15 diciembre 1999

Desde su inauguración en 1914 había estado administrado por los americanos

Estados Unidos entrega el Canal a Panamá el Cumplimiento del tratado entre Jimmy Carter y Omar Torrijos de 1977

Hechos

El 15 de diciembre fue noticia en prensa española.

15 Diciembre 1999

Entrega del canal

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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LA ENTREGA formal por EE UU a Panamá del canal abierto en 1914 -cumpliendo un acuerdo entre el presidente Carter y el general Torrijos para liquidar una situación neocolonial- no sólo pone fin a casi un siglo de protectorado. Marca de hecho el comienzo de la verdadera independencia de un país centroamericano, Panamá, inventado por Estados Unidos en 1903 (desgajándolo de Colombia) con el fin de construir esa estratégica vía de agua de 80 kilómetros por la que transita el 4% del comercio marítimo mundial.Clinton ha desairado a los panameños, y a todos los latinoamericanos, al no comparecer (ni tampoco su ministra de Exteriores) a la ceremonia de ayer, preludio de la transferencia técnica, que se hará en la medianoche del 31 de diciembre. La excusa es que nadie mejor que Jimmy Carter representa el espíritu de la devolución. Las razones reales, sin embargo, apuntan en otras direcciones; una es que el presidente saliente no quiere verse en la foto para la posteridad desprendiéndose de una de las joyas que mejor ha representado a la superpotencia; otra, más coyuntural, responde a su deseo de no dar combustible al sector más ultra del Congreso, que alimenta una pintoresca campaña propagandística según la cual el canal podría caer en manos chinas, ya que una firma de Hong Kong bien conectada con Pekín (Hutchison Whampoa) administra puertos a ambos lados de la vía de agua.

Panamá ha vivido su corta historia bajo las grandes alas de EE UU. Por eso, entre sus ciudadanos hay sentimientos mezclados sobre la recuperación de una soberanía que concita orgullo y expectativas de una nueva bonanza económica; pero que representa también el final de muchos puestos de trabajo y del dinero estadounidense, y un temor abierto a que el Gobierno panameño haga política con el canal, pese a que estará controlado por una entidad independiente, con sus propias leyes laborales y regulaciones fiscales.

Con ser grande, la mayor responsabilidad que adquiere Panamá es la de garantizar a todos los usuarios que seguirá manteniendo eficazmente las operaciones de una de las vías de comunicación más importantes del planeta. Por la seguridad del canal, por el que transitan 14.000 barcos anualmente, no tiene que preocuparse. Aunque Clinton no lo hubiera corroborado explícitamente ayer, nadie puede pensar que EE UU se cruzará de brazos ante cualquier posible amenaza contra su obra. Washington ha demostrado, a veces con celo sangriento, hasta qué punto considera esta zona del mundo su patio trasero.

15 Diciembre 1999

Panamá recupera su canal

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Ayer comenzaron las ceremonias oficiales para la devolución a Panamá del canal interoceánico, que se materializará, de acuerdo con los tratados Torrijos-Carter de 1977, el próximo día 31. Terminará así una presencia que data de 1903, cuando Panamá consiguió independizarse de Colombia tras los levantamientos separatistas financiados por EEUU. Desde entonces, los norteamericanos han controlado una banda de ocho kilómetros a cada lado del canal, partiendo Panamá en dos.

La devaluada representación norteamericana en los actos de cesión del control del canal revela su resistencia al ineludible cumplimiento de los tratados. Ha sido el ex presidente Carter, firmante de los tratados, quien ha encabezado la delegación norteamericana. Por contra, la presencia del Rey de España, que abrió las compuertas, demuestra el importante papel que juega nuestro país en los acontecimientos claves de la política iberoamericana.

Panamá controlará la gestión del canal, pero la administración de los puertos estará en manos de la empresa Hutchison Whampoa, con base en Hong Kong, una circunstancia que ha servido al jefe de la mayoría republicana en el Senado para advertir de que el 16% del comercio estadounidense y un porcentaje más alto de su tráfico naval militar estarán a merced de pilotos chinos en caso de conflicto.

Clinton ha negado la existencia de cualquier peligro. Pero no ha dado muestras de aceptar sin resistencia la mayoría de edad de un país que puede utilizar el canal como importante instrumento de desarrollo económico. EEUU tiene temores fundados -que se vea favorecido el ya importante tráfico de drogas por territorio panameño- y otros infundados o absurdos, como unas hipotéticas alianzas de los países de la zona que pongan en peligro sus intereses estratégicos en Centroamérica y el Caribe.

Pero no puede eludir la legislación internacional, y debería conformarse, con mayor elegancia, con el plan estratégico de seguridad elaborado por Panamá, del que ya ha informado a EEUU y otros países (entre ellos España), que incluye centros de vigilancia conjunta de la navegación marítima, derechos de intervención en caso de crisis y el compromiso de luchar contra el terrorismo, el narcotráfico, la insurgencia y el crimen organizado.