28 octubre 1940

La Italia de Mussolini invade Grecia con el apoyo de Alemania

Hechos

El 28.10.1940 el ejército de Italia invadió Grecia

Lecturas

Las tropas italianas destacadas en Albania atacaron este 28 de octubre de 1940 a Grecia, sin previa declaración de Guerra.

La invasión de Italia a Grecia responde al plan del dictador de Italia Benito Mussolini de equilibrar la presencia alemana en el continente y de devolver a Italia su dimensión mediterránea.

El Duce, que se reunió hoy mismo con el dictador de Alemania, Adolf Hitler, no había prevenido de su decisión a sus aliados alemanes, lo que parece indicar que existen fuertes tensiones en el seno del Eje. De hecho, Alemania tampoco informó a Roma cuando decidió enviar contingentes militares a Rumanía.

Se sabe que el jefe de las fuerzas italianas, marisca Pietro Badoglio, se había opuesto a la invasión de Grecia. Para Badoglio, las tropas italianas, que ya han sido sometidas a dura prueba en la guerra de África del Norte carecen de la preparación y los medios materiales necesarios para llevar a cabo con éxito su misión. El dictador de Grecia Johannis Metaxas llamó hoy a la unidad nacional contra el invasor y pidió ayuda militar a Reino Unido. El dictador confía en que la línea defensiva establecida al norte del país resulte suficiente para detener a los italianos al menos hasta el invierno.

El siguiente paso de las potencias del Eje será invadir la URSS.

El Análisis

Grecia, nuevo objetivo del Eje

JF Lamata

El 28 de octubre de 1940, las tropas de la Italia fascista han cruzado la frontera albanesa para invadir Grecia, con el beneplácito y apoyo estratégico de la Alemania de Hitler. El ataque, aunque dirigido por Roma, forma parte de un plan más amplio: el ambicioso proyecto del Eje Berlín-Roma-Tokio para redibujar el mapa del mundo. En este nuevo orden, Alemania e Italia fijarían las reglas en Europa, y Japón haría lo propio en Asia, mientras las democracias liberales occidentales y los antiguos equilibrios geopolíticos son arrasados sin contemplaciones.

Con casi toda Europa bajo el control o la influencia del Eje, Grecia se convierte en el último bastión libre de los Balcanes. Su resistencia no sólo es militar, sino también simbólica: representa la lucha por la soberanía nacional frente a un orden autoritario impuesto a la fuerza. Internamente, la invasión ha provocado un estado de unidad nacional entre monárquicos y republicanos, en defensa del territorio frente a un enemigo externo. Mientras tanto, la Península Ibérica —bajo los regímenes dictatoriales de Franco en España y Salazar en Portugal—, así como Suiza, permanecen como únicas islas neutrales en una Europa devorada por la guerra, aunque bajo constante presión diplomática.

Este nuevo paso del Eje muestra que la guerra no busca ya compensaciones territoriales puntuales, sino la imposición de un modelo de civilización autocrático y expansionista. Mussolini, deseoso de emular las glorias imperiales de la Roma antigua, ha querido tener su propia campaña triunfal, como antes lo hizo Hitler en París. Pero Grecia no es una plaza fácil. La resistencia helena, alimentada por el espíritu de la independencia nacional, podría convertirse en un revés inesperado para la propaganda del Eje. Y quizás, como tantas veces en la historia, la arrogancia de los imperios acabe encontrando en las montañas griegas su primera grieta.

J. F. Lamata