6 junio 1934

Los mismos periódicos ya afrontaron un enfrentamiento similar en 1920 por el mismo motivo: el considera EL LIBERAL que el diario EL SOL compite en el mercado con ventaja por disponer de la Central Papelera

Los diarios EL SOL y EL LIBERAL reabren ‘la guerra’ por los céntimos

Hechos

En junio de 1934 los diarios EL LIBERAL y EL SOL polemizaron entre ellos por sus anuncios clasificados.

Lecturas

La propuesta de un grupo de diputados para una nueva ley que regule el precio de los periódicos enfrentó editorialmente a El Sol de Fernando García Vela y a El Liberal de Francisco Villanueva Oñate. El Sol acusa a El Liberal de utilizar publicidad inmoral y El Liberal reprocha a El Sol todos sus cambios de línea editorial del periodo 1930-1931.

En junio de 1934 se produjo una disputa entre los dos principales periódicos republicanos: EL LIBERAL que por entonces dirigía don Francisco Villanueva y EL SOL, un periódico de cierta inestabilidad (en agosto de 1932 EL SOL fue comprado por lerrouxistas, que cesaron a don Manuel Aznar como director y le ofreció el cargo a don Víctor de la Serna, pero este lo rechazó por solidaridad al Sr. Aznar y se pasó a LA LIBERTAD).

EL SOL y EL LIBERAL se disputaban los lectores republicanos, con amplia victoria del segundo sobre el primero. Ya se había producido un primer asalto en marzo de ese año cuando en la sección de publicidad de EL LIBERAL apareció un anuncio en el que se deseaba un hombre joven de 25 a 30 años, guapo, fornido, vigoroso, para hacerle una proposición ventajosa, de acuerdo con aquel anuncio los interesados debían ir y venir, paseando, por la Gran Vía, frente a los dos primeros cafés que había por entonces llevando en la mano izquierda, el sombrero y en la derecha un ejemplar del día de EL LIBERAL, parece que al llamamiento asistieron más de 100 personas que llegaron a cortar la circulación. Los de EL SOL calificaron de indecente a EL LIBERAL y pidieron su suspensión. Al final resultó que aquel anuncio era obra de un guasón que quería saber el número de tontos que había en Madrid. EL LIBERAL no pudo evitar la oportunidad y, tras explicar quién era el autor del anuncio añadió la frase: “Lo que no pudimos comprobar es si algunos de los que protestaron habían tomado parte en tan singular concurso”. Y se quedaron tan panchos.

La disputa se incrementó cuando volvió a aparecer una propuesta – por un grupo de diputados – para encarecer 5 céntimos el precio de los periódicos. De nuevo EL SOL estaba a favor, pero EL LIBERAL en contra. Se repetía así la lucha de 1918.

Algunas docenas de redactores y obreros son ya víctimas del paro por no haberse acordado el alza que, para EL LIBERAL sólo a las empresas favorece (…) EL LIBERAL podrá equilibrar sus gastos con la publicidad indecente que admite. Pero los demás tenemos otro sentido moral de los deberes de la Prensa. (EL SOL, 11-6-1934)

EL LIBERAL contesta al día siguiente al editorial en su primera página bajo el título “Cae un bólido, EL SOL ya no tiene electrones”.

¿A qué obedece el enfado de EL SOL con EL LIBERAL? No nos sorprende, fuimos su preocupación constante desde que se fundó (…) ¿Pero quién es EL SOL para hablarle a EL LIBERAL de lo moral? ¿Es que no fue un día monárquico, otro de la dictadura, otro día republicano – antes de la proclamación de la República – para entregarse luego a los amigos de don Alfonso por DOS MILLONES DE PESETAS; otro día – después de proclamarse la República – republicano otra vez [con don Manuel Aznar en 1931] y del señor Azaña a quién pasó la misma cuenta que a la dictadura y abandonó por igual modo [compra por parte de don Luis Montiel en agosto de 1932] y ahora últimamente republicano leurroxista ¡Hablar EL SOL de sentido moral! (…) ¡Y aún se permite hablar de nuestros anuncios por palabras! (EL LIBERAL, 12-6-1934)

Queda patente que la prensa no puede ser objetiva, elogiar a unos primero y a otros después otorga la calificación de “Veleta”, al menos eso daba a entender EL LIBERAL. EL SOL también tuvo encontronazos con el ABC. Don Juan Ignacio Luca de Tena contaría la anécdota de cuando en un concurso don Ramiro de Maetzu, miembro del jurado, (colaborador de ABC) se negó a dar un premio a un redactor de EL SOL, “Yo también creo que ese, aunque sea por un pelo, es mejor. Pero (…) considero a EL SOL mi enemigo y al enemigo hay que expulsarlo”, el Sr. Maetzu sería asesinado por republicanos durante la Guerra Civil.

10 Junio 1934

El precio de los periódicos

EL SOL (Director: Fernando Vela)

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En uno de sus miríficos editoriales, EL LIBERAL se desata – todavía no está atado – contra la proposición de varios diputados para elevar a quince céntimos el precio de los periódicos. No se contenta con menos que calificar de represión, represalia, sectarismo feroz, lo que es una medida de carácter puramente económico, que salvo unas cuantas excepciones demandan todos los periódicos españoles. Algunos han fenecido esperando la subida de precio; algunas docenas de redactores y obreros son ya víctimas del paro por no haberse acordado el alza que, para EL LIBERAL, sólo a las empresas favorece.

La elevación a quince céntimos es la única salida honrosa a la mala situación de la Prensa y la única solución que defiende el interés general de la enorme masa de trabajadores intelectuales y manuales que vive de los periódicos. EL LIBERAL podrá equilibrar sus gastos con la publicidad indecente que admite. Pero los demás tenemos otro sentido moral de los deberes de la prensa. Recordando otros tiempos, dice EL LIBERAL que la prensa hubiera tenido que corromperse buscando en otros ingresos lo que no le daba la publicidad. A EL LIBERAL le basta una publicidad de corrupción contra la cual sería cosa de que los diputados autores de la propuesta añadiesen al proyecto de ley un artículo prohibitivo. Nosotros lo pediremos aunque el precio no se eleve.

EL LIBERAL, que arremete contra nosotros embozadamente, debiera recordar, al criticar la gestión administrativa de esta Empresa, que él ha gozado de las ventajas del anticipo reintegrable. En esta casa no se ha recibido un céntimo por tal concepto, mientras la Empresa de EL LIBERAL adeuda todavía varios millones de pesetas. ¿Cuándo los devuelve? No creemos que sea lícito repartir beneficios mientras se es deudor por una cantidad considerable al Erario de la nación, que es el de todos los españoles.

EL LIBERAL no quiere gravar el precio de los periódicos; pero es que antes ha gravado el presupuesto del Estado en una cifra formidable. El anticipo es una cuestión de la que todavía no se ha ocupado ningún Gobierno. Creíamos que los Gobiernos republicanos tratarían de que los periódicos deudores cumplieran el compromiso de reintegrar al  Tesoro las cantidades que les fueron anticipadas. No han hecho nada, sin embargo, a pesar de lo maltrecha que está la Hacienda española. Sus enormes déficits exigen más que nunca el reintegro. Cuando EL LIBERAL pague su deuda de honor al Estado y se coloque en nuestras mismas condiciones podrá discutir con nosotros decorosamente sobre la situación de las Empresas. Quede entre tanto consignado que en otra grave crisis periodística EL LIBERAL pidió y aceptó dos cosas, una sobre otra: elevar el precio, limitando la superficie del papel, y un anticipo no reintegrable por varios millones. Y de estas dos medidas, la primera fue dirigida especialmente contra EL SOL, al cual se le impidió con ella esa libertad de competencia que ahora reclama EL LIBERAL.

12 Junio 1934

EL SOL ya no tiene electrones

EL LIBERAL (Director: Francisco Villanueva)

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Nuestro editorial del viernes contra la proposición de ley para elevar a 15 céntimos el precio de los periódicos, ha tenido como única repercusión pública un suelto destacado tipográficamente en la tercera columna de la primera plana de EL SOL.

Las huellas del exabrupto habrán quedado en forma de herradura en el techo de la habitación en que se encerrara el articulista para escribir la contestación a nuestro editorial, que no tenía nada de admirable ni de maravilloso – ¡mirifico lo llamaba! – porque esa exclusiva se la reconocemos a la masa encefálica que fracasó en su empeño de ser el centro del sistema en lo que a la Prensa se refiere. Apenas si es ya un satélite de este o del otro personaje, de tal o cual banquero; un astro sin luz propia: materia cósmica errante por los espacios siderales, como si dijéramos un bólido.

¿A qué obedece su enfado con EL LIBERAL?

No nos sorprende. Fuimos su preocupación constante desde que se fundó.

En los momentos actuales, sin embargo, EL LIBERAL, ha sido de los pocos periódicos, tal vez el único periódico, que ocultó a sus lectores el remate en subasta de EL SOL, el viernes de la semana pasada en uno de los juzgados de Madrid.

Sentados en la puerta de nuestra casa, veíamos pasar por delante de nosotros el cadáver del enemigo, que no adversario y nos dio por compadecerle, y no publicaos aquella convocatoria para el ‘remate’ de la referencia.

No debemos, pues, atribuir a una falsa de consideración, por nuestra parte la rabia con que EL SOL contesta a una leve alusión que para él pudo haber en nuestro artículo, razonando contra la proposición de ley.

No; no es un contragolpe. Es sencillamente que la maniobra para elevar el precio de los periódicos, la atribuíamos, de una parte, a la Papelera, interesada en que estas hojas diarias se vendan a 13 céntimos, para poder elevar el precio del papel que para las mismas fabrica. Ya lo intentó el año pasado. Y fracasó en su empeño.

Esperamos que tampoco ahora lo logre.

A esto, y no a otra cosa, responde la destemplada réplica.

Nos hacemos cargo de la situación del colega.

No es la más a propósito para bailar una pavana en polémica periodística. Nos hacemos cargo repetimos, y no se lo tomamos en cuen.

Pero no quiere esto decir que no contestemos a cada uno de los puntos que abarca la sacudida nerviosa, el ‘derrote’ del colega.

Dice que ‘algunas docenas de redactores y obreros son ya víctimas del paro por no haberse acordado el alza que, para EL LIBERAL, sólo a las empresas favorece”.

No; nosotros no hemos dicho que “sólo a las empresas favorece”. ¿De dónde ha sacado eso?

Lo que nosotros decimos y hemos repetido muchas veces es que sólo favorece a la Papelera, ofreciéndole un mayor margen para la absorción del dinero de los periódicos.

A las empresas no les favorece el aumento del precio, porque la carestía de todo producto disminuye su consumo, porque al disminuir la circulación del periódico, disminuye también la publicidad, y porque con medidas “de carácter económico” de esa naturaleza, los periódicos que hoy se venden a diez, se venderían mañana a 15, y luego a 20, y así sucesivamente…

Y las empresas que con esta orientación quisieran salir de su situación angustiosa, se encontrarían con el problema resuelto cuando vendieran cuatro o cinco mil ejemplares de sus periódicos a peseta.

Si hay algunas docenas de periodistas y de tipógrafos en paro forzoso no es por  no haber llevado la tasa mínima para la venta de los periódicos – esto lo pudieron hacer todos y cada uno de ellos sin necesidad del Gobierno ni de las Cortes – es sencillamente porque los periódicos fenecidos no supieron administrarse o porque no tuvieron la suerte de captar la curiosidad y el interés de los lectores.

En su casa tiene el ejemplo EL SOL. Su colección es un tratado de filosofía. Su línea de conducta, una curva de ‘zig-zag’ que no todos los conductores pueden salvar. Ni con 10, ni con 15, ni con 20 céntimos hubiera podido salvarse.

Días pasados se hizo una apuesta en una tertulia de café. Un contertulio aseguraba que del Hipódromo de Cibeles no encontraba un ciudadano leyendo EL SOL. Otro contertulio aseguraba lo contrario. Se cruzaron unas pesetas, y media hora después refrescaban todos a cuenta de la posición dialéctica que había tomado el que aún creía en la circulación de EL SOL. ¿Creen los firmantes de la proposición que pueden salvar la situación de los periódicos que se encuentran en ese caso elevando a 15 céntimos el precio de la venta? Lo que podrán salvar es la Papelera: pero los periódicos no. Si no se venden, a 10 céntimos, ¿cómo venderlos a 15?

Las docenas de periodistas y de tipógrafos en paro forzoso por haber dejado de de publicarse algunos periódicos – ¡caso de que esto sea cierto! – no debe ni puede imputarse a las resistencias que encontró la elevación.

Luego, tirándose a fondo dice: “EL LIBERAL podrá equilibrar sus gastos con la publicidad indicente que admite. Pero los demás tenemos otro sentido moral de los deberes de la prensa”.

¿Pero quién es EL SOL para hablarle a EL LIBERAL de sentido moral?

¿Es que aquí no nos conocemos? ¿Es que ese periódico no viene significándose como un coche de plaza? ¿Es que no fue un día monárquico, otro día de la dictadura, a la que pasó la cuenta solicitando que fuera elevado el derecho arancelario para la imposición de papel, otro día republicano, antes de la proclamación de la República, para entregarse luego a los amigos de D. Alfonso por DOS MILLONES DE PESETAS; otro día, después de proclamarse la República, republicano otra vez y del Sr. Azaña, a quien pasó la misma cuenta que a la dictadura y a quien abandonó por igual motivo, y ahora últimamente republicano lerrouxista, con la misma factura al cobro, en forma de proposición de ley para subir el precio de los periódicos, luego para elevar los derechos de arancel?…

¡Hablar EL SOL de sentido moral! Lo tendrán sus redactores en el grado que podamos tenerlo los demás, si se admite en el periodismo ‘trabajar a la medida’, como en sastrería o zapatería. ¿Pero el periódico? ¡Por los clavos de Cristo! Entró con todas, como la romana del diablo. No hay nada tan desacreditado en el estadio de la Prensa.

¡Y aún se permite hablar de nuestros anuncios por palabras!

Esto ya va picando en historia. Se lo debemos a una campaña de ciertas damas en tiempos de Martínez Anido. Nos llevaban a los tribunales por éste y por otro anuncio. Se ejercía tal presión en aquellos tiempos de la dictadura, que se nos impusieron algunas sanciones, considerando como faltas anuncios que iban a la imprenta procedentes de 200 agencias. Apelábamos, y se nos absolvía libremente.

Pero dieron tal escándalo las damas de Estropajosa, que ya nos han colgado el sambenito de los ‘anuncios por palabras’.

Publicamos ordinariamente cuatro planas de esos anuncios económicos. Son en todas partes la especialidad de los periódicos populares. En Francia ‘Le Matin’, ‘Le Journal’, ‘Le Petit Parisien’. En España EL LIBERAL. Han querido tenerlos todos los periódicos, y algunos los tinene también; pero en ninguno se logró como aquí.

Estas cuatro páginas de anuncios económicos – a 0,80 las primeras ocho palabras – no suman ninguna fortuna, ni servirían para nivelar nuestra economía. La nivelan otra publicidad más cara y la circulación…

Esas cuatro páginas de anuncios por palabras tienen 28 columnas. De éstas, sólo tres o cuatro son de la sección de ‘varios’, en la que suele aparecer alguno de esos anuncios repudiados por sus más asiduos lectores.

¿Y qué es lo pecaminoso en ellos? Hace unos dos meses se publicó uno que dio mucho ruido, porque los ‘queridos colegas’ de la acera de enfrente creyeron había llegado la hora de pedir nuestra cabeza.

Se deseaba un hombre joven, de veinticinco a treinta años, guapo, fornido, vigoroso, para hacerle una proposición ventajosa.

Y los que optarán a esa proposición debían ir y venir, paseando dos o tres veces, por la acera de la izquierda de la Gran Vía, frente a los dos primeros cafés que hay en dicha acera. Y debían llevar los concursantes: en la mano izquierda, el sombrero, y en la derecha, EL LIBERAL.

La señorita interesada presenciaría el desfile desde un balcón y daría a conocer su resolución al agraciado.

Nosotros nos enteramos de ese anuncio – como de todos – cuando se armó el escándalo. Aucidó al llamamiento más de un centenar de desocupados. No decimos más de un millar para que no se vea reclamo en ello. Se interrumpió la circulación.

Se dio parte a la Dirección de Seguridad. Se simuló una carga. Algunos periódicos pidieron la suspensión de EL LIBERAL. Y justamente preocupados por todo ello, procuramos averiguar la procedencia de aquel célebre anuncio de la sección de ‘varios’.

Resultó ser un señor de buen humor que quiso saber, no sabemos si con fines de estadística, el número de tontos que hay en Madrid…

Lo que no pudimos comprobar es si algunos de los que protestaron habían tomado parte en tan singular concurso.

Y así en otros muchos casos. Hay quien tiene escrita una novela muy edificante a base de un anuncio de nuestra sección de ‘varios’. Una novela de las reales, porque está escrita a base de las cartas recibidas por el anunciante… ¡No hemos querido publicarlas en folletín!

No estamos dispuestos a suprimir esa sección de nuestros anuncios por palabras. La sostenemos, más que por los modestísimos ingresos que nos proporciona, porque no hay razón para suprimirla.

No nos puede sorprender con un anuncio que tenga figura de delito. Y acreditado este, nos defenderíamos. Ya hubo mal intencionado que quiso complicarnos anunciando que se admitían obreros en la Ciudad Universitaria. ¡Y aquella fue la caraba! Reconocemos que tiene sus riesgos, ya que tantas envidias despiertan nuestros ‘anuncios por palabras’. ¿Pero qué le vamos a hacer?

¡Morir habemus!

Otro golpe de fondo, por si falla ese de la publididad en ‘anuncios por palabras”.

¡El anticipo reintegrable!

De sobre saben nuestros lectores a qué atenerse sobre esto. Se habló de ello cien veces en las columnas de todos los periódicos.

A la prensa, como a otras muchas industrias, se concedió un anticipo reintegrable. ¡EL AÑO 17! De no haberse concedido, hubiera perecido, porque ni vendiendo a 25 céntimos se hubiera podido cubrir el precio del papel en aquella fecha. No se hizo la concesión a EL LIBERAL, como quiere dar a entender EL SOL, sino A TODOS LOS PERIÓDICOS. Y usaron de aquel anticipo todos los que a él tenían derecho, menos los periódicos de la Papelera, que no lo necesitaban…

EL LIBERAL – dice EL SOL – adeuda todavía varios millones de pesetas. ¿Cuándo los devuelve?

Los está devolviendo. Como el ABC, como EL DEBATE, como todos los periódicos que echaron sobre sus títulos ese censo.

EL LIBERAL no debe nada, porque paga todo lo que debe. Y no debe nada, en efecto, porque nadie tiene derecho a cobrarle más de lo que le cobra por este concepto.

En una cuenta que se salda a su debido tiempo, según lo estipulado con carácter general para todos los periódicos que usaron del anticipo reintegrable.

¡Ha descubierto el Mediterráneo, colega!

Descubrámoslo también nosotros diciendo que por la caja de EL LIBERAL no pasó ni una sola peseta del anticipo reintegrable PORQUE LO COBRÓ TODO, ÍNTEGRAMENTE, LA EMPRESA DE EL SOL, cuyo director gerente lo era a la vez de la Papelera [Nicolás María de Urgoiti]…

Aquellos millones del anticipo reintegrable más favorecieron a EL SOL que a EL LIBERAL y a los otros periódicos, porque éstos tienen que pagarlos, y los pagan; pero EL SOL, que nació por entonces, se encontró con ellos y no tiene que reintegrarlos. Se fundaron los periódicos de la Papelera en aquel tiempo, para matar a EL LIBERAL y a EL HERALDO DE MADRID, que eran sus mejores clientes. Y, en efecto, aquí estamos sin novedad.

Termina diciendo EL SOL contra EL LIBERAL: “Cuando EL LIBERAL pague su deuda de honor al Estado y se coloque en nuestras mismas condiciones – ¡no, por Dios! – podrá discutir con nosotros decorosamente sobre la situación de las empresas”.

EL LIBERAL puede discutir siempre decorosamente con todo el mundo. Y como lo demuestra este artículo, que ya va siendo un poco largo, no le importa para discutir decorosamente, descender hasta el terreno en que ha colocado la discusión un periódico que no tiene ni noción de lo que a una discusión de decorosa.

¡Hasta el viernes!