19 mayo 1935

Protagonista de la Primera Guerra Mundial contra el Imperio Otomano

Ha muerto Lawrence de Arabia

Hechos

Falleció el 19 de mayo de 1935.

Lecturas

A causa de un accidente, mientras conducía su motocicleta ha muerto en Wool, condado de Dorset, el llamado ‘más grande líder guerrillero de los tiempos modernos’: Lawrence de Arabia. Su nombre completo era Thomas Edwards Lawrence, si bien cambió su apellido por el de Ross, hace 14 años, cuando ingresó en la aviación británica; más tarde lo volvió a cambiar nuevamente por el de Shaw.

Tenía al morir 47 años, no se había casado nunca y desde 1933 vivía retirado en una pequeña finca retirado en una pequeña finca de su propiedad, en el condado de Dorset.

La historia aventurera de Lawrence se inició en 1910 cuando terminó sus estudios en Oxford. Había elegido como tema para su tesis la arquitectura militar de las cruzadas, y para estudiarla sobre el terreno viajó a Siria, donde se puso en contacto con el arqueólogo Leonard Wooley.

Colaboró mucho con él en las exploraciones que condujeron al descubrimiento de la civilización sumeria.

Entre el Eufrates y el Sinai pasó Lawrence todos los años siguientes, mientras aprendía a hablar árabe y adoptaba la vestimenta y las costumbres de los beduinos del desierto.

Poco después de estallar la Primera Guerra Mundial, ingresó en el Servicio de Inteligencia británico, en sus dependencias de El Cairo. Enterado de que Hussein, jerife de La Meca, se había sublevado contra el sultán del Imperio Otomano (Turquía), pasó en 1916 a Arabia, donde trabó amistad con Faysal, hijo de Hussein. Contra él emprendió una campaña contra el Imperio Otomano, a la que pronto se adhirieron gran parte de las tribus beduinas. Consiguió tomar Yambo y el Ouedjh, de manera que pudo brindar a Faysal la soberanía sobre el territorio comprendido entre el Hedjaz, el golfo de Aqaba y el mar Muerto. Con su táctica de guerrillas, que desconcertaba a las fuerzas turcas, facilitó la acción del general británico Allenby, que condujo a la conquista de Palestina y la toma de Jerusalén. Siguió colaborando con Allenby en la campaña de Siria, hasta que pudo entrar triunfante en Damasco y en Alepo.

El final de la guerra le impidió cumplir otros ambiciosos propósitos militares.

En la conferencia de París, a la que asistió con Faysal, supuso para él un duro desengaño, que lo consideraran un mero oficial británico, no el gran caudillo árabe cuyo papel quería asumir.

Churchill, que lo admiraba, le consiguió un cargo en el departamento de Colonias, al que renunció después de un año por el compromiso en que lo ponía con los árabes la política briánica.

En ‘Los siete pilares de la sabiduría’ plasmó la historia de su vida y su trabajo con los árabes.