José Luis Balbín (TVE) demanda al director de EL IMPARCIAL, Julio Merino, por publicar un artículo contra su programa ‘La Clave’

Pobre Balbín, pobre muchacho. Da pena verlo en medio de un debate en el que no manda, en el que no modera, en el que no tiene nada que decir, apenas algún lugar común que otro.

‘La Clave’ se ha convertido en un espectáculo lamentable, manipulado, deslabazado, sin rigor, sin autoridad. No puede ser. Tan enorme responsabilidad no debe depositarse en manos de irresponsables.

La última clave fue de coña, con perdón, señores, con perdón. El señor Balbín y sus responsables superiores pensaron organizar un debate sobre el Papa. Nada menos que sobre el Papa. Y aquello terminó como el rosario de la aurora.

Duró una hora más de lo previsto, lo que nos hace suponer que en TVE los horairos no cuentan para nada. De verdad que no se pasó unos minutos, se pasó una hora. ¿Qué quiere decir eso? que allí no mandaba nadie, que nadie se hacia con el tema.

¿De verdad es quién el señor Balbín para llevar a debate la infalibilidad del Papa? Señores de TVE, más seriedad. Conozco gentes que todavía no han reaccionado de la indignación y el estupor. Del Papa, en el momento en que se iniciaba el Cónclave, se pasó – ¡cómo no! – a las persecuciones franquistas, a los fusilamientos… a monseñor Lefebvre, que terminó siendo el personaje principal.

¿Pero qué tomadura de pelo es esa? ¿Es que no hay nadie que se atreva a dar una solemne patada en las posaderas burocráticas a quienes son incapaces de realizar en un espacio lo que se proponen?

El espacio anterior de ‘La Clave’ ya tuvo su gracia. Fue el lanzamiento de una convención sobre televisión educativa celebrado en Sonimag, exposición comercial de Barcelona que, casualmente dirige el hermano de un jerifalte de Prado del Rey. Como lo oyen. Y ese mismo jerifalte fue el anterior director de Sonimag. Palabra.

De esa manera ha sido más fácil que los señores participantes de TVE fueran con dietas de la casa y no del salón: que los propios empleados del jerifalte en cuestión se hayan dedicados a la organización esa desde el propio Prado del Rey.

¿Dónde está el comité aquel anticorrupción? Merece la pena que se investiguen estas cuestiones y que se dé luz pública a los resultados. ‘La Clave’ podía ser la clave de una investigación a fondo, serena y objetivia, que permita exigir las responsabilidades correspondientes. Saludos.

Antonio Román