1 diciembre 2004

También es liberado el opositor Oswaldo Alfonso, del ilegal Partido Liberal Democrático

La dictadura comunista de Fidel Castro libera al poeta disidente Raúl Rivero tras intensas gestiones del Gobierno Zapatero

Hechos

El 30.11.2004 Raúl Rivero fue excarcelado de su prisión de Cuba.

02 Diciembre 2004

La excarcelación de Raúl Rivero

LA VANGUARDIA (Director: José Antich)

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Compartiendo el protagonismo de la política exterior española durante estos días figura el enésimo avatar de las relaciones con Cuba. Obviamente, la excarcelación del poeta Raúl Rivero constituye una noticia esperanzadora, pero son ya muchos años de frustraciones los que han transcurrido como para poder esperar que este paso represente un cambio decisivo en la política represiva del régimen castrista.

Castro ha coexistido con diez presidentes estadounidenses, casi 17 años de franquismo y más de un cuarto de siglo de gobiernos dmeocráticos españoles y ni el palo ni la zanahoria han conseguido que su régimen progrese mínimamente en la senda de las libertades democráticas y del respeto a los derechos humanos. Sin embargo, el inexorable avance del reloj biológico implica que el peso de la diplomacia internacional sea cada vez más decisivo. Tanto por razones culturales e históricas como por las significativas inversiones que se han efecuando en los últimos años, España está llamada a desempeñar un papel crucial en el poscastrismo y a modular la política de la Unión Europea al respecto.

01 Diciembre 2004

Rivero, en libertad

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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La liberación del poeta cubano Raúl Rivero, del opositor Oswaldo Alfonso Valdés y de varios otros de los 19 disidentes que habían sido trasladados de la cárcel a un hospital, viene a aliviar la situación de la oposición en Cuba, y da un cierto aval a la nueva política del Gobierno de Zapatero hacia La Habana. Pero el gesto del régimen, bajo la forma de una «licencia extrapenal» por motivos de salud, no proporciona todavía suficientes datos como para concluir que el régimen castrista se abre o se suaviza. Entre otras cosas, porque quedan muchos presos del Grupo de los 75, encarcelados desde abril de 2003, de los que Rivero era el más conocido y el que mayor solidaridad había suscitado.

El Gobierno de Zapatero ha reaccionado con cautela. La misma con que acogió el anuncio de la reanudación de las relaciones del Ejecutivo cubano con la Embajada de España cuatro días antes, y después de su congelación por el régimen tras la decisión de la UE de invitar a los disidentes a las fiestas nacionales en las legaciones de los Veinticinco en La Habana.

Raúl Rivero ha afirmado, justo al salir de la cárcel, que la nueva política española es el camino adecuado. Pese a las furibundas críticas del PP y de una parte de la disidencia interna, el Gobierno de Zapatero no andaba descabellado cuando planteó una modulación de las medidas de protesta por la detención de los 75 prisioneros. Su liberación le viene al punto al ministro Moratinos, el día en que debe explicar en el Parlamento su acusación contra Aznar de que apoyó el golpe contra Chávez en 2002. Éste es un juego de ajedrez en tableros múltiples y es evidente que Castro ha querido mover ficha en el tablero de la política interior española.

Cuba se halla, bajo el aparente inmovilismo, en un interesante momento de cambio. El régimen acaba de recibir un balón de oxígeno de China, cuyo apoyo económico no tiene nada que ver con el internacionalismo comunista, sino con la búsqueda por parte del gigante asiático de materias primas y de nuevos mercados para fabricar, vender e invertir. Y el exilio cubano en Miami está abriéndose a nuevas actitudes, como fomentar la oposición a Castro desde dentro de la isla o abogar por el fin del embargo de EE UU.

España espera que el levantamiento del castigo contra su embajada en La Habana se extienda al resto de los países de la UE, a la vez que los Veinticinco trabajan en una nueva posición ante Cuba. Por fuerza debe conducir a un diálogo crítico con el régimen castrista y a preparar la transición a la democracia. Sin olvidar en ningún momento, por supuesto, a los presos políticos y a quienes sufren de una merma de sus libertades, que son todos los cubanos. Lo importante es no caer en ninguna trampa, para no estar al albur de las decisiones caprichosas y a veces terribles del régimen cubano, y que las relaciones hispano-cubanas no separen a nuestro país del conjunto de la UE ni se puedan leer en clave antiamericana. Es una partida que debe jugarse en el tablero europeo y no meramente en el bilateral, y cuyo objetivo no es otro que conseguir que los cubanos gocen de la libertad y la prosperidad que gozamos los europeos.