26 mayo 1992

Anguita, respaldado por el 'aparato' del PCE logró un 60% de los votos (51 puestos en el consejo), frente al 40% de los renovadores (34 puestos)

3ª Asamblea de IU – Julio Anguita recupera el control de Izquierda Unida al ganar la batalla a los ‘renovadores’ de Nicolás Sartorius

Hechos

Entre el 24 y 26 de mayo de 1992 se celebró la III Asamablea de Izquierda Unida

Lecturas

La III Asamblea de Izquierda Unida resolvió la crisis abierta en noviembre de 1991 con la dimisión temporal de D. Julio Anguita como coordinador general. El Sr. Anguita ya había reforzado su liderazgo en el PCE en el XIII congreso comunista de diciembre de 1991.

La III Asamblea de Izquierda Unida ha sido por primera vez desde que existe la federación en la que han competido dos listas diferentes para ocupar los 85 puestos en el Consejo Político Federal. La lista ‘oficialista’ era la encabezada por D. Julio Anguita González y frente a él estaba la lista del sector ‘Nueva Izquierda’ que encabezaba D. Nicolás Sartorius Álvarez de las Asturias. El resultado fue que un 60% de los votos fue para la lista del Sr. Anguita (lo que supone 51 puestos) mientras que ‘Nueva Izquierda’ logró el 40% de los votos (lo que supone 34 puestos).

Entre los que representan al bando del Sr. Anguita González se encuentran D. Francisco Frutos Gras, Dña. Ángeles Maestro Martín (‘Corriente Roja’), D. Enrique de Santiago, D. Isabelo Herreros Martín-Maestro (Izquierda Republicana), Dña. Rosa Aguilar Rivero, D. Gaspar Llamazares Trigo, D. Antonio Romero Ruiz o el presidente de CCOO D. Marcelino Camacho Abad.

Entre los que representarán al bando del Sr. Sartorius Álvarez de las Asturias  se encuentran Dña. Cristina Almeida Castro, D. Diego López Garrido, D. Pablo Castellano Cardalliaguet (PASOC), D. Alonso Puerta Gutiérrez (PASOC), D. Francisco Palero Gómez o el alcalde de Córdoba, D. Herminio Trigo Aguilar.

La coalición Izquierda Unida está formada oficialmente por el Partido Comunista de España (PCE), el Partido de Acción Socialista (PASOC), Izquierda Republicana (IR) y el colectivo ‘Nueva Izquierda’. Pero son los miembros del PCE los que copan la mayoría de puestos de relevancia al ser esta la formación que aporta más votos a la marca.

La siguiente Asamblea de Izquierda Unida, la IV Asamblea, se celebrará en diciembre de 1994.

ROSA AGUILAR Y CARLOS CARNERO, NUEVOS COLABORADORES DE ANGUITA

Rosa_AguilarCarlos_Carnero

El coordinador general de Izquierda Unida (IU), D. Julio Anguita, sustituirá a dos destacados miembros del sector renovador por dos personas de su confianza en la dirección de la coalición. D. Juan Berga y D. Francisco Palero, hasta ahora responsables de las áreas Institucional y de Exteriores, respectivamente, serán sustituidos por Dña. Rosa Aguilar y D. Carlos Carnero.

19 Mayo 1992

La nueva pluralidad de IU

Francisco Palero (Nueva Izquierda)

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Cuando el PCE llevaba seis años impulsando un proyecto, su dirección le hace retornar a una cultura que le impide descubrir que la política, aquí y ahora, sólo puede desarrollarse desde la reflexión y el matiz.

Al examinar la suma de delegados y delegadas para la III Asamblea Federal de IU, se constata que la posición de la dirección del PCE es mayoritaria, frente a las propuestas realizadas desde posiciones renovadoras. Miembros de la dirección de ese partido afirmaban en este mismo diario que en IU han cristalizado dos proyectos: el defendido por ellos, calificado como la quintaesencia de la izquierda, y el de los renovadores, a los que acusan de dirigirse hacia el PSOE gobernante. Esta visión maniquea ha distorsionado el debate y desenterrado viejas prácticas que sólo ve enemigos en el oponente interno. Lamentablemente, cuando el PCE llevaba seis años impulsando un proyecto, su dirección le hace retornar a una cultura que le impide descubrir que la política, aquí y ahora, sólo puede desarrollarse desde la reflexión y el matiz, al tiempo que se normaliza la discrepancia como elemento imprescindible para construir la izquierda del futuro. En mi opinión explicar el debate en clave de antagonismos es grave para el futuro del proyecto, sin que ello signifique ocultar la profunda disensión sobre temas importantes, pero asumiendo responsablemente que las dos tendencias tienen la obligación de cohabitar y dirimir sus diferencias sin practicar una política que lleve a la exclusión o el abandono. Si examinamos los resultados con realismo hemos de llegar a esta conclusión. Catalunya y Canarias, aunque por razones diferentes no participan en la III Asamblea con derecho a voto. Hubieran representado más de un 10% de los delegados y delegadas. En cuatro federaciones han sido mayo ritarias las posiciones renovadoras; en otras cuatro se ha producido un virtual empate y en el resto han tenido un apoyo significativo. Estamos por consiguiente ante unos resultados que la mayoría debería administrar con prudencia y resolver, con visión de futuro, debates importantes en la búsqueda de aliados que impidan su aislamiento definitivo. Señalaré ejemplos concretos. En algunas asambleas se ha aprobado una posición de rechazo al sistema democrático actual desde posiciones radicalistas. En otras se ha propuesto un voto negativo al Tratado de Maastricht, encubriendo una posición anticomunidad que siempre mantuvo un sector del comunismo español, al igual que existe en Francia o en Portugal de la mano del respectivo partido comunista. Sin negar que nuestro sistema constitucional es perfeccionable y que la Unidad Europea debe construirse con mayo res cuotas de democracia y contenido social que los reflejados en el Tratado de Maastricht, si la III Asamblea aprobase una política que sitúe a IU frente a la Constitución o en contra de la construcción de la Unidad Europea, numerosos sectores se cuestionarían su permanencia en IU. La mayoría no debería ignorar este dato. Algo similar ocurre en el terreno organizativo si se intenta imponer la federación de partidos, sin buscar una solución aceptable para todos. Nadie debería ignorar que el PASOC, fundador de IU, ha anunciado con solemnidad que no firmará esta fórmula jurídica por entender que persigue la sola preeminencia del PCE. Lo inteligente sería aportar una propuesta que permita la soberanía plena de IU, jurídica y políticamente, sin que esto signifique que se convierta en un partido político clásico, extremo que nunca persiguió el sector renovador. Por consiguiente, estamos ante un momento difícil que necesita serenidad y asumir que la organización ha de construirse sin exclusión de minorías y sin imposiciones, aceptando sin reticencias, que existe en IU, un nuevo pluralismo con dos corrientes principales organizadas: la identificada con la dirección del PCE que parece haber renunciado a la política de Convergencia para sustituirla por el frente de izquierda perpetuando así el sistema de partidos en el seno de IU; y la corriente renovadora que ha optado por denominarse Nueva Izquierda y en la que confluye pluralismo con vocación de actuar de forma unida en el seno de IU, desarrollando un proyecto de izquierdas transformador, ecologista, plenamente soberano e independiente e impulsor de una IU punto de referencia de los Sindicatos y demás sectores organizados de nuestra sociedad que buscan una propuesta alternativa a la política conservadora del actual Gobierno.

Francisco Palero

19 Mayo 1992

Frente a la doma

Felipe Alcaraz (PCE)

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Izquierda Unida necesariamente es una fuerza distinta al PSOE en el qué, pero también en el cómo. Una fuerza con vocación de mayoría desde su rechazo a la resignación y al «sí crítico al capitalismo» de Nicolás Sartorius.

La estructura del libro que acaba de publicar. Nicolás Sartorius, «Un nuevo proyecto político», se puede resumir en un sí crítico al capitalismo. El resto de los análisis y propuestas son simples costillas de este recio esternón, que tiene su extensión política más clara, por lo que se refiere al referente internacional, en las páginas 85 y 86, donde postula la conversión inmediata de IU en fuerza observadora de la Internacional Socialista, para preparar las condiciones a fin de convertirla en socio definitivo en el plazo objetivamente posible. La condición de posibilidad de esta apuesta, sin embargo, no aparece sino entre líneas; esto es: para conseguir esta integración al partido socialista de la nación correspondiente tiene que conceder el placet, el visado político. Lo que sin duda implicaría en el caso de Izquierda Unida un cambio de naturaleza en su programa, en su forma de hacer la política y en su estrategia de alianzas. Sólo así el PSOE nos visaría ese pasaporte que supondría un cambio de familia política, resignado todo el proyecto alternativo e independiente que hoy alimenta las posiciones de Izquierda, Unida. Esta actitud frente a la doma política, que no acepta ni el fin de la historia ni que hayamos llegado al estado definitivo del «orden y el progreso», como afirmaban los buenos burgueses del positivismo decimonónico, es la que por algunos, en plan simplista, se define como «marginalidad», «involucionismo», etc. etc. Ante esto, como punto de referencia estructural, de cara a un debate riguroso, hay que ir siempre al fondo de la cuestión: IU es una fuerza antagonista del sistema. Pero inmediatamente, para vacunar esta posición contra la demagogia, hay que aclarar lo siguiente: Estamos contra el sistema capitalista pero no contra el sistema democrático; y quizás aquí, precisamente aquí, radique la esencia de nuestra apuesta transformadora: la extensión y profundización de las libertades obligatoriamente entrará en contradicción con ese corsé desequilibrador del sistema capitalista. A partir de aquí, Izquierda Unida necesariamente es una fuerza distinta en el qué, pero también en el cómo. Una fuerza con vocación de mayoría desde su rechazo a la resignación y al «sí crítico al capitalismo». Una fuerza que no confunde modernidad con la necesidad de homologarnos a las formas del muestrario capitalista en su nueva fase. Una fuerza, en definitiva, que no puede identificar su vocación transformadora con marginalidad. Y por todo ello la aceptación del riesgo: Somos otra cosa. Convertirnos en un partido político, disolver Izquierda Unida en la forma partido, supondría un principio de homologación al mercado electoral y político. Supondría, en algún sentido, abandonar las esperanzas, esas esperanzas que en el argot político se transmutan en la palabra «alternativa» o, más allá, en el términohorizonte «utopía». Yo creó que la III Asamblea Federal de Izquierda Unida va a apostar por el reto de seguir construyendo este proyecto político de tecnología punta que es IU como fuerza plural, como casa habitable de partidos, colectivos, organizaciones y personas independientes. Una casa habitable cada vez más llena de arqueros finos para disparar contra ese motor profundamente desequilibrador que implica el agudo giro de tuerca liberal que empieza a mover el Nuevo Orden Internacional comandado desde la economía ortopédica del gran enfermo norteamericano. Y a pesar del debate, o gracias a él, creo que es posible alcanzar la gobernabilidad del proyecto en la III Asamblea Federal de Izquierda Unida. De eso se trata: de restablecer la correspondencia democrática entre las bases y la dirección. Por eso el debate ha sido duro pero respetuoso, matizado pero honesto, y realizado siempre desde el poder amable de la razón. Y a partir del domingo 24 de mayo también creo que vamos a ser capaces de contradecir aquellas advertencias que, grabadas en una chapa de cobre, había en el dintel de las ventanillas de los tranvías antiguos: «Es peligroso asomarse al exterior».

Felipe Alcaraz

20 Mayo 1992

Por una IU plural e independiente

Antonio Romero (PCE)

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IU aspira a gobernar en el Estado, en las comunidades autónomas y en los ayuntamientos. Garantizar la independencia del proyecto es fundamental, ni casa común, ni chalecito adosado que es lo que viene a plantear Nicolás Sartorius en el libro que acaba de publicar cuando habla de izquierda plural.

Agotada la fase de coalición electoral hemos convenido en desarrollar Izquierda Unida como un amplio movimiento de fuerzas políticas y sociales y personas no afiliadas, que sea la base de la construcción de un bloque capaz de acometer las transformaciones que España necesita. Entendemos el movimiento político y social corno una conjunción y convergencia fluida de fuerzas de distinta índole y de miles de ciudadanos que coincidan en aportar sus elaboraciones y sus esfuerzos en la consecución de un objetivo político y programático común. ¿Qué objetivo marcaríamos para Izquierda Unida? Entendemos que Izquierda Unida debe considerarse ya como impulsora de una triple alternativa: – Alternativa de Gobierno. Entendemos esto no sólo en el sentido de que IU aspira a gobernar en el Estado, en las comunidades autónomas y en los ayuntamientos. En el momento actual eso quiere decir que, frente a las soluciones concretas o medidas del Gobierno, autonomías o ayuntamientos, IU elabora sus propias soluciones y luchará para que se impongan por su justeza en los tres ámbitos. De esta forma podrá convertirse en una alternativa efectiva en el ámbito estatal que aspira a ganar las elecciones en el mismo. – Alternativa al modelo de Estado. Que significa, desde la propia articulación de IU avanzar elementos que hagan visible y palpable tal. posibilidad. Por ejemplo, creemos que IU es una articulación orgánica de carácter federal. Eso anuncia el planteamiento del Estado federal. Pero éste como otros cambios que la realidad social hagan necesarios hemos de plantearlos y realizarlos partiendo del marco constitucional actual y las posibles y necesarias modificaciones. – Alternativa al modelo de sociedad. Que significa, aparte de profundas transformaciones estructurales en todos los órdenes, una nueva manera de entender las relaciones entre la sociedad y el Estado, consistente en una participación directa, cada vez más intensa de los ciudadanos y ciudadanas en el gobierno efectivo, en la solución de todos sus problemas. Explicitando además una nueva y ejemplar manera de entender la política como mediación entre el concepto y la práctica, es decir, entre la elaboración de las alternativas o soluciones de los problemas y su realización concreta. Los objetivos planteados en esta triple alternativa, las transformaciones que contienen, entran en uno de los objetivos más importantes planteados en el preámbulo de la Constitución: «Establecer una democracia avanzada». Estas transformaciones serán realizadas democráticamente proponiendo cambios constitucionales cuando la realidad social así lo exija. A partir de ahora se intensifica el trabajo de elaboración de programas sectoriales pormenorizados incorporando la mayor participación de gentes y colectivos interesados en relanzar IU y convertirla en la referencia de izquierdas más creíble de la política española. Esta nueva fase que inauguramos a partir de la III Asamblea Federal debe estar presidida por la aceptación y la lealtad a sus acuerdos democráticos adoptados por los delegados y delegadas asistentes. (No se puede anunciar una negativa a la fórmula de federación de partidos sin caer en una actitud que choca con la decisión democrática que tome la III Asamblea federal). El modelo organizativo plural es una expresión de la línea política y programática, independiente y de izquierdas. La pluralidad es un bien a preservar y no una carga a eliminar en aras de una pretendida eficacia que terminaría con vicios elitistas y uniformes. Garantizar la independencia del proyecto es fundamental, ni casa común, ni chalecito adosado que es lo que viene a plantear Nicolás Sartorius en el libro que acaba de publicar cuando habla de izquierda plural con casas distintas pero en el mismo «terreno o solar». Hoy, Julio Anguita, y más concretamente sus apuestas organizativas y políticas, garantiza la autonomía total de Izquierda Unida a nivel de España y en el plano europeo, única vía de restablecer la relación entre bases y dirección, entre electores y elegidos. La esperanza de las gentes que desean consolidar en España una fuerza alternativa de izquierdas que luche contra la corrupción en defensa de la ética y sea portadora de proyectos de transformación no puede frustrarse, no tenemos ningún derecho a malograrla. Las prisas de algunos al plantear reducciones en lo organizativo y rebajas en lo político y en el programa de IU sitúan indican el deseo de gobernar por encima del de transformar la realidad injusta en la que vivimos.

Antonio Romero

21 Mayo 1992

La mayoría de edad de IU

Alonso Puerta (PASOC)

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No podemos aceptar lo que percibimos como la pretensión de imponer una refundación comunista y su sistema de valores en IU. Sobre la estrategia de IU y su política de alianza, debe quedar claro que esto forma parte del debate laico de cualquier formación política, sin que se ideologicen las propuestas al margen de los intereses de la base social a la que se representa.

A pocas horas de la III Asamblea de IU siguen planteadas importantes incógnitas políticas y organizativas que afectan incluso a las propias señas de identidad de nuestro proyecto político. Sin verdaderas soluciones será difícil asegurar la convivencia política interna y reforzar la presencia de IU In la sociedad de cara a las próximas elecciones generales y a la nueva etapa política que se avecina. En las reuniones que se han celebrado entre las diferentes componentes y posiciones de IU, la dirección del partido de acción socialista ha puesto sobre la mesa los principales puntos conflictivos que exigirían entendimiento y corresponsabilidad en las soluciones. Puede resultar iluminador un recorrido por estos temas: Sobre la referencia ideológica y su diversidad, naturalmente que en IU hay desarrollos ideológicos diferenciados pero no deben ser divergentes ni contradictorios. Pensamos que hay un indudable núcleo ideológico común que es el socialismo democrático entendido sin ningún reduccionismo socialdemócrata y como aportación de todos y cada uno de los componentes principales de IU, con especial referencia al PCE cuya trayectoria en los últimos decenios no ha tenido mucho que ver con un proyecto comunista sino con el compromiso de construir y desarrollar una sociedad democrática avanzada. Desde nuestra posición -PASOC y Plataforma por la soberanía de IU- no podemos aceptar lo que percibimos como la pretensión de imponer una refundación comunista y su sistema de valores en IU. Sobre la estrategia de IU y su política de alianza, debe quedar claro que esto forma parte del debate laico de cualquier formación política, sin que se ideologicen las propuestas al margen de los intereses de la base social a la que se representa. Para nosotros es evidente que formamos parte de la izquierda europea y española y que, además, no somos toda la izquierda de nuestro país sino la formación minoritaria de entre las dos principales que consiguen apoyo y voto de la misma o parecida base social. Nuestra identidad es la de izquierda transformadora y nuestra independencia es absoluta, de tal manera que no es posible subordinación o satelización alguna por parte del PSOE; nuestra voluntad unánime no persigue componer mayorías de poder sino producir una política de izquierda en España, para lo que es necesario hacer planteamientos políticos sin milenarismos ni descalificaciones. En la dimensión europea, nuestro compromiso con la construcción política europea y con la consecución de la cohesión económica y social y la cooperación con el tercer mundo es ya una seña de identidad de IU -que se traduce en el grupo de la Izquierda Unitaria Europea en Estrasburgo- a la que no podemos renunciar. Sobre la organización de IU tenemos una opinión consolidada y a nuestro juicio muy ajustada a la realidad y a la demanda de nuestra base social. IU ya es mayor de edad y debe asumir en esta Asamblea su soberanía política, jurídica y organizativa sin ingerencias ni tutelas. IU es lo que existe políticamente por encima del entramado de partidos, grupos e independientes. No es posible seguir manteniendo las fronteras interiores ni la diferencia de derechos de sus adscritos según la organización a la que pertenezcan. Para una nueva etapa y para una nueva forma de hacer política es necesario culminar el proceso constituyente de IU y reconocerla como instrumento político no de los partidos que la han creado sino de la sociedad. Por todo ello era deseable la desaparición de los actuales partidos de IU por integración en la naciente formación política. Esto no es posible por decisión legítima del principal componente, pero sí es posible la renuncia solemne de soberanía de los partidos sobre IU frente una simple delegación temporal, que mantendría a IU bajo sospecha de inmadurez y con la tutela permanente del partido mayoritario. Tratados estos puntos se podría escribir sobre temas tan apasionantes como la Internacional Socialista o el modo de ejercer el liderazgo pero es más urgente tratar la cuestión del resultado de la Asamblea. Para nadie es un misterio que la presencia activa y emotiva de las bases del PCE en las asambleas de IU ha producido una mayoría que puede dominar la Asamblea. Nos parece muy positivo que se manifiesten diferencias y relaciones de mayoríaminoría en el análisis y desarrollo de nuestro proyecto político pero no sería aceptable que una mayoría mecánica invalidara el proyecto fundacional de IU e intentase sustituirlo por la hegemonía de una refundación comunista amparada tras las siglas de IU. Algunos pueden pensar en una Asamblea de vencedores y vencidos y recuerdan el famoso Vae Victis (iAy de los vencidos!). La realidad bien triste es que resultaría vencida por la propia IU y de ello tendríamos que dar cuenta ante la sociedad y ante la base social que nos viene dando su apoyo.

Alonso Puerta

21 Mayo 1992

Un debate incompleto

Francisco Frutos (PCE)

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En las filas de IU también existen los mismos viejos vicios humanos, individuales y colectivos, que en cualquier otra parte: intoxicar la opinión y manipular la realidad para descalificar. Lamentable espectáculo, aunque se produzca por personas que hacen fe diaria de IU, de su soberanía y al que vierten la duda emponzoñada sobre una parte de sus componentes.

Estamos ya en la III Asamblea de Izquierda Unida. Todo, llega, aunque cueste, y aunque en el camino hacia ella uno haya podido ratificar que en las filas de IU también existen los mismos viejos vicios humanos, individuales y colectivos, que en cualquier otra parte: intoxicar la opinión y manipular la realidad para descalificar a los montaraces involucionistas, considerarse a uno mismo el ombligo teórico, político y organizativo del mundo, aceptar por buenos los resultados de un debate cuando te favorezcan y descalificarlos si otros salen favorecidos, e, incluso, apropiarse de la voluntad y libertad de las personas de alguna comunidad autónoma que no acuden a la III Asamblea con voto. Lamentable espectáculo, aunque se produzca por personas que hacen fe diaria de IU, de su soberanía y al que vierten la duda emponzoñada sobre una parte de sus componentes. ¿Cómo ha sido el debate de los últimos meses? A mi entender ha sido democrático y ha entrado, de forma irregular, según los sitios, en los contenidos políticos aunque debía haberse centrado mucho más en los asuntos de fondo que configuran y deben concretar más el proyecto de IU. A saber: cómo intervenimos con claridad y eficacia en las cuestiones que afectan a millones de personas, criticando y denunciando unas políticas y proponiendo e impulsando alternativas creíbles y viables a las mismas; cómo incidir positivamente en una mejora real, cualificada, de las condiciones de vida de la gente, estando en ámbitos de gobierno o desde una oposición activa; qué política de alianzas, pactos o acuerdos debe desarrollar IU, desde su propia personalidad, sin dependencias de nadie; qué ubicación internacional debe considerar IU; qué tipo de Europa y de CE defendemos; cómo se conforma y se acuerda la política en IU y cómo se aplica; cómo se organiza IU para ser una formación política que se relacione de tú a tú con los movimientos sociales y sindicales, con mutuo reconocimiento y respeto y al mismo tiempo tener una capacidad organizativa democrática y útil para aprovechar de la mejor manera todos los recursos humanos y materiales disponibles; cómo debe hacer las cosas IU para ser referente político creíble para amplios sectores de la sociedad; cómo debe impulsar la participación de inscritos/as a IU y de multitud de personas que, sin tener una vinculación orgánica con IU, quieren participar de sus trabajos; cómo ensamblar el funcionamiento complejo de una formación política que debe salvaguardar la pluralidad de sus componentes y establecer asimismo la unidad en la defensa de una línea política y de un programa. En la Asamblea y después debemos ir concretando mucho más. Estas y otras cuestiones son la materia caliente que IU debía haber profundizado más, si no hubiese habido un interés en mediatizar el debate, inventando enemigos a la soberanía de IU. Este debate, parcialmente sesgado hacia el sexo organizativo de IU y hacia descalificaciones cada vez más irreales y neuróticas ha escondido o no ha permitido conocer suficientemente posiciones políticas sobre IU y su política, todas ellas respetables y legítimas, pero no expresadas con claridad para que todo el mundo supiera de qué se discute. Ha sido necesario esperar al final del proceso para que algunos máximos exponentes de lo que se ha llamado, vulnerando las reglas del lenguaje riguroso, renovadores o críticos, expusieran con nitidez sus posiciones. Si esta claridad se hubiera expresado desde el primer momento, seguramente el debate hubiese sido más clarificador, entendiendo que esas posiciones y otras deben estar al mismo nivel de derechos y deberes dentro de IU, pero no más. Los delegados/as elegidos no reflejan con exactitud cuál es el grueso del pensamiento común en IU por la mixtificación del debate y por algunas distorsiones que ha habido en los resultados a causa de los miembros natos o por mor de algún trabajo de fontanería grosera. Estoy convencido que los debates políticos concretos después de la Asamblea pondrán muchas cosas en su sitio y lo que durante meses ha sido blanco-negro tendrá otros matices y establecerá la mayoría real, y las mayorías matizadas, transversales y plurales sobre cada cuestión en debate. Así se continuará forjando la pluralidad y credibilidad de IU. Ello exigirá una etapa de dinámico relanzamiento de IU, tanto en el plano del debate político, programático y teórico -nos falta conocer mucho del mundo complejo en que vivimos- como en el de iniciativas y propuestas ante los problemas de la sociedad, problemas que no esperan que IU decida de forma magistral su política, ni que obtenga un «cum laude» en sus decisiones organizativas.

Francisco Frutos

25 Mayo 1992

Izquierda Unida, en la encrucijada

EL PAÍS (Director: Joaquín Estefanía)

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IZQUIERDA UNIDA (IU), o mejor, la fuerza principal de la coalición, el Partido Comunista de España (PCE), ha preferido no moverse de donde está que aventurarse por derroteros inexplorados en cuanto a organización, estrategia y formulaciones ideológicas. Pero existen ocasiones en las que no arriesgarse a avanzar puede suponer lisa y llanamente retroceder. Y con mayor motivo si las decisiones que se toman tienen como referencia vivencias y modelos del pasado, por más que quienes las adoptan crean de buena fe que alumbran el futuro. Esta situación es la que puede corresponder hoy a Izquierda Unida, a tenor del desarrollo y de los resultados habidos en su III Asamblea Federal celebrada el último fin de semana en Madrid.El vacío creado por la dimisión de Julio Anguita al frente de IU en noviembre ha sido colmado: nuevamente vuelve a tomar las riendas de la coalición. Éste es el resultado más obvio de cuantos se han producido en la III Asamblea. Pero lo preocupante es que la vuelta de Anguita no es integradora, dado que es efecto de su inequívoco alineamiento con una de las partes en liza, precisamente la que defiende las tesis más inmovilistas en todos los terrenos. En realidad, hace tiempo que Anguita había elegido liderar, tras algunas vacilaciones, la resistencia a la dinámica renovadora de sus socios en la coalición, que pretendían materializarla en la transformación de esta última en un partido de nueva planta, capaz de aglutinar las mejores tradiciones de la cultura de izquierda y las nuevas aspiraciones sociales.

Pero la cuestión es si la victoria de Anguita en esas condiciones no va a hipotecar gravemente el desarrollo futuro de IU, que nació en 1986 como solución de emergencia para contener el desplome electoral del PCE, cuya cosecha de votos había sufrido una caída espectacular desde las primeras elecciones de 1977. Pero, tratándose de una solución de emergencia, se daba por supuesto que la fórmula de la coalición era transitoria y que en algún momento la nueva organización debería alcanzar la plena soberanía. Algo que se hizo políticamente aconsejable desde el momento mismo en que se puso de manifiesto que el enganche electoral de IU superaba al del comunismo histórico. De momento al menos, la decisión de mantener la coalición como una federación de partidos constituye un serio quebranto del impulso unitario que anima desde sus orígenes el proyecto de IU.

Julio Anguita ha recurrido a la regla de las mayorías y minorías como garantía frente al riesgo de rompimientos en el seno de IU. Es cierto que el respeto a esta regla es esencial en el funcionamiento de una organización democrática, pero a condición de que la relación de fuerzas se configure en torno a cuestiones que no afecten a la concepción misma de la organización y a su estrategia. No parece ser éste el caso actual de IU. El hecho de que el llamado sector renovador, liderado por Nicolás Sartorius, haya tenido que forzar un acuerdo para excluir del debate cuestionamientos a la Constitución o enmiendas que equiparaban la insurrección y las urnas como dos vías igualmente legítimas para acceder al poder muestra la marginalidad de algunas de las posturas en liza -absolutamente ajenas al presente español y europeo- y, en consecuencia, la dificultad de la convergencia. Una marginalidad de la que ha hecho gala el sector mayoritario, capitaneado por Julio Anguita, al imponer en la Asamblea el rechazo al Tratado de Unión Europea de Maastricht, en flagrante contradicción con el apoyo crítico que le otorgaron en su momento los parlamentarios nacionales y europeos de IU.

La posibilidad de una opción de izquierda diferenciada -y no por definición opuesta- a la que en estos momentos puede representar en España el PSOE pasa por transmitir a la sociedad mensajes que no se reduzcan al negativismo del no es esto y de la mera resistencia frente a lo que ocurre alrededor. Tal actitud puede ser moral y personalmente digna de respeto, pero política y socialmente conduce a la frustración. La opción política que se empeñara en hacer bandera de esta actitud lo pagaría, más pronto que tarde, con su aislamiento: en las urnas y en la sociedad.

El Análisis

IZQUIERDA UNIDA SEGUIRÁ SIENDO UNA ‘COALICIÓN’ DOMINADA Y DIRIGIDA POR EL PCE

JF Lamata

La III Asamblea de Izquierda Unida fue la batalla clave para decidir lo que debía ser IU. Si debía ser un partido unificado o una coalición de partidos. Para ‘Nueva Izquierda’, para el PASOC y para los renovadores encabezados por el Sr. Sartorius si IU se convertía en un partido único dejaría de ser una organización dominada por el núcleo director del PCE. Pero fueron derrotados por ‘el califa’, Izquierda Unida seguiría siendo una legalmente coalición de partidos y, en la práctica, una organización dominada por el PCE que sabía que, al contrario que el PASOC o ‘Nueva Izquierda’, gozaba de apoyo electoral. Aunque de una manera más ajustada que D. Felipe González en 1979, D. Julio Anguita había, al igual que él, ganado con éxito su órdago y recuperado el poder en IU.

J. F. Lamata