7 octubre 2025

Eva Piquer Vinent escribe un libro para ajustar cuentas con Bernat Dedeu por los artículos que escribió en su blog en 2015 contra ella y su marido enfermo de cáncer

Hechos

El 7 de octubre de 2025 Dña. Eva Piquer es entrevistada en TVE para presentar su libro «La Difamación».

09 Junio 2017

Ocaso y difamación

Bernat Dedeu

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Eva Piquer acaba de escribir el ensayo Difamación, en el que narra el dolor y la autocensura que le provocaron unos artículos míos de hace una década publicados en el blog La Torre de las Horas ,  donde yo hablaba del cáncer que, desgraciadamente, acabó con la vida de su marido, Carles Capdevila. El volumen se presentó el pasado lunes en un acto multitudinario en la sala Paral·lel 62, al cual, como primer síntoma de cobardía, el público fue convocado a una “autopsia literaria” sin saber que se asistiría al acto publicitario de un nuevo texto y, sobre todo, de qué cadáver se dispondría a realizar. Aparte de esta coquinesa puramente infantil, y aunque el libro hable de servidor de ustedes durante la práctica totalidad de sus 124 paginitas, Piquer ha tenido la ocurrencia cagueta (supongo que inducida por algún consejero legal) de regalarme el seudónimo Ricard, con la excusa de haber hecho un particular de un hecho de elevarse al reino de la metafísica y así preguntarse cómo se puede acabar con el escarnio mediático. También hay que recordar que este es el segundo libro que me dedica Club Editor (el primero, ¡hay que decirlo, fue mucho más tierno!), por lo que espero que su editora, Maria Bohigas, considere ponerme en nómina en tanto que musa de sus autoras…

Si se presta atención a las entrevistas que ha hecho Piquer, donde me ha acusado de ser un neofascista y ha declarado literalmente morirse de ganas de enviarme un sicario a casa, y también ponemos el ojo en cómo su editorial ha publicitado este minúsculo ensayo que no es nada más que un artículo alargado. mis textos como un ludibre “clasista, misógino y cruel”), se podría pensar que me he pasado la última década escribiendo sobre Eva y acechándola en las esquinas de su barrio con un puñal . Por el contrario, en cuanto a la temática de este libro, el escarnio en cuestión se limita a tres piezas escritas en 2015 y una última en 2018 , esta más centrada en el Premio Nacional de Cultura que recibió su espantoso digital Catorce. En cuanto a los artículos más polémicos, cualquier persona con la mínima comprensión lectora verá que yo no hice befa de Capdevila o de su futura viuda por el hecho de sufrir una enfermedad ni deseé nunca que la cosa terminara en funeral; por el contrario, identifiqué la glorificación victimaria de esta lacra y la obsesión de la tribu de adoptar “enfermos nacionales” como la metáfora perfecta de la moral del proceso y su obsesión patológica de lucir la herida para así excusar la banalidad cultural imperante y toda impostura política.

De hecho, el artículo que la autora de Difamación cita continuamente en los intervivos (titulado «Capdevila-Piquer», donde se la describe como «nuestra Pantoja» y futura autora de bestsellers de cepellón sobre el duelo), su condición de viuda se establece como una hipótesis y el texto el ensayo: «Si Carlos sobrevive, todos viviremos mejor. Saldrás, estoy seguro, con la ayuda de los tuyos. Yo haré caso a los amigos, y os regalo mi silencio. Que tengáis mucha suerte». Por todo ello, en los artículos que me he referido el lector puede considerar (¡libremente, sólo faltaría!) que hay expresiones ofensivas o también podría arrufar la nariz porque su autor especula y aplica el sarcasmo a la muerte de una persona que tiene cáncer, aunque sea como mera posibilidad. Pero de difamación, ni una sola. Por el contrario, la tesis de los artículos era profundamente acertada, no sólo porque la política posterior al 1-O se haya basado en exprimir el chantaje emocional de las «buenas personas» que incumplieron sistemáticamente tantas promesas electorales, sino que -en el caso de Eva Piquer- ha acabado resurgiendo de las cenizas sobre la censa con un Pantoja sólo trafica con su dolor y la establece de base como señuelo para cancelarme .

Os cuento todo este vodevil no sólo para que conste en acta la falsía de base en la que descansa Difamación (un texto que, si no conociera a su autora, Maria Bohigas habría desestimado en el primer párrafo sólo leyendo sintagmas como “mis veintitrés años y yo” o “librerías de nuevo y de viejo” no tienen ni una triste nota al pie de página), sino porque veis que todo este asunto va mucho más allá de Ricard y de la utilización que se ha hecho de una señora a la que, como ya dije, nuestro propio sistema cultural acabaría disfrazando de folclórica del duelo con una mala leche tan vergonzante. Todo esto no va de cuatro artículos sobre el cáncer, sino de unas élites políticas-culturales que ven cómo se les incuba el arroz, que se han cogido a mi prosa para disimular su ocaso y que están haciendo el último esfuerzo agónico para imponer su sistema de miedo y censura . Éste es el tenderete que ha hecho regurgitar a la pobre Eva cuya idea a partir de la cual hay que reflexionar sobre por qué los catalanes “damos voz y micrófonos” a personas malignas como yo; lo cual, dicho sin tanta pompa, resulta una forma cercana al totalitarismo según la cual quienes querrían patrimonializar el discurso público ( aka , “la buena gente”) también se guardarían el poder de negar la palabra a quien los contradice.

En este sentido, no resulta nada casual que la presentación mencionada (me sorprende, por cierto, que Club Editor, una editorial tan modesta y austera, tenga capacidad para alquilar Paral·lel 62 y disponer barra etílica para tutti quanti ; en la próxima, avise, que vendré ahora Romeva, David Fernàndez, Natàlia Garriga y etcétera y de empresarios-comunicadores que han aprovechado la diarrea posterior al 1-O para seguir haciendo caja a través de las frustraciones de los catalanes, como mi querido Toni Soler o el pobre chico de Antoni Bassas . Que toda esa gente -difamadora profesional, mentirosa compulsiva durante lustros y caja-cobre de nuestros impuestos- sólo pueda encontrar calentamiento en un acto cultural a base de cebarse pornográficamente en el dolor de nuestra Pantoja, muestra un retrato muy fidedigno del espíritu nacional. A mí todo me da la mar de contento, porque esto no sólo muestra el ocaso de la mafieta que ha dirigido el país durante los últimos años, sino también que nuestro trabajo ha merecido la pena . Hace un lustro, instaurados todavía en el chantaje procesista, la jugada les habría funcionado; ahora la cosa les dará por vender cuatro libros. Todo ello, querida Eva, podríamos haberlo arreglado con un simple Bizum…

A diferencia de Eva Piquer, y de sus tristísimos compañeros de viaje, yo soy un defensor a ultranza de la libertad de expresión . Estoy encantado de que Eva pueda pasearse por la mayoría de medios de nuestro país (los cuales también han quedado bastante retratados, pues, cuando alguien te acusa de según qué delitos en antena, dicen que la ética periodística obliga a dar voz a la parte contraria…) tildándome de acosador, misógino, cruel, despertado Marc Giró en el Usted primero de RAC1— incluso de terrorista. De hecho, si Eva amplía unas semanas la promoción de este entrañable panfleto, ahora que en Gaza no caen petardos, solo me quedaría que me atribuyera la condición de genocida . Yo defenderé su derecho inalienable de calificarme como quiera y de compartir la teoría altamente delirante según la cual un par de artículos han podido causar que boicoteara la mayoría de homenajes que le querían hacer a su marido o que retrasara la publicación de su novela Aterrizaje (que, por cierto, no he tenido el placer de leer). Yo estoy, en definitiva, terriblemente a favor de que Eva Piquer y su editora hablen, porque cuanto más charlen más patente quedará su banalización del acoso, del fascismo y su dictatorial pulsión censuradora .

Compra y lea Difamación, queridos lectores, porque es el libro que ha convertido un par de artículos pasables en dos obras maestras de aquellas en las que su autor acaba configurando el futuro de toda una tribu y, aparte de eso, dará un poco de calderilla a los guardianes de la moral. A mí todo esto me ha regalado muchísima vida; aparte, debo a Eva y al ocaso de su mundo el hecho de certificar que hay que volver a quitar el polvo, de forma radicalmente urgente, en La Torre de les Hores . De parte de Ricard y de servidora, no saben cómo se lo agradecemos.