29 mayo 1991

Las empresas interesadas en hacer donaciones al PSOE debían encargar informes ficticios a las empresas Filesa o Time Export, y ese dinero iba a parar a las arcas del partido

Estalla el ‘caso Filesa’: El diario EL MUNDO desvela que la dirección del PSOE se ha financiado ilegalmente a través de empresas fachadas

Hechos

El 29.05.1991 el diario EL MUNDO desveló el llamado ‘caso Filesa’, una trama para financiar ilegalmente campañas del PSOE.

Lecturas

El 29 de mayo de 1991, el diario dirigido por don Pedro José Ramírez logra un nuevo tanto al anunciar en portada una financiación ilegal del PSOE a través de la empresa Filesa. La información estaba firmada por don Jesús Cacho y don Casimiro García Abadillo. En ella acusan a cinco personas de estar detrás de la trama: el Sres Olivero y Flores, el diputado Sr. Navarro, el senador Sr. Sala y la coordinadora doña Aída Álvarez “la bruja”, todos ellos acabarían en la cárcel a raíz de la investigación destapada por el diario. El acierto se produjo gracias a un nuevo chivato con dossier: el ex contable de Filesa, Sr. Shouwen. “El contable de Filesa tenía una información muy buena nos la dio toda hecha, hasta el punto que temimos que pudiera ser una trampa contra el periódico” – me explicó el propio Sr. García Abadillo – “Nuestro trabajo fundamental fue ordenarlo”.

LOS RESPONSABLES

Filesa_JosepMariaSalaFilesa_CarlosNavarro El senador D. Josep María Sala (PSC-PSOE) y el diputado D. Carlos Navarro (PSOE) son quienes habrían diseñado un sistema mediante el cuál expresas ficticias cobraban por informes falsos a empresas cuando en realidad era la forma de poder cobrar de esas empresas donativos para financiar el partido a espaldas del Tribunal de Cuentas.

Filesa_LuisOliveroFilesa_AlbertoFlores D. Luis Olivero y D. Alberto Flores, responsables legales de las empresas Filesa y Time Export, utilizadas como fachada para que, a través de ellas el PSOE pudiera recibir dinero de las empresas donantes, disimulando esa recepción de dinero como pago por supuestos trabajos de asesoría que no existían.

¿RESPONSABILIDAD DEL ‘APARATO’ GUERRISTA DEL PSOE?

Filesa_Galeote El caso pone contra las cuerdas al responsable de finanzas del PSOE, D. Guillermo Galeote, miembro del a Ejecutiva desde el congreso de Suresnes y hombre de la máxima confianza de D. Felipe González y el resto del aparato ‘guerrista’ (Sr. Benegas, Fernández Marugán…etc).

LOS PERIODISTAS DE EL MUNDO QUE DESVELARON EL CASO

Casimiro_Cacho Los periodistas D. Casimiro García Abadillo y D. Jesús Cacho firmaban los reportajes de EL MUNDO que desvelaban el ‘caso Filesa’.

LA FUENTE

Contable_Filesa_1991 Tras ser despedido, el ex contable de Filesa, Sr. Carles v. Shouwen,  fue el encargado de suministrar la información al diario EL MUNDO. Se especula mucho sobre la cantidad de dinero que D. Pedro J. Ramírez, director de EL MUNDO, le abonó a cambio de darle esa información.

EL CASO QUE EL PERIÓDICO DE CATALUNYA NO QUISO PUBLICAR ANTES

Antes de ir al diario EL MUNDO, el contable de Filesa ofreció la información al director de EL PERIÓDICO de Catalunya, D. Antonio Franco Estadella (del Grupo Zeta), pero este rechazó publicarla y sólo cuando se enteró de que EL MUNDO iba a publicarla EL PERIÓDICO optó por publicar parte de la información el mismo 29 de mayo de 1991 en que lo publicaba EL MUNDO.

Filesa_MarinoBarbero La financiación ilegal del PSOE será juzgada directamente por el Tribunal Supremo al ser varios de los acusados aforados (el diputado Sr. Navarro y el senador Sr. Sala), el Supremo ha encargado instructor al juez Marino Barbero, que se enfrenta a su primera instrucción de esta naturaleza.

29 Mayo 1991

Sociedades del PSOE cobran cientos de millones a grandes empresas y luego pagan gastos electorales

Jesús Cacho & Casimiro García Abadillo & Ana Aguirre

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Desde 1988 a 1990 dos pequeñas empresas de Barcelona, Filesa y Time Export, ligadas al PSOE, cobraron cientos de millones a dos de los mayores bancos españoles y a empresas de primera fila por estudios de asesoramiento que no se llegaron a realizar. Una parte importante del dinero recibido fue utilizada para pagar los gastos publicitarios generados por la campaña electoral del PSOE para los comicios de 1989. Las empresas El Viso Publicidad y Hauser y Menet cobraron directamente de Filesa 432 millones. El video «Momentos», que causó gran polémica por la utilización por el PSOE de personajes públicos no ligados al partido, fue pagado por Filesa. La sociedad cabecera del grupo, Malesa, es propiedad de Alberto Flores, hermano de la responsable de relaciones internacionales del PSOE, Elena Flores, que controla el 60% del capital y de Luis Oliveró, tío político de Carlos Navarro, cerebro de la operación y coordinador de finanzas del Grupo Socialista, con el 40%. Durante 1989 se producen los mayores ingresos de estas dos sociedades desconocidas en el mundo de la consultoría. El BBV pagó ese año 84 millones de pesetas por dos estudios encargados a Filesa. Según fuentes de toda solvencia, José Aureliano Recio, amigo de Carlos Solchaga y consejero director general del BBV, era el hombre que hizo de enlace para la contratación de los servicios de consultoría. Recio dijo ayer a EL MUNDO que él no había encargado ningún estudio. La entidad bancaria reconoció que se habían pagado las facturas. El Central y Cepsa han sido las entidades que realizaron mayores desembolsos durante 1989. Entre el banco y su filial ingresaron 446 millones ese año.

Grandes bancos y empresas de primera fila pagaron durante los años 1988, 1989 y 1990 cientos de millones a dos sociedades ligadas al Partido Socialista por estudios que no se llegaron a realizar. Las sociedades que operan como «asesoras», Filesa SA y Time Export SA, son absolutamente desconocidas en el mundo de la consultoría profesional. La empresa matriz del grupo es Malesa, una sociedad con 15 millones de capital social, en la que Alberto Flores controla el 60% del capital y Luis Oliveró el 40% restante. Malesa es propietaria al 100% de Filesa, que, a su vez, compró el 100% de Time Export en noviembre de, 1988 por 400 pesetas. Filesa y Time Export tienen su sede en Barcelona (calle Consejo de Ciento, 308) y están dirigidas por Luis Oliveró, tío carnal de la esposa de Carlos Navarro, responsable de finanzas del Grupo Parlamentario Socialista y diputado por el PSCPSOE por Barcelona. La plantilla de Time Export se reduce a dos secretarias y un contable con contrato a tiempo parcial. Filesa, que comparte su domicilio social con Time Export en Barcelona, tiene también una oficina en Madrid, en la calle Barquillo, en la que trabaja Alberto Flores (hermano de la secretaria de relaciones internacionales del PSOE y miembro de la ejecutiva, Elena Flores). El propio Carlos Navarro, que junto al también diputado socialista José María Sala, compró Time Export en 1987 para venderla posteriormente a sus actuales propietarios por 400 pesetas, tenía despacho en la calle Barquillo. La plantilla en Madrid de Filesa se reduce al propio Alberto Flores, Juan Coromina y una secretaria, Lourdes Olivares, que tiempo atrás trabajó en la sede del PSOE a las órdenes de Guillermo Galeote. Con esta exigua infraestructura de medios humanos y técnicos, Filesa y Time Export facturaron al Banco Central estudios sobre fusiones bancarias. A la empresa petrolera Cepsa (del Grupo Banco Central), estudios sobre el refino en la CE. A Focsa (empresa de saneamiento propiedad de las hermanas Koplowitz), estudios sobre tecnologías aplicadas al saneamiento urbano o de implantación en Gran Bretaña. Al BBV se le facturaron estudios sobre el sector financiero en la CE y otros más esotéricos sobre el «leasing» en el sector de contenedores.

Los ingresos más importantes para Filesa y Time Export, que declararon en 1991 un beneficio fiscal de 91 millones, se produjeron durante 1989, año en el que se celebraron las últimas elecciones generales. Los precios y el contenido de los presuntos informes técnicos son muy variados. El BBV, por ejemplo, pagó en dos plazos 84 millones por un estudio de «asesoramiento para la implantación de un sistema de leasing para contenedores». Según una fuente cercana al caso, el hombre encargado de solicitar los estudios por parte del BBV era José Aureliano Recio, amigo de Carlos Solchaga, consejero director de la entidad y, en tiempos, hombre de confianza de Pedro Toledo. Curiosamente, las facturas al BBV eran giradas a Alcalá, 45, antigua sede del Banco de Vizcaya y no a la sede central del BBV en Castellana, 81. En 1989 Recio mantenía también su despacho en Alcalá, 45. Tras la muerte de Pedro Toledo y el nombramiento de Emilio Ybarra como presidente del BBV, las relaciones del banco y el Ministerio de Economía y Hacienda se han enfriado ostensiblemente. Recio ha perdido peso específico en la estructura del banco y su papel como intermediario de lujo se ha devaluado notablemente. Una fuente oficial del BBV reconoció ayer que se habían pagado pagado 84 millones de pesetas a Filesa en 1989, aunque señalaron que los estudios se habían entregado tal y como estaba previsto.

José Aureliano Recio, consultado por este periódico, señaló ayer que él no había encargado dichos estudios. «Yo tampoco tengo capacidad para decidir sobre un pago de esa cuantía. En todo caso es una decisión del comité de dirección. Por otro lado, como usted comprenderá por mi militancia en el PSOE y por mi relación de amistad con Carlos Solchaga, yo no puedo mezclarme con algo que tenga que ver con el partido. Es un estigma que me han creado». Recio es responsable de los negocios de leasing del BBV, pero en ningún momento, según sus palabras, ha llegado a tener el estudio que realizó Filesa. Focsa, empresa controlada por Construcciones y Contratas, encargo dos estudios en 1989, uno a Time Export («Estudio de mercado sobre nuevas tecnologías aplicadas al saneamiento urbano en la CE») por el que pagó en dos fases 49 millones y otro a Filesa («Asesoramiento relativo al establecimiento de una empresa constructora en Gran Bretaña) por el que pagó en noviembre y diciembre de ese año 48 millones de pesetas. Hipermercados Pryca (empresa participada por el Grupo March) pagó durante 1990 un total de 22,4 millones por «asesoramiento de inversiones» en cuatro sucesivas facturas de 5,6 millones de pesetas. El Banco Central se lleva la palma, ya que entre mayo y julio de 1989 se le facturaron 203 millones de pesetas por un estudios sobre «los procesos de fusión bancaria». Curiosamente, la primera factura fue girada por la empresa Time Export (2 de mayo de 1989), mientras que la segunda, por un total de 83 millones fue girada por Filesa el 1 de julio de 1989. Cepsa, del grupo Central, mostró en 1989 una avidez desmedida por los estudios de Filesa. Le encargó informes sobre la evolución de la petroquímica en la CE y sobre la industria del refino, también en la CE. Por este último estudio se pagaron 91 millones de pesetas, en dos facturas, mientras que por el estudio de la industria petroquímica se abonaron 153 millones, también en dos facturas. En total, el Grupo Central (Cepsa y Banco Central) pagó a Filesa durante 1989 la cifra de 446 millones por distintos estudios. Otra de las empresas que hicieron importantes ingresos en Filesa fue ABB Energías (filial de la multinacional suizasueca Asea Brown Boveri), quien solicitó estudios sobre «obtención de subvenciones y otros incentivos económicos a la inversión en relación con la adqui

sición de activos industriales». Durante 1989, dicha empresa pagó a Filesa un total de 112 millones de pesetas. ABB se hizo con el control de las empresas Conelec y Cenemesa, de bienes de equipo eléctrico, a mediados de 1990. Entre la lista de clientes de Filesa figura también la empresa pública Enasa, que en septiembre de 1989, cuando el INI ya había iniciado las negociaciones para su venta a una empresa extranjera, encargó un estudio «relativo al sectorindustrialenlaCE»por el que pagó 35,8 millones de pesetas. Laempresaandaluza(propiedaddelafamiliaa, importantes accionistas del Banco Hispano Americano), pagó en noviembre de 1990 un total de 22,4 millones de pesetas por un estudio de «asesoramiento sobre el sector eléctrico».

Como cliente de los enigmáticos informes de Filesa figura también la firma mallorquina Eusis SA, a quien prestó supuestos servicios de asesoramiento financiero por los que pagó, según factura del 12 de abril de 1989, un total de 11.200.000 pesetas. Fuentes oficiales de las empresas implicadas han reconocido el pago de las facturas mencionadas, pero señalan que el desembolso corresponde a estudios efectivamente realizados. Ninguna de ellas, no obstante, ha podido aportar tales estudios como prueba. Las fuentes informantes de EL MUNDO ratifican que los estudios nunca se llegaron a realizar. El sistema utilizado para conseguir la importante facturación, que entre Filesa y Time Export supuso casi 800 millones de pesetas en 1989, era rudimentario y sin coste alguno. En la mayoría de los casos, era el propio Carlos Navarro quien llamaba por teléfono desde su despacho de Ferraz o de Barquillo, sede de Filesa en Madrid, a Barcelona y dictaba a la secretaria de Luis Oliveró el contenido del supuesto estudio sobre el que se facturaba a las empresas anteriormente mencionadas. De acuerdo con la información disponible y las numerosas pruebas documentales que obran en poder de EL MUNDO, la escuálida plantilla de Filesa o de Time Export jamás efectuó informe de consultoría alguno, ni encargó su realización a firmas consultoras externas de ningún tipo. Más aún, en la contabilidad de ambas sociedades no figura pago alguno efectuado durante estos años a ninguna empresa técnica especializada en esta clase de estudios o informes. Ello permite asegurar que los citados estudios, por los que empresas y bancos de primera fila pagaron fuertes sumas de dinero, no existieron nunca en la realidad, más que como mero enunciado para rellenar las facturas giradas a las entidades afectadas. «No hay en los archivos de Filesa o Time Export un sólo estudio físico realizado, ni se pensó nunca en hacerlos», han asegurado las fuentes consultadas. Independientemente del testimonio oficial de las empresas consultadas, resulta sorprendente que compañías y bancos de primera fila encargasen estudios por los que han pagado centenares de millones a sociedades desconocidas y fuera de los circuitos habituales de las consultoras de prestigio. Por otro lado, los informes realizados son de un cariz tan diverso que se requerirían algo más que dos secretarias para abordar asuntos de la enjundia del sector eléctrico en la CE, las fusiones bancarias o el más curioso del leasing para contenedores, por no hablar del asesoramiento sobre inversiones a una empresa como Pryca.

La empresa Time Export fue fundada en 1978 como asesoría de servicios para la importación y exportación por Caries Ponsa Bailan, entonces presidente del Puerto Autónomo de Barcelona, y por Narcís Andreu, nombrado posteriormente presidente de Iberia. En el mes de julio de 1987, el número dos de las finanzas del PSOE, Carlos Navarro, entonces diputado por Barcelona, y el secretario de Organización del PSCPSOE, Josep María Sala, adquirieron a partes iguales la totalidad del capital social de Time Export, que por entonces registraba números rojos. Unos meses más tarde, en febrero de 1988, se fundaron las empresas Malesa SA y Filesa SA, que, sin embargo, no registraron actividad alguna hasta 1989. Malesa se convirtió en matriz de Filesa, que, a su vez, pasó a ser propietaria del 100% de Time Export. De esta manera Carlos Navarro y José María Sala se desprendieron de su participación en Time Export, cuya propiedad quedó en manos de hombres de paja como Alberto Flores y Luis Oliveró. En realidad, la única actividad real conocida de las tres empresas cuya matriz es Malesa fue la importación de contenedores de diversos tamaños procedentes de Rumania, y su posterior venta y alquiler en régimen de «leasing». Los citados contenedores se almacenaban en las instalaciones que en el puerto de Barcelona posee la compañía naviera Vapores Suardiaz. En todo caso, es esta una actividad que reportaba un movimiento dinerario modesto, muy inferior a la facturación de Filesa y Time Export con motivo de su milagrosa actividad consultora.

Las empresas Filesa y Time Export, ligadas al Partido Socialista Obrero Español, que durante los ejercicios que van de 1988 a 1990 facturaron cientos de millones de pesetas a grandes empresas y bancos españoles a cuenta de supuestos informes de consultoría que jamás realizaron, desviaron gran parte del dinero ingresado por esta vía hacia sociedades de publicidad e imagen encargadas de la logística y organización de las campañas electorales del PSOE. Así, la imprenta Hauser y Menet, con domicilio en la calle Plomo 19, de Madrid, recibió durante el ejercicio de 1989 la cantidad de 164.800.000 pesetas. El Viso Publicidad SA, domiciliada en Serrano 190, de Madrid, recibió por su parte, el mismo año 267.731.779 pesetas, mientras que la firma Mabuse SA, productora del video «Momentos», ingresó 29.964.488 millones.

Todos estos datos figuran en la rúbrica de «compras» de la declaración anual de operaciones de Filesa para el ejercicio fiscal de 1989, presentada en la delegación de Hacienda de Barcelona el 30 de abril de 1990, y firmada por Luis Oliveró Capellades, sin que en la contabilidad de las citadas empresas, Filesa y Time Export, esté documentada contrapartida o pedido alguno que justificara tales pagos. Filesa SA, con domicilio en Consejo de Ciento 308, describe su actividad principal como «otros especialistas y técnicos en contabilidad, finanzas y mercados (Asesoramiento Financiero), y en el resumen de su actividad anual reconoce «compras» por importe de 634,7 millones de pesetas, y ventas de 618 millones (BBV, Eusis, Cepsa, Banco Central, Enasa, Focsa y AAB Energía) Según fuentes cercanas al caso, el pago a empresas que trabajaban para el PSOE en sus campañas electorales por parte de Filesa fue utilizado en alguna ocasión para conseguir una vía alternativa de financiación para la propia Filesa. La operativa era sencilla. Para saldar una supuesta deuda de Filesa con Hauser y Menet por importe de 109 millones de pesetas (pór trabajos realizados para el, Partido Socialista), la imprenta libra una serie de letras contra la consultora endosadas por el Banco Bilbao Vizcaya. Sin embargo, Hauser y Menet las descuenta directamente en el Banco Bilbao Vizcaya (BBV), a cuenta de la deuda que esta entidad tenía reconocida a Filesa por sus estudios de asesoramiento. Sin embargo, la contabilidad de Filesa no recoge la operación por la que el BBV paga en efectivo a Hauser y Menet su deuda. Al figurar esa cifra en balance, sin necesidad de hacerlo efectivo, no se convierte de forma inmediata en dinero negro.

La empresa Mabuse SA, Producciones Cinematográficas, con sede en Principe de Vergara 2, Madrid, remitió a Filesa facturas «por la creación y producción de un mediometraje en video titulado Momentos, sobre aspectos actuales de la realidad española, así como por la instalación de un operativo para su exhibición». Los videos «momentos» fueron utilizados por el PSOE durante la campaña electoral de octubre de 1989, y su emisión provocó las protestas del resto de las formaciones políticas, que acusaron al PSOE de utilizar imagenes de personajes de la vida pública española (por ejemplo, Montserrat Caballé o Arantxa Sánchez Vicario) que nada tenían que ver con el partido. Por su parte Time Export SA, en su declaración anual de operaciones correspondiente al ejercicio de 1989, firmada igualmente por Luis Oliveró, reconoce pagos por importe de 60.256.000 pesetas a favor de Producciones Dobbs, SL, con domicilio en Raimundo Fernández Villaverde, 65, de Madrid. Igualmente declara haber pagado a Mabuse SA la cantidad de 13.404.023 pesetas.

 

30 Mayo 1991

Las pruebas que pedía González

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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LOS datos que sobre el escándalo de Filesa y Time Export ha revelado EL MUNDO obraban en poder de este periódico desde hace una semana, pero no han sido publicados antes porque nuestro propósito no era torpedear ninguna campaña política. Nuestra intención, más bien, enlaza con los deseos que el mismo presidente González expresó en el Debate de Investidura cuando dijo que si se conocían ejemplos de corrupción política habría que mostrar las pruebas. Pues bien; aquí están. El informe de EL MUNDO demuestra la conexión entre Filesa y Time Export y altos dirigentes socialistas, especialmente Carlos Navarro, coordinador de Finanzas del grupo socialista. Demuestra que recibieron encargos que nunca se hicieron o fueron meros «entretenimientos» sin ninguna utilidad. Demuestra que estas consultoras casi fantasmas desviaron una parte muy importante de sus ingresos a sociedades que realizaban la campaña electoral del PSOE y financiaron el polémico vídeo socialista «Momentos». Esta revelación permite sostener, como opinan numerosos expertos, que tras esta operación pueden existir figuras delictivas que irían desde la apropiación indebida a la falsedad de documento mercantil o la vulneración de la ley de Financiación de los Partidos Políticos. Estamos ante una prueba de fuego para la democracia española, que si ha sobrevivido pese a la sospecha generalizada de corrupción política, difícilmente puede aceptar la constatación fehaciente de prácticas tan condenables. Por eso, estas pruebas deben tener una respuesta inmediata. En este sentido hay que felicitarse por la celeridad con la que el fiscal general del Estado, Leopoldo Torres, ha ordenado que estas actividades sean investigadas por el fiscal del Tribunal de Cuentas, si bien este órgano no se ha caracterizado hasta ahora por su rigor con los partidos. Pero eso no basta. El Parlamento debe crear una comisión investigadora. Los partidos de oposición, como parece es el propósito de IU, deben demostrar su interés por regenerar el sistema democrático. Y el propio Felipe González, su Gobierno y su partido, deben estar dispuestos a depurar responsabilidades internas. Su primera reacción, trasladando la información a sus asesores jurídicos no augura, sin embargo, ninguna intención positiva. La responsabilidad de aclarar este escándalo incluye también a las empresas que, de forma indirecta y posiblemente involuntaria, han financiado al PSOE. Personalidades fuera de toda sospecha como Alfonso Escámez o Emilio Ybarra deben actuar internamente e informar de los hechos a sus accionistas y al conjunto de la sociedad por el buen nombre de sus entidades y del propio sistema. Y, por supuesto, denunciar estas prácticas -como propuso el ministro Borrell a las empresas constructoras- negándose a pasar por el aro de la coacción al que determinados políticos les someten aunque corran el riesgo de quedar fuera de algunos contratos y en situación de inferioridad respecto a competidores con menos escrúpulos.

31 Mayo 1991

El dinero político

Francisco Umbral

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Los graves y espectaculares documentos sobre la fraudulencia del PSOE que ha descubierto y publicado este periódico (algo aún más grave, sin duda, que el caso Guerra, aunque del mismo origen), no hacen sino remitirnos al viejo problema del dinero político, financiación de los partidos o precio de la democracia. ¿Quién paga la democracia en España? No se sabe. Aquí el gentío creemos que la pagamos nosotros, por lo que se nos lleva Borrell por el procedimiento del tirón fiscal, pero ese dinero va más bien a gastos generales, a los grandes gastos públicos y realizaciones del régimen, por decirlo con la vieja fórmula cuarentañista. Tras la muerte de Franco aquí nos montamos una democracia a la americana, no se sabe por qué (todo podía haber sido mucho más sencillo), con unas campañas electorales y un alicatado de los líderes que valen muchos dólares. Supongo y espero que en las próximas generales ya saldrán directamente las majorettes. con sus cándidos y deportivos muslos de monjas en bragas. Pero. no son sólo las campañas. Es que sostener un partido, grande o pequeño, es una cosa muy cara, y, cuando el caso Guerra, en seguida el PSOE le sacó a Aznar el caso Naseiro, con el juez Manglano, la corrupción, Palop y el novio de Palop. Por eso ahora Aznar ha sido «cauto» en sus declaraciones sobre el gran affaire levantado por nuestros reporteros. En Estados Unidos se dice que ha habido campañas en que ambos candidatos estaban subvencionados por Bancos de la mafia (camisetas, perritos y hamburguer fecal para todo el mundo), de modo que, saliese quien saliese, la mafia ganaba siempre, ya que apostaba a ambos caballos. Aquí todavía no hemos perfeccionado el método, en el sentido de que el PSOE se busca su pela larga por donde puede, y el PP lo mismo, honradamente, no digo que no, como te digo una cosa te digo otra. El día en que ambos partidos estén subvencionados por el mismo Banco de la calle Alcalá, habremos conseguido la democracia perfecta, la madurez de la democracia (y después de la madurez viene la putrefacción). Mi querido y admirado Mario Conde podría ser ese banquero. Su sentido irónico de la política le permitiría hacerlo sin despeinarse (y sus millones). Hace mal, pues, EL MUNDO, en escandalizarse por algo que es de uso cornún nen las democracias modernas. El escándalo está en que cada cual se tenga que buscar su padrino y no tengan ya todos un padrino común, que parece lo serio, al menos en las pelis de Francis Ford Coppola. El crimen original viene de que estas democracias (salvo la francesa) no están montadas sobre una revolución, sobre una cosecha de cabezas, sino sobre un pacto con lo que había: conservatismo, paleocapitalismo, dinero. Ya que Felipe González, cuando llegó al Poder y pudo ver el cuadro de época desde dentro, aceptó las condiciones y no se volvió a Sevilla a ordeñar vacas, luego ha tenido que someterse a todo esto y más. Somos unas democracias financieras y financiadas, lo cual que mi señorito, se pasa de ingenuo. España está hoy en esta ,alternativa, descartada la revolución, incluso la sindical: una democracia pactada con la derecha, con los Bancos, con la Alemania de Kohl, con los chicos de la OTAN o la vuelta, imposible, impracticable, a un nuevo caudillismo, ahora que no hay caudillo. La fórmula intermedia entre el caudillismo y la democracia rehén del dinero es el presidencialismo, y esto es lo que viene haciendo don Felipe González con muy buen sentido. Esto de los papeles fraudulentos es muy bueno y hasta se puede cargar un gobierno que acaba de salir triunfante de unas elecciones, pero, vistas las cosas con el perspectivismo que aconsejaba Ortega, todo esto era previsible. Nadie tan heroico y brillante como quien, según Brecht, «explica lo obvio».

22 Noviembre 1992

EL PERIÓDICO y el caso Filesa

Antonio Franco

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El director de EL PERIÓDICO no daría su versión sobre por qué rechazó publicar el 'caso Filesa' hasta un año después dentro de un artículo dedicado a comentar un programa de televisión.

Es muy fácil referirse a esta periodista de EL MUNDO cogida in fraganti cuando quizá sería más correcto ceñir la reflexión a una opinión que ya ha dado varias veces el director del medio Pedro J. Ramírez. Éste comentando las diferencias entre la prensa de Madrid y la de Barcelona a tenor del código ético que intentamos aplicar los periodistas catalanes, explica que el chileno Van Schouwen, denunciante del caso Filesa, le dijo que tuvo que recurrir a la prensa madrileña para divulgar este afaire ya que, antes, cuando explicó este tema a los periodistas barceloneses, éstos le entretenían y le hacían perder el tiempo en vez de publicar inmediatamente lo que él contaba.

La verdad de este asunto tiene que ver de nuevo con la ligereza de la Pottecher. Los periodistas catalanes que se entrevistaron con Van Shouwen gastaron mucho tiempo exigiéndole continuamente al chileno pruebas de lo que decía y verificando después la autenticidad de los documentos que suministraba. Y, por miedo a encontrarse ante un intoxicador, dedicaron varias semanas a rastrear en Chile y Argentina la personalidad del antiguo trabajador de Filesa. Sólo después de eso empezaron a publicar sus reportajes, sobre los que luego no tuvieron que hacer prácticamente ninguna recitifación contra lo que sucedió en algún medio de Madrid.

A mí también me hizo algunos comentarios personales Van Shouwen. A mí me dijo, por ejemplo, que los catalanes éramos muy pesados con nuestras comprobaciones, y que en Madrid era distinto. Allí, me explicó todo lo que él les decía a los de EL MUNDO, fuese lo que fuese, aparecía publicado inmediatamente.

06 Junio 1991

La hora de los jueces

EL PAÍS (Director: Joaquín Estefanía)

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EN LOS tiempos en que estalló el asunto Flick, referido a la financiación de los socialistas españoles, bastó la palabra empeñada por el presidente de Gobierno para cerrar el asunto. Pero tras los casos de Juan Guerra y Naseiro la dinámica ha de ser necesariamente otra, pues en ese oscuro mundo de la financiación de los partidos todo, hasta lo más sofisticado, parece posible. Por ejemplo, la trama de -empresas urdida como supuesta tapadera de métodos irregulares de financiación del PSOE que estos días está siendo desvelada, por la prensa. De ahí que el comunicado hecho público ayer por su comisión ejecutiva negando toda relación con dicha trama sea insuficiente para el convencimiento del ciudadano. En este caso, el cargo de la prueba lo tienen los socialistas.Todo parece indicar en este asunto que no hay irregularidad que no haya sido, como mínimo, rozada: desde la transgresión de los requisitos que la Ley de Financiación de Partidos Políticos,, de julio de 1987, exige para la justificación de las ayudas de carácter privado, hasta la hipotética realización de actividades claramente tipificadas como delito en el Código Penal. De ahí que la investigación sobrepase con mucho la capacidad y las competencias. del Tribunal de Cuentas y exija la intervención directa del ministerio público y de la justicia ordinaria, en contra de lo apuntado por la comisión ejecutiva, socialista.

De acuerdo con los datos y documentos publicados, las empresas Filesa, Malesa y Time Export, vinculadas a dirigentes del PSOE y muy particularmente al coordinador de finanzas de su grupo parlamentario, cobraron cientos de millones de pesetas de empresas -privadas y públicas a cambio de informes -realizados o no- utilizados como mera pantalla documental para dar apariencia legal a la percepción de tales cantidades. Una parte del dinero sirvió para financiar la campaña electoral del PSOE de 1989 y otra pudo ser destinada a engrosar cuatro cuentas bancarias en Suiza. En suma, que además de transgredir la norma que regula la financiación de los partidos son numerosos los datos,que apuntan ala comisión de diversos delitos, desde el fiscal hasta la apropiacion indebida, pasando por la falsificación en documento mercantil. y malversación de fondos públicos.

Ante esta situación, el partido socialista ha optado por ponerse el casco a la espera de que escampe. Pero, al igual que en el caso Naseiro, carece de fundamento la pretensión de algunos dirigentes de considerarse eximidos de responsabilidad por el hecho de no haberse mezclado pérsonalmente en lo que ha manchado las manos de otros. Alegar desconocimiento del origen de unos fondos de los que sin embargo no tenían inconveniente en disponer revela, una- moral enferma. En Francia, unas prácticas de falsasf acturas semejantes a las ahora descubiertas en España concluyeron no hace mucho en una vergonzante autoamnistía para la clase política que las realizó. La prudencia con que hace. un año reaccionó el PSOE, agobiado por el caso Guerra, frente a las revelaciones de las cintas del caso Naseiro está siendo correspondida ahora por los populares. Con la excepción de Izquierda Unida, aquí casi nadie quiere mover demasiado -una mesa en la que muchos tienen fichas que ocultar.

De ahí que la única posibilidad de contrarrestar las corruptelas qué genera la financiación oculta de los partidos políticos sea la actuación de los jueces y el rechazo moral de los ciudadanos. La experiencia de muestra que la autolimitación de gastos no pasa de ser una proclama legal. Los miles de millones de, financiación pública no parecen ser suficientes y necesitan ser complementados con aportaciones de procedencia dudosa. Sin duda, la justicia no lo tiene fácil y más cuando el investigado resulta ser el partido que está en el poder, pero su actuación es obligada cuando el hedor sale a la superficie. El ciudadano no puede tolerar que quede impune en unos casos lo que justamente se persigue en otros. Y los investigados tienen todo el derecho a exigir su inocencia, máxime si ésta resulta probada.

Memorias (Una página difícil de arrancar)

Alfonso Guerra

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Un suelto periodístico de mayo de 1991 fundamentado en la declaración del contable de Filesa, una pequeña empresa de Barcelona, alimentó a la prensa y a los actores políticos durante años. Trataba el asunto de lo que pudiera colegirse de unos documentos sustraídos a la empresa por su contable, un chileno llamado Carl von Shouwen, que apuntaba a que la empresa pudiera haber financiado algunas actividades del PSOE. A los pocos días es presentada una querella por AINCO y por el constructor Cristian Jiménez, a los que se suman el Partido Popular y José María Ruiz Mateos contra dos empresarios y contra un diputado (Carlos Navarro) y un senador (José María Sala) socialistas. Desde el primer instante podía apreciarse la orientación política de la iniciativa protagonizada por el partido de la oposición y por destacados miembros ultraconservadores. El magistrado Marino Barbero solicitó que le exonerasen de cualquier otra actuación en el tribunal y pidió un grupo de inspectores de Hacienda a su servicio, comandados por el PP, entre los que estaba Pilar Valiente.

Los protagonistas de la persecución del PSOE fueron ampliando la querella, crecidos ante el volumen de las acusaciones en la prensa. Así el abogado Rodríguez Menéndez interpuso querella contra Felipe González y el otro connotado abogado Marcos García Montes, contra José María Benegas, Francisco Fernández Marugán y Alfonso Guerra.

El juez Marino Barbero, demostró no ser ni marino, ni barbero, ni juez. Mi convicción es que el magistrado sufrió un trastorno de personalidad. No pertenecía a la carrera judicial, fue llevado al Supremo por la vía del llamado ‘cuarto turno’, como jurista de prestigio. Él era catedrático en la Universidad Complutense, apoyado por el sector progresista de los profesores, que fueron los que le auparon hacia la magistratura en el Supremo. Pero, llegado a lo más alto, el hombre debió de sentir la prevalencia de Zeus sobre los mortales y encontró la ocasión de mostrar la espada del adalid seráfico en un caso que le permitía exhibir su resolución de enfrentamiento con los poderes superiores, en aquel momento el Gobierno socialista. Le condujo a una práctica errática del derecho, sin ronzal que pudiera sujetarlo.

El Tribunal condenó a los parlamentarios, que fueron años más tarde indultados por el Gobierno del PP. Extraordinario recorrido, la querella la presentó el PP y una vez en el Gobierno los indultó. ¿Se puede obtener más beneficio político?

Hay que retroceder al año 1986. Comunistas, izquierda extraparlamentaria e intelectuales irrumpen con agresividad en la campaña promocionando el NO, y la derecha, el Partido Popular (entonces Alianza Popular) hizo campaña para que sus seguidores se abstuviesen. Así pues, a favor de la permanencia quedó solitario el PSOE. Esa soledad nos conducía inexorablemente a hacer una intensa campaña, pero carecíamos de recursos económicos para ella. Recurrimos a préstamos bancarios, lo que nos endeudó fuertemente. Cuando se conocieron los resultados, los responsables de los bancos prestatarios comentaron que no era justo que el único partido que había arriesgado políticamente por defender los intereses generales quedase además en situación económica. Expresaron su voluntad de apoyo económico al PSOE, pero no tenían instrumento para hacerlo, dado que no podían informar  a sus accionistas de que apoyaban a los socialistas.

La propuesta, encabezada por Alfonso Escámez, fue: proporciónenme una empresa con la que podamos contratar algunas actividades que les reporten unos beneficios. El PSOE no contaba con empresa alguna. Alguien, tal vez Carlos Navarro, que se ocupaba de los asuntos económicos del Grupo Parlamentario, debió de susurrar: el PSOE no, pero el PSC sí. Y ahí aparece Filesa en escena, a la que se encargan unos estudios dudosamente necesarios para el contratante, que se elaboran, se entregan y a veces se los hace desaparecer por inaplicables. Así, los banqueros hacen pagar proyectos y análisis por valor de 400 millones. Una bagatela en comparación con las ayudas entregadas a la derecha.

Miembros del Gobierno presionaron a Felipe González para que procediera al cese de Galeote; destacó la exigencia de Carlos Solchaga y el equipo económico.

Empezó a gestarse así una fisura que dividía de manera artificial a los que estaban involucrados en las irregularidades (léase corrupción) y los garantes de la limpieza, que, cosa curiosa, coincidían con los social-liberales.

El Análisis

EL MÉRITO DE SER MÁS OSADOS

JF Lamata

El mayor mérito del diario EL MUNDO en el caso Filesa no fue tanto el de investigar, puesto que el contable prácticamente les dio el caso hecho, sino publicarlo, que puede parecer simple, pero no lo era.

El contable en cuestión había ido con los mismos papeles de financiación ilegal al Grupo Zeta, concretamente a EL PERIÓDICO de Catalunya a la sazón dirigido por Antonio Franco y editado por Antonio Asensio, pero ninguno de los dos ‘Antonios’ le compró la historia. No querían jaleos contra el poderoso PSOE y su mayoría absoluta, y menos aún si ya estaba planeando el Sr. Asensio entrar en el negocio de la televisión, para lo cual es indispensable llevarse bien con el Gobierno. Pero EL MUNDO no, en aquel momento EL MUNDO no tenía un proyecto multimedia, su proyecto era EL MUNDO y no tenía miedo a publicar lo que fuera si era verdad. EL MUNDO –Cataluña recibió el tema y para allá que mandó a dos primeros espadas de la talla de Casimiro García-Abadillo y Jesús Cacho para investigar sobre el tema.

Lo publicaron convirtiéndose en protagonistas de un hecho que sería historia del periodismo. La instrucción sería muy larga y el primer instructor, el juez Barbero, caería en mitad del camino, pero la sentencia terminaría acreditando el pleno acierto del periódico de D. Pedro J. Ramírez. Algo que,  presumiblemente, debió escocer un poco a D. Antonio Franco.

J. F. Lamata