17 enero 2013

El juez Gómez Bermúdez y el juez Ruz se disputaron abrir una segunda pieza para investigar el 'caso Bárcenas' a parte del 'caso Gürtel'

La Audiencia Nacional descubre una cuenta con 22 millones de euros en Suiza a nombre del ex tesorero del PP, Luis Bárcenas

Hechos

El 17.01.2013 se hizo público que la comisión rogatoria de Suiza ordenada por el juez Ruz de la Audiencia Nacional había encontrado una cuenta con 22 millones de euros en Suiza a nombre de D. Luis Bárcenas y D. Ángel Sanchís.

Lecturas

juez_ruz El juez D. Pablo Ruz es el instructor del caso Gürtel.

OTRAS IMPUTACIONES

alvaro_lapuerta El ex tesorero del PP, D. Álvaro Lapuerta, fue imputado por el juez Ruz  el 15.03.2013, tras la publicación por el diario EL PAÍS de unos papeles que aseguraban la existencia de una ‘contabilidad B’ del partido.

sanchis El ex tesorero del PP, D. Ángel Sanchís fue imputado el 26.03.2013. La cuenta del Sr. Bárcenas también estaba a nombre suyo, por lo que se le investigó por si pudiera haber cometido blanqueo de capitales.

EL JUEZ GÓMEZ BERMÚDEZ INTENTÓ UNA SEGUNDA INVESTIGACIÓN

gomez_bermudez_2013 Izquierda Unida presentó una querella contra D. Luis Bárcenas y otras personalidades del Partido Popular para que se investigara la supuesta trama de cobro de comisiones por parte del PP que se podía deducir de los papeles publicados por EL PAÍS y atribuidos al Sr. Bárcenas. El instructor de guardia encargado de esa demanda fue el juez D. Javier Gómez Bermúdez, que admitió aquella demanda a trámite, causando las iras de la derecha mediática pro-PP enfrentada al juez Gómez Bermúdez que recurrió esa segunda investigación. Al final la Audiencia Nacional estimó que la demanda era por lo mismo que estaba investigando el juez Ruz, anulando la investigación de Gómez Bermúdez.

17 Enero 2013

Basta de desorden

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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El PP tiene que dar cumplidas explicaciones sobre las cuentas en Suiza de su extesorero

Escandalizados por los supuestos dineros que la familia Pujol pueda tener en Suiza —sugeridos en anónimos informes policiales sin contraste judicial alguno— y por investigaciones que afectan al PSOE, los dirigentes del PP no pueden enmudecer ahora ante el escándalo de su extesorero Luis Bárcenas, identificado por la Audiencia Nacional como el beneficiario de una cuenta en Suiza entre 2005 y 2009, con saldos de hasta 22 millones de euros. El dinero desapareció de esas cuentas tras surgir las primeras sospechas sobre la implicación de Bárcenas en la trama Gürtel, y todo apunta a que hay más. Los movimientos de dinero de Bárcenas se produjeron cuando Rajoy y otros jefes del partido defendían su inocencia, antes de dejarlo caer como militante y senador.

Hay que felicitarse de la investigación judicial, impulsada por la Fiscalía Anticorrupción, pese a lo incierto de su horizonte temporal —tres años y medio ha tardado la comisión rogatoria pedida a Suiza en mayo de 2009, en averiguación de las cuentas de Bárcenas— y las previsibles dificultades para obtener más datos. Mucho menos positiva es la reacción del PP, que de momento opta por la táctica de don Tancredo, refugiándose en que no existe responsabilidad política porque Bárcenas ya no está en el partido. Esperanza Aguirre, presidenta del PP madrileño, ha recurrido a su tradicional cintura política —populista, pero cintura al fin— con la propuesta de instalar a un fiscal en cada formación política, para meter mano en el desorden financiero.

Más allá de avatares judiciales y a la espera de aclarar de dónde sale el dinero de la cuenta de Bárcenas, el problema es el hartazgo de los ciudadanos respecto a la corrupción y la evasión fiscal. No hay transparencia sobre las fuentes de financiación de los partidos, ni de los préstamos recibidos, ni de las empresas vinculadas, ni siquiera respecto a si Bárcenas ha regularizado parte del dinero que tenía fuera gracias a la amnistía fiscal del Gobierno. Nada obliga a los partidos a rendir sus cuentas directamente ante los ciudadanos, que, por cierto, son los que sufragan los dineros públicos que van a sus arcas. El PP no puede jugarse el crédito que le queda a suponer que la reducción del déficit y los aumentos de impuestos son compatibles con un ominoso silencio respecto a un exdirigente que amontonó una fortuna durante los años de responsabilidad en el PP. Dolores de Cospedal asegura que no es un tema de partido, sino particular: ¿lo ha investigado?

La crisis económica y financiera que estamos viviendo ha acabado con la paciencia ciudadana hacia el saqueo de fondos públicos y la evasión de impuestos. El PP no puede limitarse a esperar lo que resulte de una investigación judicial presumiblemente lenta. Los partidos deben ocuparse activamente de ajustar los gastos a los ingresos y de garantizar la transparencia y legalidad de los fondos que manejan. De lo contrario, el terreno está abonado para el populismo y los antisistema.

17 Enero 2013

Dos escándalos que van a poner a prueba al PP

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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LA FRECUENCIA y la gravedad de los casos de corrupción que afectan a los partidos y sus dirigentes han creado con fundamento una enorme desafección de los ciudadanos hacia la clase política. Muchos españoles se habrán sentido escandalizados al enterarse de que Luis Bárcenas, ex senador y ex tesorero del PP, tenía 22 millones de euros en una cuenta en Suiza. Pero además ayer surgió otro asunto que puede tener consecuencias devastadoras para el PP. Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, anunció que ha comprado hace un mes el lujoso ático de Marbella que le había alquilado una sociedad de Delaware y que la Udef sospecha que siempre ha sido suyo. González reveló la compraventa el mismo día en el que se conocía que una juez va a investigar la operación.

Son dos episodios distintos, pero con el común denominador de la sospecha de enriquecimiento ilícito de un ex alto cargo del PP y del actual presidente de la Comunidad de Madrid, lo que confiere a ambos asuntos una enorme relevancia política.

En lo referente a Bárcenas, resulta muy chocante que el ex tesorero del PP ocultara un enorme patrimonio en Suiza. Sus abogados dijeron ayer que Bárcenas administraba dinero suyo y de otros inversores, pero, aunque fuera cierto, había presuntos delitos de blanqueo de capitales y fraude fiscal.

En la investigación judicial de Gürtel, figuraba que un tal «L.B.» cobró por lo menos 1,3 millones de euros de la trama que encabezaba Correa. Él negó siempre tener nada que ver con esas siglas, pero ahora sabemos que también se le identificaba con la misma abreviatura en la cuenta del Dresdner Bank en Ginebra en la que había 22 millones en 2007.

El PP se desmarcó ayer de Bárcenas con el argumento de que ya no tiene nada que ver con el partido. Ello es irrelevante porque lo importante es que Bárcenas manejaba esas cuentas en Suiza cuando era tesorero del PP. Por ello, hay una resposabilidad in vigilando de Mariano Rajoy como presidente del partido y de Cascos, Acebes y Arenas, que eran sus superiores directos. Por lo menos, Rajoy debería ordenar una investigación interna y ofrecer explicaciones a los ciudadanos. Dado que la Justicia ignora dónde han ido a parar las sumas que manejaba Bárcenas, que vació la cuenta del Dresdner, no es descabellado concluir que el juez debería considerar su prisión preventiva ante un posible riesgo de fuga.

Aunque menor en la cuantía, el caso de Ignacio González es también muy espinoso para el PP por el cargo que ocupa y la gravedad de los hechos. Hay serios indicios para pensar que el ático de Marbella siempre ha sido suyo y que lo que ha pretendido González es regularizar el sospechoso alquiler de ese inmueble a una empresa radicada en un paraíso fiscal. Hay que recordar que dos mandos policiales fueron destituidos por investigar la operación del ático, valorado en mucho más de lo que ha pagado González, lo que suscita dudas sobre el origen de presuntos pagos en dinero negro.

Los dos casos van a poner a prueba al PP, que se equivocaría si no los afronta con transparencia y autocrítica, que es lo menos que puede hacer para que los ciudadanos crean que quiere combatir la corrupción.

17 Enero 2013

Una bomba en el corazón del PP

José Antonio Hernández 'Jotilla'

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Los indicios de corrupción hallados sobre Bárcenas salpican a todo el partido

Luis Bárcenas Gutiérrez (Huelva, 1957) ha trabajado desde siempre en el corazón económico del PP, primero como gerente del partido y mano derecha del tesorero, Álvaro Lapuerta, y tras la jubilación de éste, como tesorero en la nueva Ejecutiva que diseñó a su gusto Mariano Rajoy en el congreso nacional de 2008.

Su implicación en el caso Gürtel, una extensa trama de corrupción que salpicó a cuatro comunidades autónomas gobernadas por el PP y a una docena de Ayuntamientos, llevó la preocupación al núcleo duro del partido, que forzó una comparecencia pública para defenderse.

Rajoy pronunció en febrero de 2009, unos días después de que estallara el escándalo, una frase solemne: “No es una trama del PP, sino contra el PP”. Algunos de los dirigentes que se hicieron la foto de la unidad con Rajoy para responder a las gruesas sospechas de corrupción que apuntaban al partido eran los mismos que gobernaban las comunidades que más colaboraron en el enriquecimiento ilegal de la red Gürtel, como Francisco Camps, que acabó dimitiendo, o Esperanza Aguirre.

Bárcenas era el guardián de todos los secretos económicos y laborales del PP nacional cuando el juez Baltasar Garzón desarticuló una red dirigida por Francisco Correa, un empresario muy conocido en la dirección del partido. De hecho, hasta 2008 Correa, con su red de empresas, se encargaba de organizar todos los actos electorales del PP y se relacionaba directamente con Luis Bárcenas. En las grabaciones de conversaciones de Correa con sus colaboradores, aportadas a la causa por un exconcejal del PP, el jefe de la trama corrupta presumía de haber “llevado a Bárcenas, a su casa y a Génova, 1.000 millones de pesetas, por adjudicaciones de obras de la época de Cascos”.

Cuando la policía registró las sedes de la trama corrupta, halló documentos muy comprometedores sobre pago de comisiones ilegales a Bárcenas durante varios años por más de un millón de euros. Aunque Bárcenas no ocupaba ningún cargo público (fue senador por Cantabria a partir de 2004) que le pudiera vincular con adjudicaciones irregulares de dinero público a la trama corrupta, su presencia en las cuentas de Correa abrió una crisis profunda en el interior del partido.

Rajoy le defendió un año entero, hasta que Bárcenas pidió su baja como militante del PP en abril de 2010 y unos días después dejó su escaño en el Senado. Desde entonces, intenta defenderse en una extensa causa judicial en la que se investigan no sólo las comisiones ilegales cobradas supuestamente por Bárcenas de la red corrupta, sino otras actuaciones sospechosas de quien estuvo durante muchos años en el corazón económico del PP. Son las que siguen:

» Inversiones en el extranjero. En uno de los registros la policía halló un apunte manuscrito con el nombre “LBárcenas” que daba cuenta de un negocio ilegal de promoción inmobiliaria a través de una sociedad creada por Correa en el extranjero. El nombre del beneficiario de esa promoción inmobiliaria era “Rosalía Iglesias”, la esposa de Bárcenas, que aparecería en otras operaciones sospechosas del entonces gerente del PP.

» Comisiones de la trama corrupta. El sumario del caso Gürtel está salpicado de referencias a dirigentes del PP que cobraron comisiones ilegales de la trama. En la contabilidad que llevaba Correa de estos regalos, identificaba a los beneficiarios con sus iniciales o con sus apodos. La fiscalía anticorrupción, la Abogacía del Estado, la policía y los jueces que han pasado por esta causa siempre han considerado que las iniciales L.B. correspondían a Luis Bárcenas, aunque él lo negó ante el Supremo e incluso apuntó el nombre de un constructor, Luis Delso, al que se referían los jefes de la red corrupta como “Luis el cabrón”. Ni el Supremo ni la Audiencia Nacional creyeron a Bárcenas.

» La compraventa frustrada de bodegones. El Servicio de Prevención del Blanqueo de Capitales del Banco de España apuntó una operación sospechosa en 2002, cuyo protagonista fue Bárcenas. Había retirado de un banco 325.000 euros en billetes de 500 en diciembre de ese año y los devolvió un mes después. La policía consideró que era una típica operación de blanqueo de capitales y Bárcenas se defendió revelando que era un dinero que le había pedido Rosendo Naseiro, exdirigente del PP, para comprar dos bodegones. La operación no llegó a buen fin, pero la sospechosa sobre Bárcenas se hizo más grande.

» 500.000 euros en billetes de 500. La investigación también descubrió que la mujer de Bárcenas, Rosalía Iglesias, ingresó en una sucursal de Caja Madrid en 2006 hasta 500.000 euros en billetes de 500. La Agencia Tributaria abrió un expediente por esta operación que Bárcenas intentó justificar dos años después con una historia que no se creen los investigadores. Según el extesorero del PP, ese dinero corresponde a la venta de dos cuadros que compró en 1987 por 1.803 euros y vendió en 2006 por 558.196 euros, sin tener que pagar impuestos por la plusvalía debido al tiempo transcurrido entre la compra y la venta.

» Dinero en Suiza. En 2010, la investigación del caso Gürtel acreditó a través de una de las primeras comisiones rogatorias enviadas a Suiza que Luis Bárcenas intentó obtener una tarjeta de crédito con un límite de gasto mensual de 25.000 euros, lo que disparó las sospechas de que el extesorero del PP escondía dinero en Suiza.

“Pone de manifiesto”, señalaba entonces un informe policial, “la intención de realizar operaciones de elevada cuantía con la tarjeta y precisa la acreditación de una solvencia. De dicha información podemos concluir que Luis Bárcenas tiene intereses económicos en el exterior, y que se concretan en posiciones bancarias de una entidad financiera ubicada en Suiza de las que es beneficiario económico”. Tres años después, el resultado de nuevas comisiones rogatorias ha confirmado la sospecha.

18 Enero 2013

El PP debe aclarar la verdad del caso Bárcenas sin medias tintas

ABC (Director: Bieito Rubido)

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En el PP no caben ya ni posturas de perfil ni maniobras de distracción en el caso Bárcenas; de frente, con luz y taquígrafos, hasta alcanzar toda la verdad

La investigación judicial sobre el exsenador Luis Bárcenas ha confirmado que quien también fuera tesorero del Partido Popular tenía cuentas en Suiza con saldos superiores a 22 millones de euros.

Bárcenas fue imputado en el caso Gürtel, exonerado luego por el Tribunal Superior de Madrid y reimputado por la Audiencia Nacional. Es evidente que Bárcenas, más allá de acogerse a la presunción de inocencia, tiene la difícil papeleta de explicar semejante fortuna en Suiza, amasada mientras era senador y tesorero del PP, cargo que abandonó en 2009. Muchos confiaron en su palabra, defendiendo su inocencia, y ahora pueden sentirse justamente decepcionados.

Esta noticia llega, además, en plena polémica por los casos de corrupción que afectan a partidos y dirigentes nacionalistas catalanes en activo, como, y son sólo ejemplos, UDC, con el caso Pallerols; y Oriol Pujol, secretario general de Convergencia, con el caso ITV. Tras años de exhaustiva investigación de esta trama Gürtel, nadie ha podido decir -como Maragall dijo de CiU- que el problema del PP se llama «3 por ciento». También está garantizado que la investigación judicial sobre Bárcenas será completa y diligente, virtudes que se echan de menos en las causas penales sobre corrupción política en Cataluña. Dieciséis años tardó el caso Pallerols en quedar cerrado.

La investigación que dirige el juez Ruz debe aclarar el origen de los más de 22 millones de euros que Bárcenas tenía en Suiza. Ni como senador ni como tesorero se pueden explicar tales ingresos. Para eso tiene Bárcenas el derecho a defenderse. Y el PP, el derecho a saber qué pasó mientras Bárcenas fue su gerente y tesorero.