15 septiembre 1979

El nuevo alcalde será Ricard Pérez Casado, también del PSOE, con el apoyo de los concejales comunistas

El PSOE valenciano expulsa del partido al alcalde de Valencia, Martínez Castellano y lo cesa como regidor y como concejal

Hechos

El 15.09.1979 el PSOE-PSPV anunció la expulsión de D. Fernando Martínez Castellano como militante del PSOE, su destitución como alcalde y su cese como concejal con prohibición de acudir a los plenos.

 

Lecturas

El 11 de septiembre de 1979 el PSOE de Valencia (PSPV-PSOE) comunica la expulsión del alcalde de Valencia D. Fernando Martínez Castellano del partido al que acusan de un escándalo de corrupción. Este, ante las presiones anuncia su dimisión como alcalde, siendo sustituido por el número 2 de la lista del PSOE, D. Ricard Pérez Casado.

Era alcalde desde las elecciones de 1979.

El Sr. Martínez Castellano será procesado en septiembre de 1986 a raíz de una querella presentada por Marcol, SA. Según la parte querellante, el Sr. Martínez Castellano se apropió indebidamente de 4.638.000 pesetas mientras trabajó en el departamento de exportación de la citada empresa, tras dimitir de la alcadía. El exalcalde devolvió más tarde 2.700.000 pesetas, e intentó saldar toda la deuda mediante la entrega de cheques, algunos de los cuales carecían de fondos.

Las siguientes elecciones serán en 1983. 

16 Septiembre 1979

El golpe de Estado

José Ombuena

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Impresionante. De pronto he ahí el golpe del trece de septiembre: alcaldes por los aires, papeles por los suelos, democráticos representantes del pueblo que el mismo pueblo mancilla (con huevo) soplamocos para el mejor postor, desenfrenos verbales y la remonda.

– No se estará refiriendo usted al golpe de Estado del trece de septiembre de 1923 que fue el origen de la benéfica dictadura de Miguel Primo de Rivera, ¿verdad?

No. Me refiero al golpe de Estado del trece de septiembre de 1979 que le ha costado – al parecer – la vida municipal al alcalde de Valencia y no se sabe de qué puede ser origen.

Leo en el periódico que una dirigente muy encumbrada dice, no sin cierto cabreo, que es un asunto interno del Partido, que a nadie le importael tema y que la prensa no debe ser tan cotilla. ¡Caray, asunto interno! Pero ¿no nos iban a implantar la transparencia de la que tanto carecíamos?

– ¡Como tenemos el País Valenciano o Valencia! Resplandece.

– Yo digo que es que nos tienen manía.

– Puede ser. Puede ser que nos tengan manía y nosotros seamos una armoniosa colectividad de seres inocentes, espíritus puros, palomos sin hiel, varones – y hembras – competentísimos, ciudadanos comprensivos e integrérrimos, prójimos, conciliadores y generosos, genios deslumbrantes, gestores eficaces y ángeles del Señor. Apéese, amigo, del alero, no sea que se vaya a caer.

Hay otros golpes de Estado. Hace unas semanas coincidiendo con los rigores de la canícula y el universal despiste propio de esas calendas, fueron definitivamente despojados de su valor los billetes de banco de diversas emisiones, entre ellos, creo, los sorollas, los benlliures y los luisvives editados en tiempos de la Tiranía.

  • – Convendrá usted conmigo en que sí, que nos tienen ojeriza a los valencianos. De un plumazo nos dejan sin alcalde y de otro plumazo nos dejan sin nuestros billetes, los sorollas, los benlliures, los luisvives. Ahora, echegarayos a todo pasto.
  • – Calle y no enrede.

Esto de los billetes, más que un golpe de Estado, parece una exacción, una expropiación, una solapada fuente de recursos para el Estado, un negociete para el Banco de España y no digo una estafa que es o que dice mi amiga Irene, la cerillera, porque uno ha de mirar mucho lo que dice para que no lo empapelen.

Un día escribiré, a manera de cuento, un relato que podría titularse: “De cómo el Banco de España se quedó con los ahorros de una pobre cerillera”.

No sé si los partidos políticos tienen algo que ver con estas menudencias, harto hacen con poner y quitar alcaldes.

José Ombuena

29 Diciembre 1989

Algunas causas del transfuguismo político

Manuel del Hierro

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Habría que hacer referencia en primer lugar, por haber sido el adelantado, el caso Martínez Castellano Fernando, fue el primero de las listas del PSOE en 1979 y de acuerdo con la voluntad popular elegido alcalde de la actual etapa en el mes de abril. Apenas cuatro meses más tarde fue destituido como alcalde y desposeído de su cargo de concejal. Ni siquiera los que teníamos obligación de saberlas llegamos nunca a conocer las razones para un hecho de tanta gravedad que en ningún caso podían tener relación con su breve situación pública. Fue una cacicada interesadamente alevosa que destrozó personal, social, económica y políticamente a un hombre excelente que llevaba camino de ser un gran alcalde. Y no le dejaron siquiera la posibilidad de rebelarse contra tamaña injusticia, porque la sentencia del Tribunal Supremo y la doctrina del Tribunal Constitucional que amparaban su derecho a continuar como concejal llegó demasiado tarde.

¿Quién dio el bochornoso espectáculo?

También en aquella legislatura el Partido Comunista aprovechó cumplidamente la oportunidad de avasallar a sus cargos electos con el imperio de una ley interpretada caprichosamente. El cese de concejales en Madrid tuvo gran resonancia, algo más que el de aquí donde se cargaron a Joaquín Romero, quien estaba demostrando, como después ha confirmado en diversos puestos, dotes extraordinarias como administrador de intereses públicos. Y tampoco tuvo la oportunidad de transfugarse porque todavía los tribunales no habían reconocido tal derecho.

En la segunda legislatura, las veleidades partidistas chocaban con el muro de la Constitución y por otra, la amplia mayoría del PSOE daba poca emoción la transfuguismo. De todos modos  fue interesante ver al PCE y al PCPE disputarse los dos puestos obtenidos en una lista de programa comunista. La legitimidad del primero se impuso y ello dio lugar al primer grupo de la historia integrado por un solo concejal, mientras el otro edil trasladaba su persona y efectos al Grupo Mixto.

En aquellos cuatro años el Grupo Mixto gozó de gran vitalidad por la cantidad y calidad de sus miembros. Al menos seis concejales acabaron abandonando los bancos de Alianza Popular, siendo de suponer razones plurales de transfugador y tránsfugas. , a los que se dio poca importancia en función de su escasa trascendencia. Podría decirse que en este caso ni siquiera hubo espectáculo.

Es en esta tercera y actual legislatura cuando se ha puesto de moda linchar moralmente a los tránsfugas. Y eso que su actuación no ha resultado decisiva, como por ejemplo en la asamblea de Madrid (caso Piñeiro) Pero hay pocas cosas más crueles que una multitud que actúa  por la inercia de un hábito.

Primero fue el caso de los concejales Bueno y Gimeno. Fueron expulsados injustamente de su partido, y afortunadamente para ellos y para su organización se rebelaron transfugándose, porque después al ser amnistiados, que no indultados (lo cuál quiere decir que no habían cometido ninguna falta y que su transitoria expulsión obedecía a razones coyunturales totalmente ajenas) han podido volver a su grupo donde, sin duda, seguirán prestando los buenos servicios de que son capaces. Quede claro sin embargo que el espectáculo ha corrido a cargo del partido y no de las personas.

En un orden parecido se inscribe el caso del concejal García Ninet. El mismo, permaneciendo fiel a su partido y a su programa se ha visto obligado a dejar su grupo, pasando al Mixto, para no complicar su conciencia y su sentido de la justicia respaldando activa o pasivamente conductas y actitudes con las que no podía estar de acuerdo. En gran medida ha sido transfugado y es lamentable que su problema no haya sido resuelto de forma más rápida y favorable para todos. De todos modos su exquisita prudencia no ha generado ningún espectáculo, que en cualquier caso no hubiera sido de su cuenta.

Resta finalmente el caso del que suscribe en el que no debo entrar para no pecar de subjetivo, tan sólo decir que he procurado moverme en el terreno de los derechos que la Constitución me confiere.