alianza, en Ponferrada, entre el PSOE e Ismael Álvarez, una alianza que se veía venir desde que Álvarez obtuviera sus cinco o seis concejales gracias a los votos de una sociedad completamente enferma, una sociedad en la que la víctima, Nevenka Fernández, pese a haber ganado la batalla judicial, perdió la social, pues tuvo que exiliarse. Y en el exilio continúa. Su acosador, en cambio, fue recibido con vítores en todos los bares de la región, donde hizo más amigos de los que tenía antes del crimen. Un héroe.

Se veía venir, decíamos, desde las últimas elecciones municipales. ¿A qué viene ahora la extrañeza de Rubalcaba y los lloriqueos de Oscar López, que en el momento de escribir estas líneas continúa sin dimitir? Lo han hecho todo ante sus ojos. Si lo sabía yo, que soy un piernas, lo sabía toda la ejecutiva del partido. ¿Pero cuánto vale la alcaldía de Ponferrada? Mucho, muchísimo, y hablamos de pasta, de pasta de todos los colores, incluido el negro. Eso ha sido, la pasta. Olvídense ustedes de toda la retórica biempensante del nuevo alcalde, al que daba asco ver en la tele abrazándose, ebrio, a sus compañeros. Parecía una escena del 22 de diciembre, después del Gordo. Y es que, en efecto, le había tocado el Gordo.

En su día, Nevenka se quedó sola, completamente sola, ya que el feminismo de la época pensó: “Que se joda, no haber sido de derechas”. Así me lo reconoció, tras la publicación de mi libro sobre el caso, un grupo de mujeres socialistas que me invitó a cenar y me regaló un ramo de flores. Así que teníamos, por un lado, a Ana Botella, y todos los suyos, solidarizándose con el acosador y, por otro, a toda la izquierda callada frente a lo que consideraba un ajuste de cuentas entre gente de la derecha. Que lo arreglen entre ellos. Que se joda. No haber sido guapa.

Pero porque hay historia, y una historia muy fea, este pacto explícito entre acosadores e idiotas no tiene nombre. ¿Pero dónde estaban, Dios mío, dónde estaban, todas las militantes del PSOE en el momento de consumarse la moción que daba la alcaldía al tonto de Samuel Folgueral? Perdón, ya caigo: estaban celebrando el Día Internacional de la Mujer.