18 diciembre 1981

El director de DIARIO16 llegó a solicitar tanto al ministerio de Defensa como a la Dirección de RTVE que fuera él quien representara al Grupo16 en lugar de Oneto

‘La Clave’ de Balbín (TVE) realizó su programa sobre periodistas y militares, sin Pedro J. Ramírez, que trató, sin éxito, de imponer su presencia en el espacio

Hechos

  • El 18.12.1981 el programa ‘La Clave’ emitido por TVE se dedicó a ‘la libertad de expresión de los militares’, con tres militares: coroneles Casas de la Vega,  José Casinello y Manuel F. Monzón y los periodistas Guillermo Luca de Tena (ABC),  José Oneto (CAMBIO16) y y Miguel Angel Aguilar (EL PAIS).

Lecturas

La negativa de José Luis Balbín Meana a aceptar al director de Diario16, Pedro José Ramírez Codina, como invitado para el programa ‘La Clave’ del 17 de diciembre sobre periodismo y golpismo, llevará a Ramírez Codina a publicar el 18 de diciembre un editorial contra Balbín Meana acusándole de seleccionar a los colaboradores de su espacio por ‘amiguismo’. A partir de ese momento Diario16 mantendrá una línea editorial muy agresiva hacia Balbín Meana plasmada especialmente en los artículos del director Adjunto José Luis Gutiérrez Suárez en una postura editorial que se prolongará hasta 1985. La revista Cambio16 ya había realizado ataques personales contra Balbín Meana aireando una supuesta relación suya con Aurora Julia Sarasa “Mónica Randall” en sus números del 18-05-1981 y del 15-06-1981.

En medio de la polémica sobre si los militares podían o no opinar libremente, desatada a raíz del ‘Manifiesto de los 100’ en el que los militares protestaban por un maltrato de la prensa tras el 23-F, el director del programa de TVE, ‘La Clave’, decidió organizar un espacio sobre el tema y contar con él con periodistas y militares, como fórmula para perder el miedo a estos últimos. Los representantes del ejército fueron los coroneles Sres. Casas de la Vega,  D. José Casinello y D. Manuel F. Monzón. Mientras que los de la prensa fueron invitados D. José Oneto (CAMBIO16), D. Miguel Ángel Aguilar (EL PAÍS), D. Guillermo Luca de Tena (ABC), D. Emilio Romero (YA) y D. Antonio Izquierdo (EL ALCÁZAR).

zap_militares4 Coronel D. Manuel F. Monzón recordó que la Junta de Jefes de Estado Mayor, máximo órgano de autoridad militar, había considerado el hecho como un ‘acto grave de indisciplina’  y que, por tanto, ningún militar podía tener otra opinión que la expresado por la autoridad.  También criticó el artículo ‘Es hora de las otras instituciones’ (de Almendros en EL ALCÁZAR), que la hora del ejército ‘es nunca’, porque los militares deben estar sometidos a la autoridad política, nunca a iniciativa militar. Y aseguró que estaba prohibido la compra de EL ALCÁZAR en los cuarteles.

zap_militares6 El Coronel Sr. Casas de la Vega criticó al Sr. Aguilar que el diario EL PAÍS hubiera llamado ‘franquistas’ a determinados militares de enseñanza.

zap_militares2 D. Miguel Ángel Aguilar, periodista del diario EL PAÍS (del Grupo PRISA) durante sus intervenciones arremetió con fuerza contra el diario EL ALCÁZAR a la que acusó de incitar el golpismo, así como a la revista EL HERALDO ESPAÑOL. También tuvo referencias despectivas al diario YA. Y aseguró que la única prensa extremista que había era la de derechas.

zap_militares5 Coronel José Casinello criticó la actitud anti-militar de muchos medios de comunicación, citó expresamente al periodista Sr. Martínez Reverte (del diario PUEBLO) y a la revista SÁBADO GRÁFICO.  Aseguro que no le enfadaba leer el diario EL ALCÁZAR ‘por que había criticado a su hermano’, y que también le enfadaba leer el diario ABC, pero en cambio que ‘estaba muy contento leyendo el YA’. Negó que sólo hubiera prensa extremista a la derecha y recordó las publicaciones de extrema izquierda abertzade como el diario EGIN o la revista PUNTO Y HORA, así como el diario peneuvista DEIA.

zap_militares1 D. José Oneto, Director de la revista CAMBIO16 (del Grupo16) aseguró que existía una conspiración contra la democracia y aseguró que de ella formaba parte el diario EL ALCÁZAR, al que acusó de intoxicar a los militares. Así como calificó de ‘terroristas’ a los militares detenidos por el 23-F.

zap_militares3 D. Guillermo Luca de Tena, Director del diario ABC (del grupo Prensa Española) intentó ocupar una postura intermedia, y negó que se pudiera llamar ‘asesinos’ o ‘terroristas’ a los detenidos por el 23-F, recordando que aún no habían sido juzgados.

LA NEGATIVA DE ANTONIO IZQUIERDO Y EMILIO ROMERO A ACUDIR A ‘LA CLAVE’

El director del programa, D. José Luis Balbín, invitó expresamente al director del diario ‘El Alcázar’, D. Antonio Izquierdo y al columnista del diario ‘Ya’, D. Emilio Romero, que fueron dos de los periodistas que apoyaron el ‘Manifiesto de los 100’, no obstante ambos periodistas rechazaron tal invitación. La negativa de ‘El Alcázar’ a acudir fue de destacar puesto que su diario fue aludido criticamente en el programa de TVE. Tras la emisión del programa el Sr. Romero definió desde su columna en el YA aquel programa de ‘La Clave’ como ‘un bodrio’.

LA AMENAZA DE PEDRO J. RAMÍREZ A BALBÍN POR NO INVITARLE A ‘LA CLAVE’

El periódico que más criticó aquel debate fue DIARIO16, dirigido por D. Pedro J. Ramírez que acusó en su editorial tras la emisión al Sr. Balbín de ejercer ‘amiguismo’. El motivo era que DIARIO16 exigía que el representante del Grupo16 en ‘La Clave’ de TVE fuera D. Pedro J. Ramírez y no D. José Oneto advirtiendo que de lo contrario DIARIO16 criticaría el programa desde su periódico. Además el Sr. Ramírez solicitó tanto al ministro de Defensa como a la Dirección General de RTVE que el representante que él tenía que estar presente en el programa de TVE. A pesar de que el Sr. Oneto se mostró dispuesto a ceder su puesto, el Sr. Balbín se negó y el debate se hizo con el Sr. Oneto y en ausencia del Sr. Ramírez y, en efecto, hubo editorial contra el artículo. El Sr. Balbín detallaría lo ocurrido una carta en ABC en 1985.

18 Diciembre 1982

EL AMIGUISMO DE BALBÍN

Editorial (Director: Pedro J. Ramírez)

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Parecía obligado que un debate en profundidad sobre el tema incluyera una clarificación pública del comportamiento de DIARIO16 mediante el contraste de los puntos de vista de un representante del periódico con los de los demás invitados.

Cualquier persona que haya seguido las vicisitudes de las recientes tensiones entre la prensa y el Ejército tuvo que notar ayer con perplejidad la falta de representación de DIARIO16 en el coloquio organizado sobre el tema por el programa ‘La Clave’.

De todos es sabido que nuestro periódico dedica atención preferente a los asuntos militares y que nuestro periódico ocupa el primer lugar en el ranking de los ‘demonios informativos’ que la ultraderecha airea ante la institución castrense. Esta misma semana, el ministro de Defensa, Alberto Oliart, se refería en el Parlamento a DIARIO16 como el periódico más leído en los cuarteles.

Como consecuencia de todo ello parecía obligado que un debate en profundidad sobre el tema incluyera una clarificación pública del comportamiento de DIARIO16 mediante el contraste de los puntos de vista de un representante del periódico con los de los demás invitados y los de la propia audiencia. Así le fue recomendado, de hecho, al director del programa, José Luis Balbín, desde diversas perspectivas institucionales.

Tan obvia era la racionalidad de nuestra asistencia que incluso uno de los invitados se ofreció a ceder gustosamente su sitio a un portavoz de DIARIO16.

¿Por qué motivo se vineron privados entonces los telespectadores de tal comparecencia? Muy sencillo: el señor Balbín tiene colocado a este periódico en su lista negra desde que este periódico denunció los desmanes de su departamento de programas especiales. Muy sencillo: el señor Balbín supedita incluso en un caso tan flagrante, el interés público a la satisfacción de sus fobias. Muy sencillo: el señor Balbín se cree propietario de una parcela de la televisión de todos y sólo permite que transiten sobre ella sus amigos y sus amigas.

20 Diciembre 1981

UN CALDO

Emilio Romero

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Los pobres fuimos los televidentes. Teníamos apetito, nos pusimos en la fila del convento y nos metimos el bodrio

Vaya mi reconocimiento personal a José Luis Balbín, ese buen profesional del periodismo, que dio noticia de mi ausencia voluntaria en ese coloquio de ‘La Clave’ sobre militares y periodistas. Balbín, mi antiguo compañero, me dará la razón ahora, en su fuero interno. Aquello fue un bodrio. Pero quiero explicar antes la acepción de nuestro diccionario que he elegido para esta calificación de bodrio. Es ésta: ‘Caldo con algunas sobras de sopa, mendrugos, verduras y legumbres que de ordinario se daba a los pobres en las porterías de algunos conventos’. También tengo que decir – para ser justo – que este caldo tuvo algunas pequeñas porciones de jamón. Naturalmente, los pobres fuimos los televidentes. Teníamos apetito, nos pusimos en la fila del convento y nos metimos el bodrio.

En principio, y si planteamos en serio el problema – si es que lo hubiera – Ejército y Prensa, esa reunión no era representativa. Fue una especie de tertulia cordial trasladada desde un café a un plató. La reunión podría haber sido esta otra: Ministro de Defensa, Oliart; un Capitán General, especialmente ahora Gonzále del Yerro, Guillermo Medina, Presidente de la Comisión de Defensa del Congreso, y el Diputado socialista Luis Solana. Y por la Prensa, dos nombres básicos, Juan Luis Cebrián [Director de EL PAÍS] y Pedro Jota Ramírez [Director de DIARIO16] , y a los que se quisiera elegir de todos estos: Luis María Anson [Presidente de EFE] , Juan Tomás de Salas [Presidente del Grupo16], Ismael Medina [Periodista de EL ALCÁZAR], Carlos Dávila [Periodista de ABC], José María Castaño [Director del YA], Ricardo de la Cierva [Columnista del YA], Antonio Herrero Losada [Director de EUROPA PRESS], Manuel Martín Ferrand y Lorenzo Contreras.

El tema no procedía agarrarlo por el anecdotario, sino por las sustancias. Estas Fuerzas Armadas con supervivientes en activo, y en reserva, y con una educación clásica de valores y de principios cívico militares, vienen de su última ruptura en una guerra civil. El Ejército africanista de la Primera Restauración, y de la Dictadura de don Miguel, se rompió en la República y en el 36. Y éste que tenemos delante tuvo un Generalísimo llamado Francisco Franco, y una devoción y una respetabilidad grande a la Monarquía. Por eso cuando llegó la Democracia 77, con los socialistas, ácratas y comunistas, que eran las fuerzas políticas y militares derrotadas por ellos en los campos de batalla, procedía una política diplomática, de aclimatación, por parte de políticos y de periodistas, máxime cuando estas Fuerzas Armadas habían sido disciplinadas, y entrañables, con el Rey en el cambio. Habían aceptado y servido el cambio. Eran, por ello, las Fuerzas Armadas de la Democraca 77. ¿Y qué pasó? Pues que la política militar Suárez-Gutiérrez Mellado fue mala. Se construyó sobre el recelo. A renglón seguido se metían sus misiones en la Constitución. ¿Y cuáles eran estas misiones? «Garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional». ¿Acaso no era lógico que los militares estuvieran intranquilos ante lo que pasaba y sus misiones constitucionales y su tradición? LO del 23-F fue un acto anticonstitucional, e ilegal, de un grupo localizado de las Fuerzas Armadas. ¿Pero sería justo y objetivo, agarrarnos exclusivamente a esa fecha? ¿Por qué no también a otras fechas, a otros personajes y sucesos que han constituido actos anticonstitucionales e ilegales y sobre lo cual la campaña de prensa ha sido ridícula por lo ínfima?

Por eso el tema Fuerzas Armadas-Prensa es un asunto precioso, pero para plantearlo a fondo, seriamente, y no en el terreno de las cosquillas. Todavía más: pienso que ni siquiera es provechoso hacerlo . Los militares no tienen que convencer a nadie; y la prensa no está para dejarse convencer. Cada cual cumplimos con nuestro deber. Lo que sucede es que ha habido una mala política militar, y sigue habiendo una mala política informativa. Son típicas responsabilidades de Gobierno.

Por lo demás, la elección de la película en estos momentos de la vida española fue algo más que un bodrio, fue una infamia. No salió un solo militar como es debido. El general resultaba un loco, tal como son los Estados Unidos. Y el coronel era un traidor y un miserable, con la delación con el método y la utilización de nas cartas privadas. Solamente eran unas hermanas de la caridad los políticos. Eran unos tipos ejemplares, cuando tenemos tan cerca lo de Watergate, y esa adorable y representativa película que nos trajo Herrero, ‘Míster Chance0, que nos dice cómo se fabrican los políticos, y hasta los presidentes.

Emilio Romero.

20 Diciembre 1982

NO

Antonio Izquierdo

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Miguel Ángel Aguilar, criatura surgida del Opus Dei – lo digo a título informativo y sin merma de la consideración que merece la Obra – tuvo para este periódico calificativos inadmisibles, recusables desde cualquier putno de vista, y, en cualquier caso, atribuibles o a una enajenación transitoria o a una propensión a la locura de la que aquí no somos responsables.

En el transcurso de las últimas setenta y dos horas se han producido una serie de agresiones contra EL ALCÁZAR y contra el presidente de su Consejo de Administración, don José Antonio Girón de Velasco. El llamado ‘Grupo16’, de cuyo origen y composición podría explicar muchas cosas, ha lanzado una nueva campaña de difamación. Sabemos en esta Casa de dónde parte esa campaña y que fines se propone. Se trata de involucrar el nombre de uno de los más brillantes y eficaces políticos del Régimen de Franco – el hombre a quien debe el pueblo trabajador la más profunda transformación social que ha registrado nuestra historia – en toda materia que, de alguna manera, pudiera relacionarse con estados de opinión o de malestar en el seno de las Fuerzas Armadas.

En esta ocasión se ha tratado de implicar su nombre con el mal llamado ‘Manifiesto de los Cien’. (jamás se trató de un manifiesto, sino de una carta colectiva dirigida a los medios de comunicación social), de forma que se atribuya al presidente de la Confederación Nacional de Ex Combatientes la sugerencia o promoción de este asunto. Esa acusación queda aquí rechazada de plano, enérgicamente. El señor Girón de Velasco que se repone, en franca mejoría por cierto, de un cercano accidente cardiovascular, es ajeno a la actitud de esos cien jóvenes oficiales y suboficiales del Ejército, sobre los que parece haber caído, también, un torrente de improperios e inexactitudes.

Por otra parte, en el transcurso del programa de televisión ‘La Clave’, al que fui amablemente invitado y cuya invitación recuse en razón a una serie de consideraciones expuestas con anterioridad, un agitador profesional se permitió formular reiteradas ofensas a nuestro periódico sin que nadie le saliera el paso. No nos quejamos, porque mal podían salir en defensa de EL ALCÁZAR quienes por razones obvias no pudieron salir en defensa de unos compañeros sometidos a procesamientos y prisión y que fueron calificados, pública y reiteradamente como terroristas y abominables. En ese orden, me satisface que en análogas circunstancias pudiera yo solicitar de mi interlocutor, señor Cebrián Echarri, la moderación y el respeto que exigía la situación por la que atraviesan estos soldados que protagonizaron los sucesos del 23 de febrero. Nada, insisto, tenemos que aducir en esta Casa frente al silencio que siguió a los insultos.

Miguel Ángel Aguilar, criatura surgida del Opus Dei – lo digo a título informativo y sin merma de la consideración que merece la Obra – tuvo para este periódico calificativos inadmisibles, recusables desde cualquier putno de vista, y, en cualquier caso, atribuibles o a una enajenación transitoria o a una propensión a la locura de la que aquí no somos responsables. EL ALCÁZAR, que no recibe caudales procedentes del Erario Público, se considera el diario más libre e independiente de esta hora y se limita a defender aquellas cosas en las que cree: la existencia de Dios y la subordinación de la vida humana a los principios de la ley sobrenatural. España como unidad irreversible, inalterable y bajo ningún concepto sujeto de transacciones o manipulaciones políticas. La familia, como célula básica de toda la arquitectura social que da conformación al Estado. La justicia, que debe superar, por la vía del Derecho, las desigualdades existentes entre las clases de forma tal que el hombre no sea sujeto pasivo de una u otra interpretación materialista de la vida, ni esclavo de ella, llámese en su realidad sistema capitalista o sistema socialista. El culto y el amor a la Bandera de España, a sus tradiciones seculares, a su cultura, enriquecida por la aportación de odos y cada uno de sus pueblos y a un orden social en el que impere la paz, porque previamente imperan el Derecho y la Ley.

Esa es nuestra filosofía. A esa manera de ser y pensar el señor Aguilar la califica de extremista, golpista e intoxicadora. ¡Lo que se dice un juicio intelectual de superior magnitud! Ahora bien: el que el señor Aguilar sea un necio engreído no exime a Televisión Española de su tolerancia para el insulto impune ante su colosal audiencia.

Antonio izquierdo

20 Diciembre 1981

Diálogo Fuerzas Armadas-periodistas

EL PAÍS (Editorialista: Javier Pradera Cortázar)

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LOS DOS días de conversación y debate entre miembros de las Fuerzas Armadas y periodistas, la buena disposición de varios oficiales para responder sobre la marcha -en el programa radiofónico Directo, directo- a las preguntas de los oyentes y el coloquio televisivo del viernes por la noche en La clave han constituido un comienzo de ese diálogo que la sociedad española desea con sus Fuerzas Armadas.La frecuencia y fluidez de las comunicaciones entre el mundo militar y la sociedad civil será la mejor garantía de la solidez del ordenamiento constitucional y de, la Monarquía parlamentaria. La tolerancia, entendida como aceptación del derecho de los demás a pensar y sentir de modo diferente, es la base sobre la que descansa una sociedad civilizada. Y tan sólo, los comportamientos penados por las leyes deberían ser apartados de ese ámbito de respeto por las opiniones ajenas.

Este diálogo tiene que versar no sólo sobre los malentendidos entre militares y periodistas, sino también sobre los desacuerdos, a la hora de valorar y enjuiciar las tareas de las Fuerzas Armadas y los trabajos de la Prensa. De nada valdría ocultar que esos desacuerdos existen y seguirán existiendo, ya que la unanimidad es una fruta que sólo se cultiva en los huertos de la hipocresía y del temor. El objetivo, por tanto, no puede ser otro que disminuir en lo posible las discrepancias y, sobre todo, ejercer la tolerancia. Las vocaciones y los oficios engendran necesariamente hábitos corporativos, estilos mentales y peculiaridades de carácter que los distinguen de los demás. Es lógico que incidentes como el ocurrido en una discoteca de Vicálvaro, por ejemplo, sean valorados e incluso percibidos de forma distinta por un periodista que por un militar. Siempre resulta difícil que el enjuiciamiento de los hechos no sesgue de alguna manera su descripción, y sería imposible que, a la hora de calificar unos sucesos coincidieran, plenamente quienes parten de distintas, aunque compatibles, escalas de valores.

En cualquier caso, resulta indispensable poner en guardia contra la homologación, como interlocutores, de la Prensa y las Fuerzas Armadas. Estas no son dos instituciones, sino dos realidades sociales de muy distintas naturaleza. A veces los periodistas se engañan a sí mismos aceptando a pies juntillas la piadosa fábula según la cual la Prensa sería el cuarto poder y se sienten orgullosos por su fuerza y abrumados por su responsabilidad. Sin embargo, el poder de los órganos y de las instituciones del Estado, sea el Parlamento, el Gobierno, la Justicia, la Administración civil o la Administración militar, no es comparable con el que puede alcanzar un medio de comunicación que reviste más bien el carácter de un contrapoder y un medio de poner límites y control a los abusos de los demás poderes. Este contrapoder lo ejercen los medios de comunicación a través de la influencia de que son capaces. El poder se tiene, se ejerce y se aplica con arreglo a normas y a procedimientos que pueden convertir en obligatoria una conducta y que sancionan con la privación de la vida o de la libertad a quien se resista a sus mandatos. La influencia, en cambio, sólo la posee quien la alcanza mediante su propio esfuerzo, y su campo de actuación se limita a quienes voluntariamente la admiten.

De añadidura, la alusión a la Prensa como un todo es una abstracción que oculta la pluralidad y hasta la contradictoriedad de quienes la integran -periodistas y medios de comunicación-. Las Fuerzas Armadas constituyen en cambio una institución vertebrada y organizada según los principios de unidad, jerarquía y disciplina. En España hay, afortunadamente, un solo Ejército, aunque la ultraderecha trate de escindirlo para poner a su servicio a la fracción dispuesta a romper sus juramentos de disciplina al Rey y al ordenamiento constitucional. Pero existen en cambio muchos periódicos -desde El Alcázar a Egin- y revistas -desde El Heraldo a Punto y Hora que no se hallan sometidos a ninguna cadena de mando ni a ninguna disciplina. Es lógico, en consecuencia, que los periodistas tengan entre sí vínculos emocionales ycorporativos mucho más débiles que los que unen a los hombres de la milicia. Por esa razón, las Fuerzas Armadas, institución jerarquizada y disciplinada del Estado, no están manteniendo un diálogo con otro poder instituciorializado, sino con periódicos y periodistas concretos.

Pensamos que estas meditaciones son útiles en un momento en el que, quiérase o no se quiera reconocer, este país tiene planteado un problema militar que debe aprender a resolver sin violencias y con respeto, pero sin dilaciones y con energía también. Este problema se resume insistentemente en dos aseveraciones: la necesidad de que el poder militar se subordine al poder civil y la inexistencia de un campo acotado para las Fuerzas Armadas que escape a las decisiones de los órganos representativos de la política. La suposición, por eso, enarbolada reiteradas veces en el coloquio televisado el viernes, de que debe erradicarse de la Prensa la crítica o el análisis de determinados fenómenos militares -«ya nos encargaremos nosotros de que la disciplina se cumpla»no tiene sentido en una sociedad libre y democrática. La Prensa tiene el derecho y el deber de ejercer sus opiniones -dentro de la legalidad- sobre todo el espectro de las cuestiones nacionales. Es lógico y hasta comprensible que la pasada historia de cerrazón y silencio no hayan acostumbrado a este fenómeno como es debido a la sociedad española, y no son sólo los militares, sino también otros funcionarios quienes se resisten a aceptar este papel crítico de los medios de comunicación. Pero forzoso es reconocer que habrán de aceptarlo si queremos seguir viviendo en democracia. El diálogo abierto es, en cualquier caso, interesante y beneficioso para todos.

31 Diciembre 1985

"El chantaje de la empresa 16"

José Luis Balbín

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Quisiera añadir – por las posibles dudas – que mi única condición en tal momento fue la de que los militares no opusieran ningún veto a los periodistas elegidos por ‘La Clave’. Y no hubo la más mínima discusión. El intento de veto vino – como los entonces presentes recordarán – de la empresa ’16’ [Grupo16 – INPRESA – INPULSA], que exigió por todos los medios posibles la sustitución de José Oneto, entonces director de CAMBIO16, por Pedro J. Ramírez, director de DIARIO16. Delante de todos el propio Oneto dijo estar dispuesto a evitar el chantaje cediendo su plaza, porque si no se aceptaba la sustitución DIARIO16 publicaría al día siguiente un editorial en primera página que yo no olvidaría. Aparentemente, la alternativa no tenía importancia, pero que ’16’ hubiera acudido, por encima del programa, al Ministerio de Defensa [Alberto Oliart] y al director general de Radiodifusión y Televisión [Carlos Robles Piquer] para intentar doblegarme, sí. Naturalmente no he olvidado la ejecución del chantaje.

El Análisis

RAMÍREZ EN EVIDENCIA

JF Lamata

El editorial de DIARIO16 contra el programa de TVE del Sr. Balbín del 18.12.1981 resulta revelador para analizar al a figura de su director, D. Pedro J. Ramírez. Resulta que el Sr. Ramírez pone a caer de un burro al Sr. Balbín, pero no por que no le gustara el espacio, los análisis ahí expresados u algo similar, sino simplemente porque no le habían invitado a él (…»parecía obligado que un debate en profundidad incluyera a DIARIO16″…) un editorial que omite el pequeño detalle de en el programa había un periodista de CAMBIO16, perteneciente al mismo grupo editorial de DIARIO16, pero es que no era cuestión que hubiera un periodista del Grupo16, era que D. Pedro J. Ramírez pudiera estar en la deseada TVE (única tele del momento) y ante tal desaire, qué menos de un editorial poniéndole a caldo. D. Pedro J. Ramírez nunca estaría en ‘La Clave’, durante la etapa de ese programa en TVE. El Sr. Ramírez podría haber respondido al desaire con el desaire de no hablar nunca de ‘La Clave’, pero optó por la pataleta, quedando retratado.

También son dignas de atención las negativas de D. Emilio Romaro y D. Antonio Izquierdo, en especial la de el dire de EL ALCÁZAR a asistir. Si de algo no podía quejarse ese periódico es que había tenido en TVE una tribuna para opinar sobre el 23-F al mismo nivel que el director de EL PAÍS, D. Juan Luis Cebrián, pese a tener una tirada inferior, de ahí que no se entienda muy bien que su director se negara a asistir a ‘La Clave’, salvo que temiera no quedar bien ante el resto de tertulianos. También él, el Sr. Izquierdo, quedó, en cierto modo, retratado, por su negativa a aceptar la invitación.

J. F. Lamata