11 octubre 1990

El intento por configurar una formación sólida a la izquierda del PCE, fusionando ORT y PTE en 1979-1980 fracasó electoralmente

El que fuera líder de la ultraizquierdista Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT), José Sanroma, se integra en el PSOE

Hechos

El 24.10.1990 D. José Sanroma Aldea se dio de alta como afiliado al PSOE.

Lecturas

Fue durante años la cara visible del partido.

25 Octubre 1990

Del rojo al amarillo

Lorenzo Contreras

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Silenciosamente, de una manera casi furtiva, José Sanroma, antiguo secretario general de la desaparecida Organización Revolucionaria de Trabajadores, ha ingresado en el PSOE. Le recuerdo con su figura desmedrada, su aire intelectual y su fanatismo ideológico. Ha transcurrido desde entonces más de una década. Sanroma se ha dedicado todo ese tiempo a la práctica oscura de la abogacía en su rincón provincial manchego. Y ha colaborado con el partido gubernamental hasta merecer que la ‘casa común’ le abra sus puertas. En cierto modo ha seguido las huellas de Paca Sauquillo, siempre cercana al PSOE desde que el invento de la ORT se derrumbó con la primera experiencia electoral.

El olfato político debió decirle a Sanroma que el PCE era mala plataforma para reciclarse. El carrillismo había desnaturalizado el partido, lo había aproximado a los ideales de una socialdemocracia y, por tanto, al mismísimo PSOE. Pero el ‘camarada Inchaustí’, sobrenombre político de Sanroma desde los tiempos de la clandestinidad, no ofrecía la imagen necesaria para ser acogido. Y no porque fuese más liberal o menos marxista, sino por todo lo contrario. El exsecretario general de la ORT era simplemente una emanación del maoismo atravesado por la nostalgia del estalinismo. Hago memoria de una conversación con él en la que me dijo, refiriéndose a su partido: «A nosotros no nos molesta que nos llamen estalinista».

Grande y profunda ha debido ser la transformación experimentada por Sanroma durante su noviciado socialista. Pasar de Mao y Stalin a Felipe González, es decir, del rojo al amarillo, requiere una cierta capacidad camaleónica. Otros ‘revolucionarios de la transición política, destruidos en las urnas, se fueron dignamente a sus casas. Los dirigentes más conocidos del Partido del Trabajo, por ejemplo, eligieron el ostracismo y el adiós.

Sanroma, en cambio, se agazapó en las proximidades de la gran ciudadela felipista. Desde su retiro de Daimiel esperó cooperativamente que le levantaran el rastrillo. Y un día después de que Enrique Curiel, el carrillista que otrora, formalizara su ficha como militante del PSOE, se ha conocido la incorporación del ex ‘camarada Inchausti’. La suya ha sido forzosamente menos ruidosa. En realidad, algún suelto perdido en el bosque de la Prensa. Pero, aun sin la sonoridad del caso Curiel, el caso Inchausti revela el poder de la alquimia política con mayor elocuencia.

El PSOE, gran uniformador de posiciones, llega, pues, hasta las playas del viejo estalinismo. En realidad descubre que el oportunismo no conoce fronteras ideológicas. O más que descubrir, comprueba. Y hablo del oportunismo porque, salvo caídas milagrosas del caballo, es casi impensable pasar en pocos años del delirio maximalista a la falsificación felipista.

Claro que, en el ejemplo de Sanroma, lo que cabe preguntar es cuándo era más sincero el personaje: si antes o ahora. Aquellos fervores revolucionarios quedan relativizados en la perspectiva histórica y ello favorece la sospecha de que se trataba en muchas situaciones personales, de un ensayo oportunista de pesca en río revuelto, con alguna que otra inyección de dinero extranjero. Ahora, desde el PSOE, será más fácil sobrevivir. E incluso medrar.

Lorenzo Contreras

11 Noviembre 1990

Camarada Intxausti

Carta de ex militante de la ORT

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He leído en EL PAIS tu ingreso en el PSOE e inconscientemente he recordado cuando tú y yo formábamos parte de la ORT. Tú eras el secretario general; yo, una militante de base. Hoy he hecho un recorrido por mi viejo archivo y he desempolvado un pequeño librito que se titula así: Camarada Inuausti; es toda una biografía de tu lucha, desde tus años de estudiante, cuando rivalizabas acérrimamente con el que por entonces era alevín del señor Fraga y que ahora, probablemente, también entre a formar parte de eso que llamáis «casa común de la izquierda». Recuerdo cuando un conocido personaje político te acusaba de pretender ser cabeza de ratón en lugar de formar parte de un león que, naturalmente, él encabezaba. ¡Cuántas polémicas! ¡Cuántas discuslones, ahora inútiles, con los militantes del PCE! ¡Cuántos años, ilusiones y gente que se negó a ser la cola de un león reváionista! ¿Recuerdas?Releo uno de tus últimos documentos como miembro del Partido de los Trabajadores; en él veías la necesidad de integrarse en los movimientos alternativos, para así ir creando una corriente de opinión más renovada y vanguardista. Algunos también lo creímos así y, en la medida en que la decepción de lo vivido durante estos años nos lo ha permitido, hemos ido colaborando con mayor o menor intensidad.

Han pasado 10 años de toda esta historia compartida y, sin duda, nuestra evolución ha sido diferente, y también lo es nuestra coherencia con el pasado.

Lo sé, no eres el único que ha tomado este camino, ni tampoco el primero; ya otros dirigentes de ORT lo hicieron antes. Pero mira, tú has tenido el privilegio de hacerme recordar, me has hecho reflexionar una vez más sobre una etapa de mi vida, de la que, a pesar de todo, me siento orgullosa, porque puedo asegurarte que creí en lo que hice y aprendí algo que ha sido fundamental para los años que vinieron después; aprendí a diferenciar entre quién soy yo y a quién tengo enfrente