17 julio 1985

Para meterse con el director de EL PAÍS, el director de ABC había calificado a PUEBLO como 'periódico de la Caverna'

El franquista Emilio Romero (YA) defiende a Juan Luis Cebrián (EL PAÍS) de los ataques de Luis Mª Anson (ABC)

Hechos

El columnista del diario YA, D. Emilio Romero, dedicó dos artículos a analizar críticamente los textos que el ABC dirigido por D. Luis María Anson realizaba sobre su competidor, el director del diario EL PAÍS, D. Juan Luis Cebrián.

Lecturas

En determinados momentos en política un apoyo de alguien ‘contaminado’ o ‘estigmatizado’ puede ser perjudicial para el que recibe ese apoyo. Entonces se acuña la expresión de ‘no me defiendas, compadre’. En periodismo también darse algo similar.

En 1985 el director del diario ABC, D. Luis María Anson seguía atacando siempre que tenía ocasión al director del diario EL PAÍS, D. Juan Luis Cebrián, refiriéndose siempre al diario EL PAÍS como ‘el diario gubernamental’. Pero lo curioso de la polémica de julio 1985 es que se implicó otro periódico, el YA a través de su columnista D. Emilio Romero.

El director de EL PAÍS había acudido a la presentación de un libro junto al ex ministro franquista D. Gonzalo Fernández de la Mora sobre Acción Española, formación política que agrupó a intelectuales derechistas durante la II República cuyos principales referentes era D. José Calvo Sotelo, D. Ramiro de Maeztu y D. Víctor Pradera. Durante el acto el Sr. Fernández de la Mora los elogió, pero al llegar el turno al Sr. Cebrián, este hizo un juicio de valor muy severo contra estos: “Acción Española era la brutalidad echa pensamiento. Con ellos el cerrilismo, la cerrazón y la caverna no fue un sueño”.

Siguiendo su habitual acción-reacción, D. Luis María Anson publicó al día siguiente en ABC un recuadro contra el Sr. Cebrián defendiendo a los Sres. Calvo Sotelo, De Maeztu y Pradera (los tres asesinados por milicianos del Frente Popular) y acusó al Sr. Cebri´an de ‘haber sido jefe de Redacción de un periódico de la caverna, situado en lo más oscuro, represivo y reaccionario de esa misma caverna”.

Ese ‘periódico de la caverna’ para el que había trabajado el Sr. Cebrián era el diario PUEBLO, que había cerrado dos años antes y que era propiedad del Estado durante la dictadura franquista. Su más célebre director, D. Emilio Romero estaba vivito y coleando y era columnista del diario YA, por lo que decidió echar un capote a su antiguo alumno contra el Sr. Anson.

“He leído un texto en ABC sobre Juan Luis Cebrián – director de EL PAÍS – que alcanza los más altos niveles de la agresividad, ABC acusa frecuentemente a EL PAÍS de ‘diario gubernamental’

Vamos a dejarnos de víctimas monárquicas en el tiempo del general Franco, porque todos ellos vivieron como las rosas en nuestro país, tenían influencia social y sus mundos económicos y personales o profesionales prosperaban”.

La inclinación de Juan Luis era hacia la izquierda. Esto se hizo patente cuando más adelante estuvo en INFORMACIONES y su revelación o madurez – en la ideología de la izquierda – se consagró a medida que EL PAÍS fue adelante tras los primeros tiempos de balbuceo y de una vida política española que no se presentaba todavía a una izquierda intelectual granada.

Juan Luis Cebrián titulariza periodísticamente y en la democracia actual, la imagen clásica de la izquierda española, y en esa mezcla de azañismo y revolucionarismo. Esa mezcla no era posible en los años 30, pero lo ha sido en la democracia restaurada de 1977. Y después de todo eso, Juan Luis Cebrián ha construido un gran periódico desde el punto de vista profesional.

El diario PUEBLO era el que tenía las líneas más avanzadas en lo político y en lo social, y por esa razón estaban allí periodistas de la izquierda y relevantes del tiempo actual.

Yo no creo que EL PAÍS sea un periódico gubernamental. Pero es un periódico que está ‘en la izquierda’. Eso quiere decir que será siempre más propicio o más próximo a cualquier Gobierno con identidad de izquierdas, como ocurre en estos momentos, que con un Gobierno procedente de la derecha”.

Pero ante el alegato del veterano periodista social del franquismo a favor del Sr. Cebrián, el ABC del Sr. Anson lejos de arrugarse se frotó las manos. Tenía un nuevo argumento para acusar de franquista al Sr. Cebrián.

Como hace veinte años, Emilio Romero, ex director del diario de los sindicatos verticales de Franco, ha salido en defensa de su ex jefe de la Redacción, Juan Luis Cebrián, hoy director del diario gubernamental. El gesto de Romero nos parece gallardo y le honra; la irritación de algunos de los actuales amigos de Cebrián al comprobar que es Romero el único que le defiende, comprensible. Pero eso es lo malo. A nadie le gusta meterse en el túnel del tiempo. Como hace veinte años, Romero defiende a Cebrián contra ABC que, entonces y ahora, defiende, frente a los totalitarismos, la Monarquía liberal.

D. Juan Luis Cebrián evitó dar espacio en las páginas de su periódico al tema. No parece probable que le hiciera gracia una defensa demasiado encendida por parte del Sr. Romero (al que había invitado a salir de EL PAÍS del que era colaborador en 1980). Pero el Sr. Romero aún tenía capacidad de morder y lo hizo:

Luis María Anson, director de ABC, está excediendo sus emociones periodísticas hasta el eretismo o la exaltación.

¡Pero hombre, Luis María! El periódico más rico en tradición de franquismo fue ABC. Entre los grandes conspiradores del Alzamiento militar de julio de 1936 estaban los Luca de Tena y ABC.

Querido Luis María, el Monarca por el que no luchaste – porque tú lo hiciste por el otro – ha sido generoso contigo y ahora mismo le pones en riesgo desde tu monarquismo biológico, con no pocas atrocidades que aparecen en tu periódico.

Este artículo no quiero que sea pendenciero, porque en la refriega sigo sin encogerme. Así es que sosiégate, Luis María, y sigue ejerciendo el silencio a todas mis actividades culturales de la vida española. Como sigas así no voy a publicar en tu periódico ni mi esquela’.

Nadie podrá decir que las habilidades polémicas y en prosa del Sr. Romero hayan mermado con los años.

07 Julio 1985

CEBRIÁN Y LA CAVERNA

Editorial (Director: Luis María Anson)

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"El propio Cebrián fue jefe de Redacción de uno de los periódicos de la caverna"

El director del diario gubernamental, Juan Luis Cebrián, según informábamos ayer en nuestra sección de Cultura, calificó a Acción Española de ‘la brutalidad hecha pensamiento’ y de ‘museo de los horrores’. Y aseguró, refiriéndose a este grupo intelectual de los años treinta, que ‘el cerrilismo, la cerrazón y la caverna no fueron un sueño’. Difícil es saber lo que hubieran hecho los hombres de Acción Española si hubieran llegado a gobernar. Pero no tuvieron ocasión. Sus tres principales líderes, José Calvo-Sotelo, Ramiro de Maeztu y Víctor Pradera, fueron asesinados por el Frente Popular, al que Cebriáan dedica ahora sus evocaciones. Los otros líderes  resultaron exiliados o deportados por el régimen de Franco: Sainz Rodríguez pasó treinta años en el destierro; Eugenio Vegas, veinte; Julio Palacios, López Ibor, Valdecasas y Quintanar también fueron deportados. Pero tiene razón Cebrián: ‘El cerrilismo, la cerrazón y la caverna no fueron un sueño’. El propio Cebrián fue jefe de Redacción de uno de los periódicos de la caverna y director de los Servicios Informativos de la Televisión oficial, situada en lo más oscuro, represivo y reaccionario de esa misma caverna.

09 Julio 1985

LA CRISPACIÓN Y JUAN LUIS CEBRIÁN

Emilio Romero

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"El diario PUEBLO era el que tenía las líneas más avanzadas y no creo que EL PAÍS sea un periódico gubernamental"

La crispación parece que va en aumento y en nuestro país estas cosas son más graves que en otros sitios. Los cupos de apasionamiento y de resentimiento son más altos.

He leído un texto en ABC sobre Juan Luis Cebrián – director de EL PAÍS – que alcanza los más altos niveles de la agresividad, ABC acusa frecuentemente a EL PAÍS de ‘diario gubernamental’, y ahora todo ha venido a cuento por las manifestaciones de Juan Luis Cebrián en la presentación de un libro de Raúl Morodo sobre Acción Española, aquel Movimiento intelectual y monárquico de gran actividad y resonancia durante la República.

El director de EL PAÍS habló mal de aquella organización, como se corresponde con un periodista de la identidad ideológica de Juan Luis; y Gonzalo Fernández de la Mora dijo todo lo contrario. Y en paz. En principio voy a hacer algunas precisiones, aunque ya aparecen con alguna extensión en mi libro ‘Tragicomedia de España’. Los grandes conspiradores contra la República y los animadores verdaderos del alzamiento militar del 18 de julio de 1936 fueron los monárquicos de don Alfonso XIII – Acción Española – y los militares monárquicos en primer lugar. Ni el falangismo de José Antonio Primo de Rivera, ni el derechismo de José María Gil Robles organizaron tal cosa, aunque después y en virtud del sesgo político y revolucionario de aquel Frente Popular que ganó las elecciones en Febrero de 1936 se incorporaron a aquel alzamiento.

En cuanto decidió el general Franco que aquello no era ‘una empresa monárquica’, sino otra cosa que fuera correctora de los fallos o errores de la Monarquía y de la República, entonces los monárquicos supervivientes de aquella Acción Española se convirtieron en conspiradores contra el Régimen del general Franco; pero hablar de destierros, deportaciones y todo eso es una exageración.

Sainz Rodríguez estaba en todo aquello y no vino porque no le plujo y tuvo altas funciones en los primeros tiempos del franquismo. Lo de López Ibor, Valdecasas, Palacios y Quintanar no es serio. Traté con algunos de ellos y lucieron con esplendor en la vida de aquellos años. Don Pedro Sainz Rodríguez – a quien admiro tanto – fue el gran Consejero de Don Juan en un largo periodo. Juan José López Ibor fue la gran revelación científica de todos esos años del pasado, y no se distinguía precisamente por estar en el monarquismo democrático que ahora se lleva, sino en el otro; en aquel que defendían, primorosamente, José María Pemán y Florentino Pérez Embid.

Vamos a dejarnos de víctimas monárquicas en el tiempo del general Franco, porque todos ellos vivieron como las rosas en nuestro país, tenían influencia social y sus mundos económicos y personales o profesionales prosperaban. Y, efectivamente, los que asesinaron monárquicos fueron los socialistas, los comunistas y los anarquistas de entonces.

El caso Cebrián

A Juan Luis Cebrián, director de EL PAÍS, le conozco un poco porque trabajó conmigo en los primeros años de su iniciación periodística. Era un profesional con ambiciones y las consiguió. Sus primeras inclinaciones políticas estuvieron al lado de Joaquín Ruiz Giménez, que era quien representaba, en los finales de los años 60, la crítica o la contestación al Régimen con aquella revista llamada ‘Cuadernos para el diálogo’, en la que colaboraban una buena parte de los que hoy podemos llamar como las crías de muchos políticos actuales de todas las tendencias.

La inclinación de Juan Luis era hacia la izquierda. Esto se hizo patente cuando más adelante estuvo en INFORMACIONES y su revelación o madurez – en la ideología de la izquierda – se consagró a medida que EL PAÍS fue adelante tras los primeros tiempos de balbuceo y de una vida política española que no se presentaba todavía a una izquierda intelectual granada.

Juan Luis Cebrián titulariza periodísticamente y en la democracia actual, la imagen clásica de la izquierda española, y en esa mezcla de azañismo y revolucionarismo. Esa mezcla no era posible en los años 30, pero lo ha sido en la democracia restaurada de 1977. Y después de todo eso, Juan Luis Cebrián ha construido un gran periódico desde el punto de vista profesional.

Esa alusión que hace el texto de ABC a que fue Jefe de Redacción ‘de uno de los periódicos de la caverna’ refiriéndose a PUEBLO y utilizando la propia denominación que Juan Luis Cebrián hizo a los personajes de Acción Española, es toda una falsificación histórica. La caverna estuvo, verdaderamente en los conspiradores monárquicos de la República del 31 y el propio pueblo español los bautizó como ‘cavernícolas’. El diario PUEBLO era el que tenía las líneas más avanzadas en lo político y en lo social, y por esa razón estaban allí periodistas de la izquierda y relevantes del tiempo actual. No se hacía ‘subversión desde aquel periódico, pero se hacía crítica al entreguismo falangista y a las fuerzas derechistas de ocupación del antiguo Régimen. Lo que defendíamos eran libertades, aunque fueran ‘dentro de un orden’ y política social ambiciosa y moderna.

Precisiones

Yo no creo que EL PAÍS sea un periódico gubernamental. Pero es un periódico que está ‘en la izquierda’. Eso quiere decir que será siempre más propicio o más próximo a cualquier Gobierno con identidad de izquierdas, como ocurre en estos momentos, que con un Gobierno procedente de la derecha. Y hace todavía más: su descalificación a la derecha es constante y su desfiguración es a veces notoria. Pero eso es normal.

Juan Luis Cebrián y sus colaboradores tienen ese temor de la derecha en el poder; exactamente como ocurre con otros periódicos, que serían más felices con otros partidos en el poder, que no fueran el socialismo o comunistas. Pero esta es la figura democrática corriente, en la que hay periódicos que se escoran de uno o de otro lado, y todos ellos blasonan de imparcialidad y de independencia.

La identidad de ‘monarquismo biológico’ de ABC – por ejemplo – podría ser en ocasiones grave y peligroso para la Monarquía, en virtud de que algunos lectores puedan suponer que lo que dice este periódico lo comparte la Realeza, y a veces dice cosas atroces. El monarquismo tiene que ser más razonable y hasta racionalista. La Monarquía es buena porque es útil y nada más; sin esquizofrenia. Así es que vamos a dejar las cosas en su lugar, tanto de la actualidad como de la Historia. Juan Luis Cebrián es ‘de izquierdas’, pero es un gran periodista. Y conmigo, realmente, ni llega ni se excede en atenciones. Esa es mi fuerza moral para decir esto.

Emilio Romero

10 Julio 1985

ROMERO DEFIENDE A CEBRIÁN

Editorial (Director: Luis María Anson)

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"Como hace 20 años, Romero defiende a Cebrián contra ABC, que ahora y siempre defiende la Monarquía liberal"

Como hace veinte años, Emilio Romero, ex director del diario de los sindicatos verticales de Franco, ha salido en defensa de su ex jefe de la Redacción, Juan Luis Cebrián, hoy director del diario gubernamental. El gesto de Romero nos parece gallardo y le honra; la irritación de algunos de los actuales amigos de Cebrián al comprobar que es Romero el único que le defiende, comprensible. Pero eso es lo malo. A nadie le gusta meterse en el túnel del tiempo. Como hace veinte años, Romero defiende a Cebrián contra ABC que, entonces y ahora, defiende, frente a los totalitarismos, la Monarquía de todos, la Monarquía liberal que Don Juan de Borbón trazó pacientemente desde su exilio en Estoril, y que su hijo, el Rey, ha llevado ejemplarmente a la práctica.

17 Julio 1985

PERO LUIS MARÍA, ¿QUÉ TE OCURRE?

Emilio Romero

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"La época dorada de ABC fue en los largos años de franquismo. Anson, me despediste de manera emocionante cuando salí de la Delegación Nacional de la prensa"

Luis María Anson, director de ABC, está excediendo sus emociones periodísticas hasta el eretismo o la exaltación. Es toda una situación de riesgo y se impone el sosiego y la calma.

Resulta que el otro día me pareció obligado intervenir sobre la obsesión que tiene Luis María sobre Juan Luis Cebrián, director de EL PAÍS. Todo se reducía a dejar las cosas donde estaban. Juan Luis Cebrián es un gran director del periódico, situado en su conciencia política ‘a la izquierda’ y hace lo que se corresponde en la refriega democrática de nuestro país.

Luis María Anson nació y se crió a lo largo de toda su vida profesional en ABC, con la inspiración política de Estoril y no de la Zarzuela, de acuerdo con la tradición monárquica y ‘de derechas’ del periódico ABC. Estas son cosas sabidas que no merecen explicaciones amplias.

Entonces este personaje nervioso, excitado y pasajero por la dirección de ABC responde a mi artículo con este comienzo: ‘Como hace veinte años, Emilio Romero, ex director del diario de los sindicatos verticales de Franco, ha salido en defensa de su ex Jefe de Redacción Juan Luis Cebrián, hoy director del diario gubernamental’. ¡Pero hombre, Luis María! El periódico más rico en tradición de franquismo fue ABC. Entre los grandes conspiradores del Alzamiento militar de julio de 1936 estaban los Luca de Tena y ABC.

Juan Ignacio, esa gran figura a la que yo admiré tanto, fue embajador de Franco. Y Torcuato Luca de Tena, gran periodista e hijo de Juan Ignacio, fue parlamentario por designación del Jefe del Estado. La época dorada de ABC fue en los largos años del franquismo y el monarquismo de ABC fue siempre el de la conciliación entre el Palacio de El Pardo y el Palacio de Villa Giralda.

La Monarquía que reclamaba José María Pemán – personaje predilecto de ABC – y Florentino Pérez Embid, uno de sus colaboradores más representativos, no era esta Monarquía parlamentaria de 1977, y la documentación la expongo sobradamente en mi último libro, ‘tragicomedia de España’. En aquella década de los sesenta yo cuidaba especialmente a don Juan Carlos de Borbón – hoy Rey de España – en el objetivo de que no se perdiera la Corona, mientras que Luis María Anson ejercía sus exaltaciones actuales en defensa de la Monarquía de Estoril. Y todo se salvó por la suprema inteligencia de don Juan Carlos, y todo se hubiera perdido si lo de Estoril hubiera sido la única alternativa.

Más cosas

En la década de los cincuenta, Emilio Romero firmó una carta de adhesión a Torcuato Luca de Tena, que había sido cesado como director de ABC por un artículo con riesgo excesivo. Y me cesaron por esta decisión mía. Antes me dieron a elegir: o retirar la firma de adhesión a Torcuato o el cese. Y elegí esto último. Esto motivó una protesta noble de Dionisio Ridruejo al general Franco.

Pero Luis María, querido, fui el director más expedientado de mis contemporáneos. Tengo unas cartas tuyas emocionantes, con motivo de muchas cosas. Por tu lectura de mi libro ‘Cartas al pueblo soberano’, tu agradecimiento hacia mí al llevarte a mi lado como Subdirector de la Escuela Oficial de Periodismo, de la que yo era Director. Me despediste de manera emocionante cuando salí de la Delegación Nacional de Prensa por las amabilidades que tuve contigo. Y cuando una vez, en virtud de ese temperamento nervioso que te acompaña – y esa frágil memoria – dijiste algo inadecuado y referido a mí en un artículo de INTERVIÚ, me acompañabas al poco tiempo una carta en la que me decías, y tras pedirme perdón: ‘Querido Emilio, eres un hombre fundamentalmente bueno, además de un excepcional periodista, y en los últimos años mucha gente ha sido injusta contigo. No quisiera serlo yo también’.

No me toques la Historia

No me toques la Historia contemporánea española, desde el destronamiento de don Alfonso XIII hasta nuestros días, que estoy doctorado en esa asignatura, sencillamente porque la he vivido. Quien ha traído la Monarquía a este país no ha sido otro que el general Franco. A los demás les daba lo mismo. Ni las tres familias de la derecha española que gobernaron con el general Franco se hubieran batido decisivamente por la Restauración monárquica – y esto lo sabe muy bien don Juan Carlos – mientras que las gentes del exilio y de la clandestinidad eran republicanas.

La Monarquía, sin embargo, era necesaria, y don Juan Carlos de Borbón hizo un encaje de bolillos para sostener el Trono con una Monarquía democrática. Don Juan de Borbón, a pesar de todo lo de Estoril, hizo lo que pudo para tomar parte en el Alzamiento militar, y después hay una carta hermosa de agradecimiento a Franco los veinticinco años del Régimen por las obras realizadas. El Manifiesto de Lausanne no fue otra cosa que una inteligente manifestación ante el riesgo de que los que regresaran fueran los derrotados de la guerra civil con su espíritu de venganza en la misma piel.

En fin, querido Luis María, el Monarca por el que no luchaste – porque tú lo hiciste por el otro – ha sido generoso contigo y ahora mismo le pones en riesgo desde tu monarquismo biológico, con no pocas atrocidades que aparecen en tu periódico. En España ya no tiene que haber ni monárquicos ni republicanos. El Rey Juan Carlos es el Jefe del Estado del pueblo español. La única réplica que se puede hacer a Juan Luis Cebrián es hacer un gran periódico, adelantarlo en la información y alcanzar crédito en la opinión.

Con esa casa de ABC me unen grandes sentimientos afectivos y, entre otros, haber tenido el gozo de poseer esos dos grandes premios de su historia: el Cavia y el Luca de Tena. Ponerme el tiempo pasado a mis espaldas – asunto que llevo con dignidad y gozo – y quitárselo al ABC es para que se mueran de risa desde los Pirineos al Atlas.

Este artículo no quiero que sea pendenciero, porque en la refriega sigo sin encogerme. Así es que sosiégate, Luis María, y sigue ejerciendo el silencio a todas mis actividades culturales de la vida española. Como sigas así no voy a publicar en tu periódico ni mi esquela’.

Emilio Romero

El Análisis

Ganas de presumir de anti-franquista

JF Lamata

El contexto de esta discusión es la ganas de muchas personas por poder presumir de haber sido antifranquista, siendo ya de por si difícil establecer lo que es el franquismo. El Sr. Anson, por ejemplo, incluye como ‘víctima del franquismo’ a una figura como el Sr. Sainz Rodríguez, que fue ministro con el General Franco. También insiste en que el ABC siempre defendió a la Monarquía liberal. Seguramente ese sea el gen-ABC, pero el Sr. Anson no puede ignorar la multitud de artículos a favor del General Franco publicados en el diario de Prensa Española durante años por figuras tan de la casa como D. José María Pemán. El Sr. Romero llega más lejos al intentar ponerse así mismo como víctima del franquismo basándose en que fue expedientado varias veces por la administración.

Las auténticas víctimas del franquismo pueden ser los fusilados de la post-guerra, o los miembros del Felipe. Pero los Sres. Sainz Rodríguez, Anson o el ABC no pueden pretender ocupar un papel preferente en ese club. Tampoco deja deja de llamar la atención el elogio del Sr. Anson al Rey Don Juan Carlos como heredero de ‘la monarquía liberal’ defendida por ABC. Si se refiere a D. Torcuato Luca de Tena o a él mismo, deberá reconocer que en su momento hicieron todo lo posible por evitar que D. Juan Carlos llegara a la Corona, por su defensa cerrada al Conde de Barcelona, que era para ellos  el candidato legítimo hasta su renuncia en 1976.

J. F. Lamata