31 octubre 1975
El TOP expediente al director del diario YA por un artículo de ‘Tácito’ titulado ‘Los Sucesores’ en plena agonía del dictador
Hechos
El director del YA, D. Alejandro Fernández Pombo, fue expedientado por el Tribunal de Orden Público (TOP) por el artículo de Tácito ‘Los Sucesores’ del 31.10.1975.
Lecturas
La firma Tácito había sido fundada en junio de 1973 y se expresaba a través del diario YA.
Incluso con el General Franco agonizando seguía la presión de la dictadura con los medios de comunicación: en esas fechas se produjeron secuestros. Un artículo del grupo Tácito en el diario YA, propiedad de la Editorial Católica el 31 de octubre de 1975 titulado “Los Sucesores” fue censurado y el director del YA, don Alejandro Fernández Pombo, fue procesado.
Consultado por La Hemeroteca del Buitre el Sr. Fernández Pombo relataba aquel proceso:
“Fui llamado al TOP y el magistrado Mariscal de Gante me dijo: ´Yo no quiero de usted más que los nombres de quienes son los Tácito´. Yo no se lo pude decir y me abrió expediente. Estuve en libertad condicional hasta el día 15 de noviembre. Yo lo lamenté por mi madre, que se asustó al leerlo en la prensa”.
El grupo Tácito, que ya mencioné antes, era un grupo de jóvenes dirigentes democristianos post franquistas aperturistas como el Sr. Oreja, el Sr. Lavilla o don Juan Antonio Ortega y Díaz Ambrona, que fue el autor del artículo en cuestión.
El día 1.11.1975 el diario YA publicó un artículo titulado ‘El artículo de Tácito la ley y el teléfono’ en el que protestaba por la decisión del TOP:
En el artículo de Tácito ni nosotros ni los expertos juristas que hemos consultado encontramos indicio alguno de delito. Que se nos explique cuál fue el delito que quiso prevenirse. Seguimos esperando una explicación razonable que pueda servirnos para posteriores eventualidades. (YA, 1-11-1975)
30 Octubre 1976
LOS SUCESORES
tránsito del franquismo a la democracia, Jos artículos y actividades de Tácito resultarán un material muy
esctarecedor. Sin ir más lejos, hace ahora un año, aproximadamente, se publicó el artículo "Los
sucesores", que originó el procesamiento del director de YA y la declaración ante el Juzgado de Orden
Público de quienes al poco tiempo serían subsecretarios, ministros o directores generales de la
Monarquía. Releyendo hoy el artículo "Los sucesores" se comprueba, que todo lo que allí se decía se ha cumplido."
Efectivamente, mañana hace un año que apareció en los primeros ejemplares de YA el artículo "Los sucesores", firmado por Tácito. Obligados a retirarlo de nuestras páginas, quedo prácticamente inédito.
Muchos lectores de YA pueden tener la curiosidad de conocerlo e incluso de considerar, tras su lectura, lo que va de ayer (en que fue prohibido) a hoy.
LA nueva aplicación del artículo once da la Ley Orgánica del Estado vuelva a poner en primer plano eJ tema de la sucesión. El mecanismo sucesorio, desde el punto de vista legal, está minuciosamente regulado. Su aplicación no ofrece dudas. Sin embargo, la sucesión como fenómeno político presenta una gran complejidad y un amplio espectro de posibilidades con consecuencias muy distintas.
Esta complejidad política impide reducir la sucesión a un puro cambio de la titularidad en la Jefatura del Estado. La proclamación de Rey en la fígura de don Juan Carlos de Borbón no es «la sucesión», sino su parte más visible. Dicho de otra manera: políticamente no existe un solo sucesor de Franco, sino varios sucesores. La herencia política de Franco supone una transmutación radical del equilibrio del poder: un cambio no sólo personal, sino de mucho más hondo alcance, en la Jefatura del Estado, una asunción de nuevas responsabilidades por parte del Gobierno y del pueblo español.
EL Rey es el primer sucesor, con prioridad temporal y con primacía jerárquica en la organización estatal. No es misión del Rey descender a los problemas políticos, concretos, que deberá resolver su Gobierno. Pero es cometido esencial e indeclinable del Rey marear desde un principio, con suficiente claridad, el
ámbito y sentido de su monarquía.
Para nosotros ha de quedar claro desde el primer momento que ese ámbito comprende a todos los españoles, sin excepción alguna de tendencias o ideologías políticas. Rey de todos los españoles, encarnación de la unidad del Estado en su diversidad y pluralismo. Siendo éste el ámbito de juego de la nueva monarquía, su sentido no podrá ser otro que el democratizador. Una monarquía para todos los españoles tiene que ser una monarquía democrática sin más.
Hay quien piensa y proclama de entrada que éste no será el sentido de la nueva monarquía. No podemos compartir hoy ese criterio. No sería justo negar un crédito político a quien hasta ahora no ha ejercido responsabilidades públicas plenas y definitivas. Los hechos, naturalmente, podrán confirmar o anular ese crédito. Pero adelantar un juicio a los acontecimientos nos parece la mera expresión de un prejuicio. Si los hechos se apartasen de la construcción de un futuro democrático para todos los españoles, no dudaríamos ea manifestarlo así. Ahora, justamente hace un año, señalábamos que la línea política del 12 de febrero había muerto. Quienes nos tacharon de precipitados o calificaron esta actitud incluso dé «rabieta» tendrán que reconocer que el diagnóstico se apoyaba en hechos y no en prejuicios; en hechos que han tenido sus consecuencias evidentes a lo largo de un año y que están en la mente de todos.
EL Rey—decíamos—es el primer sucesor; su primer Gobierno será el primer hecho que permita enjuiciar la credibilidad del deseable rumbo democrático de la monarquía.
Para nosotros es indudable que, con independencia de que no venga exigido por la ley, parece obligado que el presidente del Gobierno ponga su cargo a disposición del Rey. El Rey deberá adoptar aquí una decisión Histórica. La aceptación inmediata o diferida de la dimisión o la confirmación pura y simple o a plazo en el cargo tendrá un significado trasaendente. Y también será, Importante la composición del Gobierno, cuya necesidad de cambio esta fuera de discusión. Se ha hablado y pedido un gobierno de concentración en as ultimad semanas. Pero ¿qué se trataba de concentrar? En nuestra opinión, un Gobierno de concentración cono primer Gobierno de la monarquía tendría que contar con el asenso de todos los sectores políticos que la monarquía pretenda integrar en el futuro. Este punto es esencial. Será además clarificador, Gobierno de concentración, sí; de concentración del futuro deseado y no de los hombres de un pasado superado. Gobierno, además con misiones concretas realizadas a plazo: distensión Interna mediante un amplio perdón en materia de delitos políticos y de opinión; indulto generoso con motivo de la proclamación del Rey; reconocimiento practico de las libertades de informacíón, reunión y asociación especialmente política, suprimiendo las restricciones esteritizantes del Estatuto vigente; aseguramiento del orden público con la energía necesaria, pero con medios ordinarios, dejando sin efecto por vía de derogación o anulación las medidas excepcionalísimas; restablecimiento de la confianza internaclonal en el futuro de España; preparación de las elecciones legislativas con una ley electoral nueva que garantice la pluralidad de las opciones, la máxima electividad directa de los cargos, la pureza del voto y la limpieza del escrutinio.
NO sólo son sucesores el Rey y el Gobierno. El pueblo español es también destinatario de un amplio fondo de poder ligado a la figura de Franco. Las potestades de prerrogativa y los poderes constituyentes después de la sucesión sólo podrán ser ejercidos por el pueblo español. Este es el más importante sucesor.
TÁCITO
El Análisis
La edición del YA que se mandó a las hemerotecas ya tenía retirado el artículo ‘Los Sucesores’, por lo que pocos pudieron saber que tenía aquel texto de Tácito que molestara tanto al régimen. El artículo fue retirado por la Dirección General del Régimen Jurídico de Información, demostrando que se mantuvieron prácticas de una dictadura totalitaria hasta el final.
La ironía de la historia es que la dictadura estaba a punto de finalizar, y en muy poco tiempo todos aquellos anónimos Tácitos serían los amos del cotarro como ministros o secretarios de Estado en la nueva Unión de Centro Democrático.
Un año después, el 30 de octubre de 1976, el YA volvería a publicar el mismo artículo, para que quedara en la historia, cuando los ‘Tácitos’ controlaban el Gobierno de España.
J. F. Lamata