9 julio 1993

Felipe González Márquez (PSOE) investido presidente por cuarte vez consecutiva con el apoyo de Convergencia i Unió

Hechos

Fue noticia el 9 de julio de 1993.

09 Julio 1993

La oferta

EL PAÍS (Director: Joaquín Estefanía)

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FELIPE GONZÁLEZ se enfrentó ayer en el Congreso de los Diputados a su cuarto debate de investidura, muy distinto a los tres anteriores. De ahí que el discurso con el que pidió la confianza de la Cámara también lo fuera. Al no disponer ahora de la mayoría absoluta con el exclusivo apoyo de su propio partido, González estaba obligado a hacer un discurso más explícito y matizado, con el objetivo de atraer los votos suficientes para superar con holgura ese trance y, sobre todo, para establecer las imprescindibles alianzas parlamentarias en las que asentar un Gobierno estable y representativo.Esta nueva situación política, producto de una mayor distribución del poder derivada de las últimas elecciones, y la profunda recesión económica que vive España conformaron el tono y el fondo de la oferta programática del candidato a la presidencia del Gobierno. En cuanto a la forma, González hizo un discurso directo, asequible, conciso -apenas duró una hora-, renunciando al lenguaje didáctico y un tanto ampuloso al que ha sido proclive en situaciones semejantes.

Sin duda, el candidato captó acertadamente que el momento actual requiere, antes que nada, claridad en la formulación del mensaje político y económico transmitido a los ciudadanos. Por lo que se refiere al fondo, su oferta fue lo suficientemente concreta y diferenciada como para hacer posible que en torno a ella se nucleen el programa político de gobierno y las líneas de diálogo capaces de sacar al país de la grave recesión económica en que está sumido. Felipe González concretó algunos de los pasos dados en esa dirección: posibles compromisos; de Gobierno con el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y de carácter programático con Convergéncia i Unió (CIU), cuya futura presencia en el Gobierno no ha quedado excluida tras el debate presupuestario.

González describió con cierta minuciosidad los cuatro grandes objetivos en los que se centra su oferta de gobierno para esta legislatura: pacto por el empleo e incremento de. la competitividad; impulso democrático y renovación institucional; desarrollo del Estado autonómico y apoyo al proceso de convergencia europa. Y en ninguno de ellos faltaron propuestas y medidas, con las que se puede o no estar de acuerdo, pero que van más allá de las meras intenciones que los dirigentes del Partido Popular vieron en su discurso. Su líder, José María Aznar -que también tuvo una intervención parlamentaria brillante-, está legitimado para dudar de que Felipe González sea capaz de cumplir sus promesas, sobre todo tras hacerle responsable de la actual crisis, pero ello no implica que sean una quimera. En todo caso, los posibles socios de González -PNV y CiU- observaron en su discurso ofertas muy próximas a sus programas. Sin duda, esa cercanía existe, pero habrá que ver cómo se modula en una acción de gobierno coherente con los objetivos proclamados.

En el ámbito económico y social la tarea descrita por, González es ingente: reformas estructurales, planes de mejora de las infraestructuras, cambio en profundidad del modelo de relaciones laborales, etcétera. Pero le faltó el diagnóstico completo de una coyuntura agónica. Un, solo dato corrobora esta calificación: el déficit del Estado, en sentido estricto, llegará este año al 5%, según el candidato, lo que significa que el déficit de todas las Administraciones públicas rondará el 7% del PIB.

Respecto al ámbito institucional, deteriorado en la última legislatura por los casos de corrupción política y el abuso de los intereses partidarios, González avanzó medidas para recobrar el prestigio del sistema: nueva ley de partidos, mayor transparencia y control de su financiación pública y privada, reforma del Tribunal de Cuentas, nuevos reglamentos del Congreso y del Senado, mayores competencias del Consejo General del Poder- Judicial, renuncia al sistema de cuotas en la designación parlamentaria de los cargos institucionales…

En el terreno autonómico, González avanzó un compromiso: la introducción del principio de corresponsabilidad fiscal en los Presupuestos Generales del Estado de 1994. Al tiempo que cerraba la controversia surgida entre los socialistas sobre esta cuestión polémica, el candidato daba un paso concreto hacia los nacionalistas catalanes en un punto esencial de su programa. Sin duda, con ello buscaba satisfacer a Pujol, que había reclamado este acercamiento, aun garantizando previamente su apoyo a la investidura por «sentido de responsabilidad».

Y en cuanto a la convergencia europea, González defendió con fuerza esta opción como «factor de estabilidad, paz y progreso», al tiempo que se defendió él mismo de la acusación de exigir sacrificios «por un afán europeísta abstracto». En resumen, González describió cori bastante realismo la situación y aportó ideas y medidas para superarla, coherentes con su programa electoral. Otra cosa es el crédito político que merezca su oferta, la confianza parlamentaria que reciba y el apoyo que la sociedad esté dispuesta a darle.