6 julio 1988

La publicación del exministro franquista José Antonio Girón está al borde de la quiebra y culpa al Estado por retirarle la publicidad

El semanario EL ALCÁZAR descalifica al secretario de la Asociación de la Prensa, Álvaro López Alonso, por no respaldarles en su pleito con el Estado en su discriminación publicitaria

Hechos

En su número del 6 al 13 de julio de 1988 del semanario EL ALCÁZAR se publica el editorial ‘Don Álvaro… o la fuerza del sino’.

06 Julio 1988

DON ÁLVARO… O LA FUERZA DEL ‘SIGNO’

EL ALCÁZAR (Director: Félix Martialay)

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La Asociación de la Prensa contó con un ‘secretario perpetuo’, un conocido periodista llamado don Francisco Casares. Desde hace varios años le ha sustituido, al parecer también a perpetuidad, don Álvaro… o la fuerza del signo [Álvaro López Alonso].

De él depende la desprestigiada corrida de la prensa que, en esta ocasión, sacó adelante a base de millones ¿Justificados? De momento pagó, sin contar con los asociados, más de 20 millones al torero protagonista y alrededor de los 10 al ganadero.

Los tendidos los ocupaban sus paniaguados, porque los resultados de taquilla fueron pobres en relación con los gastos. Vaya, que han matado mosquitos con cañones de artillería.

Para don Álvaro, siniestro personajillo, un mediocre que se cree gente, EL ALCÁZAR no cuenta. Los que lo hacemos no somos, al parecer, socios de esa Asociación de la Prensa, que vivía de LA HOJA DEL LUNES, que él decapitó y convirtió en triste boletín mensual, al que se atreve a titular PERIODISTAS.

Tanto la empresa Chopera, como la Comunidad Autónoma Madrileña, conceden pases a los cronistas taurinos, gráficos y literarios, de nuestra publicación. Y nos respetan en todas las ocasiones, como en la corrida de Beneficiencia.

No ocurre lo mismo con una asociación, o colegio profesional de periodistas, al que pertenecemos la mayoría de los que trabajamos en EL ALCÁZAR. Ha sido la única publicación madrileña discriminada de cuantas están acreditadas en la Monumental. Se reservaron entradas para todos los cronistas-prensa, radio, televisión y se excluyó a EL ALCÁZAR. Don Álvaro, ni el clerical y melífluo Sr. Apostua, no sólo no nos dieron explicaciones, sino que se negaron a dialogar con nosotros. Y esa suficiente secretaria, Pilar, nos comunicó que si queríamos entradas que las comprásemos a partir de las 5 de la tarde en las taquillas oficiales ¿Qué van ustedes a protestar? A don Luis y a don Álvaro les traen al fresco – nos dijeron también – arrégleselas como puedan que ustedes no cuentan para nosotros.

Naturalmente, no quedará tan espinosa cuestión en esta nota de explicación a nuestros lectores. Los que cobran por dirigir la Asociación tendrán que dar explicaciones, no sólo a nosotros sino a los demás profesionales de la información. La dignidad – ¿sabrán qué es eso? – después de lo acontecido, les debe invitar a dimitir. No tienen derecho a representar a los profesionales de la información madrileña.