20 febrero 1992

El Gobierno del PSOE es señalado como responsable de la ruptura del acuerdo mediante el cual la Sociedad Inversiones Godó hubiera estado presidida por el Conde de Godó y controlada por Mario Conde.

Fracasa el acuerdo entre Banesto y Godó para un Holding que incluía que el banco se hiciera con el 9% de las acciones de LA VANGUARDIA

Hechos

  • En febrero de 1992 Corporación Banesto y Grupo Godó anunciaron la creación de la Sociedad Holding de Comunicación Inversiones Godó S. A., el acuerdo incluía que el banco Banesto se hiciera con el 9% de las acciones. A pesar de estar firmado, el acuerdo se rompió al mes.

Lecturas

El presidente de Antena 3 TV, D. Javier Godó Muntañola, afectado por la catarata de pérdidas que representaba el operador Antena 3 TV para el conjunto del Grupo Godó (5.000 millones de pérdidas reconocidas en 1990 y 2.607 millones de pérdidas en 1991), poniendo en riesgo la estabilidad de sus negocios propuso una alianza al Banco Banesto de D. Mario Conde Conde para que entrara en el capital del operador de televisión para disponer de los recursos económicos del banco y garantizar liquidez para el operador. El Sr. Conde Conde puso como condición que el acuerdo incluyera los otros medios del Sr. Godó Muntañola y, en particular, La Vanguardia. El 20 de febrero La Vanguardia anunció la creación de la Sociedad Holdin Comunicación Inversiones Godó S. A. que dirigirían conjuntamente D. Javier Godó Muntañola y D. Mario Conde Conde y que incluiría La Vanguardia, Mundo Deportivo y Antena 3 Radio. A cambio de los cuál Banesto entraba con un 10% en Antena 3 TV. A pesar de que el acuerdo es anunciado por el propio periódico La Vanguardia, y el Banco Banesto llega a pagar la inversión acordada, el acuerdo nunca se materializará por el cambio de opinión de D. Javier Godó Muntañola, que a través de La Caixa conseguirá el dinero para poder devolverla inversión a Banesto. La ruptura es adelantada por El Mundo el 3 de abril, pero no será hasta el 6 de junio de 1992 cuando La Vanguardia comunice que el acuerdo para la constitución de un Holding Inversiones Godó con Banesto ha quedado cancelado con el argumento de que el periódico quiere preservar su independencia económica.

El canal ANTENA 3 TV dirigido por D. Manuel Martín Ferrand, no estaba consiguiendo los resultados esperados – al contrario que ANTENA 3 RADIO, que había sido un éxito arrollador – y su propietario, el Conde de Godó, buscó nuevos socios que tuvieron lomo económico. Ese socio lo encontró en el banco Banesto. Su presidente, D. Mario Conde, aceptó comprar el 10% de las acciones del canal en 1991. No obstante aquel acuerdo fue sólo la primera fase. Banesto manifestó su interés en entrar en el medio de comunicación más importante del Conde de Godó: el diario LA VANGUARDIA.

23 Febrero 1992

El dominio indoloro

Carlos Luis Álvarez 'Cándido'

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Banesto ha entrado con un 9% en LA VANGUARDIA, después de su desembargo en ANTENA 3. Siguiendo una sugestión referida a la empresa periodística, cabe decir que no se puede manipular a los consumidores sin manipular antes a los productores.

Durante la celebración de los diez años de la revista TIEMPO, Antonio Asensio se refirió a quienes desde intereses ajenos a la empresa periodística intervienen en sus planteamiento industriales y profesionales. AL día siguiente un periodista recordó esas palabras en una emisora de radio y dijo que Mario Conde estaba allí y que, por tanto, había escuchado las reticencias de Antonio Asensio. Por citar nada más que otro ejemplo, supongo que también habrán llegado tales reticencias a oídos de Miguel Durán.

Banesto ha entrado con un 9% en LA VANGUARDIA, después de su desembargo en ANTENA 3. Siguiendo una sugestión de Enzensberger referida a la empresa periodística, cabe decir que no se puede manipular a los consumidores sin manipular antes a los productores.

El presidente de Banesto o el director general de la ONCE no han invertido en prensa, en radio o en televisión nada más que cuando han encontrado una brecha de debilidad económica y financiera. Esto prefigura un género de manipulación e incluso de explotación si no deliberada, virtualmente efectiva.

En principio, todo está mejor. Se impone una racionalidad interna que llega incluso a confundir a los periodistas acerca del fin. Paulatinamente los objetivos de la empresa cambian y la espontaneidad periodística va siendo sustituida por regularidades informativas y de opinión. Al decidir sobre la estructura de la empresa, se decide también sobre los objetos.

Al periodista no le dan patadas para que siga esos objetivos. La explotación es sutil, inmaterial. No hay reglas, por tanto no hay examen de objetivos. El periodista flota en la neutralidad, en el vacío. La dominación es indolora porque la estructura es legal.

Cándido

03 Abril 1992

Conde se queda fuera de LA VANGUARDIA

Víctor de la Serna Arenillas / Javier Bardají

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CINCO semanas después de que se anunciase la creación de un gran «holding» multimedios entre el conde de Godó y el Banco Español de Crédito, se ha caído una de las patas del grupo: todas las fuentes consultadas consideran que «muy probablemente» el banco presidido por Mario Conde no entrará en el accionariado del diario La Vanguardia ni en el de El Mundo Deportivo y demás publicaciones, aunque mantendrá -bajo una nueva fórmula «rediseñada»- su participación en Antena 3 de Televisión y podría hacerlo en Antena 3 de Radio. Se duda ahora de que el proyecto de «holding», Inversiones Godó, S.A., pueda sobrevivir a la supresión de su apartado dedicado a la Prensa escrita. «No se ha recibido comunicación oficial alguna, pero oficiosamente se sabe que el conde de Godó ha decidido anular el acuerdo sobre la entrada del banco en las publicaciones de su grupo», han dicho fuentes cercanas a Banesto. La virtual ruptura del ambicioso acuerdo se produce después de unas semanas de intensa actividad, en las que no han faltado -según fuentes del sector- las llamadas insistentes al conde de Godó para que desistiese de su proyecto «multimedios» con Banesto. Las llamadas procedían tanto de otros grupos editoriales, que se decían alarmados por los riesgos que para la libertad de expresión podría acarrear la concentración empresarial en los medios de comunicación, como del Gobierno, representado por Rosa Conde. El País indica que el propio Felipe González podría haber intervenido. Menos de una semana después de que Godó y Conde hiciesen público su acuerdo, el ministro de Economía, Carlos Solchaga, lanzaba un duro ataque contra «la entrada de personajes con intereses muy particulares, sin ninguna vocación empresarial periodística, en el accionariado de los medios de comunicación». Insistió Solchaga, que hablaba ante los periodistas de información económica: «La sociedad no puede aceptar que la información deje de ser la relación veraz de los hechos, para convertirse en escenario de batallas políticas o de poder, en virtud de la utilización de los periodistas». Esas palabras fueron interpretadas unánimemente como una alusión a Mario Conde y a sus más recientes iniciativas. Por otra parte, altos cargos del Ministerio de Transportes han comentado en privado la coincidencia de las operaciones de Conde en Antena 3 y de Jacques Hachuel en Tele 5 (ver el artículo adjunto), asegurando que el banquero podría estar detrás de ambas. Según esos altos cargos, la iniciativa de Conde inquieta más en medios políticos que la de Hachuel. Y recalcare que, en julio pasado, Banesto concedió un crédito de 6.000 millones de pesetas al «holding» empresarial de la ONCE, del que una tercera parte pasó a Divercisa, la empresa tenedora de acciones en los medios de comunicación controlados por la Organización Nacional de Ciegos. Sin embargo, fuentes próximas al periódico estiman que, más que cualquier reconvención externa, en este asunto ha pesado la reconsideración del propio conde de Godó en torno a un patrimonio familiar más que centenario como es La Vanguardia y su deseo de mantener la herencia intacta para sus descendientes. Citan también reacciones negativas de la burguesía barcelonesa, de intelectuales vinculados al diario y de la Generalitat. En medios del sector se indica que Mario Conde podría haber ofrecido a otro grupo periodístico una participación en La Vanguardia, provocando el recelo de Godó. La idea de la entrada de Banesto en La Vanguardia también había suscitado suspicacias en el comité de empresa, que solicitó al editor garantías sobre el mantenimiento de la línea editorial y de la independencia de la Redacción -garantías que inmediata. mente ofreció Godó, y también en el director del periódico, Juan Tapia. La Vanguardia, en la etapa de Tapia -antiguo colaborador de Miguel Boyer en el Ministerio de Economía, se ha ido alejando de la Generalitat catalana -de la que estuvo más que próximo en tiempos en que la política editorial la marcaba el pujolista Manuel Ibáñez Escofet- y se ha constituido en firme adalid periodístico de la política económica de Solchaga. En cambio, el acuerdo había sido activamente defendido y promovido por Manuel Martín Ferrand, director general de las dos sociedades de Antena 3. Ese acuerdo, al que se llegó el 20 de febrero pasado, fue interpretado de forma distinta por las dos partes: como un pacto en firme por Banesto y como un proceso abierto, poco más que una declaración de intenciones, por el grupo Godó. La Vanguardia, significativamente, presentaba el acuerdo con un cierto tono condicional: los dos grupos «han acordado crear» Inversiones Godó, «destinada a promover un ambicioso proyecto que contempla el desarrollo y expansión de un grupo multimedia de comunicación». El grupo no incluía la participación de Banesto en Antena 3 TV -asunto separado- sino que se centraba en tres áreas de participación: La Vanguardia, Antena 3 de Radio y El Mundo Deportivo. Inversiones Godó, S.A. debía pertenecer en un 70% al conde de Godó y en un 30% de Banesto. Es decir, que el 30% de La Vanguardia que debía pasar al nuevo «holding» implicaba que el banco se hacía con un 9% del diario. El «holding» también controlaría el 51,9% de Antena 3 de Radio y el 90% de El Mundo Deportivo. Uno de los problemas que ahora se suscitan es el de sustituir una parte del capital que Banesto aportaba (mientras que el grupo Godó solamente aportaba activos). Para sus proyectos de desarrollo, incluida posiblemente una edición nacional de La Vanguardia, el grupo Godó precisa de ese capital del que va a perder una parte. Aunque no se anunció el montante de la aportación de Banesto -y se insiste en que la valoración de las empresas implicadas en la operación ha podido ser uno de los obstáculos- se ha especulado con una cifra cercana a los 6.000 millones. Fuentes del sector han llegado a especular con una entrada de La Caixa, que sustituiría a Banesto en Inversiones Godó, pero medios allegados a La Vanguardia consideran «muy improbable» esa posibilidad. No sería imposible, en cambio, que un importante crédito de la principal caja de ahorros catalana supliese el capital perdido por la probable ruptura de una parte del acuerdo con Banesto.

07 Abril 1992

Política de fondo

Carlos Luis Álvarez 'Cándido0

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La irrupción o no de Mario Conde en el accionariado de La Vanguardia, más bien en toda la estructura editorial del Grupo Godó, provoca discusiones de índole diversa. Pero sobre todo hay que tener en cuenta los contextos de la operación, puesto que aquí nadie va de inocente por la vida. Es cierto que sin una legislación previa y bien determinada el Gobierno difícilmente podría obligar a Godó a rechazar a Mario Conde. En términos generales esto no tiene discusión. Pero fuera de esto yo tengo que decir una vez más que un medio de comunicación no es sólo una teoría económico/empresarial, sino que es preciso añadir algo tan cualitativamente decisivo como todos los procesos no planificados ni previstos que de hecho entraña la independencia de cualquier medio. Es evidente que cualquier organización debe amoldarse a sus necesidades, pero la pregunta es si la preponderancia súbita de un nuevo socio, como en la práctica sería la preponderancia de Mario Conde, es una mera inversión en un proyecto periodístico. Qué es La Vanguardia para Mario Conde, ¿la obra o el andamio? No podemos hacer abstracción de los episodios más o menos subálveos de los que todo el mundo habla. De todos los presidentes de banco, al de Banesto es al único que se le reconoce un proyecto político bien determinado y pugnaz. Tiene derecho a ello. Pero no es lo mismo irrumpir en la política desde un banco y comprando un periódico de gran influencia que desde una plaza de toros echando un mitin. Esta figura tiene como instrumento de avance la apelación y aquélla, la coacción. Una coacción sutil, porque el prestigio de los periodistas de La Vanguardia sería transferido a un proyecto personal de competencia política.

06 Junio 1992

LA VANGUARDIA da por cancelados los acuerdos con Banesto

LA VANGUARDIA (Director: Joan Tapia)

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LA VANGUARDIA considera que su solvencia informativa está unida a la independencia, desea seguir esta tradición y no quiere sentirse vinculada a las tomas de posición económicas – o políticas – de un distinguido banquero de este país [Mario Conde].

Con fecha del pasado 21 de febrero, LA VANGUARDIA informó de la intención de su presidente-editor, el conde de Godó, presidente también de ANTENA 3 RADIO y ANTENA 3 TV, de constituir por Corporación Industrial y Financiera Banesto un ‘holding’ multimedia.

Según los protocolos suscritos los pasados 21 de noviembre y 20 de febrero, Corporación Banesto adquiriría la sociedad Serec, propeitaria de un 10% de las acciones de ANTENA 3 TV. Al mismo tiempo se comprometía la creación de un holding, tendría, entre otras participación el 52% de ANTENA 3 RADIO y el 30% de Tisa, editora de LA VANGUARDIA. Con ello la participación indirecta de Corporación Banesto en LA VANGUARDIA hubiera sido del 9%.

Entre la cláusulas del primer protocolo constataba que, en caso de que en seis meses el Gobierno no hubiera dado autorización para la adquisición del 10% de las acciones de ANTENA 3 TV, Corporación Banesto tendría derecho a que se le comprara la sociedad Serec. Cerrando los compromisos entre ambos grupos se produce una carta de don Mario Conde, presidente de la Corporación Banesto, a don Javier Godó, presidente-editor de LA VANGUARDIA, en la que se dice “también en dicho marco (de colaboración y entendimiento) hemos de convenir que de no llegarse a un acuerdo en la valoración de las participaciones, se entenderá que el espíritu de alianza y colaboración entre ambos grupos de ja de producirs y el grupo que represento podrá dejar sin efecto la venta del paquete de ANTENA 3 TV, obligándose ambas partes a la devolución de las mutuas prestaciones con los intereses que correspondan”.

El pasado 21 de mayo, a los seis meses de los acuerdos, Corporación Banesto solicitó sorpresivamente, mediante requerimiento notarial, prórroga de seis meses del acuerdo de venta de Serec, indicando de forma expresa que todos los acuerdos suscritos eran una unidad y que, caso de no proceder la prórroga, se le devolviera en cinco días el importe de Serec (5.741 millones con los intereses). Al mismo tiempo afirmaba que daba instrucciones al notario de Madrid, Félix Pastor Ridruejo para que, una vez satisfecho dicho importe, se entregaran las acciones de ANTENA 3 TV allí depositavas. El pasado 25 de mayo, don Carlos Godó depositó ante notario, al no ser aceptado por Corporación Banesto, un cheque por dicha cantidad. El cheque fue retirado por el apoderado de dicha entidad, señor Fernández Company, el miércoles 3 de junio. Al mismo tiempo, don Javier Godó comunicó, también por vía notarial que, de acuerdo con el requerimiento de Corporación Banesto, quedaban finiquitados todos los acuerdos. Hasta el momento Corporación Banesto no ha entregado a don Calros Godo las acciones de ANTENA 3 TV.

Al comunicar la cancelación de los acuerdos de referencia, LA VANGUARDIA se ve en la obligación de informar que ello se produce de acuerdo con los términos del requerimiento de Corporación Banesto. También cree necesario informar de que la cancelación de dichos acuerdos se debe a la imposibilidad demostrada en los meses transcurridos, no sólo de llegar a los acuerdos que harían efectivo el ‘holding’, sino al no cumplimiento por parte de Banesto, entre otros extremos, del ‘espíritu de colaboración’ que debía presidir las relaciones. Por otra parte, LA VANGUARDIA considera que su solvencia informativa está unida a la independencia que le proporciona que la familia Godó sea la propietaria que la familia Godó sea la propietaria del diario y, por tanto, que no esté sometida a ningún tipo de presión. Así ha sido posible una larga tradición de rigor informativo, de independencia y de vinculación a las aspiraciones de los ciudadanos de Cataluña, que ha convertido a LA VANGUARDIA en el primer diario de Cataluña y uno de los primeros de España.

LA VANGUARDIA desea seguir esta tradición y no quiere sentirse vinculada a las tomas de posición económicas – o políticas – de un distinguido banquero de este país [Mario Conde]. Creemos que en el futuro la valoración y el análisis de la noticias deben ser únicamente los que – dentro de la amplia línea editorial, fijada por su Editor, de identificación con la democracia política, la economía de mercado y la unión europea – merezcan a sus doscientos redactores, a su equipo de subdirectores y redactores jefes y a la propia dirección del diario.

El intento de captar LA VANGUARDIA

Luis Herrero

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La aproximación de Mario Conde a ANTENA 3 TV duró exactamente un año: desde junio de 1991, cuando comenzó a negociar con Javier de Godó la constitución de un holding multimedia, hasta el 17 de junio del año siguiente, día en el que la Junta General de accionistas bendijo entre otros, los nombramientos de Antonio Asensio como nuevo presidente de la cadena televisiva y de Mario Conde como miembro del Consejo de Administración.

En octubre de 1991, la mala situación económica del diario catalán LA VANGUARDIA había colocado a su presidente, el conde de Godó, en el disparadero de acceder al matrimonio de conveniencia que le venía solicitando desde hacía tres meses el presidente de Banesto.

– Dile a Mario que estoy dispuesto a venderle un 9% de LA VANGUARDIA – le dijo Godó a Rafael Jiménez de Parga.

Esa concesión eliminaba el último obstáculo para la constitución de un grupo multimedia en el que Banesto, a cambio de 6.000 millones de pesetas, pasaría a controlar el 9% de LA VANGUARDIA, el 10% de ANTENA 3 TV, el 15% de ANTENA 3 RADIO y el 27% del MUNDO DEPORTIVO.

Los detalles de la operación se concretaron en la finca toledana de ‘La Salceda’, tenía que ser la compra por parte de Banesto de la sociedad Serec, fiduciaria de Godó. Serec era propietaria de unas acciones que el empresario catalán no podía reconocer como suyas porque la ley le prohibía controlar un paquete superior al 25%.

El 21 de noviembre de 1991 Mario Conde y Javier Godó firmaron un protocolo que,  efectos sociales, equivalía a una petición de mano en toda regla. Banesto ponía encima de la mesa, como dote, la friolera de 5.741 millones de pesetas y recibía a cambio la sociedad Serec, propietaria de un 10% de ANTENA 3 TV. Además, Godó se comprometía, por escrito a crear con su nuevo socio un holding multimedia antes del 21 de mayo de 1992. Si el trato no se cerraba en ese plazo de seis meses el editor se obligaba a devolver el dinero que acababa de recibir del banquero.

La reacción de los principales ejecutivos de LA VANGUARDIA con su director a la cabeza, fue fulminante y destemplada. Juan Tapia trató de deshacer el acuerdo por las buenas, razonando ante Godó las perniciosas consecuencias que, en su opinión, podía acarrearle a la empresa:

– ¿Pero no te das cuenta de que le has dado por 6.000 millones de pesetas la mitad del poder de un imperio que vale 60.000?

En el trasfondo de la reacción de Tapia, antiguo jefe de prensa de Miguel Boyer, se escondía el temor de que la llegada de Banesto pusiera en peligro su propia continuidad en la dirección de LA VANGUARDIA. Según los compromisos que se habían cruzado por carta Conde y Godó, los nombramientos de directores deberían realizarse por consenso en todos los medios del holding. Además, el propio carácter pusilánime del editor catalán – sospechaban sus propios subordinados – acabaría rindiéndole el liderazgo del nuevo grupo multimedia al carácter vigoroso del banquero de Tuy.

Narcís Serra advirtió del peligro en cuanto Tapia le alertó de la situación que se había creado: “Si ese acuerdo se consuma – admitió el vicepresidente del Gobierno – Mario Conde acabará dirigiendo LA VANGUARDIA desde su despacho de Madrid”.

Durante tres meses, la presión que ejercieron los dinamiteros del holding sobre la débil voluntad de Javier Godó fue inhumana. Cayeron sobre él empleados, amigos, ministros, consellers, Serra y, al final, Pujol.

– Haz lo que quieras con los medios que tienes en Madrid, pero no permitas que LA VANGUARDIA pierda sus raíces catalanas.

– Pero yo creo que exageras- Sólo he vendido un 9% y a buen precio. Por fin voy a salir de deudas, Jordi.

– Mira, Javier. Yo sé mejor que nadie cómo se puede manejar un porcentaje pequeño hasta condicionar decisivamente un porcentaje mayor. Llevo haciéndolo años en el Congreso de los Diputados. No sólo hay dinero en Banesto. En Cataluña, sin ir más lejos, tenemos más dinero que en Madrid.

El 19 de febrero de 1992, después de tres penosos meses de dudas y presiones insoportables, GOdó tomó la muy firme resolución de excluir el 9% de LA VANGUARDIA del holding con Banesto.

– Esta es mi última palabra – le anunció a Tapia – Ten por seguro que es una decisión irrevocable.

Martín Ferrand, antes de abandonar la reunión, comunicó que no podía resistir el espectáculo de ver a un presidente desdiciéndose de los compromisos que había contraído, que para él la seriedad era un valor imprescindible y que, por consiguiente, se iba de ANTENA 3 RADIO con los profesionales que quisieran acompañarle.

Conde no fue tan elocuente. Se limitó a pronunciar una sola, tremenda y demoledora frase:

– Devuélveme el dinero que te di, Javier.

Al día siguiente, la muy firme resolución de excluir del holding el 9% de LA VANGUARDIA se fue al cubo de la basura. El holding se firmó. Y Javier de Godó estampó su rúbrica. Desde ese momento estaba obligado a ser fiel a un compromiso de honor.

Carlos Solchaga, nada más enterarse de que el matrimonio entre Conde y Godó era firme, se apresuró a exorcizarlo con baños de azufre y hiel: “Me preocupa extrarodinariamente la entrada de personajes con intereses muy particulares, sin ninguna vocación empresarial periodística, en el accionariado de los medios de comunicación. La sociedad no puede aceptar que la información deje de ser la relación veraz de los hechos para convertirse en el escenario de batallas políticas o de poder, en virtud de la utilización de los periodistas”.

Ya se vio desde ese momento, que no iba a ser fácil llevar a la incubadora el fruto matrimonial de los dos empresarios – Conde y Godó – recién casados. La palabra divorcio empezó a circular con sospechosa insistencia por Las Ramblas.

El 20 de marzo, el temor se convirtió en evidencia. Ese día, Godó rompió su compromiso de mantener a LA VANGUARDIA dentro del holding con Banesto.

– ¡Pero si está tu firma, Javier! – argumentó Martín Ferrand, mientras le ponía delante de la cara (un poco ladeada para que lo leyera bien) el documento que había firmado hacía sólo un mes.

– Bueno. ¿Y qué? – Se defendió el noble arrepentido – ¿Acaso no puedo cambiar de opinión?

El Análisis

NO SALE GRATIS DESAIRAR

JF Lamata

El Conde de Godó se acercó al banco Banesto de D. Mario Conde con el objetivo de que fuera el soporte de su presidencia de ANTENA 3 TV e, irónicamente, sería esa alianza la que acabaría causando la salida del aristócrata catalán de aquel canal. El presidente de Banesto no quería entrar sólo con una participación minoritaria en ANTENA 3 TV, quería entrar en el Grupo Godó y eso incluía LA VANGUARDIA, puesto que aunque un canal tuviera más audiencia en España nada daba más prestigio que  entrar en el papel. El Sr. Godó dijo que sí, para luego decir que no, que es lo ideal para que no se vuelva a fiar de ti ningún otro socio. Banesto trabajaría a partir de ese momento es descabalgar al conde de Godó de ANTENA 3 TV y encontrar su recambio:  que sería otro empresario catalán, D. Antonio Asensio.

Un hecho a parte es que el Grupo Zeta criticara la alianza Banesto-LA VANGUARDIA, sirva de ejemplo el artículo de ‘Cándido’ reproducido, pero que cuando el acuerdo pasó a ser Banesto-Grupo Zeta, ahí no aparecieron artículos críticos. ¿Lógico? Por supuesto. ¿Incoherente? ¡Más por supuesto!

J. F. Lamata