29 junio 2004

Haro "Federico Jiménez Losantos sí fue estalinista, allá él"

Esperanza Aguirre Gil de Biedma y Jiménez Losantos califican al periodista Eduardo Haro Tecglen (EL PAÍS) de ‘stalinista’ en LIBERTAD DIGITAL

Hechos

El 29.06.2004 D. Eduardo Haro Tecglen publicó un artículo en el que aludía al Sr. Jiménez Losantos, a la Sra. Aguirre y al Sr. Vidal.

Lecturas

Eduardo Haro Tecglen publica un artículo en El País el 28 de junio de 2004 reprochando a D. Federico Jiménez Losantos, César Vidal Manzanares y Esperanza Aguirre que le echen en cara su pasado franquista en una pieza para Libertad Digital. Haro Tecglen responde considerándolos a ellos franquistas. Desde La Razón el 5 de julio de 2004 Tomás Cuesta Franco, también miembro de Libertad Digital, publica su propia columna contra Haro Tecglen.

LAS PALABRAS DE AGUIRRE EN LIBERTAD DIGITAL:

losantos_linterna D. Federico Jiménez Losantos, locutor de la Cadena COPE y editor de LIBERTAD DIGITAL (diario digital del que es propietario con el cargo de ‘vicepresidente’ era el autor de la entrevista en la que ambos atacaban al anciano periodista de EL PAÍS, D. Eduardo Haro Tecglen.

Jiménez Losantos: Eduardo Haro Tecglen, en EL PAÍS, 2 de julio, página 69, acerca de Hitler y Stalin: ‘No es lo mismo matar para que domine el mundo una raza aria, pura pero imaginaria, que para tratar de lograr la igualdad en el mundo’. ¿Qué opina de Haro Tecglen y de su frase?

Esperanza Aguirre: Que lo retrata como el estalinista que siempre fue… salvo cuando era pronazi.

Jiménez Losantos: En el primer número de La Ilustración Liberal o en el segundo publicamos en El rincón de los serviles un artículo de rendido elogio al fascio redentor. Artículo de Haro, se entiende.»

César Vidal: «Moralmente es repugnante, la verdad. Claro que cuando uno de joven incensaba a José Antonio y a Franco, y luego pasó por el sovietismo de adulto, quizá no se pueda esperar nada mejor al llegar a la edad provecta».

El Sr. Haro Tecglen respondió desde el diario EL PAÍS, mientras que un colaborador del Sr. Losantos, D. Tomás Cuesta, le replicó desde LA RAZÓN.

29 Junio 2004

¡Que yo no he sido!

Eduardo Haro Tecglen

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¡Estalinista!», dice la Dama de Ladrillo de quien no lo es ni lo fue. Yo, que dije que no eran de igual catadura los crímenes de Stalin que los de Hitler, por la diferencia de finalidades y por la condición de las víctimas. Copio un diálogo de LIBERTAD DIGITAL con Federico Jiménez Losantos, a quien admira la Dama de Tierra: «P.: E. Haro Tecglen, en EL PAÍS, 2 de julio, página 69, acerca de Hitler y Stalin: ‘No es lo mismo matar para que domine el mundo una raza aria, pura pero imaginaria, que para tratar de lograr la igualdad en el mundo’. ¿Qué opina de Haro Tecglen y de su frase? R.: Que lo retrata como el estalinista que siempre fue… salvo cuando era pronazi. En el primer número de La Ilustración Liberal o en el segundo publicamos en El rincón de los serviles un artículo de rendido elogio al fascio redentor. Artículo de Haro, se entiende.» FJL sí fue estalinista. Allá él. La misma pregunta le hacen a César Vidal, y contesta: «Moralmente es repugnante, la verdad. Claro que cuando uno de joven incensaba a José Antonio y a Franco, y luego pasó por el sovietismo de adulto, quizá no se pueda esperar nada mejor al llegar a la edad provecta». Me preocupa más éste porque se hace pasar por historiador. No importa: un juez sentencia que el insulto entre políticos no se puede penalizar porque forma parte de su trabajo. Quizá entre escritores de periódico sea igual. Mala gente.

Lo que me preocupa es «estalinista» en general. Cuando acusaban de «comunista», denunciaban un delito en la España con un tribunal especial para ese imaginario delito. Ahora es legal, y hay que ir más lejos: Stalin era criminal, y acusar de estalinista es denunciar un asesino. Sacar más filo a la calumnia: y si se mezcla al canalla con el nazismo, es para apuñalarle. Dejemos al individuo, aunque sea yo: la noción histórica que difunden los falsificadores es la de que Stalin y la URSS son la misma cosa. Si Stalin cometió crímenes de Estado, el comunismo es criminal. Una deformación propia de filosofuelos. Teólogos. Son los que acusan de «antiamericanos» a quienes denuncian los crímenes de Bush. Puedo llamarles franquistas: es dialéctica del régimen.

05 Julio 2004

¡Pobre Haro!

Tomás Cuesta

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En un artículo aparecido en EL PAÍS la semana pasada, el señor Haro Tecglen, don Eduardo, añade el salto mortal con tes tirabuzones a sus habituales ejercicios de hipocresía funámbula. El señor Haro Tecglen, don Eduardo, ha sido tachado de estalinista sin rebozo por Jiménez Losantos por haber dicho que los crímenes de Hitler y los perpetrados por Stalin no eran de la misma catadura puesto que diferían en las finalidades: la primacía de la raza, en el primero, y el sueño utópico de una sociedad sin clases, en el segundo de los casos. Lo que demuestra, rectificando a Lenin, que el izquierdismo es la enfermedad senil del comunismo, y que el señor Haro Tecglen, don Eduardo, no es un estalinista en modo alguno (que ya sería una forma de ser algo), sino un filosofuelo de taberna, un memo abisal y un manipulador desinformado.

Los nazis, en efecto, hilaron el copo de la infamia en torno al esqueleto de los ‘enemigos de raza’. Los bolcheviques, por su parte, se enrocaron en la estrategia criminal de los ‘enemigos de raza’. Los bolcheviques, por su parte, se enrocaron en la estrategia criminal de los ‘enemigos del pueblo’, los ‘elementos derechistas’ y los ‘contrarrevolucionarios’. Es lo que Hannah Arendt describió, hace ya medio siglo, como la creación de ‘opositores objetivos’ cuyas características podían vanidar según las circunstancias. Sólo que Hitler, gracias a Norteamérica, no tuvo tiempo de vaciar el cargador del Reich de los mil años y el camarada Lenin, el camarada Trotski y el camarada Stalin aplicaron los métodos estajanovistas al asesinato. Lo más perverso de la barbarie comunista es que ni tan siquiera los propios comunistas se pueden considerar a salvo. La revolución es un Saturno con bulimia que devora a sus hijos, a sus compañeros de viaje y a todo lo que cae a un palmo de sus fauces.

Al señor Haro Tecglen, don Eduardo, le falla la memoria, o la conciencia, o, probablemente, ambas. Recuerde el alma dormida aquel letrero («¡Libertad mediante el trabajo!») que campeaba en algún ‘lager’ del gulag tan incómodamente próximo al ‘Arbeit macht frei’ (El Trabajo os hará libres) de las puertas de Auschwitz. Lo del señor Haro Tecglen, don Eduardo, es como para mear y no echar gota, que dirían en el barrio. Aunque sea mentar la soga en casa del prostático.