25 febrero 2003

El Tribunal de La Haya encarcela a Vojislav Seselj, líder del Partido Radical Serbio, acusado de ser uno de los promotores de la «limpieza étnica» en Yugoslavia

Hechos

Fue noticia el 23 de febrero de 2003.

25 Febrero 2003

Seselj, en La Haya

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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QUE UNA misma cárcel holandesa albergue a Slobodan Milosevic, cuyo juicio cumple un año, y desde ayer a Vojislav Seselj reafirma que la maquinaria de la justicia internacional va estrechando el cerco en torno a los más destacados protagonistas del genocidio balcánico. Seselj, que se ha entregado voluntariamente al tribunal que enjuicia los crímenes de guerra en la antigua Yugoslavia, fue uno de los más estrechos aliados de Milosevic en la ejecución del proyecto ultranacionalista conocido como Gran Serbia, que ha sumergido a Europa en atrocidades no vistas desde Hitler.

El caudillo fascista ahora en La Haya, líder del Partido Radical serbio, es uno de los jefes paramilitares que organizaron las fuerzas de choque para la limpieza étnica en Croacia y Bosnia a comienzos de los años noventa. El tribunal de la ONU le acusa de crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos por sus miles de leales chetniks, la crema del fanatismo panserbio. Todavía en las elecciones presidenciales de diciembre, invalidadas por falta de quórum, ocupó el segundo puesto en las preferencias de sus conciudadanos.

Las celdas de Scheveningen siguen esperando a los dos máximos ángeles de la muerte de la antigua Yugoslavia, Radovan Karadzic y su general Ratko Mladic,ambos en paradero más o menos desconocido. Pero un puñado hasta hace poco inimaginable de responsables políticos y militares de las hecatombes de Croacia, Bosnia y Kosovo están a disposición del tribunal creado hace diez años por Naciones Unidas. Entre ellos, los máximos dirigentes serbobosnios Momcilo Krajisnik y Biljana Plavsic; Milan Martic, que acaudillara a los serbios secesionistas de Croacia, o Milan Milutinovic, el hombre de paja de Milosevic para Kosovo como presidente de Serbia.

La Haya, pues, se justifica cada día, aunque algunos de sus patrocinadores se quejen de su lentitud y su coste, unos 100 millones de dólares anuales. Al margen del veredicto final de la historia, este tribunal ya ha mostrado al mundo civilizado que se pueden enjuiciar públicamente los crímenes contemporáneos más execrables, por notorios que sean sus autores.

30 Diciembre 2003

Serbia, de mal en peor

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Los hechos sugieren que el futuro de Serbia reside en su tenebroso pasado. Así se desprende de que un partido de corte fascista, el Radical, de Vojislav Seselj -cuyo líder, partidario de la limpieza étnica, espera juicio en el tribunal que juzga los crímenes de guerra en la antigua Yugoslavia-, haya sido el más votado en las elecciones legislativas del domingo. Ya sucedió con su candidato en las presidenciales de noviembre, anuladas por participación insuficiente.

Los segundos comicios desde el derrocamiento de Slobodan Milosevic han sido básicamente limpios y concurridos. Su singularidad radica en que la élite ultranacionalista que condujo al país al desastre en los años noventa, y a Europa a una de sus épocas más oscuras, ha ganado popularidad, en buena medida gracias al odio que la mayoría de los serbios profesa al Tribunal de La Haya, verdadero eje de la campaña electoral. El hecho de que la ley serbia permita concurrir a todo aquel no convicto y encarcelado ha propiciado no sólo alzarse al caudillo Seselj como vencedor moral (en la persona de su vicario Tomislav Nikolic), sino obtener también escaño por el Partido Socialista al genocida Milosevic. Ambos fueron estrechos aliados en el proyecto criminal de la Gran Serbia.

Las elecciones que alejan a Belgrado de Europa han sido un gran voto de castigo a la heterogénea coalición reformista que desde la misma caída de Milosevic, en octubre de 2000, se ofuscó en trifulcas de campanario. En ese tiempo y hasta su reciente disolución ha sido incapaz de erradicar la corrupción y mejorar las condiciones de vida de la mayoría en un país al borde del colapso económico. El clarinazo debería servir a sus partidos para ponerse a la complicada faena de intentar rescatar al país balcánico de un amenazador agujero negro.

La formación de Gobierno se anuncia lenta y complicada. Lo menos malo que puede suceder es que los radicales no encuentren aliados suficientes para tener el control del Parlamento. La alquimia electoral podría permitir entonces que el partido del ex presidente Vojislav Kostunica, el más votado entre los del arco democrático, se entienda con otras formaciones civilizadas en busca de la mayoría. En el mejor de los casos, ese hipotético Ejecutivo estaría fiscalizado por sólidas formaciones políticas que estarían prohibidas en la mayoría de los países europeos.