9 febrero 2009

Italia: Muere Eluana Englaro, tras 17 años en coma, después de que los tribunales autorizaran a su padre a retirarle la alimentación frente a la oposición de la Iglesia y el Gobierno Berlusconi

Hechos

El 9 de febrero de 2009 falleció Eluana Englaro.

17 Enero 2009

Sin permiso de Berlusconi

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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Eluana Englaro, la mujer de 37 años que se halla en estado vegetativo irreversible desde hace 17 años tras un accidente de tráfico, tiene el beneplácito de su padre, tutor legal y depositario legítimo de su voluntad testamentaria, para que los médicos la desconecten de la sonda que la mantiene con vida. También dispone del visto bueno del Tribunal Supremo italiano, que considera la desconexión una práctica médica acorde con la actual ley italiana. Pero Eluana no contaba con un obstáculo de momento insalvable: Berlusconi y su Gobierno no le dan permiso para morir. La clínica concertada dispuesta a cumplir la resolución judicial se echó ayer atrás: teme que el Gobierno le retire los contratos con la Seguridad Social de los que depende la supervivencia de sus 300 trabajadores.

Si la función del gobernante democrático, y la que le justifica ante los ciudadanos, es la voluntad de resolver sus problemas, en el caso de Eluana y de su familia esa función brilla por su ausencia. Berlusconi y su Gobierno se han sacado de la manga una circular que prohíbe al sistema sanitario público y privado desconectar las sondas que alimentan e hidratan a los enfermos en estado vegetativo con el solo propósito de burlar el cumplimiento de la sentencia del Supremo y la voluntad de Eluana y su familia. No les será difícil a los abogados de esta última demostrar que una circular no sustituye a la ley, además de constituir una muestra manifiesta de arbitrariedad y de desviación de poder.

Los derechos de Eluana y su familia, reconocidos por el más alto tribunal del Estado, seguirán siendo vulnerados por un Gobierno sustentado en fuerzas políticas que se vanaglorian de situar la defensa de la familia y la legalidad en el centro de su pensamiento político. Ni Berlusconi ni el Vaticano, que ha criticado la sentencia del Supremo italiano, tienen autoridad para mantener a Eluana de forma antinatural en esta forma de vida que no es vida. ¿Esa monstruosidad es defender la familia?

10 Febrero 2009

Obscena carrera

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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Berlusconi y el Vaticano han utilizado a Eluana como contraejemplo de sus ideas sobre la vida

Berlusconi y el Vaticano han protagonizado una obscena carrera contrarreloj para impedir, con la ayuda de una apresurada y forzada ley ad hoc de dudosa factura constitucional, que se cumpliera la voluntad de Eluana Englaro de que se la desconectara de la sonda que la mantenía con vida vegetativa desde hace 17 años. Tan frágil debía ser el hilo que mantenía a su cuerpo que ha bastado para que se rompiera el cese de la alimentación durante unas horas. Su muerte ha desactivado el enfrentamiento entre la familia y el jefe del Gobierno italiano, que ha enarbolado este caso como contraejemplo de sus particulares ideas o creencias sobre la vida y la muerte, con el apoyo entusiasta del Vaticano.

En esa cruzada ideológica, Berlusconi no ha tenido reparos en utilizar sus poderes de jefe del Ejecutivo para poner en riesgo al Estado de derecho, burlarse del Tribunal Supremo boicoteando su sentencia inapelable sobre el caso, y presionar y amedrentar a las clínicas y médicos dispuestos a cumplirla. Y lo que es más grave y muestra la verdadera índole moral de Il Cavaliere: se ha mostrado dispuesto a sacrificar los derechos de Eluana, que sus padres han defendido y protegido con las armas de la ley y el derecho, en el altar de una ideología y moral determinadas -las suyas y las del Vaticano-, que intenta imponer al Estado contra las leyes del Estado mismo.

Eluana Englaro cayó en el estado en que se encuentra sin hacer testamento vital escrito. Pero dejó uno verbal, del que sus padres son depositarios, al manifestarles su hija -a ellos y a amigos- que no querría vivir como vive tras el accidente de tráfico sufrido. Ese testamento ha sido avalado por el Tribunal Supremo, que verificó en un minucioso proceso la autenticidad de la voluntad testamentaria y dictaminó su conformidad con la ley.

La voluntad de Eluana sobre su forma de vivir y morir es diáfana. También lo es su adecuación a la ley. El deber de un gobernante democrático era respetar esa voluntad y la ley que la amparaba. Pero Berlusconi reaccionó sin importarle el monumental estropicio institucional que ha provocado: ha intentado forzar al jefe del Estado para que firmara un decreto ley inconstitucional; ha desafiado y deslegitimado al Tribunal Supremo; y ha forzado al Parlamento para que promulgara en unas horas una ley que respondía sólo a su particular interés: satisfacer sus ambiciones políticas, coincidentes con los deseos de dominación moral del Vaticano.

15 Febrero 2009

Cruzada contra Eluana

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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Los derechos de los ciudadanos no deben someterse a los fundamentalismos religiosos

Eluana Englaro fue enterrada este jueves después de que muriera el lunes tras serle suspendido el tratamiento que la mantenía en vida vegetativa desde hace 17 años. Nada hay que afecte más profundamente a los hombres que el paso de la vida a la muerte y, en el caso de Eluana, su derecho a hacerlo de manera digna ha sido obstaculizado y demonizado por el Gobierno de Silvio Berlusconi y por la Iglesia católica. Tras 11 años de lucha en los tribunales, la familia de la joven italiana consiguió la autorización de la Corte de Apelación de Milán para que se desconectara la sonda que la mantenía en estado vegetativo tras el accidente de coche que sufrió cuando tenía 19 años.

A Silvio Berlusconi, ese fallo le sirvió para poner en jaque al Estado de derecho, despreciando la sentencia del Tribunal Supremo y mostrando su falta de respeto por la Constitución, al forzar la aprobación de un decreto urgente que impidiera la desconexión de la sonda. Cuestionó la autoridad del presidente Giorgio Napolitano, que se negó a firmar el decreto, y convocó al Senado para que debatiera esa ley que el Gobierno improvisó para que Eluana se mantuviera con vida. La Iglesia católica, por su parte, orquestó una campaña radical llena de descalificaciones e insultos a la familia de Eluana, y abiertamente rebelde contra la sentencia judicial que iba a permitirle a la joven dejar de vivir una vida sin capacidad de entender y de querer, sin libertad.

Ni leyes, ni Parlamento, ni Tribunal Supremo, ni Constitución, ni jefe del Estado: nada ha servido de freno a la cruzada ideológica que desencadenaron Berlusconi y la Iglesia contra una familia que luchó para que Eluana pudiera dejar de vivir respetando de manera escrupulosa la legalidad y evitando en todo momento la morbosa tentación de mostrar las terribles condiciones en que la joven seguía con vida.

Los avances tecnológicos permiten actualmente prolongar la vida de manera artificial durante muchos años. Las leyes deben ajustarse a esa nueva realidad cuanto antes, y establecer con extrema claridad los derechos de los ciudadanos y los protocolos que deben seguir los médicos ante situaciones tan dramáticas como las que ha vivido la familia Englaro. Es algo de lo que debería tomar muy buena nota el Gobierno español, para evitar que los excesos doctrinales de la Iglesia puedan llegar a afectar el normal funcionamiento de un Estado de derecho, como ha ocurrido de manera bochornosa en Italia.