14 noviembre 1961
Elecciones Filipinas 1961 – Diosdado Macapagal (Partido Liberal) desbanca de la presidencia a Carlos P. García (Partido Nacionalista)
Hechos
El 14 de noviembre de 1961 se celebraron elecciones a la presidencia y vicepresidencia de Filipinas.
Lecturas
Las anteriores elecciones fueron en 1957.
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ELECCIONES A LA PRESIDENCIA
Diosdado Macapagal (Partido Liberal) – 3.554.840 votos (55.05%)
Carlos P. Garcia (Partido Nacionalista) – 2.902.996 votos (44.95%)
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ELECCIONES A LA VICEPRESIDENCIA
Emmanuel Pelaez (Partido Liberal) – 2.394.400 votos (37.57%)
Sergio Osmeña, Jr. (Independiente) – 2.190.424 (34.37%)
Gil Puyat (Partido Nacionalista) – 1.787.987 (28.06%)
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El Análisis
Las urnas filipinas han hablado, y lo han hecho con un mensaje inequívoco: el país quiere un cambio de rumbo. Diosdado Macapagal, hasta ahora vicepresidente, ha derrotado al presidente Carlos P. García, poniendo fin a una administración marcada por un creciente desgaste político y económico. El triunfo de Macapagal no ha sido fruto de la improvisación, sino de una estrategia cuidadosamente tejida: en 1957, optó por la vicepresidencia —única ocasión en la historia reciente en que presidente y vicepresidente pertenecieron a partidos distintos— y desde ese puesto no dudó en convertirse en el principal líder de la oposición, fiscalizando sin descanso la gestión presidencial. Cuatro años después, la paciencia y la constancia le han dado la razón.
El mandato de García, iniciado en 1957, será recordado por su política de “Filipino First”, con la que buscó dar prioridad a los intereses económicos nacionales frente a la influencia extranjera. Aunque la intención fue legítima y en un principio ganó popularidad, en la práctica generó críticas por el aumento del proteccionismo, el encarecimiento de bienes y la percepción de que el nacionalismo económico favorecía a un pequeño grupo de allegados al poder. La corrupción y el clientelismo, endémicos en la política filipina, también pasaron factura, alimentando la sensación de que la administración García había perdido el pulso reformista que el país necesitaba. La derrota de su vicepresidente Arturo Tolentino frente al candidato de Macapagal para la vicepresidencia confirma que el desgaste afectó a todo el Partido Nacionalista.
Los retos que esperan a Macapagal son de envergadura: dinamizar una economía que se ha visto ralentizada, combatir la corrupción que erosiona la confianza ciudadana, y modernizar unas estructuras estatales que aún arrastran la pesada herencia colonial. En política exterior, deberá equilibrar la relación con Estados Unidos —de la que dependen buena parte de las exportaciones y la ayuda económica— con un discurso de mayor soberanía. Pero quizá su mayor desafío sea demostrar que la oposición no vive solo de criticar, sino de gobernar con eficacia y sentido de Estado. La victoria ha sido brillante; el verdadero examen comienza ahora.
J. F. Lamata