4 febrero 1977

Miembros de Täcito como Landelino Lavilla ya formaban oficialmente parte del consejo de ministros

El Grupo Tácito anuncia su disolución oficial como firma periodística para integrarse en el proyecto político de ‘Centro Democrático’

Hechos

El 4.02.1977 desde el diario YA el grupo Tácito informó de su disolución.

Lecturas

El 4 de febrero de 1977 la firma Tácito afirma en el Ya que se disuelve para integrarse en la matriz de la futura coalición Unión de Centro Democrático (UCD). En El País D. Ricardo de la Cierva Hoces publicará una tribuna crítica hacia la intencionalidad de Tácito el 22 de febrero.

04 Febrero 1977

La Oportunidad de Tácito

Grupo Tácito (Juan Antonio Ortega Díaz Ambrona y otros...)

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En los finales del siglo I de nuestra era Publio Cornelio Tácito escribía en la primera página de sus Historias: ‘El que quiere hacer profesión de fe y de verdad incorrupta no debe escribir de alguno con afición ni con odio particular’. Con ese espíritu, durante más de tres años se publicó con asiduidad esta columna.

La contemplación de los asuntos públicos que a todos afectan fue sugiriendo un pensamiento y produjo una serie de reflexiones. Cuando no se puede ser actor, la única influencia posible se reduce a intentar sembrar ideas. Lo hicimos con riguroso respeto de la ‘verdad incorrupta’ y sin afición ni odio particular.

No ocultamos, sin embargo en ningún momento, que las ideas engendran su propia dinámica y que la publicación de un pensamiento supone un cierto compromiso de intentar realizarlo cuando las circunstancias lo permiten. Defendimos siempre un modelo político de sociedad democrática, pluralista, permisiva y libre. La instauración de un sistema europeo y la creación de un centro moderado en el que pudieran encontrarse todos cuantos procedieran de donde fuere aceptasen el compromiso de mantenerse alejados de los extremos propiciando la oposición de una vida política distinta de la que nuestra historia nacional refleja.

Fundamentalmente pensamos que nuestra postura y actitud fueron correctas. El comportamiento del pueblo español a lo largo del último año prueba que esta sociedad aspira precisamente a una modelo muy similar al por nosotros defendido. El mérito reside simplemente en haber sabido sintonizar con el pueblo vivo que nos rodea. Por una vez las Casandras se equivocaron y el tremendismo debe esperar mejor coyuntura.

Los hombres que se reunieron para escribir en común esta columna no tuvieron como objetivo inmediato su transformación en un partido político. Defendieron siempre, eso sí, la necesidad de que surgiera una poderosa fuerza política en el centro capaz de amortiguar los extremos y de conducir el tránsito. Primero, el Partido Popular y ahora el Centro Democrático son dos respuestas sociales que justifican con creces las horas dedicadas al empeño.

Este comentario se publica en la víspera del I Congreso del Partido Popular. Ahora nosotros y otros muchos unidos tenemos la oportunidad de ofrecer una alternancia política que responde a toda una trayectoria teórica. Con idéntica fe, defenderemos soluciones concretas, intentaremos aportar al común lo mejor que podemos dar. Creemos que la vida social es un conjunto de aportaciones, que el equilibrio sólo se consigue si todas las partes exponen con claridad sus ideas y defienden sus intereses y que es deber de todos concurrir honesta y lealmente a la construcción de un futuro en el que podamos sentirnos realizados.

No nos hacemos ilusiones, el camino será duro y difícil, fuerzas poderosas se oponen a la pérdida de sus privilegios o a la instauración de un orden democrático opuesto al clima revolucionario. Sin embargo, un pueblo sereno siempre en centra la senda para afirmarse y ahora el reto histórico es muy claro: existe la posibilidad efectiva de terminar para siempre con todas las luchas civiles, de edificar con el consenso de todos una sociedad civil tal como la que siempre defendimos.

Tácito ha sido una postura ante la vida, un compromiso moral: el Partido Popular y el Centro Democrático son compromisos políticos de más amplia base y de intereses negociados implican militancia disciplinada y, necesariamente parcialidad. Tácito puede ser aún útil cuando se trate de grandes principios pero implicado en el juego ya no podría escribir semanalmente sin una ‘afición particular’. Por lealtad a lo que fue y a lo que nuestros lectores apreciaron en él. Täcito quiere mantenerse fuera del juego diario, implica a sus hombres, pero guarda, para cuando la ocasión lo pida,  el seguir haciendo ‘profesión de fe y de verdad’.

Tácito

22 Febrero 1977

Ante el eclipse provisional de Tácito

Ricardo de la Cierva

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El día 4 de febrero de 1977, el sobrenombre Tácito, que había alcanzado cierta notoriedad a fines del siglo Y de nuestra era, y que reapareció públicamente en Hispania, como seudónimo colectivo, el 23 de junio de 1973, anunciaba solemnemente la cancelación de su cita semanal en la cadena de la Editorial Católica y otros diarios, si bien reservaba su derecho a permanecer como reserva espiritual de la transición. Alegaba para ello, su plena integración en el Partido Popular y en Centro Democrático, grupos que, «implican militancia disciplinada y, necesariamente, parcialidad». Merece la pena que, con motivo de su eclipse provisional, intentemos una segunda aproximación al colectivo Tácito, porque su importancia es ya muy grande y podría resultar decisiva en un futuro muy próximo. Hablo de segunda aproximación porque intenté una primera el 18 de mayo de 1975, bajo el título ¿Qué demonios son los Tácito?, en la que me contesté de la siguiente forma:a) «Van a ser cincuenta coprotagonistas inmediatos, de la España real.»

b) «Apuesto mis pequeñas dianas en pronósticos anteriores a que entre tácitos y Público de aquella noche salen dos docenas de ministros futuros. » (Ya va casi media.)

c) Son un vivero de cuadros para una muy próxima agrupación democristiana de centro, con vocación mayoritaria, aunque varios de esos cuadros se deslizarán a la socialdemocracia, a la democracia cristiana radical o a otros partidos políticos liberales y algunos también -menos- a la derecha; y, tercero, un centro de actuales y futuras coordinaciones con otros partidos democráticos hoy embrionarios.»

Haber anticipado, estas cosas sobre los Tácito, cuando ni siquiera ellos mismos se definían en público más que con vaguedades y circunloquios, me da cierto derecho a una segunda aproximación. Hela aquí.

1. El grupo Tácito nació, como acaba de decirse, a la luz pública el 23 de junio de 1973, con una salutación política a la designación del almirante Carrero Blanco para la Presidencia del Gobierno. A, pesar del estilo plúmbeo de sus artículos, Tácito logró pronto, por la originalidad y moderación de su talante político, una merecida audiencia. En éste y demás artículos próximos, los Tácito se presentan como promotores del franquismo evolutivo, en la misma línea seguida desde 1939 y desde 1945 por los políticos nacidos en el seno de la Editorial Católica, depositaria del tradicional posibilismo, oportunista del catolicismo politico español; que no ha sido jamás creador en política. Si no formalmente, corno se dijo, esta actitud abona la sospecha de que los Tácito se ofrecieron técnicamentecomo cuadros de mando intermedio para la última etapa del franquismo; con la vista fija, eso si, en la transición inminente y con un hábil cultivo de los setos que rodean al entonces marginado palacio de la Zarzuela.

2. El grupo Tácito consiguió una primera presencia colectiva en las áreas del Poder durante la etapa Arias, la etapa de la apertura. Mantuvo, desde entonces, una doble presencia; dentro del Poder, como cabeza de puente para ulteriores operaciones, y fuera del Gobierno, como grupo de presión y mantenedor de actitudes críticas en orden a la ampliación de su cabeza de puente en las zonas del Poder.

3. Ninguna de estas consideraciones invalida los aspectos positivos del grupo Tácito, su sentido colectivo del quehacer político, su relativa moderación de-los personalismos, su actitud ecléctica, alejada de los extremismos y de los desplantes. Por todas estas características, desplegada en trances de convulsión, el grupo tácitó merece gratitud y se con figura, históricamente ya, como un conjunto promotor de la democracia en el marco de la Corona, a la cual ha tendido servicios señalados. Esto no es una acusación, sólo una profundización.

4. El grupo Tácito es, por tanto, esencialmente, un grupo de presión hacia el Poder, y, aunque de raíces católicas, representa un intento de superación democrisfiana incapaz de ser entendido por el catolicismo político elemental de la generación anterior, representado por don José María Gil-Robles, el cual, en su primera etapa, no llegó a democristiano, y en esta segunda se paga de cristianodemócrata. Su rival, el general Franco, mucho más político, no tuvo jamás en cuenta a la democracia cristiana, pero pactó siempre con la Editorial Católica. Y la tuvo siempre a su lado. Las indecisiones, y las incoherencias de Tácito. en los momentos críticos de la transición demuestran estas tesis mejor que muchas consideraciones.

5. Lo realmente importante del grupo Tácito no es su ideología, sino su sociología. Esto, es lo que se me había escapado en mi aproximación anterior. Tácito es oligarquía pura, aunque modernizada a fondo. Tácito representa a los sectores más politizados de los grandes Cuerpos y de las grandes Corporationes jurídicas, financíeras, industriales, aristocráticas. No representa al conjunto de esos sectores, sino a sus vanguardias politizadas. Ahora bien, una reforma profunda de la sociedad española deberá pasar necesariamente por la reforma profunda de las estructuras de las Corporaciones, de los Cuerpos y de los intereses, que están representados profundamente en el grupo Tácito. En esté sentido, los continuistas descarados de Alianza, Popular tienen cierta razón cuando acusan al centro de estar a la derecha de ellos, como reconocía Lasuén, hace poco.

6. La actuación de Tácito dentro del Partido Popular y dentro de las negociaciones para la constitución de Centro Democrático responde a su doble naturaleza de grupo de presión para el poder y vanguardia política, renovada de las más poderosas oligarquías. Su sentido de actuación colectiva hace, por un lado, de un loable deseo de evitar los personalismos excesivos y, por otro, de la mediocridad política que puede advertirse en buena parte de los miembros del grupo, incapaces de medirse en confrontaciones públicas o discusiones privadas con otros políticos ajenos a Tácito, aunque coincidentes con sus aspectos positivos de actuación. Un análisis de los líderes de Tácito y de la forma de actuar políticamente todo el grupo -en privado y en público-, nos llevaría a .interesantes confirmaciones, aunque se sale del marco de esta aproximación.. El sentido excluyente de Tácito contradice sus proclamaciones integradoras. No quieren, en el fondo, cooperación, si no subordinación.

7. En resumen, Tácito ha prestado interesantes y valiosos servicios durante la transición. No ha creado el Partido Popular ni el Centro Democrático, aunque alardea de ello con presunciones que se derivan de Plauto, más bien qué de su ilustre epónimo romano. Su eclipse no ha sido más que aparente. Su presencia en un partido llamado Popular es sumamente sospechosa, aunque si su actuación s funde lealmente con los demás grupos del partido y del Centro Democrático podrá todavía acarrear beneficios importantes a la coalición del centro-derecha. Pero ante los hechos que se han podido comprobar hasta ahora, los observadores tienen muchos mayores motivos para el recelo que para la ingenua confianza en esta original y peligrosa plataforma de poder.