12 diciembre 2003

Esperanza Aguirre Gil de Biedma nombra a su jefe de Prensa nuevo Director de TELEMADRID la cadena pública madrileña para impulsar un sesgo editorial afín

Hechos

En diciembre de 2003 se hace público el nombramiento de D. Manuel Soriano Navarro como nuevo Director General de Telemadrid.

Lecturas

En diciembre de 2003 se hace público el nombramiento de D. Manuel Soriano Navarro como nuevo Director General de Telemadrid. Se da la circunstancia de que Soriano era hasta ahora jefe de Prensa de Esperanza Aguirre. El nuevo Presidente del Consejo de Administración de Telemadrid será D. Álvaro Renedo. Soriano sustituye en el cargo a Francisco Giménez Alemán.

El nuevo director de Informativos de Telemadrid será D. Agustín de Grado Medrano. Su número dos será D. José Antonio Ovies como su adjunto, todos ellos considerados afines al PP y dentro de él a la corriente de Dña. Esperanza Aguirre, la presidenta de la Comunidad que aspira a hacerse con la presidencia del partido en Madrid.

13 Diciembre 2003

Teledirigidos

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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El Partido Popular de Madrid ha alegado la «impecable trayectoria profesional» del periodista Manuel Soriano, jefe de prensa de Esperanza Aguirre durante su etapa como ministra de Educación y Cultura y presidenta del Senado, para justificar su designación como director general de Telemadrid. Las reservas a su nombramiento no surgen de la anterior trayectoria profesional de Soriano, sino de su bien reciente dedicación a tareas de propaganda de la nueva presidenta de la Comunidad de Madrid. No parece la mejor carta de presentación para dirigir una radiotelevisión pública, que, de acuerdo con sus estatutos, está obligada a observar los principios de objetividad, imparcialidad y pluralismo político en su quehacer informativo.

El nuevo director general merece un margen de tiempo para demostrar su capacidad profesional y su voluntad de independencia. Pero será inevitable que se le reciba como un comisionado político interesado en satisfacer los designios de su valedora y del PP. La premura con que se ha actuado, apenas constituido el nuevo Consejo de Administración, pasando por encima de la preceptiva consulta al Consejo Asesor, sin debate y sin buscar el consenso, es un indicio claro de que esos designios han prevalecido sobre otras consideraciones.

Todos los partidos con responsabilidades de gobierno tienen una irrefrenable tendencia a apropiarse de los medios de comunicación públicos. Hay numerosos precedentes en todo el arco político -el portavoz de la Junta de Andalucía pasó en su día a ocupar la dirección general de Canal Sur-; pero Telemadrid había salvado hasta ahora al menos las apariencias. El nombramiento decidido por Aguirre rompe sus compromisos electorales y supone un serio retroceso. Es de esperar que el Gobierno de izquierdas que se constituya en Cataluña marque en este terreno un nuevo rumbo y no incurra en este tipo de prácticas abusivas.

09 Noviembre 2004

Telemadrid, un modelo de calidad y transparencia

Manuel Soriano

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El director de la televisión autonómica justifica por qué ha solicitado al Gobierno de la Comunidad una aportación extraordinaria de 10,2 millones de euros para equilibrar el presupuesto.

Telemadrid emprendió, hace 11 meses, una nueva etapa con el fin de ofrecer a los madrileños la libertad de elegir una televisión de calidad, propia del alto nivel económico, cultural y de cohesión social de que disfruta la Comunidad de Madrid. La nueva dirección no esperó a ser convocada a reuniones oficiales, ni a peligrosas leyes reguladoras y tampoco a dictámenes de sabios. Ya sabíamos cuál era nuestra responsabilidad, trabajar desde el primer momento para que Telemadrid fuera incompatible con la manipulación informativa y con la telebasura. Ése era nuestro principal compromiso y eso es lo que hemos estado haciendo.

Ahora arrecian las críticas hacia el tipo de televisión que tenemos en España y el Gobierno de la nación anuncia medidas de intervención, pero Telemadrid venía siendo pionera en fomentar contenidos televisivos de calidad. Lo hicimos por propia voluntad, sin medidas coercitivas. Ya mediremos el éxito o el fracaso del planteamiento del problema cuando lo desarrollemos en un plazo de tiempo razonable. Pero la gravedad y la complejidad de lo que viene pasando en el sector audiovisual no puede explicarse con medias verdades o falsedades enteras, propias de una labor intoxicadora al servicio de espurios intereses políticos o muy particulares.

Existe una explicación perfectamente justificada y coherente de por qué Telemadrid ha solicitado al Gobierno de la Comunidad una aportación extraordinaria de 10,2 millones de euros para equilibrar el presupuesto de 2004. Al hacerme cargo de la dirección, el 13 de diciembre de 2003, recibo un presupuesto, como no podía ser de otra manera, ya elaborado, cerrado y casi comprometido. La previsión económica era de provisionalidad, propia de un interregno. Estaba destinada a financiar la continuidad de una programación que no coincidía con los planes de cambio de la nueva dirección, ni en contenidos ni en producción propia.

La nueva programación ha tenido un evidente impacto presupuestario y creemos que está justificado porque se han potenciado los servicios informativos -diarios, semanales, especiales y directos- con nuevas franjas horarias y nuevos formatos. El esfuerzo de rigor y pluralidad de los informativos de Telemadrid ha sido reconocido por los madrileños. Un 36% más de espectadores escogen ahora nuestros Telenoticias, en términos absolutos y en relación con el mismo periodo del año anterior.

En cuanto a los programas de entretenimiento, tampoco estuvimos cruzados de brazos administrando un presupuesto congelado y destinado a una programación comercial al uso. Con la cultura, el espectáculo, los debates de actualidad, los concursos… se renovaron las franjas de mañana y tarde, se elaboró una nueva parrilla, fortaleciendo, al tiempo, la oferta deportiva y de cine.

Una programación exigente, alejada de lo que se ha dado en llamar telebasura, también tiene costes que, en nuestro caso, se han mantenido en los parámetros razonables. Nunca se han disparado a causa de la contratación de periodistas, asesores o presentadores estrellas que en Telemadrid no existen y sí los hay en otras cadenas. Se puede demostrar que la suma de todos a los que se les quiere atribuir esa condición de estrellas no llega a 500.000 euros, justificados por la valía y el reconocimiento profesional que tienen cada uno de ellos.

El alza de los gastos de explotación se puede cifrar en 11,2 millones de euros, de los que 2,4 corresponden a la contratación de personal necesario para la realización y emisión de los nuevos programas (técnicos, operadores, iluminadores, etc.). El aumento de la producción propia en directo a nuevas franjas horarias de mañanas, noches y fines de semana explican, obviamente, este incremento.

Respecto al presupuesto de Radiotelevisión Madrid, el contrato-programa se fijó en 63,2 millones de euros para 2004, la misma cantidad que el año anterior, que no recoge la subida del índice de precios al consumo (que fue del 2,6% en 2003) ni tampoco la prevista para este año (actualmente del 3,5%). Si tenemos en cuenta esta variable, computable en toda relación económica, el aumento solicitado por RTVM en el contrato-programa sería de un 3,5%, hasta los 69,3 millones de euros para 2005. De esta forma, con un 9,7% más, se actualizaría el contrato-programa para atender las necesidades de financiación de la nueva programación.

No obstante, la publicidad sigue siendo la principal fuente de ingresos de Telemadrid, que ha aumentado sus ventas, hasta el 30 de septiembre pasado, un 2,1% respecto al año anterior. El mercado publicitario sigue dando muestras de dinamismo, como reflejan los datos de inversión en las distintas cadenas privadas y públicas de televisión. Cabe esperar que así continúe el próximo año, en el que Telemadrid prevé hacer un esfuerzo en el mercado para aumentar sus ingresos por publicidad un 3%, hasta los 70,2 millones.

En cualquier caso, si comparamos los presupuestos para 2004 de Telemadrid y los de las otras televisiones autonómicas, el balance es claramente positivo para la televisión madrileña. Los gastos de explotación por habitante (esto es, lo que le cuesta a cada madrileño mantener su televisión) son un 42% inferiores al promedio de las televisiones autóno-micas de Cataluña, Andalucía, Comunidad Valenciana, País Vasco y Galicia. La necesidad de recursos financieros públicos de Telemadrid es un 46% inferior a la del promedio de las otras televisiones autonómicas y nuestra suficiencia financiera es muy superior al promedio del resto de las televisiones de las comunidades autónomas (52% frente a 35%).

Sufrimos tiempos convulsos y de cambios en el audiovisual español, con mucha voracidad política y comercial, una lucha en la que ni siquiera se respetan los datos. Cuando se habla de «espectacular subida del 122% que figura en el capítulo destinado a compra de películas» es rigurosamente falso. La previsión presupuestaria para la compra de películas en 2005 es un 2,53% inferior a la de 2004. No se puede confundir lo que todo el mundo entiende como compra de películas con la amortización de las inversiones financieras en coproducciones de cine español, en cumplimiento de la cuota legal impuesta a todos los operadores de televisión, que no guarda relación alguna con la emisión, y que se ha incrementado, por otra parte, en 915.000 euros.

Tampoco es inocente la tergiversación cuando se dice que dentro de los informativos, los gastos de profesionales y de artistas crecen en Telemadrid el 100% en el presupuesto del próximo año, lo que en términos monetarios supone 300.000 euros. Esto se debe a que en la nueva parrilla participan más colaboradores con el fin de ampliar la pluralidad de las opiniones.

En estos meses de gestión en Telemadrid, la dirección habrá cometido algunas equivocaciones, pero puedo afirmar que ninguna de ellas se ha desviado del necesario control del gasto ni por tener éxito de audiencia pagando un alto coste en valores democráticos y culturales.

Contamos, afortunadamente, con la estabilidad económica y política suficiente para realizar una radiotelevisión que dignifica a los profesionales y que merecen los madrileños. Telemadrid puede y debe ser una gran institución al servicio de todos los madrileños, sin excepción, para ofrecer una información rigurosa, útil y plural, así como un entretenimiento que no destruya la convivencia, las normas legales y el desarrollo económico y cultural en libertad de la Comunidad de Madrid.