14 noviembre 1923

Califica de 'fantasmas' a los dos expresidentes de Las Cortes

EL SOL defiende la dictadura por acabar con el ‘falso liberalismo’ frente a la petición de restaurar la democracia de Melquiades Álvarez y el Conde de Romanones

Hechos

El 14 de noviembre de 1923 el periódico EL SOL publica un editorial asegurando que España no se siente vejado ni oprimido por la nueva dictadura.

14 Noviembre 1923

Dos fantasmas en Palacio

EL SOL (Director: Félix Lorenzo 'Heliófilo')

El suceso de ayer

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Figurémonos un país sabiamente regido y administrado honradamente. Se produce en él una subversión militar, un brusco atropello de las leyes esenciales y más amadas y respetadas. El pueblo antes feliz y próspero, sufre y calla oprimido bajo la fuerza brutal. Y entonces dos ciudadanos excelsos, investidos de la representación nacional, dos hombres venerables, que siempre aventajaron a todos en la guarda del derecho, se alzan ante el Rey y lo dicen: “Venimos a pedir que se restablezca el respeto a la Constitución inmaculada y que se devuelva al pueblo la voz que necesita para defender sus sagradas libertades”. Figurémonos eso, y en el acto de esos dos puros y altos ciudadanos habremos de reconocer una gallardía y una grandeza impresionantes.

Pero pensemos que esos dos augustos defensores de la ley son el conde de Romanones y D. Melquiades Álvarez; QUE ESTA LEY ES LA MÁS PERSISTENTEMENTE BURLADA Y VIOLADA DE TODAS LAS LEYES DEL PAÍS, Y QUE E PAÍS NO SÓLO NO SE SIENTE VEJADO Y OPRIMIDO, SINO QUE ADMITE DE BUENA GANA LA SUBVERSIÓN MILITAR, el acto de fuerza, precisamente porque ha venido a librarle de esos hombres, que llamándose guardianes de la ley, hacían la vista gorda siempre que algún transeúnte se entraba subrepticiamente y con mal fin a visitarle… Y no hay más remedio que sonreír. Una sonrisa pasará hoy por el rostro de España, cuando se divulgue el aparatoso acontecimiento de ayer. ¿Qué fuerza llevaban tras de sí los dos solemnes visitantes? ¿No eran dos fantasmas huecos, sin substancia ni consistencia?

Se nos figura que D. Melquiades Álvarez há caído en una trampa sutil. Su convivencia con los viejos y experimentados políticos del régimen caído no le había aleccionado suficientemente. Es incapaz de aleccionarse, por lo visto, el ingenuo jefe reformista. La maniobra de ayer lleva el sello de su inventor, el conde de Romanones: es d elas que hasta hace dos meses alcanzaban éxito fulminante y valían a su autor merecido renombre de préstamo infalible.

Ahora se comprende bien por qué estos hombres no parecían darse cuenta de que el país se encontraba cada día en más incómoda postura. Para ellos no pasa el tiempo. Ni siquiera han logrado entender todavía la transformación que se ha operado en dos meses, no tanto quizá por la acción directa de la Dictadura militar, como por la natural reacción del pueblo. Aún creen eficaces sus vanas declaramaciones, sus falsas protestas, sus zancadillas, sus ataques de encrucijada; todas aquellas viejas artes con que derribaban al enemigo – a menudo dispuesto a dejarse derribar – ante la indiferencia del país, que presenta la farsa cuando no la veía con claridad, y la toleraba mansamente. ¿NO ES PARA REIRSE QUE A ESTAS HORAS SE PERMITA LLEGAR AL TRONO, HACIENDO ASPAVIENTOS EN DEFENSA DE LA CONSTITUCIÓN, los hombres que gobernaron siempre a espaldas de ella y principalmente el conde de Romanones, que apenas sabe lo que es gobernar con garantías y parlamento? ¡El artículo 32! Cierto que se respetaba el artículo 32. Los mismos firmantes del mensaje al Rey confiesan que casi era ese el único artículo que respetaban. Pero el artículo 32 manda convocar Cortes en un plazo determinado y convocar Cortes, según el espíritu de la ley, es consultar la voluntad nacional. ¿Y NO SE DABA SIEMPRE, SIEMPRE, EL SARCASMO DE QUE SE CUMPLIERA EL ARTÍCULO 32 JUSTAMENTE PARA FALSIFICAR LA VOLUNTAD NACIONAL? ¡POBRE ARTÍCULO 32, IRREDIMIBLE PROXENETA, QUE CADA DÍA TENÍA UN AMO A QUIEN COMPLACER!

La vieja política se revuelve sintiéndose morir. Todavía intentará en las ansias de la muerte otros alardes. Espera tal vez que la mano encargada de estrangularla o tiemble o se fatigue. Lo peor sería que tuviese un asomo de razón. No somos nosotros de los que han azuzado más al Directorio a salirse de ese ritmo sereno con que marcha en su obra la purificación; PERO SÍ LE HEMOS ACONSEJADO, Y LE ACONSEJAMOS MIENTRAS DURE SU MISIÓN, QUE NO DEJE DE DAR NI UN SOLO INSTANTE LA SENSACIÓN DE QUE EN ESPAÑA AN CAMBIADO HASTA LA RAÍZ D ELAS COSAS ABOMINADAS.

Por esta vez el Directorio ha respondido a la torpe y ridícula maniobra con la premura y la energía necesarias. Su nota de ayer nos parece justa y clara, y la suscribiríamos sin más que interpretar el último párrafo – y así creemos que es su espíritu – en el sentido de que TODA FARSA LIBERAL ES MÁS ABORRECIBLE QUE CUALQUIER SINCERIDAD REACCIONARIA, y que exactamente por eso hay que velar por la pureza de las tradiciones liberales en que la Constitución se inspira, y por las cuales vertió su sangre tantas veces el ejército de la nación.