12 diciembre 2002

ETA asesina al joven guardia civil Antonio Molina Martín, hijo y nieto de miembros de la Benemérita

Hechos

  • El guardia civil D. Antonio Molina Martín, melillense de 27 años y soltero, murió en acto de servicio el 17 de diciembre de 2002.

Lecturas

El guardia civil D. Antonio Molina Martín, melillense de 27 años y soltero, murió en acto de servicio el 17 de diciembre de 2002. Molina y su compañero, Juan Aguilar Osuna, formaban parte de un dispositivo especial de seguridad contra los atracos y robos de la zona del noroeste de Madrid. El 31 de diciembre de 2002, dieron el alto a un coche que circulaba por una carretera nacional, en el que se desplazaban varios terroristas con 130 kilos de explosivos, dispuestos a cometer una serie de atentados escalonados en varios centros comerciales de Madrid. Al solicitarles la documentación, los etarras disparon tres veces a Molina y le mataron en el acto, mientras que a raíz del posterior tiroteo, Aguilar sufrió lesiones en un brazo que le causaron la inhabilitación permanente para desempeñar su oficio. Gotzon Aramburu Sudupe resultó herido y el otro terrorista, Jesús María Etxebarria Garaikoetxea, fue arrestado posteriormente en San Sebastián. Al Sr. Molina se le otorgó la Medalla de Oro, le nombraron hijo predilecto de Melilla y le dieron su nombre a una de las calles. Además, se levantó un pequeño monumento frente al cuartel al que pertenecía.

LOS ASESINOS:

Planeaban colocar bombas en centros comerciales, pero los guardias civiles lo impidieron.

18 Diciembre 2002

ETA asesina

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

Leer

Antonio Molina, un guardia civil de 30 años adscrito al puesto de Collado Villalba desde hace cinco, murió ayer asesinado en Madrid, cuando daba el alto a un vehículo ocupado por dos terroristas de ETA. La organización criminal intentaba colocar en Madrid un coche bomba -el vehículo cargado de explosivos en el que viajaban los terroristas- en vísperas de la manifestación convocada en Bilbao por el lehendekari Ibarretxe bajo el lema unitario y único de «Fuera ETA». Ésta es la respuesta de la organización criminal a quienes propugnan su desaparición, en perfecta correspondencia con el único lenguaje que poseen y saben utilizar sus terroristas y quienes les aplauden o les secundan.

También es el mentís a quienes querían entender la baja actividad de sus terroristas desde la óptica de una aproximación a algún tipo de tregua. No es así: ETA ya intentó matar en Santander hace apenas dos semanas y sólo el rápido desalojo y la actuación eficaz de la policía evitó que se consumara el objetivo de muerte que persigue todo coche bomba. En esta ocasión la acción de la Guardia Civil ha evitado que los terroristas consiguieran colocar su carga explosiva, pero, por desgracia, a costa de la vida de uno de los funcionarios y de las heridas de otro.

Si ETA no habla más en su sangrienta jerga terrorista es porque se lo impide en muchas ocasiones la eficaz acción de la policía y el cerco judicial y político del Estado democrático sobre los asesinos y sobre sus apoyos políticos y sociales. La mejor respuesta política a esta nueva acción criminal es la recuperación de la unidad de todos los ciudadanos y partidos democráticos alrededor de la idea sencilla y efectiva de que hay que expulsar a ETA de nuestra sociedad, tal y como reza el lema de la manifestación del próximo 22 de diciembre.