12 septiembre 1983
Escándalo en TVE: Asunción Valdés Nicolau forzada a dimitir como director del ‘Telediario 1’ tras emitir declaraciones de tres detenidos por asesinato en comisaria

Hechos
El 12 de septiembre de 1983 el ‘Telediario 1’ emitió una serie de entrevistas a ciudadanos en comisaría detenidos por asesinato.


15 Septiembre 1983
La última cabeza de turco
La dimisión de esa excelente y rigurosa profesional que es Asunción Valdés como directora del primer ‘Telediario’ es el último exponente de cómo en TVE siguen pagando justos por pecadores y de cómo los responsables de los programas siempre terminan siendo víctimas de la ineptitud de los altos directivos y las injerencias de los políticos.
La decisión de emitir entrevistas con presuntos homicidas nos parece periodísticamente correcta, a pesar de la rutinaria torpeza con que el reportaje fue realizado. Escandalizarse de ello desde dentro de la propia profesión no pasa de ser un arrogante fariseísmo.
Lo intolerable es que la iniciativa del reportaje no partiera de los informativos de TVE, sino del Ministerio de Interior. Siendo defensores a ultranza de la libertad de información, comprenderíamos que las autoridades policiales denegaran el permiso para poner en la picota de la opinión pública a personas a las que debe amparar el beneficio de la duda hasta el momento de ser juzgadas. Resulta demencial que los papeles se inviertan y sea la Policía la que fomente tal violación del derecho de los detenidos.
Requerir de Asunción Valdés que se hubiera opuesto a la emisión de tal exclusiva habría significado obligarla de nuevo – fue ‘su Telediario’ el que se atrevió a emitir las imágenes del mal educado desplante de Guerra a una colega – a convertirse en la heroica excepción de la regla.
Ni era la primera vez ni será la última en que un Ministerio trate de manipular a periodistas de RTVE con la servil complacencia de los señores Calviño y Balbín. Sería a éste, como director de informativos a quien cabría pedir responsabilidades por lo ocurrido. Pero, una vez más, eso es imposible, porque – ¡oh, casualidad, oh extraña e inusual circunstancia – el señor Balbín… estaba e vacaciones.
Pedro J. Ramírez