23 julio 2022

Cambia al secretario general del PCE por una 'pablista'

La ministra Ione Belarra destituye a Enrique Santiago Romero (PCE) como secretario de Estado y lo reemplaza por Lilith Verstrynge

Hechos

El 22 de julio de 2022 D. Enrique de Santiago fue reemplazado como Secretario de Estado de la Agenda 2030 por Dña. Lilith Vestrynge.

22 Julio 2022

A Enrique Santiago le tocó el gordo

Ramón Pérez Maura

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La semilla sembrada por el abogado Santiago hace algo menos de una década florece ahora. Y apuesto a que él se la va a cobrar. Su mejor aliado en ese proceso, el hombre con el que fue de la mano en todo el proceso, se llama Álvaro Leyva Durán y éste es el nuevo canciller de la República de Colombia
Habrá quien crea que el secretario general del Partido Comunista de España está pasando un mal momento por haber salido del Gobierno de España por decisión de la ministra Ione Belarra. Esa condición de secretario de Estado no la tuvo ninguno de sus predecesores en la secretaría general del PCE. Desde Antonio García Quejido (1922-23) a José Luis Centella (2009-2017), pasando, entre otros, por José Díaz Ramos (1932-1942), –que se suicidó en Tiflis, Unión Soviética–; Dolores Ibárruri (1942-1960); Santiago Carrillo (1960-1982); Gerardo Iglesias (1982-1988) o Julio Anguita (1988-1998). Ninguno de ellos tuvo la ocasión de poner en práctica las políticas comunistas desde el Gobierno de España. Enrique Santiago la ha tenido y ahora se va a mejores páramos.
Enrique Santiago se buscó la vida siendo el representante de la guerrilla narcoterrorista de las FARC durante las llamadas «conversaciones de paz» en las que el Gobierno de Juan Manuel Santos rindió a la guerrilla el país y se creó una justicia para la paz en la que, por ejemplo, sus representados no podían ser perseguidos por haber vivido durante años del narcotráfico porque se consideraba que vivir de las drogas era un elemento coadyuvante para su finalidad política: imponer un sistema socialista en Colombia. Y eso no podía ser considerado malo.
La semilla sembrada por el abogado Santiago hace algo menos de una década florece ahora. Y apuesto a que él se la va a cobrar. Su mejor aliado en ese proceso, el hombre con el que fue de la mano en todo el proceso, se llama Álvaro Leyva Durán y éste es el nuevo canciller de la República de Colombia, ministro de Asuntos Exteriores y de Paz, nombrado por el presidente populista de ultraizquierda: Gustavo Petro.
Durante la negociación en La Habana, Enrique Santiago recibió sus emolumentos del Gobierno de Noruega, el mismo que después se dio a sí mismo un Nobel de la Paz en la persona de Juan Manuel Santos por haber logrado un acuerdo que hace aguas por todas partes. Ahora, el gobierno colombiano tiene pendiente negociar un acuerdo de paz con el Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN), un grupo de extrema izquierda activo desde 1964. Y el Gobierno de Petro y Leyva tiene presupuesto propio para incorporar a sus actividades subversivas contra el orden establecido a gentes como Enrique Santiago. Ya no será miembro del Gobierno español, pero seguirá cobrando su pensión de secretario de Estado durante dos años. Y a partir del próximo 7 de agosto a las tres de la tarde, apuesto doble contra sencillo a quien quiera a que Enrique Santiago encontrará un trabajo bien remunerado al amparo de su amigo Álvaro Leyva. Se admiten apuestas.

23 Julio 2022

Aprovecha, Lilith, que no te verás en otra

Luis Ventoso

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Con la promoción de esta brillante política a secretaria de Estado se cierra una semana fantástica de refuerzos en el sanchismo-podemismo
Los que trabajan en tiendas y restaurantes te cuentan que el consumo está más triste que el final de Titanic. El miedo económico se ha apoderado del público, que no es bobo y prevé un otoño de dolor. Pero levitando por encima de esa angustia, los partidos del ameno Gobierno «progresista» andan entretenidos en decapitaciones y promociones internas.
La semana política ha resultado un paseo por el callejón del Gato, en cuyos espejos cóncavos encontró Valle-Inclán la deformidad que llamó esperpento. Nos hemos tenido que ocupar de «personajas» y personajes de la categoría abisal de Adriana Lastra, Lola Delgado, Patxi López, Felipe Sicilia… La galería de grandes refuerzos se cierra ahora con la promoción de Lilith Verstrynge, piji-comunista de 29 años, a la que su compi, la ministra florero Ione Belarra, ha elevado a secretaria de Estado de la Agenda 2030. Sustituye a Enrique Santiago, que es el malencarado jefe del PCE, el auténtico partido de Yolanda Díaz, aquel al que está afiliada. Del comunismo rancio pasamos al comunismo pop.
Lilith es un ejemplo más de como se ha desplomado la categoría de quienes nos gobiernan. En la era previa a la corrección política la habríamos definido fácilmente: una niña pera de manual, que jamás ha dado golpe. Es hija del pendular Jorge Verstrynge, que en una sola vida ha logrado el raro hito de ser simpatizante neonazi, secretario general de AP e ideólogo de Podemos.
Papi y mami le pagaron a Lilith la educación más elitista, primero en el Liceo Francés, luego en La Sorbona y de fin de fiesta, un máster en Múnich. Habla cuatro idiomas, pero le ha pasado lo que a muchos chavales de hoy: ha estado tan entretenida formándose que no se le ha ocurrido nunca ponerse a currar. Su medio de vida lo encontró al conocer a Iglesias en la Facultad de Políticas. Se la llevó con él cuando fue eurodiputado y luego la colocó en su gabinete al convertirse en el vicepresidente más gandul de nuestra democracia. Cuando se la pegó en las autonómicas madrileñas y dejó la política (o más bien, la política lo dejó a él), Lilith se vio de repente sin su socorrida teta pública. Pero en la vida no hay nada como la amistad. Ione Belarra la promocionó el pasado septiembre a secretaria de organización de Podemos y ahora le da un cargo gubernamental con sueldo de cien mil euros al año.
Lilith ejemplifica perfectamente la razón por la que gran parte de la clase trabajadora ha dejado de votar a la izquierda caviar. A ella le encanta «perderse por Tánger y Nueva York» y la música indie; por supuesto es muy ecologista, muy feminista y muy proarcoíris. Todo ese inventario tan guay le toca las meninges a las familia currelas, que están sudando tinta con los mordiscos de la luz, la gasolina y la alimentación.
Cuentan que tras una discusión entre ambos, Ortega y Gasset definió a mi paisano Salvador de Madariaga como «un tonto en cinco idiomas». Me he acordado de aquella invectiva repasando algunos éxitos dialécticos de nuestra políglota secretaria de Estado. Lilith denuncia que «la cultura del esfuerzo y la meritocracia crea ansiedad», tal ver porque ella se la ahorrado por motivo de cuna. Propone hacer frente a Putin con «un escudo social y verde». Qué entrañable. Aboga por un nuevo «delito fiscal» para crujir a las eléctricas… Todo adornado con pequeñas sandeces epatantes, como soltar que el Bernabéu «es un mamotreto».
Aprovecha, Lilith, disfruta de tu añito como secretaria de Estado, con coche oficial, escoltas, buen sueldo y tal vez algún garbeo en Falcon a Nueva York con Ire, Pam e Isa para las rebajas de invierno, que allí son «chulísimas». A trincar, que no te verás en otra. El público está saturado de vosotras y vosotros. En las próximas generales, Podemos volverá al ámbito del que nunca debió haber salido: las tertulias de televisión de tito Ferreras y los diputados que tenía Julio Anguita.

24 Julio 2022

DESCOMPOSICIÓN DEL ‘ESPACIO’ DE YOLANDA DÍAZ

EL MUNDO (Director: Joaquin Manso)

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EL ESPACIO político a la izquierda del PSOE, el que supuestamente pretende aglutinar Yolanda Díaz en torno a su plataforma Sumar, sigue en realidad sumido en guerras fratricidas internas indisimuladas que, antes que nada, están desgastando cualquier posibilidad de construir un proyecto serio y creíble de cara a las próximas citas electorales. El asunto tiene una dimensión de especial trascendencia porque afecta al mismo Gobierno de la nación. Y es que un ejercicio de las responsabilidades de Estado tan naif como el de Podemos hace que el conjunto del Ejecutivo transmita muy poca confianza. Así, la muy cuestionada ministra de Derechos Sociales Ione Belarra -líder no se olvide de la formación morada- ha sorprendido a propios y extraños con una purga que se ha cobrado la cabeza del secretario de Estado para la Agenda 2030, Enrique Santiago. Se trata de un movimiento que vuelve a agitar las aguas profundas de la izquierda radical, puesto que el máximo dirigente del PCE es justamente uno de los alfiles que apoyan a Yolanda Díaz -no en vano militante comunista-, hasta el punto de que fue prácticamente el único dirigente de primera línea que la arropó hace 15 días en la presentación de la plataforma Sumar. En Podemos existe un fuerte malestar por el modo en que desde IU y el PCE se ha tomado partido por la vicepresidenta y ministra de Trabajo que a la vez busca diluir el protagonismo de los morados en el nuevo proyecto. Y Belarra manda un mensaje muy claro de que van a dar batalla a tal pretensión liquidando a Santiago y colocando en su lugar en el Gobierno a Lilith Verstrynge, secretaria de Organización de Podemos.

Ni Belarra ni Santiago pueden, desde luego, presumir de gestión alguna en lo que llevamos de legislatura. Pero estas guerras internas que tanto infantilizan la política sitúan a sus protagonistas más en los círculos de activismo en los que a veces parece que creen que siguen estando que en las máximas estructuras del Ejecutivo de España. La sensación de endeblez se acentúa, además, con el nombramiento como secretaria de Estado de Lilith Verstrynge, quien no acumula aún en su currículum ningún mérito de haber gestionado nada como para ponerse de pronto al frente de tal responsabilidad. Imposible también obviar que quien hace apenas siete años era becaria de Podemos, y en todo este tiempo se ha dedicado a la vida orgánica de la formación, se caracteriza por la inconsistencia y el sectarismo de sus declaraciones públicas, que pocas veces pasan desapercibidas. Como cuando recientemente se descolgaba denigrando la «cultura del esfuerzo y la meritocracia» porque, sostenía, generan «ansiedad».

Podemos es desde la marcha de Iglesias un partido en descomposición, al que su fundador ya dejó en caída libre -se ha visto en las últimas citas electorales, empezando por la de Madrid que él disputó- antes de dar un paso atrás para tratar, eso sí, de seguir tutelando a los suyos entre bambalinas. Y Díaz, por mucho que intente pasar por la política de puntillas arrobándose en una pureza imposible -«en el politiqueo jamás me encontrarán», dijo ayer para despachar la maniobra de Belarra- se ve incapaz de evitar que su plataforma esté marcada y lastrada por el cruento enfrentamiento con los morados.

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24 Julio 2022

Secretaria de Estado

Alfonso Ussía

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A la Agenda 2030 le viene de perlas una secretaria de Estado con ímpetu, gracia natural y no fingida, de sangre caliente y cabello de antorcha olímpica
A sus noventa años, María de Metternich, dominaba nueve idiomas, pero su modestia e inteligencia le impedían dar importancia a su poder políglota: -Creo que más que hablarlos, sé callarme en nueve idiomas-. Luis Ventoso nos recuerda que la flamante Secretaria de Estado de Agenda 2030, Lillith Verstrynge, habla cuatro idiomas, y que Ortega y Gasset dijo de Salvador de Madariaga que dominaba cinco lenguas, que era un tonto en cinco idiomas. Lillith Verstrynge es una chica con un encanto especial, con esa gracia belga que Dios le ha dado. Comparte el dominio de las lenguas con distinguidas compañeras de viaje, como Tania, Dina e Irene, porque los idiomas, los dialectos, las jergas y las lenguas en general, abren en Podemos muchísimas puertas , giratorias y estancadas. La de Lillith, enemiga del esfuerzo y los méritos personales, le suponen 125.000 euros al año, sin contar con los privilegios gratuítos que gozan los secretarios de Estado. Mi compañero de colegio, el ecuatoriano Raimundo Tovar, hablaba muchos más idiomas que la Metternich, Madariaga y la Verstrynge. Según él, el castellano o español – Covarrubias-, que se habla en América no es el mismo en todos los países. Y afirmaba que él hablaba a la perfección el ecuatoriano, el peruano, el colombiano, el argentino, el chileno, el paraguayo, el uruguayo, el boliviano, el venezolano, el portorriqueño, el cubano, el dominicano, el nicaragüense, el hondureño, el guatemalteco, el panameño, el mexicano, el californiano, el tejano, el florideño y se defendía en español y un poco en francés. Es decir, que era idiota en veintidós idiomas. Con todo respeto, creo que es mucho más saludable y provechoso ser tonto en un idioma que en cuatro, pero allá cada cual con sus preferencias. Tip dominaba el español, chapurreaba el francés y creó un idioma, el mangalofa, que sólo hablaban tres personas en todo el mundo. Dos camareros de su bar elegido de Valencia, sito en la travesía de Mosén Femades, y el propio Tip, su eximio creador. Una tarde entera invirtió en explicarle a un comercial de Durango los orígenes del mangalofa, y al término de la lección el durangués no tenía claro si Tip le hablaba en serio o se estaba riendo de él en sus narices. Pero pagó las copas, por si acaso.
A la Agenda 2030 le viene de perlas una secretaria de Estado con ímpetu, gracia natural y no fingida, de sangre caliente y cabello de antorcha olímpica. Lo malo es que esa agenda hay que llenarla, y la nueva Secretaria de Estado no es partidaria del trabajo. Considera que la meritocracia es una estupidez, como la remodelación del Bernabéu. Pero es de la pandi. La pandi de la Belarra, la Montero, la Serra, la Dina, y adversaria de la Yoli, la que suma. Todas ellas, están ahí por la influencia de un hombre al que han amado y servido – políticamente, me refiero-, con delicia y sumisión. Un hombre que ya no es nada en su partido y en el Gobierno, pero que tiene algo –imposible negarlo-, con sus chicas, a las que no abandona. Me gustan los jefes de las pandis que no olvidan los servicios prestados. Errejón es menos leal, Monedero está en sus cosas, y de Echenique últimamente no me fío. Pero Pablo cumple, aunque le haya perdido el exceso de verborrea, lo que mi bisabuela llamaba «tener la lengua muy larga».
Nuestra nueva Secretaria de Estado puede ser o no, una tonta en cuatro idiomas. De lo que estoy seguro es que se trata de una pija en cuatro idiomas, y una indolente en cuatro lenguas. Eso sí, con una gracia torrencial, caudalosa, y unas salidas y ocurrencias belgas tronchantes. ¿Qué más se puede pedir?

25 Julio 2022

Podemos contra Yolanda

Raúl del Pozo

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Sumar y Podemos no son lo mismo, aunque están en el mismo frente. Yolanda Díaz lo reconoció a su manera: «Podemos nació de la impugnación; yo soy la construcción». Pero las relaciones entre las dos propuestas se están envenenando. «¿Así vamos a construir un frente amplio?», se pregunta el novelista y dirigente histórico de IU Felipe Alcaraz, después de que los hayan menospreciado y de que la ministra Belarra haya cesado a Amanda Meyer y a Enrique de Santiago. Los viejos militantes de IU tienen la sensación de que los retiran, los sepultan, los desprecian. Hay una lucha por el liderazgo, el poder y el dinero entre Sumar y Podemos. Han estallado los rencores y los ajustes de cuentas, la matanza de egos. Es una forma burocrática de terror, sin piolet. Pelean por seguir mandando más que por razones ideológicas.

La comuna de la Puerta del Sol, en un giro brusco de la historia, estuvo a punto de tomar el poder. Hoy sus protagonistas son una camarilla. Están en el Gobierno divididos y enfrentados, pero no quieren irse. Tiene razón Pablo Iglesias cuando dice que ni siquiera Berlinguer, el comunista más poderoso de Occidente, llegó donde él. Aquella figura legendaria del PCI fascinaba a Iglesias, que al final de la escapada logró un compromiso histórico con los socialdemócratas, pero no con los marxistas.

Ione Belarra, secretaria general de Podemos, ha roto la alianza con IU al cesar a su número dos y sustituirlo por Lilith Verstrynge, que conspiró para el fracaso de la coalición Por Andalucía. A esta hora ignoramos si Pablo se cortó realmente la coleta. O si sigue aspirando al liderazgo de Podemos después de haber sido como un nuevo Saturno que se ha comido a sus propios compañeros. Iglesias dice que es solo un podcaster, y que Podemos y Sumar son cosas diferentes pero tienen que ir juntas. No parece que sea ésa su última doctrina.

La ministra Belarra explica que llevará a cabo una reorganización para llegar a la meta de diciembre del 2023 reforzando el enfoque feminista y ecologista. Sin olvidar los Presupuestos: «O los hacemos a la altura de la ciudadanía, o los próximos los harán Feijóo y Abascal». Yolanda Díaz, la otra delfina de Pablo Iglesias, está perdiendo el liderazgo de toda la izquierda.