4 marzo 1992

Ekaizer sostiene que Mariano Rubio era víctima de una conspiración de Javier de la Rosa y Mario Conde

PRISA destituye de manera fulminante al director de CINCO DÍAS, Ernesto Ekaizer, defensor de ‘la teoría de la conspiración’ en Ibercorp

Hechos

El 4 de marzo de 1992 el diario CINCO DÍAS sustituyó a D. Ernesto Ekaizer por D. Jesús Mota al frente del periódico.

Banqueros de Rapiña

Ernesto Ekaizer

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La cena que el presidente daba a la prensa en el restaurante Jockey, antes de la junta de accionistas, era una cita tradicional. En la de junio de 1991, Conde decidió vetar en la lista de invitados a CINCO DÍAS, aunque algunos de sus colaboradores se lo desaconsejaron. Fue Nicholas Bray, corresponsal del WALL STREET JOURNAL, periódico asociado cuya oficina se había trasladado a la sede de CINCO DÍAS, quien obtuvo esa noche la información de que Banesto repetiría en el ejercicio 1990 el mismo dividendo que se había distribuido con cargo a 1989. El diálogo tuvo lugar en la cena, pero pasó inadvertido. La colaboración entre ambos periódicos permitió a CINCO DÍAS ofrecer a sus lectores la noticia, al pie de la cual se informaba que Conde había excluido al diario de la rueda de prensa.

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Por tanto, un balance somero de las hemerotecas de casi tres años arrojaba un resultado a favor de CINCO DÍAS en el capítulo de la independencia respecto a Mario Conde y a Banesto, precisamente en el momento en que el banquero más avanzaba en el campo de los medios de comunicación. En el último trimestre de 1991, el periódico había seguido paso a paso los problemas fiscales planteados por la venta de La Unión y el Fénix a AGF y que dieron lugar al mayor enfrentamiento público entre Carlos Solchaga y Mario Conde, cuando el 6 de noviembre de 1991 el Ministerio de Economía y Hacienda criticó el plan de vender la aseguradora a través de una sociedad de las Antillas Holandesas para eludir el pago de 7.000 millones de pesetas de impuestos en España. El plan, según el comunicado, podía suponer eventualmente una posible ‘sustracción a la soberanía fiscal del Estado español’. Unos días antes de estos incidentes, CINCO DÍAS se anticipó, dando la información de que Mario Conde había fichado a Araceli Pereda, la esposa del ministro de Defensa, Julián García Vargas, como directora general de la Fundación Banesto. Solchaga había reaccionado con cierta irritación ante García Vargas, el cual le explicó que no tenía capacidad para persuadir a su mujer de no aceptar la oferta de Conde.

También estaba la presión por el lado de la publicidad. Conde había ordenado reducir la publicidad a su mínima expresión. Y no se recató en explicar que era un castigo a la línea informativa del periódico. Al mismo tiempo, canceló a su vencimiento todas las suscripciones a CINCO DÍAS, manteniendo las de otras publicaciones económicas, con la instrucción de que era un periódico hostil a la casa y que él no ayudaría a difundir su lectura. No cabe duda de que estaba en su perfecto derecho.

Todo esto suponía para Ekaizer una tensión extraordinaria. Cabía siempre la posibilidad de que su fortaleza e independencia se volvieran finalmente en su contra en un momento en que las tornas, por alguna razón, cambiaran.

Así pues, el 6 de febrero de 1992 Ekaizer fue a la sede de EL PAÍS, en la calle de Miguel Yuste, para reunirse con Cebrián en su despacho de la cuarta planta. Aunque no había ninguna referencia en las conversaciones o encuentros anteriores a cambios de destino o cese, Ekaizer intuía que esta cita no era como las demás. Cebrián le dijo que lo había estado pensando y que creía que debía dejar la dirección del periódico.

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  • De verdad, pienso que has hecho una labor brillante. Creo que eres el mejor periodista económico de este país. Has estado tres años y ahora me parece que deberías hacer otras cosas. En una de nuestras conversaciones incluso tú dijiste que estabas un poco cansado… Hay que hacer un ajuste en el periódico y me parece que meterse a ti en esa tarea no es bueno. Por otra parte, tanto yo como Jesús Polanco, los dos, creemos que tienes que seguir en el grupo y permanecer en la reunión del comité editorial de los martes. En relación a tu actividad, no deberías depender de nadie, y si tú estás de acuerdo podríamos crear una agencia de informaciones económicas que en un principio trabajaría para el grupo y más tarde incluso para fuera de él. Pero esto tienes que pensarlo. No es una cuestión de aquí te pillo, aquí te mato…

El tono de Cebrián era muy familiar. Vestía un jersey tipo cardigan de color beige y estaba sentado en uno de los dos sillones de su despacho, en la parte menos oficinesca; parecía sentirse como en su casa. Mientras escuchaba sus palabras, Ekaizer supo que no sabía ninguna opción. No demostró interés especial en indagar sobre los pensamientos de Cebrián, porque aunque parezca extraño no era consciente, en aquel momento, de que, después de todo, se estaba hablando de su carrera profesional y, por tanto, de un aspecto muy importante de su vida. Le pareció a Cebrián y Polanco ya habían decidido y que no tenía margen para elegir. Y en ningún momento se le pasó por la cabeza preguntar si había alguna posibilidad de mantenerse como director de CINCO DÍAS. En cierta parte del diálogo, Cebrián aclaró que había recibido sugerencias de Jean-Louis Servan-Schreiber, en favor del cambio de director, y que él lo había estad eludiendoo. Volvió a reconocer la labor de Ekaizer y enfatizó:

  • Tú eres mucho director para CINCO DÍAS

Ekaizer quedó en que pensaría la idea de la agencia, aunque le anticipó que no creía en ella, en general, y en particular no veía que lugar podía ocupar ese proyecto en un grupo tan complejo como PRISA, a lo que Cebrián respondió que en ese caso podía desarrollar su actividad en EL PAÍS.