20 abril 2008

Los programas 'La Mañana' y 'La Linterna' de la COPE declaran la guerra a Rajoy y piden su retirada política

Estalla guerra interna en el PP: Rajoy desafía públicamente a Esperanza Aguirre Gil de Biedma y a sus periodistas afines (la COPE y EL MUNDO)

Hechos

  • El 19.04.2008 D. Mariano Rajoy dio un discurso en Elche ratificando que se iba a presentar a reelección a la presidencia del PP. En su programa del 21.04.2008 el director de ‘La Mañana’ de la COPE, D. Federico Jiménez Losantos, comunicó a su audiencia su ruptura oficial con el presidente del PP, D. Mariano Rajoy, al que el locutor le reclamó que demitiera.

Lecturas

Desde el 11 de marzo de 2008 el programa de la COPE ‘La Mañana’ dirigido por D. Federico Jiménez Losantos reclamaba la dimisión de D. Mariano Rajoy como Presidente del PP y defendía como política en alza del PP a Dña. Esperanza Aguirre.  El hecho además de que el Sr. Jiménez Losantos fuera amigo personal de la Sra. Aguirre, podía abrir la duda de si estaba actuando de común acuerdo con la citada política. Esta tomó la palabra en abril, abriendo la caja de los truenos.

Si a eso se añadía el hecho de que en TELEMADRID, el canal público madrileño gestionado por Dña. Esperanza Aguirre, también se había pedido (concretamente en el programa ‘Diario de la Noche’) la dimisión del Sr. Rajoy y la promoción de la Sra. Aguirre, se abrían las dudas de si la política pretendía aspirar al liderazgo del PP.

LA TENSIÓN AGUIRRE-RAJOY:

Esperanza Aguirre no descarta rivalizar con Rajoy por el liderazgo del PP

aguirre_foro El 9.04.2008 Dña. Esperanza Aguirre dio una ponencia en el Foro ABC en el que aseguró que no renunciaba al debate de ideas en el PP, criticó el ‘centrismo’ al que definió como una resignación y defendió que el partido se presentara oficialmente como ‘liberal’. Cuando el director del diario ABC, D. Ángel Expósito le preguntó si en el anunciado congreso del PP aspiraría al cargo de presidente (rivalizando con el Sr. Rajoy), está contestó que ‘a fecha de hoy no está en mis planes’, pero que si cambiara de idea se lo diría, en primer lugar, al propio Sr. Rajoy, lo que los medios interpretaron que dejaba la puerta abierta para hacerlo.

Manuel Cobo acusa a Esperanza Aguirre ‘de dar un espectáculo lamentable’

cobo_espectáculo El primer miembro del PP en dar una respuesta a Dña. Esperanza Aguirre fue D. Manuel Cobo, Vicealcalde de Madrid, que ya rivalizó con Dña. Esperanza Aguirre por la presidencia del PP-Madrid en 2004. El Sr. Cobo aseguró que no creía que la Sra. Aguirre tuviera de verdad posibilidades para hacerse con la presidencia del PP por carecer de apoyos y aseguró que no entendía el «espectáculo tan lamentable que está dando Esperanza». El Sr. Cobo anunció que daba todo su apoyo al Sr. Rajoy. Dña. Esparanza Aguirre ironizó diciendo que «si se me ataca por decir que no está en mis planes presentarme, ¿qué harán en el PP con quien diga que sí lo tiene entre sus planes?».

Alberto Ruiz-Gallardón: «Si la indecisa Esperanza Aguirre se presenta, no creo que sea una candidatura respaldada»

gallardon_indecisa Tan sólo 24 horas después de que D. Manuel Cobo hablara, su ‘mentor político’ el alcalde de Madrid, D. Alberto Ruiz-Gallardón hablaba desde China y calificaba de ‘indecisa’ a Dña. Esperanza Aguirre. «Si convierte su indecisión en decisión, en decisión, tiene todo el derecho pero no tendrá apoyos». El Sr. Ruiz-Gallardón mostró todo su apoyo al Sr. Rajoy.

Mariano Rajoy: «¡Si alguien quiere irse al Partido Liberal, que se vaya!»

rajoy_elche El 19.04.2008 D. Mariano Rajoy tomó al fin la palabra en un acto público del PP en Elche, arropado por el líder valenciano D. Francisco Camps, y mandó un mensaje directo a la presidenta de Madrid y a sus críticas al centrismo y su defensa del liberalismo sin complejos: «Si alguien se quiere ir al Partido Liberal, que se vaya». Además el Sr. Rajoy lanzó un mensaje igual de directo a los principales medios de comunicación que apoyaban a Dña. Esperanza Aguirre, la cadena COPE (a través de sus dos programas de más audiencia ‘La Mañana’ y ‘La Linterna’ ) y el diario EL MUNDO. El Sr. Rajoy comentó: «Me voy a presentar a reelección como presidente del PP porque me lo piden mis compañeros, no porque me lo pida ninguna radio, ni ninguna televisión».

Esperanza Aguirre: «Rajoy tiene que dar explicaciones»

aguirre_elche Dña. Esperanza Aguirre respondió al día siguiente al Sr. Rajoy desafiando a ‘su líder’ a que fuera más claro. Aquel 20.04.2008 la presidenta del PP madrileño aseguró que se ‘negaba a creer’ que el presidente de su partido quisiera echarla del mismo y reclamando que dado que todos los medios de comunicación así lo habían entendido, diera algún tipo de explicación.

Manuel Fraga: «Esperanza Aguirre debe callarse de una vez»

fraga_servimedia D. Manuel Fraga Iribarne, en declaraciones a la agencia Servimedia (de la ONCE) el 22.04.2008 fue preguntado por lo que creía con respecto a Dña. Esperanza Aguirre, a lo que el Sr. Fraga respondió que creía que esta «debía callarse de una vez». El Sr. Fraga, el Presidente-Fundador del Partido Popular, nunca había ocultado su apoyo a D. Alberto Ruiz-Gallardón, del que estaba considerado un poco como su segundo padre tras la muerte de D. José María Ruiz-Gallardón.

LA TENSIÓN EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN:

LA COPE ENDURECE LA CAMPAÑA CONTRA RAJOY:

A partir del 20.04.2008 los programas de la COPE controlados por el grupo mediático LIBERTAD DIGITAL (pro-Esperanza Aguirre), ‘La Mañana’ del Sr. Jiménez Losantos y ‘La Linterna’ de D. César Vidal endurecieron su campaña contra D. Mariano Rajoy. El Sr. Jiménez Losantos acusó al Sr. Rajoy de traidor y pidió disculpas públicamente por haberle apoyado.

 

ÉXITO DE ’59 SEGUNDOS’ (GLOBOMEDIA) EN TVE CON ESPERANZA AGUIRRE DE INVITADA

El 21.04.2008 el programa de Globomedia ’59 Segundos’ que se emitía en TVE presentado por Dña. Ana Pastor, tuvo un éxito rotundo de audiencia por invitar a Dña. Esperanza Aguirre para que se enfrentara a periodistas afines al PSOE como D. Enric Sopena (ELPLURAL) o D. Ignacio Escolar (director de PÚBLICO) y también periodistas afines al Sr. Rajoy como D. Francisco Marhuenda (director de LA RAZÓN) o D. Ángel Expósito (director de ABC).

EL ANÁLISIS DE IÑAKI GABILONDO EN ‘NOTICIAS CUATRO’ SOBRE LA RELACIÓN DE RAJOY CON EL MUNDO-COPE

 

EN ‘LOS DESAYUNOS’ DE TVE ASEGURAN QUE NI RAJOY NI ESPERANZA AGUIRRE ‘SON DEMÓCRATAS’

Quién se mostró tan contundente con esa opinión fue D. Enric Sopena, tertuliano estrella de TVE durante la primera legislatura del Sr. Zapatero y director del diario digital EL PLURAL.COM.

 

20 Abril 2008

RAJOY, LA HUIDA HACIA ADELANTE Y EL CUENTO DE LA LECHERA

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

Leer

Nunca hasta ayer una discrepancia interna educadamente expuesta había llevado al líder de uno de los grandes partidos del país a mostrar la puerta de salida a uno de sus activos principales. Mariano Rajoy lo ha hecho con Esperanza Aguirre en una muestra de autoritarismo y de ceguera política. El presidente del PP escenificó un puñetazo sobre la mesa ante las voces que solicitan que haya un debate de ideas tras la derrota del 9-M y un proceso de renovación democrático. Estuvo desafiante y no dudó en ridiculizar los apoyos de Aguirre, su posible rival, sin importarle acudir para ello a un populismo anticapitalino que podría suscribir cualquier demagogo de campanario: «No se pueden confundir 25 personas de Madrid con España». Ni tampoco los palmeros a sueldo con la opinión pública, habría que añadir.

Fue al distorsionar como «doctrinarios» los planteamientos liberales de Aguirre cuando Rajoy advirtió que apuesta por «estar donde estamos, en el Partido Popular Europeo, en el Grupo Popular en el Parlamento Europeo (…), y si alguien se quiere ir al Partido Liberal o al conservador, que se vaya». En el fondo, tanto ardor al defender su sillón en alguien otras veces tan comedido es un signo de debilidad y revela que se siente inseguro y crecientemente cuestionado. Su aparente golpe de autoridad es una huida hacia adelante en la que no sólo pretende blindarse como presidente del PP, sino como candidato para las próximas elecciones. ¡Qué cosa tan extraña que cuando los vencedores ni se lo plantean, el perdedor pretenda dejar ya el 2012 atado y bien atado! ¿Qué partido elige a su candidato a cuatro años vista?

Si Rajoy fuera consecuente con su criterio de que «sería bueno» que en el congreso de Valencia hubiera otros aspirantes, debería comportarse con más fair play. Porque él es a la vez juez y parte y el acto de ayer fue un claro abuso de esa doble condición. Si Aguirre, que ni siquiera es candidata, recibe este trato por sus manifestaciones ¿qué quedaría de ella si llegase a presentarse? Tras lo acontecido ayer es triste contrastar que, después de tantos años de sucesiones dedocráticas, en el PP no existe ni la cultura ni la atmósfera para ejercer la democracia interna.

Rajoy intentó dar la vuelta a la realidad para presentarse como el candidato natural de las bases y no como el del aparato controlado por él mismo. Por eso dijo que son los compañeros quienes le piden que se presente, y no «ningún periódico ni ninguna radio», en una clara alusión a aquellos medios que hemos solicitado que la renovación se haga por la vía democrática. También dijo que él no responde a «grupos de presión». Estamos seguros de que quería que nos diéramos por aludidos. Lo hacemos y advertimos que, en su peculiar manera de entender el juego democrático, EL MUNDO ejercía la libertad de expresión cuando hace sólo mes y medio pedía el voto para las listas que él encabezaba y se ha transformado en oscuro «grupo de presión» por defender que sean sus 10 millones de votantes en unas primarias o sus 700.000 afiliados -convocados para algo más que para pegar carteles- en un congreso limpio y abierto, quienes elijan a su candidato a La Moncloa. Huelgan comentarios.

Por otra parte, resulta un ejercicio de voluntarismo infantil que quien acaba de perder por segunda vez las elecciones diga que va a arrancarle a su oponente dos millones de votos en los próximos comicios (¿por qué no cuatro?). En alguien que ha sido derrotado por su contrincante en todos los debates en los que se han medido, esto se nos antoja el cuento de la lechera. Es cierto que de ilusión también se vive, pero no será enseñando el camino de la puerta al discrepante y coceando a quien lealmente propone una senda distinta a la que a él le conviene como Rajoy logrará que el PP aumente su base social.

21 Abril 2008

Abusar del perder

Federico Jiménez Losantos

Leer

La Historia está llena de fulanos que ganan algo y abusan del Poder. Lo raro es que lo pierdan y abusen de haber perdido. Hay casos en los que un discapacitado por enfermedad o accidente, sea madre o padre, abuela o nieto, abusa de esa discapacidad y chantajea moralmente a sus cuidadores, por vengarse de un destino cruel o destapando una maligna condición humana; pero en política, que es la lucha por el Poder, a veces para defender ideas, valores y principios, casi siempre para disfrutar y abusar de él, eso pasa pocas veces, porque al perdedor suelen despeñarlo los aspirantes a ocupar su sitio y correr su suerte. Mariano Rajoy tiene el dudoso honor de haber cosechado dos graves derrotas electorales como candidato del PP. La primera se debió seguramente al trauma inducido del 11-M, aunque su victoria, de producirse, hubiera sido por escaso margen, ya que en una campaña electoral temblorosa y huidiza, en la que el gran dialéctico que puede ser Rajoy se negó a realizar un solo debate con el entonces peso mosca Zapatero, iba perdiendo a chorros la ventaja que, con la candidatura, le había legado Aznar.

La derrota de 2004 se debió a la invención de los «terroristas suicidas» de Al Qaeda, propagada por Zapatero y la SER, al asalto espontáneo del PRISOE contra el PP en la jornada de reflexión, cuando Polanco, Cebrián, Rubalcaba y compañía ganaron los galones de la ignominia histórica, pero también a la pésima gestión del 11-M por Aznar y al debilísimo liderazgo de Rajoy. Zapatero aprovechó esa debilidad y pese a tener la minoría parlamentaria más exigua y traumática de la democracia no vaciló en aliarse con todos los enemigos de la nación española -incluidos los terroristas, que lo aprovecharon y desdeñaron- para acometer el cambio de régimen diseñado por el Pacto del Tinell, que excluye al PP y a media España del acceso democrático al Poder, según el modelo masónico del PRI en México o el comunista en Europa Oriental antes del 89. La respuesta de la media España excluida del nuevo régimen, con el apoyo de los pocos medios de comunicación empeñados en defenderla, y con ella al régimen constitucional del 78, fue espectacular. Tomó la calle en gigantescas manifestaciones, cuidó entre algodones a un PP sin pulso y esperó a que Rajoy se desperezara y creyese en ganar las elecciones. Pero ha sido perderlas y ponerse a defender su poltrona del PP contra los suyos con fiereza nunca demostrada frente al PSOE. Lo flanquea el aparato del partido, cuya nómina administra, lo escoltan unos líderes regionales que impiden un relevo democrático de Rajoy esperando que el traumático les favorezca, y lo jalean Gallardón, el PRISOE y todos los medios que atacan al PP. Rajoy, sansoncito ciego, mueve las columnas del templo y amenaza a los fieles, mientras el PP, claro, se vacía a toda prisa.

21 Abril 2008

UNA GRAVE 'CUESTIÓN PREVIA' ANTES DE HABLAR DE CANDIDATURAS

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

Leer

El silencio sepulcral con que el PP recibió ayer la inaudita invitación de Rajoy a Esperanza Aguirre a dejar el partido si pretende seguir defendiendo sus postulados liberales indica a qué niveles ha llegado la atrofia democrática en el principal partido de la oposición. Ese mutismo revela también cómo la falta de práctica en el debate interno y la sumisión al aparato han impedido que haya habido alguien que, al margen de las preferencias que sienta por un líder u otro, saliera ayer a decir lo obvio: que no es así como se zanjan las divergencias ni los debates y que no es enseñando la puerta al discrepante como se resuelven estas cosas en los partidos democráticos. Uno de los pocos que se pronunció, el diputado valenciano Esteban González Pons, lo hizo para arropar a Rajoy, pero con argumentos opuestos a los que el presidente exhibió el sábado. Pons recordó que el PP se ha renovado siempre por adición, que ha sido un «partido de la suma» y que ha venido representando un «conjunto plural pero solidario».

En todo caso, si ninguno de los barones se ha atrevido a defender la democracia interna y el derecho a disentir, ¿cómo se puede esperar que haya 600 compromisarios -que son los que necesita reunir cualquier candidatura a presidir el PP- dispuestos a renunciar al carácter secreto de su voto y firmar su adhesión a una dirigente a la que se le ha enseñado la puerta de salida? Si a una personalidad como la presidenta de la Comunidad de Madrid, con los apoyos políticos y sociales que tiene, se la trata como lo ha hecho Rajoy, ¿cómo no va a sentirse coartado y condicionado un compromisario de cualquier agrupación que a lo que aspira es a estar en una lista electoral o a ocupar un cargo en el partido?

En ese ambiente de déficit democrático encaja perfectamente la voluntad de dejar las cosas atadas, por increíble que parezca, a cuatro años vista, sin tener ni siquiera en cuenta que según los estatutos el congreso debe celebrarse cada tres. No sorprende, así, que la portavoz parlamentaria del PP, Soraya Sáenz de Santamaría -sensata y certera en otras apreciaciones-, asuma con naturalidad que quien salga elegido en el congreso de Valencia «tiene que ser y será el cartel electoral en 2012», tal y como afirma hoy en las páginas de EL MUNDO.

Fue Rajoy quien dijo que quería ser como Sarkozy o Angela Merkel. Pues bien, ambos son ejemplos de líderes pujantes que se presentaron en su día como alternativa a sus antecesores. Lamentablemente, el PP es el único gran partido occidental que en los últimos 20 años ha visto como sus líderes eran elegidos por el dedazo de su antecesor y no en congresos abiertos, o en primarias o por los grupos parlamentarios.

En estas circunstancias es muy difícil que haya compromisarios dispuestos a retratarse públicamente a favor de otro líder que no sea el que controla el aparato. Es un sarcasmo que Rajoy invite a que se presenten otros candidatos al mismo tiempo que ejerce como juez y parte y, lejos de permanecer neutral, se dedica a dar patadas en las espinillas del posible rival desde el primer minuto.

Por eso, antes de seguir discutiendo si se presenta una alternativa, el PP debería parar el reloj y resolver una cuestión previa: la de si existen o no garantías de juego limpio para quien decida dar ese paso. Para ello, lo primero que tendría que hacer Rajoy es retirar sus desafortunadas palabras pronunciadas en Elche, aclarar si va a seguir aprovechando actos del partido convocados para plantear reivindicaciones al Gobierno como plataforma contra posibles rivales y dar garantías a los compromisarios de que no habrá represalias contra ellos sean cuales sean sus opciones. No por casualidad, un eurodiputado del PP escribía días atrás «ojalá no me pase nada», tras plantear una crítica serena a algunas de las posiciones oficiales. Hasta que toda esa cuestión previa no quede zanjada, en el PP no se darán las condiciones para que alguien presente una candidatura alternativa.

21 Abril 2008

Rajoy declara la guerra a la COPE y EL MUNDO para remarcar la independencia del PP

Federico Quevedo

Leer

El líder del PP, Mariano Rajoy, ha decidido coger el toro por los cuernos en el enfrentamiento mediático que su equipo y él mantienen con dos medios de comunicación o, más exactamente, con el director de La Mañana de la COPE, Federico Jiménez Losantos, y con el diario EL MUNDO, abiertamente contrarios a la continuidad de Rajoy y muy críticos con todas sus decisiones desde el pasado 9 de marzo. Hasta el extremo de que ayer Jiménez Losantos pedía disculpas en su blog a quienes hubieran votado al PP siguiendo sus recomendaciones antes de la jornada electoral.

Si durante la pasada legislatura la tensión entre la Dirección del PP y el periodista de la COPE fue evidente, desde que el PP perdiera las elecciones la tensión se ha transformado en una estrategia evidente que busca la ‘caída’ de Rajoy. De ahí que el líder del PP decidiera el pasado sábado, en su discurso ante interventores y apoderados en Elche –arropado por Camps, Valcárcel, Arenas, Sirera…-, no dejar pasar un día más sin responder a la presión que ambos medios ejercen sobre el PP.

De hecho, según señalan fuentes del entorno de Rajoy a este diario, ese era el objetivo del discurso, de esa parte del discurso (la otra pretendía acallar también las voces de quienes le acusan de complacencia con Zapatero, con una dura crítica a las primeras decisiones del Ejecutivo). No formaba parte de la estrategia que sus palabras se entendieran como un reto a Esperanza Aguirre, aunque tampoco ahorró críticas a algunos gestos del entorno de la presidenta madrileña.

De hecho, según señalan estas fuentes, el malestar en Génova y en Andalucía –donde un grupo de alcaldes ha elevado un escrito de protesta a Aguirre- por las declaraciones de Juan José Güemes es perfectamente descriptible. “Ya les gustaría en Andalucía, y en Cataluña, gozar de la situación de privilegio de la que goza el PP en Madrid”, añadían estas fuentes. Pero reconocían también que la referencia de Rajoy al debate ideológico no se comprendió bien porque en el calor del discurso no lo expresó con la suficiente claridad.

Contra los doctrinarios

De tal manera que resultaba contradictorio la defensa del PP como un partido abierto e integrador en el que caben todos –“liberales, democristianos, incluso socialdemócratas”- con la invitación a irse al partido liberal o al partido conservador a quienes no estén de acuerdo. Y es que más que a Aguirre, a quienes dirigía Rajoy sus dardos era a los “doctrinarios” que no aceptan esa diversidad dentro del PP, comenzando por los medios de comunicación mencionados.

Aunque Rajoy no llegó a citar nunca a EL MUNDO o a la COPE, en la mente de todos los presentes enseguida se asomaron estos nombres, sobre todo cuando Rajoy señaló que se presentaba “porque me lo han pedido muchísimos compañeros de partido, a mí no me lo ha pedido ningún periódico ni ninguna radio”. El líder del PP ya había hecho una primera referencia al momento de tensión mediática cuando recordó que también en 1993 “algunos medios de comunicación intentaron liquidar a quien luego en el año 1996 y en el año 2000 ganó las elecciones. He vivido ya muchas cosas en este partido”.

Pero el momento álgido del discurso, contrariamente a lo que se ha dicho, no fue la invitación a irse en la que casi todo el mundo vio escrito el nombre de Esperanza Aguirre, sino ese otro en el que Rajoy declaraba claramente la ‘guerra’ a estos medios: “Este partido responde, sobre todo, ante sus militantes, ante vosotros y ante sus votantes, pero este partido no responde ante ningún grupo de presión, sea de la categoría que sea. De ninguna manera”.

Rajoy insistió en que quiere “que este partido sea lo que es, un partido popular, moderado, abierto e integrador y no un partido de doctrinarios”. Con ello, el líder del PP pretende recuperar la senda centro-reformista que inició Aznar en 1989 y que llevó al PP a ganar las elecciones del 96 y del 2000: “Yo quiero un partido donde todo el mundo se sienta cómodo, donde todo el mundo pueda estar representado, no un partido que responda a una sola ideología”.

Aguirre responde hoy al discurso de Rajoy

Desde las palabras de Rajoy el sábado, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha guardado silencio, solo roto por su vicepresidente, Ignacio González. Hoy, sin embargo, Aguirre tiene dos encuentros importantes que pueden marcar el debate esta semana: el primero, un encuentro con el presidente valenciano, Francisco Camps, un apoyo incuestionable de Rajoy. El otro, una entrevista en el programa 59 Segundos, a las diez de la noche.

Del primer encuentro se espera que Aguirre transmita a Camps alguna clase de ‘mensaje’ que éste traslade a Rajoy a la vista de que la comunicación entre la presidenta y el líder del PP es escasa, por no decir nula. En la entrevista televisiva es donde Aguirre puede responder al envite del líder del PP y, sobre todo, aclarar algo más su decisión de cara al Congreso, aunque fuentes de su entorno señalan a este diario que va a seguir manteniendo la incógnita mientras le convenga hacerlo.

Federico Quevedo

21 Abril 2008

El PP ante sí mismo

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

Leer
Las figuras políticas del pasado no están en condiciones de tutelar el próximo congreso

El próximo congreso en Valencia será la primera ocasión en la que el Partido Popular tenga que rendir cuentas ante sí mismo y asumir sin excusas sus propias responsabilidades. A diferencia de lo que ocurrió en el pasado, ahora no habrá ningún deus ex machina que, adoptando la figura de Manuel Fraga o de José María Aznar, revele a los militantes el nombre de su futuro presidente.

Mariano Rajoy ya ha manifestado su intención de mantenerse al frente del partido y, por su parte, Esperanza Aguirre amaga con la idea de disputarle el liderazgo. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha llegado tan lejos en sus desafíos a Rajoy que ahora resultaría incongruente que se conformara con haber servido de simple lanzadera para un sedicente debate ideológico. Pero, además de incongruente, una eventual renuncia a presentar su candidatura con tanto protagonismo como ha reclamado durante las últimas semanas sólo podría interpretarse en una clave: la de la duda sobre su victoria o, desde otra perspectiva, la del miedo a la derrota. No es la mejor credencial para quien aspira a dirigir el principal partido de la oposición y alternativa de gobierno.

La Constitución impone a los partidos la obligación de que su funcionamiento interno sea democrático. El hecho de que Rajoy lance su candidatura desde la presidencia del PP le exige adoptar y extremar las medidas que permitan la libre concurrencia de otros aspirantes. En este caso, además, coincide el mandato constitucional con lo que, desde el punto de vista político, interesaría al futuro líder de los populares, sea quien sea el elegido. La disputa interna abierta tras la derrota del 9 de marzo ha hecho aflorar las múltiples ambiciones que han convivido hasta ahora en el seno del PP, sólo aglutinadas por el ejercicio del poder hasta 2004 y, desde entonces, por unas expectativas de victoria que se han visto frustradas. Cualquiera que sea el resultado del congreso de Valencia, el nuevo líder del PP ampliará su margen de maniobra si se asienta sobre un voto inequívoco de la mayoría de los delegados, y no sobre un arreglo más o menos hábil, más o menos explícito, entre barones.

El sistema democrático español necesita de una fuerza de centro-derecha que, hasta ahora, el PP no ha sabido o no ha querido encarnar. Por eso perdió las elecciones de 2004 partiendo de una mayoría absoluta, y por eso las ha vuelto a perder ahora, al propiciar una concentración sin precedentes del voto útil sobre su principal rival; un voto útil que ha buscado, en exclusiva, cerrar el paso al PP. El congreso de Valencia es la ocasión para que este partido dé el primer paso para desmontar la política de trincheras que se ha impuesto estos años. La elección de uno u otro candidato, en el supuesto de que sean varios los que se presenten, incumbe a su militancia y a sus electores. Pero la estrategia que adopte el vencedor afectará a todos los ciudadanos.

21 Abril 2008

Liberalismo antipático

José María Lassalle

Leer

Creo sinceramente que Esperanza Aguirre -y vaya por delante mi admiración hacia su trayectoria política y su gestión al frente de la Comunidad de Madrid- se equivoca. Lo hace cuando reclama un debate de ideas que impulse el liberalismo en el próximo Congreso del Partido Popular que se celebrará en Valencia. Y vuelve a equivocarse cuando afirma que la socialdemocracia está más cómoda con Mariano Rajoy que con ella. Digo esto porque ambas afirmaciones son injustas. Si quiere disputar a Mariano Rajoy el liderazgo nacional de nuestro partido -cosa a la que está en su derecho y nadie puede censurar, debería hacerlo esgrimiendo otros motivos. Primero, porque Rajoy está lejos de sintonizar con las ideas socialdemócratas ya que éstas -y si no que me corrija la presidenta de Madrid- nacieron como una democratización de la izquierda tras su renuncia a la lucha de clases y al marxismo. Y segundo, porque el Partido Popular no necesita abrir ningún debate sobre el liberalismo, ya que lo ha asumido como soporte de la mayoría de sus propuestas.

Lo demuestra el programa con el que concurrimos a las elecciones del 9 de marzo. En él se dice que somos «una formación política de centro» (punto 7) que «asume la tradición del liberalismo español surgida de la Constitución de Cádiz» (punto 8). Un partido que defiende la «libertad porque es el fundamento de la dignidad de la persona y el motor del progreso y el bienestar de las sociedades» (punto 9). Asimismo creemos en la «igualdad porque sin ella hay arbitrariedad, privilegio y discriminación, y porque asegura un orden de justicia gobernado por el imperio democrático de la ley» (punto 10). Reclamamos el «protagonismo de la sociedad civil a la hora de liderar los cambios que demanda nuestro país» (punto 16) y abogamos por el «reformismo como garantía de progreso y bienestar y de la igualdad de todos los españoles dentro de una economía libre» (punto 17). Por último, se afirma que la «política debe ejercerse desde la moderación y el respeto a las opiniones de los demás», apostando por el «consenso y el desarrollo de políticas incluyentes, especialmente cuando éstas interesan a los fundamentos de nuestra convivencia» (punto 18).

A la vista de estos principios programáticos no encuentro motivos para calificar veladamente de socialdemócrata a quien los ha promovido abiertamente dentro de nuestro partido. Tampoco entiendo por qué se reclama un debate congresual sobre la idoneidad liberal de la ideología que defendemos los populares.

Esperanza Aguirre sabe que expreso esta opinión como liberal que ha dado alguna que otra batalla de ideas dentro del partido durante esta legislatura. Por eso, me preocupa su abrupta insistencia en reivindicar un debate ideológico cuando nadie la secunda. Hace que me pregunte sobre si no estaremos apelando a dos tipos diferentes de liberalismo, pues, si ella cree que los liberales que estamos cómodos con el discurso de Rajoy no lo somos del todo -o, incluso, somos a sus ojos unos socialdemócratas encubiertos-, entonces, una de dos: o el discurso neocon ha cobrado cuerpo con Aguirre y empiezan a deslizarse los reproches que fueron tan del gusto de los Wolfowitz, Perle, Kristol y compañía hacia quienes no les secundaban entre las filas re-publicanas, o las ideas del neoliberalismo de los 80 han vuelto inoportunamente a la carga cuando una profunda crisis económica está al acecho.

Si como apuntó hace unos días la presidenta de Madrid, los populares tenemos que combatir la imagen de «partido antipático» (nasty party) con la que nos ven muchos españoles, no parece lógico que las herramientas ideológicas para lograrlo sea alguna de las dos hipótesis mencionadas. Sé que Aguirre está lejos de defender los postulados neocon, pero tengo serias dudas acerca de alguno de sus colaboradores. En cualquier caso, sus continuas apelaciones al liberalismo a través de autores como Friedman o Hayek producen cierta inquietud, ya que dejan en el ambiente los ecos neoliberales de la melodía de la revolución conservadora que protagonizaron Reagan y Thatcher.

Desde que Aguirre defendió la Ponencia de Ideología del VI Congreso del Partido Liberal de junio de 1985, a la que apelaba hace unos días en el Casino de Madrid para justificar su posición crítica, han pasado ya más de 23 años y, hoy, el liberalismo ha experimentado profundas adaptaciones a los desafíos y retos de la globalización postindustrial. Lo explica Dahrendorf cuando en El recomienzo de la historia (2006) señala que el liberalismo ha de ser capaz de defender la libertad «tanto de la jaula burocrática de la servidumbre como de los peligros del fundamentalismo del mercado». Por eso, quienes defendemos el liberalismo dentro del Partido Popular debemos ser conscientes de que el ejercicio de la libertad ya no sólo debe operar en un sentido negativo y anti-estatista, sino también de una forma positiva, proyectando una dinámica incluyente e igualitaria que anteponga la independencia de la persona frente a las intromisiones de aquellos que practican la arbitrariedad, la intolerancia, la intransigencia y la ortodoxia, vengan de donde vengan, que es lo que defienden los actuales principios de nuestro partido y lo que mantiene Mariano Rajoy en sus discursos desde que asumió su presidencia en 2004.

Si no fuera así y retrocediéramos en nuestros planteamientos o, lo que sería peor, asimiláramos versiones reaccionarias de los mismos, el liberalismo podría convertirse en una ideología excluyente, trasnochada y anticuada; un liberalismo antipático (nasty liberalism) sin magnetismo ni poder de seducción y convocatoria, que haría perder lo alcanzado por el Partido Popular estos últimos años: un espacio de encuentro para los que comparten una longitud de onda moderada y centrada en torno a un liberalismo igualitario que trata de sintonizar con la compleja fisonomía ideológica y afectiva que irradian las sociedades abiertas después del derribo del Muro de Berlín.

Si queremos avanzar posiciones electorales debemos trazar con más precisión aún una frontera que sustituya la vieja polémica estatistas-liberales, por otra que exprese nuestra beligerancia frente a las tentaciones arbitrarias y populistas que coartan la independencia tolerante, crítica, moral, intelectual, política, religiosa, social y económica de la persona. Desde esta plataforma, e insistiendo y profundizando en ella, no cabe duda de que estaremos en condiciones de ganar las próximas elecciones generales.

22 Abril 2008

Pero dicho está

Federico Jiménez Losantos

Leer

Fuentes del PP -no confundir con los caudales, que son monopolio de Arriola- han dicho ahora que Rajoy «cuenta con Aguirre si gana el Congreso». A ver, déjenme adivinar: Rajoy cuenta con Esperanza Aguirre como presidenta de la Comunidad de Madrid, ¿a que sí? Si no contara con ella daría exactamente igual, de modo que la fuente que mana y corre ha dicho una obviedad tan huera como las que habitualmente producen los portavoces anónimos de todos los partidos. Es lo que el jefe, jefecillo o jefezuelo no quiere decir pero sí quiere transmitir a la opinión pública para ganar tiempo y ver si le conviene confirmar o desmentir lo que acaba de desmentir o confirmar. Lo malo para la fuentecilla marianil es que el ataque de Rajoy a liberales y conservadores invitándoles a irse del partido, forma impotente de echarlos, no se produjo de forma anónima, porque, como bien ha dicho la filosofina Soraya, lo que quería Mariano era «hacer un acto de autoridad». Digo yo que será «dar un golpe» o «pegar un puñetazo», «en la mesa» y en lenguaje figurado, porque lo de «hacer un hecho» resulta redundante y sólo demuestra que Zapatero no es el único de Valladolid que habla un pésimo español. Para colmo de males, el desentrenado puño de Mariano no encontró la mesa y se dio en las partes pudendas, con lo que duele ahí un golpe. Claro que aún duele más confesar en público que te lo has hecho tú solo, como el Gran Timonel del PP.

El caso es que, afirme lo afirmado o desmienta lo desmentido por su fuentecilla, lo dicho por Rajoy en Elche, dicho está. El qué y el cómo. Aguirre, con mucha sorna, aconsejó ayer a Mariano que, aunque ella no se da por aludida, debería aclararlo, porque todos los medios, sin excepción, lo han interpretado igual. El líder del «liberalismo social» -novísima doctrina que merece comentario aparte- puede decir que su trasvase público de bilis tampoco fue trasvase sino aportación puntual de hiel a la mucha miel que su partido viene derramando sobre Zapatero. Será, por increíble, malo, pero es peor que Rajoy haya demostrado que, sin el respaldo del PP y de los poquísimos medios que hasta el 9-M le apoyamos, es un líder de plastilina, un Gallardón en papel de estraza, uno de tantos meritorios sin méritos que para hacerse perdonar ante el imperio prisaico ataca a la Cope y a EL MUNDO. Para su gallardonización completa, a falta del descontrol facial y el desgobierno del discurso, a Rajoy le faltaba una erupción volcánica de despotismo sobre la palabrería centristoide. Y justo eso es lo que ha sucedido. La tumultuosa fuente rajoyesca remató ayer su faena diciendo que Mariano no aludía en Elche a Esperanza, sino al PP europeo. ¡O sea, a Mayor Oreja y al grupo que pastorea! Un poco más y hace el trasvase de bilis al Ródano. En la jerga taurina, a eso se le llama cobardear en tablas.

23 Abril 2008

Sigue el espectáculo

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

Leer
Aguirre y Rajoy no están a la altura del debate político que merecen los militantes del PP

Tras el espectáculo ofrecido por Aguirre y Rajoy durante el fin de semana, parecía que ella iba a descartar definitivamente que fuera a presentar una candidatura alternativa a la de Mariano Rajoy en el congreso del PP de junio; pero en el último momento, pudiendo haberse callado, prefirió volver a introducir la incertidumbre: apoyaré a Rajoy, «o no», dijo imitando una salida famosa del presidente del partido en otra ocasión en que el tema era también la sucesión del jefe.

Esa estudiada ambigüedad es criticable, pero no puede considerarse absurda. Por el contrario, corresponde bastante bien con el cálculo de alguien que estima que su hora todavía no ha llegado pero piensa que, para que llegue, debe colocarse en un lugar que obligue a los demás a tenerle en cuenta en el momento decisivo.

La crisis alcanzó su punto de ebullición el sábado pasado, en Elche, cuando Rajoy soltó por sorpresa que si Aguirre no se sentía representada en el actual PP podía «irse al partido liberal». Era una reacción a los comentarios de ella sobre su intención, que consideraba cumplida, de haber propiciado un auténtico debate de ideas y no (como otros) de personas. Triste idea de debate es tomar por tal la mera afirmación enfática de que ella era liberal, y la respuesta desabrida del otro invitándola a dejar el partido si no estaba contenta.

Tan desabrida que los medios, próximos o lejanos, lo interpretaron como evidencia de ruptura personal irreversible y aviso de bronca asegurada hasta el congreso de Valencia. Ante la sensación de vértigo que ello produjo en las filas populares, ambos protagonistas dedicaron el lunes a negar haber dicho lo que todo el mundo les había escuchado o a inventarse interpretaciones inverosímiles de sus palabras. También en esto la idea de lo que es un debate político queda por debajo del mínimo exigible a personas adultas.

El presidente fundador, Manuel Fraga, sugirió ayer a Aguirre que «se calle de una vez» y deje de alentar especulaciones sobre sus intenciones; pero ¿y si lo que ella pretende no es disputar el puesto a Rajoy sino dejar sentada su disponibilidad para cuando llegue el momento? Ahora ni siquiera tiene garantizados los avales precisos para oficializar una lista alternativa, y mucho menos la victoria en el cónclave. Además, no siendo diputada, tendría que hacer oposición desde fuera del Parlamento, lo que es una limitación obvia. Tal vez se trate, entonces, de lo que expresa la literalidad de sus palabras: que no será candidata ahora, pero podría serlo si en cualquier momento de la legislatura (por ejemplo, tras unas elecciones autonómicas o europeas desfavorables), Rajoy se viera forzado a dimitir; como hizo Fraga tras unas elecciones vascas.

¿Y Rajoy? Seguramente le convendría que ella se presentara, lo que le daría oportunidad de revalidar su liderazgo ya sin la sombra de la designación digital de Aznar. Pero quizás sea precisamente eso lo que ella quiere evitar.

02 Mayo 2008

La ultima pulsión sensacionalista de Pedro J.

Carlos Carnicero

Leer

El mayor déficit en el crédito de Mariano Rajoy para dirigir la renovación de su partido es su falta de autocrítica en las cosas que ahora quiere cambiar. Durante toda su legislatura el consorcio formado por la COPE y El Mundo dirigió los pasos de la estrategia política del PP. No le fue fácil a Mariano Rajoy desgajarse de la teoría de la conspiración. Cuando dejó de cabalgar sobre ella, con la sentencia del juicio del 11-M impecablemente dictada, su retirada fue un susurro que jamás cuestionó todos los disparates que se cometieron durante más de tres años.

Todo el esfuerzo por erosionar al Gobierno por el plan de paz o la negociación con ETA estaba dirigido desde las páginas del periódico de Pedro J. Ramírez y las ondas de la Conferencia Episcopal. Cada vez que Mariano Rajoy aflojaba en lo más mínimo su estrategia de la crispación, la llamada de atención desde esos medios reconducía al presidente del PP al punto en el que los ayatolá de los medios se encontraban cómodos.

Una de las grandes tragedias de nuestro país es que no existe una separación clara en el mercado entre los medios de comunicación de calidad y los sensacionalistas. La caída de lectores de El Mundo es un indicio claro de que ya se está desmontando la pretensión de su director de ser al mismo tiempo serio y sensacionalista; progresista y conservador. La dislexia ideológica que permitía a Pedro J. ensalzar a José María Aznar y criticar la guerra de Irak ya no tiene recorrido porque al declararse ideólogo y estratega de cabecera de la derecha más dura su pretensión de tener una coartada progresista y moderna se ha pulverizado.

Ahora Pedro J, es el ariete de la derecha más dura que quiere demoler la posibilidad de una renovación del PP con un Mariano Rajoy en proceso de moderación. La experiencia está sirviendo para un by pass entre dos necesidades nacionales. La primera: Mariano Rajoy tiene que asumir sus responsabilidades por haber llevado el PP a la derecha extrema y por haber continuado la obra de José María Aznar sin el menor atisbo de rectificación. La segunda: Pedro J. en su desesperación por aupar las tesis ultra conservadoras de Esperanza Aguirre se ha mojado tanto en las peleas internas del PP que no puede pretender que un ápice de su pensamiento y de sus intereses estén la margen de ese sector más duro de la derecha española.

Cuando el PP encuentre el camino del centro de una derecha moderna, europea y democrática y al líder que le pueda conducir por ese sendero, el descrédito de Ramírez será tan grande que tendrá que pensar en algo que debería haber hecho en sus primeras conspiraciones. Escoger en dedicarse a la política para validar en las urnas todos sus intentos de dirigir la derecha española desde la página de su periódico o declara El Mundo como el decano de los periódicos sensacionalistas españoles para que no haya ningún incauto que compre ese periódico con la intención de informarse.

El Análisis

OPORTUNIDAD PERDIDA PARA LA DEMOCRACIA INTERNA

JF Lamata

D. Mariano Rajoy había decidido que quería seguir en el PP. Nada de primarias, ni de congreso con varias listas. Reelección abrumadora. No es sólo culpa suya, a fin de cuentas en la no-izquierda es poco habitual un proceso de votación del líder entre más de un candidato, y es más habitual los apoyos en masa a un dirigente. Por otro lado, desde el punto de vista estratégico hubiera sido tonto si el Sr. Rajoy hubiera convocado primarias que, bien sabía, podía perder. Mejor ir a lo seguro: congreso con mayoría de delegados designados por el aparato y no habría problemas.

Si no hay primarias ni congreso abierto, la única forma de descabalgar al líder es mediante la conspiración. Eso fue lo que intentó la Sra. Aguirre, o al menos, sus periodistas afines sin que ella los criticara o se desmarcara de su actitud. No lograron evitar la victoria del Sr. Rajoy, pero si amargársela bastante.

J. F. Lamata