30 enero 2001

El programa de Producciones52 seguirá emitiéndose por CANAL 9, la televisión pública de la Comunidad Valenciana

Primera decisión de Francisco Giménez Alemán como director de TELEMADRID: suprimir el programa ‘Tómbola’ de la programación

Hechos

En enero de 2001 el director de TELEMADRID, D. Francisco Giménez Alemán ordenó suprimir los programas ‘Tómbola’ y ‘Gente con Chispa’.

Lecturas

Testimonio de D. Francisco Giménez Alemán:

GAleman_Tombola_mp3

‘GENTE CON CHISPA’ TAMBIÉN ELIMINADO DE LA PARRILLA DE TELEMADRID:

gente_con_chispa El programa-concurso ‘Gente con Chispa’, producido por ‘Producciones52’ al igual que ‘Tómbola’ y presentado por D. Jesús Vázquez, consistía en un espectáculo mediante el cual se reunía a un grupo de ‘famosos’ y se les sometía a pruebas en contexto humorístico. Como taparles los ojos y hacerles probar cosas, o someterles a bailes provocativos. Determinadas pruebas subidas tonos llevaron a que aquel espacio fuera considerado ‘telebasura’ y el director de TELEMADRID, D. Francisco Giménez-Alemán, optó por retirarlo también, a pesar de que el programa también daba importantes réditos de audiencia a la cadena pública madrileña.

EL PROGRAMA ‘TÓMBOLA’ SEGUIRÁ VIÉNDOSE EN MADRID GRACIAS A CANAL 7

jose_frade D. José Frade

El canal analógico alegal CANAL 7, propiedad de D. José Frade, ha acordado con la televisión pública valenciana, CANAL 9, que su cadena emita el polémico programa ‘Tómbola’. La apuesta del Sr. Frade fue un éxito, ya que durante la franja de emisión de ‘Tómbola’, la pequeña CANAL 7 llegó a superar en determinados minutos la audiencia de TELEMADRID.

 

28 Febrero 2001

¿Qué modelo de televisión queremos?

Manuel María Bru

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El programa ‘Tómbola’ que el nuevo director general de TELEMADRID acaba de suprimir de la programación de la cadena autónoma, merece un examen que no se quede sólo en la aprobación demagógica de grandes sectores de consumidores televisivos, ni en un juicio ético basado únicamente en la descripción, por otra parte elemental, de su zafiedaz, cutrez y falta de buen gusto. Su altas cuotas de audiencia, lejos de mitigar un juicio serio de programas, nos permite cercionarnos de que se trata de una de tantas expresiones de un fenómeno en el mundo de la comunicación social que revela algunos de los aspectos más débiles y alineantes de nuestra cultura contemporánea. A mi modo de ver, este y otros programas televisivos nos descubren al menos tres aspectos críticos del actual desarrollo de la sociedad de la información que denuncia el Magisterio de la Iglesia: el florecimiento de modelos efímeros de referencia social, la desprotección de la más elemental ecología humana, y la crisis de la comunicación como servicio público.

En cuanto a los módelos, es perfectamente constatable como en lugar de los líderes de la opinión plural de las sociedades, las empresas mediáticas, tanto de iniciativa estatal como social, sobre todo las audiovisuales con penetración social masiva, prefieren generar modelos de usar y tirar según el tiempo y la intensidad convenientes. De este modo, en un contexto de fragmentación cultural, tratan de proporcionar status social de referencia a personajes cuya aportación a la sociedad sea nula, máxima garantía de ausencia de proposiciones, ideas u opciones que fragmenten las audiencias. Juan Pablo II habla de métodos estereotipados de proposición de modelos de conducta social, junto a otros cuya fama sea reflejo de ifeas y comportamientos dignos de crédito social, con personajes de lo más variopinto, que secundan las tendencias de frivolidad, despersonalización y consumo de sus promotores. Un comunicólogo como Casseti inscribe este fenómeno en la gramaticalización de la cotidianeidad propia de la neotelevisión, por la cual ‘un comportamiento, aunque extraído de la realidad en sus líneas esenciales, se transforma en etiqueta’. Con gran sencillez el Papa advierte esta realidad cuando comenta que ‘las personas frecuentemente son incitadas a imitar o al menos, a aceptar la conducta de los famosos; y la fama conseguida por los medios de comunicación puede ser empleada para inspirar bondad y generosidad o para conseguir la aprobación de lo que es egoísta”.

En cuanto a que ‘la raíz misma de toda actividad periodística es el respeto a la dignidad humana’, el Papa propne reconocer de ello todas y cada una de sus consecuencias, retando a los comunicadores sociales ‘a respetar lo que es humano’ y que ‘los seres humanos jamás deben ser despreciados’. Si este desprecio además es organizado y comprado, si se convierte en moneda de cambio por la cual las personas pueden vender su dignidad, no sólo ellos sino también los miembros de la administración o de la empresa propietaria del medio, los guionistas y realizadores, los conductores del programa, y todos y cada uno de los receptores embelesados en semejante espectáculo, están poniendo en entredicho su propia dingidad. Todos deberán siempre ‘resistir al señuelo siempre presente de la ganancia fácil, y rechazar firmemente la participación en producciones que exploten las debilidades humanas, ofendan las conciencias o hieran la dignidad humana’. Especialmente los comunicadores tendrán que vencer las tentaciones que tienen a diario para rebajar este compromiso, que son, además de ‘la ganancia fácil’, la ‘tentación de ceder a la preocupación exclusiva de aumentar la audiencia y el éxito”.

A título meramente personal, y consciente del riesgo que supone siempre juzgar una actuación concreta y además polémica, creo que, a la luz de este magisterio, la decisión tomada por el Sr. Giménez-Alemán es muy oportuna, en razón de la dimensión antieducativa del programa ‘Tómbola’, en razón de la defensa de la ecología humana, y en razón del carácter público de la televisión, de toda televisión. Y es oportuna no sólo por el bien que redunda en beneficio de los madrileños, sino también en cuanto suscita en la opinión pública un debate tan importante como urgente, el del modelo de comunicación social que tenemos derecho de configurar entre otros.

26 Febrero 2001

Tómbola: Suma y sigue

Gustavo Pérez Puig

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Francisco Giménez Alemán apenas hace unas semanas anunció, al ser nombrado Director General de TELEMADRID que una de las primeras medidas que iba a tomar era suprimir Tómbola de la programación. Efectivamente así lo ha hecho. Desde aquí mi aplauso más sincero a su decisión estética. Sin duda y, desde aquí, los hemos dicho muchas veces, Tómbola es un programa hecho por espléndidos periodistas encabezados por Jesús Mariñas, pero que para emitir desde una cadena institucional resultaba inadmisible desde todos los puntos de vista. Está claro que programas comercialísimos como éste no son de recibo desde una cadena pública que debe tener otros horizontes, no así de una privada. Parece ser que el rendimiento económico que daba era espectacular y lógicamente al prescindir de él TELEMADRID una cadena privada (CANAL 7) se ha apresurado a adquirirlo. José Frade, propietario de CANAL 7 y uno de los más inteligentes y rápido de reflejos de todos los productores de cine y televisión de este país ha ganado por la mano en una operación relámpago a las demás emisoras, que supongo que ahora dirán que a ellos no les interesaba porque ‘estaban verdes’, como en la fábula, cuando en realidad los que estaban verdes son ellos, cuando enfrente tienen una gran profesional como José Frade.

Desde aquí quiero felicitar a Giménez Alemán por descolgar Tómbola de TELEMADRID y a José Frade por incluirla en su programación. Después de varios años de tratar de sacar adelante y pelear día a día, minuto a minuto, segundo a segundo por ese invento intrépido que ha sido y es CANAL 7, creo que Frade va a despegar definitivamente con este añadido en su programación, porque sin consultar datos ni estadísticas, estoy seguro que de Tómbola tiene mucha más audiencia de la que aparece oficialmente ya que es un programa que los espectadores niegan verlo y después se descubren al contarnos todos los chismes, incidentes y cosas que han pasado en él lo que demuestra que lo han visto aunque lo nieguen por el ‘que dirán’. Las picardías, el descaro, la simpatía y la disección de los entresijos de ‘los famosos’ que con maestría de cirujano experto hace Mariñas divierte y al tiempo avergüenzan a muchos. Seguro que a José Frade y a CANAL 7 les van a salir las cuentas, vacilo un poco al pensar que a lo mejor no le salen a TELEMADRID al prescindir, con toda razón, del programa, pero es que no se puede tener todo en esta vida.

Gustavo Pérez Puig

16 Mayo 2001

Cae en picado la audiencia de los programas del corazón

Jesús Mariñas

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El interés parcial ha caído en picado, ni que fuese el cabello con el cambio de estación. El inesperado fenómeno se refleja a lo largo y a lo ancho: lo mismo en la Andalucía profunda, donde Agustín Bravo anima las tardes con un programa que anteriormente fue presentado por Irma Soriano y la terrorífica Cristina Tárrega, pasando por la valenciana ‘Tela marinera’ que de hacer un promedio del 26% de audiencia diaria, cayó al os 18 o 20. El caso de Terelu Campos y ahora su remozado programa necesitaba menos vídeos repetidos y han optado por recortar en media hora la presencia, alguna con esencia de contertulios como el profesionalísimo y sapiente Antonio Albert, la salada Marián Conde o el no siempre acertado Arturo Tejerina. Antes de la reestructuración, cada tarde estaba en los veintitantos. Esto ha hecho cubrir y expandir rumores de que la hija mayor de María Teresa Campos – otra con proyectos profesionales sin nuevos aires sobre la mesa de trabajo y compromiso les costará mucho moverla de TELECINCO – podrían irse al primer canal de TELEVISIÓN ESPAÑOAL. Al mismo tiempo, la rumorología apunta aun traslado de la presentadora Ana Rosa Quintana, quizá la más afectada por el descenso en cuanto a seguimiento. Desde que se cree más elegante que Nati Abascal – el entorno y sus comentarios pueden ser destructivos, solo es una marujona – perdió espontaneidad. Sienta cátedra, tampoco las tardes son para eso que se rumorea – rumores son rumores – que podría dejar o más bien ser dejada – por una ANTENA 3 que no aceirta con la fórmula revilatizadora. El País Vasco y su cuore apenas se resistió, sí lo ha hecho la magistral ‘Tómbola’y también el programa de ‘Mamma Mía’ presentado por Pilar Soto y Víctor Sandoval. Sergio Alís desbarra en CANAL 7 para captar espectadores apoyados por Ketty Kauffman, Pepa Jiménez – lo que en Galicia llamarían retranca, es la más enterada – y la rechoncha Alicia del Carpio. ¿Qué ha pasado con el corazón y su información? Quizá es que los personajes – Belén Esteban, Ana García Obregón o la mismísima Tamara – han hartado y ahora disfruten de un buen merecido RIP. Urge la operación recambio, antes morir que perder la vida. Y en esto se debaten, al menos profesionalmente, los hacedores, mantenedores de esa corte de advenedizos que protaonizaba la información cardíaca. Acabaron cansando, parece lógico. Y están muy asustados.

18 Febrero 2001

'Tómbola' se queda sin papeletas

Lola Fernández

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Me voy. Me da vergüenza tu programa y esta gente es gentuza». Estas palabras, pronunciadas por Chabeli Iglesias, marcaron el momento álgido (con un 63% del share) de la primera emisión de Tómbola. Entonces, la mayoría pensó que se trataba de un incidente aislado debido a una simple rabieta.

Con la perspectiva que dan los más de 200 programas emitidos, se puede afirmar que aquel episodio marcó el tono de los enfrentamientos entre famosos y periodistas que, cada jueves en el valenciano Canal 9 y cada viernes en Telemadrid, ven más de un millón de españoles.

Agresiones verbales, vasos de agua volando de un frente (el de los invitados) a otro (el de los periodistas), crisis nerviosas que terminan en lágrimas, casos de excesivo consumo de alcohol u otras sustancias… Cada edición de Tómbola promete el más difícil todavía a un público ávido de emociones fuertes.

Pese al indudable éxito de la fórmula, el nuevo director general de Radio Televisión Madrid (RTVM), Francisco Giménez-Alemán, ha puesto el dedo en la llaga tombolera al poner en duda la continuidad del programa en la parrilla de la televisión madrileña. La misma que ostenta el récord absoluto de «ocupación rosa» con un 17,6% del tiempo total de programación diaria, cifra que llega al 32,5% los viernes, cuando coinciden el espacio conducido por Chimo Rovira, Con T de tarde y Mamma mía.

Inmediatamente después de tomar posesión de su cargo hace un mes escaso, Giménez-Alemán anunció que no descartaba dejar de emitir Tómbola, un programa que, no se cansa de repetir, «no me gusta». «Tengo un defecto, o una virtud», afirma, «que es sostener lo mismo en público y en privado. Si estuviera en una televisión privada, no se me ocurriría nunca comentar lo que se debe emitir o no. En una televisión pública sí existen ciertas limitaciones, incluso por ley». Ese límite, tan difuso cuando hay audiencias de por medio, está claro como el agua para Giménez-Alemán: «Lo que le quiero exigir a cualquier programa es la limitación del buen gusto».

De momento, no se ha impuesto un plazo para tomar la decisión final. Se limita a estudiar a fondo el caso, incluso obligándose a ver un programa que, según confiesa, nunca había visto antes. Sin embargo, cuando se le pregunta si va a ser tan coherente a la hora de manifestarse como a la hora de actuar en consecuencia, la respuesta es clara: «Sí».

Su actitud negativa hacia Tómbola, refrendada «por multitud de cartas de gente que aplaude mis manifestaciones», no va a encontrar razones para reconsiderar su posición ni en los altísimos índices de audiencia, ni en los elevados ingresos publicitarios. Pero ésas son precisamente las únicas tablas de salvación de un programa más que polémico. Las cifras son incontestables: cada una de sus entregas cuesta unos 12 millones de pesetas. De ellos, Telemadrid paga cuatro, pero se asegura más de 100 millones de pesetas en publicidad por programa (de sus casi cinco horas de duración, al menos 40 minutos se dedican a ella).

En cuanto a audiencia, suele rondar el 30 %, con picos de hasta un 37% cuando, por ejemplo, un conde italiano decide alardear de su desnudo integral, o de un 42%, cuando comparece un ex guardia civil para explicar las razones de su separación de una hija de folclórica.

Silvio González, antiguo director general de RTVM, defendía el programa atendiendo a su «excelente relación coste-beneficio y audiencia». Sin embargo, ninguno de estos argumentos parece servirle a su sustituto.

En cualquier caso, el mensaje-amenaza de Giménez-Alemán ha surtido los efectos debidos en los responsables del programa. Desde Producciones 52, propiedad de Ángel Moreno, se evita realizar cualquier tipo de comentario que eche más leña al fuego. Carmen Ro, directora del programa, extrema la prudencia: «Cuanto mayor sea la repercusión y el éxito del programa, mayor es el riesgo. Lo que intentamos es hacerlo lo mejor posible. Lo que acontece en otras esferas es algo que respetamos y en lo que no tenemos por qué entrar».

En el frente periodístico (Karmele Marchante, Jesús Mariñas, Lydia Lozano, Ángel Antonio Herrera…) se ha pedido la máxima discreción. Nada de dar rienda suelta a la indignación que les provoca el que quieran acabar con su gallina de los huevos de oro, a pesar de que el animalito también ponga para financiar otros programas de la cadena que ahora les rechaza.

No son, sin embargo, los expertos en los asuntos del corazón los que temen por su futuro profesional. Por ejemplo, Mariñas y Herrera tienen asegurada su presencia en la cosa rosa gracias a sus crónicas de sociedad para las revistas Tiempo e Interviú, respectivamente, mientras que Lozano (que fue tentada en su momento por Crónicas marcianas) se desenvuelve con éxito en Radio Nacional y en Internet gracias a su página quetecalleskarmele.com.

Los verdaderos damnificados con la eliminación de Tómbola son los personajes que se avienen a mostrar sus intimidades a cambio de sustanciosos cheques. Es el caso de Carmen Ordóñez, cuyas intervenciones no bajan de los tres millones; Alessandro Lequio, entre cuatro y siete; Marujita Díaz, siete; Chonchi Alonso, ex de Andrés Pajares, cuatro; Ricardo Bofill, dos y medio; Bertín Osborne y Rocío Carrasco, tres; Pocholo Martínez Bordiú, 700.000 pesetas… Tampoco podrán ya disfrutar de sus 15 minutos de fama niñeras, chóferes, amantes ocasionales, misses desconocidas o aspirantes a modelos.

Por lo menos, no en Tómbola. Quizá sí en alguno de los discípulos aventajados que le han salido en distintas cadenas de televisión. De todos ellos, dos se llevan el premio gordo de la audiencia: Crónicas marcianas, de Tele 5, con 1.627.000 espectadores de media, y Debat Obert, de Canal 9. Javier Sardá no sólo ha reclutado para su ejército marciano lenguas tan afiladas como las tomboleras (a ver quién se atreve con Coto Matamoros o Carmen Hornillos), sino que compite con Tómbola, talonario en mano, por los invitados más jugosos.

Por su parte, Cristina Tárrega, conductora de Debat Obert, ha visto subir su cotización en la bolsa del corazón televisivo gracias a su astucia a la hora de diseñar la nómina de participantes a su programa. Resultado: la vergonzosa pelea entre una supuesta cantante (Carmen Montenegro) y una supuesta famosa (Nuria Bermúdez), tuvo tanto éxito que la cadena volvió a emitir al día siguiente la escandalosa escena.

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ESPECTÁCULO ZAFIO

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En general, las audiencias de los programas de cotilleo superan el 20%. Más de 30 millones de españoles los siguen. La oferta es tal que es probable que nadie ponga el grito en el cielo si desaparece alguno. Así sucedió en Canal Sur, cuyo director general decidió eliminar Tómbola tras «el espectáculo zafio y denigrante» del especial de la muerte de la princesa Diana, el 4 de septiembre de 1999. «Cuando dejó de emitirse en Canal Sur no pasó gran cosa», aduce Giménez-Alemán. «Tuvieron una turbulencia momentánea en la audiencia, pero nada más».

De cualquier manera, en el debate que el Tombolagate ha puesto sobre la mesa, los espectadores son lo de menos. Se trata de guardar las formas de lo políticamente correcto, aunque eso suponga eliminar uno de los programas más rentables de la parrila televisiva. El órdago está echado: ¿logrará Giménez-Alemán imponer su criterio de buen gusto en una cadena con una deuda de 29.217 millones de pesetas después de recibir, en 1999, 4.700 millones de la Comunidad de Madrid? Se aceptan apuestas.

27 Febrero 2001

Pues me alegro

Javier Lorenzo

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El peor defecto de Tómbola es (hablo en presente porque, además de que sigue su emisión en otra comunidad, a no tardar resurgirá en cualquier otro estercolero), es su mal gusto: ese tono barriobajero que utilizan algunos elementos de las clases pudientes cuando quieren dárselas de liberales; esa afectación insípida y ridícula de los homosexuales de tapadillo y de las putas de terciopelo; esa estampa miserable de alcahueta tuerta, retorcida y nauseabunda que aparece detrás de cada palabra; esa repugnante humillación de quien implora, aunque sea a gritos, un trozo de fama… No sé si me explico.

Supongo que debe haber otras formas de contar las interioridades ajenas, pero Tómbola nunca se ha distinguido por la diplomacia de sus diálogos. Su fórmula es: duro y a la cabeza. O primero dispara y luego pregunta. Que para eso pagamos, claro. El método, pese a lo burdo, funciona de maravilla entre la audiencia más asilvestrada y megalítica, que no sabrá ahora dónde volcar sus más bajas y repugnantes pasiones. O sí, porque a Terelu lo mismo le han hecho un favor.

Entusiasma, en todo caso, que haya caído el ídolo de fango. Y que se haya derrumbado cuando aún mantenía cotas del 30%. Eso indica una valentía y una coherencia sorprendentes por parte de Francisco Giménez Alemán, a quien ambos valores habían dejado de presuponérsele tras el cese del director de Informativos de Telemadrid. Pero al César lo que es del César, de modo que en esta ocasión no se puede hacer más que felicitarle con toda la sinceridad del mundo, pese a que uno no comparta su opinión de que el magazine Con T de tarde de Terelu Campos es un programa «de buen gusto» y de que difiera respecto al espacio Mamma mía, cuyas mamarrachadas a él le deben parecer lógicas en un programa «bien hecho».

Tampoco da la impresión de que lo más idóneo para sustituir Tómbola sea una charla sobre el Madrid-Barça, pero esperemos que el recurso del deporte sólo sea una solución pasajera y que pronto podamos asistir los viernes a una gran noche de debate, a un programa de actualidad, apasionado y, como se decía antes, candente, de esos que luego, por cierto, no ve ni Dios, dicho sea con perdón. Porque ésa es otra señores. Para qué nos vamos a engañar, y me encantaría equivocarme. Pero la televisión está perdiendo su poder informativo/formativo y abandonándose al espectáculo/entretenimiento. La falta de interacción -por eso es un medio frío-, aboca a las cadenas a buscar el modo de producir sensaciones más que a generar reflexiones. El puro periodismo no es más que una entelequia, una fachada prestigiosa tras la que se ocultan los verdaderos intereses de las empresas. Y esos intereses, tarde o temprano, acabarán pasando de nuevo por Tómbola.¿Cuánto va?

27 Febrero 2001

Tómbola, una decisión elogiable

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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El director de Telemadrid, Francisco Giménez Alemán, ha decidido retirar de la programación el célebre programa Tómbola, denostado por los bienpensantes, pero seguido por amplias capas de la población. La decisión es coherente con la concepción de la televisión pública de su nuevo director. No se puede por menos que alabar su buen gusto: Tómbola es un programa basado en la intromisión en la intimidad y el comercio con ella. La alta audiencia del espacio podía reportar jugosos ingresos a Telemadrid. Pero los criterios económicos no pueden ser los únicos que guíen la programación de una televisión pública. En ellas se invierte dinero de todos los ciudadanos, a cambio de que cumplan la función social que tienen asignada. Es obligado que sus programas conjuguen la calidad y el compromiso con unos principios elementales, de los que Tómbola no es un exponente.

El Análisis

TELEMADRID SE HACE EL HARAKIRI

JF Lamata

Que nada más llegar a TELEMADRID, D. Francisco Giménez-Alemán fumigara ‘Tómbola’ no dejaba de ser una muestra de coherencia con respeto a lo que el periodista había defendido durante su etapa como director del diario ABC.

Pero establecía la discusión sobre que querían que fuera TELEMADRID. Si el objetivo del Sr. Giménez-Alemán era que TELEMADRID tuviera ganancias o era que fuera un baluarte de la ética. Suprimiendo el programa más rentable de la televisión (a TELEMADRID aquel programa apenas le costaba 8 millones y aportaba un 23% de audiencia, una cantidad inimaginable en un canal autonómico) comenzar la etapa de pérdidas del canal madrileño.

Los directos de TELEMADRID suprimieron en las temporadas siguientes junto a ‘Tómbola’ todos los programas que pudieran ser considerados ‘telebasura’ que dieron paso a programas políticos (más bien pro-peperos). Y con ellos pérdidas y más pérdidas. Teniendo en cuenta que en un canal autonómico las pérdidas las sufragan los contribuyentes y no ningún empresario privado… ¿estaban seguros los de TELEMADRID que podían permitirse esas pérdidas?

J. F. Lamata