4 diciembre 1979

El nuevo 'jefe de gobierno' de Portugal es el presidente del Partido Social Demócrata que, a pesar de su denominación, es de derechas

Elecciones Legislativas Portugal 1979 – El triunfo del PSD supone la llegada de Francisco Sá Carneiro al cargo de primer ministro

Hechos

La Alianza Democrática fue la formación más votada en las elecciones legislativas de diciembre de 1979.

Lecturas

En marzo de 1979 Mario Soares fue reelegido líder del PS de Portugal. 

Alianza Democrática (líderada por el Partido Socialdemócrata, de derechas) – 128 escaños

Frente Republicano (líderado por el Partido Socialista, de izquierdas) – 74 escaños

Alianza del Pueblo Unido (liderado por el Partido Comunista) – 47 escaños

Mario_Soares  Mario Soares, líder socialista, ha sido derrotado en estas legislativas.

En octubre de 1980 volvió a haber elecciones legislativas en Portugal. 

El Análisis

Sá Carneiro triunfa, Soares cae: Portugal gira a la derecha

JF Lamata
Las elecciones legislativas del 2 de diciembre de 1979 han marcado un punto de inflexión en la joven democracia portuguesa: la coalición de centro-derecha Aliança Democrática (AD), liderada por Francisco Sá Carneiro y su Partido Social Demócrata (PSD), ha derrotado a la coalición Frente Socialista, encabezada por Mário Soares y el Partido Socialista (PS). Con 128 escaños frente a los 74 del PS, Sá Carneiro se convierte en el primer ministro del primer gobierno de derechas desde la Revolución de los Claveles de 1974, que acabó con la dictadura salazarista. Aunque el general Ramalho Eanes, presidente de la República y una figura vista como afín a los socialistas, permanece en la jefatura del Estado, este cambio refleja un hartazgo popular con las políticas de Soares y un deseo de estabilidad tras años de turbulencia económica y política. Portugal, aún buscando su rumbo, entrega ahora el timón a un hombre cuya ambición es clara, pero cuyo pasado y visión despiertan tanto esperanza como recelo.
La derrota de Soares es el fruto de una tormenta que él mismo no pudo capear. Su segundo gobierno (1978), una coalición inestable con el Centro Democrático Social (CDS), colapsó tras apenas seis meses, incapaz de lidiar con una economía devastada por la crisis del petróleo, la descolonización y las nacionalizaciones postrevolucionarias. La inflación del 20%, el desempleo creciente y las medidas de austeridad impuestas por el FMI tras un préstamo de 1,500 millones de dólares erosionaron la popularidad del PS. Aunque Soares, un luchador contra el salazarismo que pasó por la cárcel y el exilio, logró mantener a Portugal en la senda democrática y alejarlo de un giro comunista en 1975, su gestión económica fue un lastre. Las tensiones con Eanes, quien lo destituyó en 1978 tras la ruptura con el CDS, y la percepción de que el PS no podía ofrecer soluciones rápidas alienaron a un electorado agotado. La promesa de Sá Carneiro de estabilidad, liberalización económica y un giro hacia Europa resonó más que las propuestas socialistas de Soares.
Sá Carneiro, un abogado carismático y líder del PSD, no tiene vínculos directos con la dictadura de Salazar, a diferencia de algunos sectores conservadores. Durante el régimen, mantuvo un perfil bajo como abogado y diputado en la Asamblea Nacional, pero su oposición moderada al salazarismo le valió cierto respeto entre los demócratas. Tras la Revolución de los Claveles, fundó el PSD, que, a pesar de su nombre “socialdemócrata”, abraza un ideario de centro-derecha, con énfasis en el libre mercado y la integración europea. Su victoria, junto al CDS y el Partido Popular Monárquico en la AD, marca el primer gobierno de derechas en la Portugal democrática, pero su coalición enfrenta retos enormes: implementar reformas económicas sin desatar más protestas, mantener la estabilidad frente a un Partido Comunista (PCP) aún influyente y lidiar con Eanes, cuya afinidad con los socialistas podría generar fricciones. En este diciembre de 1979, Portugal no solo cambia de gobierno; apuesta por un nuevo rumbo, pero con un presidente socialista y un país dividido, la pregunta es si Sá Carneiro podrá cumplir sus promesas sin resucitar los fantasmas del pasado.
J. F. Lamata