27 diciembre 1978

Muere el dictador comunista de Argelia, Bumedian [Houari Boumédiène], le sucede Benjedid Chadly

Hechos

El 27 de diciembre de 1978 falleció Bumedian

Lecturas

El presidente de Argelia, Houari Bumedián, ha muerto este 27 de diciembre de 1978 a los 51 años de edad.

Bumedian encabezó el golpe de Estado que en 1965 derribó a Ahmed Ben Bella del poder y puso fin al llamado periodo romántico de la revolución argelina.

Al revés que su predecesor, Bumedián se caracterizó por un extremo laconismo y por la severidad de la disciplina que consiguió imponer al ejército.

La muerte del presidente argelino sobre cuya sucesión existen ya variadas versiones, se ha debido a una enfermedad que afecta al equilibrio celular de la sangre.

21 Noviembre 1978

Argelia y la enfermedad de Bumedian

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián Echarri)

Leer

LA ENFERMEDAD del presidente argelino, Huari Bumedian, confirmada al fin oficialmente al cabo de dos meses, y la gravedad que los medios oficiales argelinos atribuyen a su estado de salud, plantea al país africano un serio problema de interinidad o eventual sustitución en el poder.En medio de un proceso de institucionalización incompleto precisamente en lo que se refiere a las más altas instancias del poder, sin un vicepresidente o primer ministro que puedan asumir el mando automáticamente, los líderes argelinos tendrán que improvisar urgentemente una solución que llene el inevitable vacío de poder que originaría la ausencia de Bumedian.

Esto habrá de hacerse en momentos muy delicados para Argelia tanto en lo interno como en lo externo. El próximo congreso del partido único gobernante (FLN) iba aparentemente a revisar la política económica de estos últimos años y los fallos y problemas ya reconocidos hoy en Argel.

En lo externo, la crisis del Sahara, que condiciona a su vez la estabilidad en el Magreb, había entrado en una fase de negociación en donde las grandes diferencias de opinión aún existentes, entre Argelia y Marruecos principalmente, requerían un tratamiento muy matizado y centralizado, y desde luego, al margen de las mismas discrepencias de enfoque que habían testimoniado los sectores duros políticos del FLN y los más pragmáticos y técnicos, entre los cuales Bumedian había funcionado como árbitro.

El monopolio del poder político por Bumedian desde 1965 ha impedido la aparición de una figura descollante con el suficiente poder para garantizar ahora la unidad de acción en política exterior e interior. La normalización definitiva de las relaciones con España, que entraron en una fase nueva y más cómoda con el reconocimiento por parte de UCD de la realidad de la existencia del Polisario, podría verse afectada o por lo menos retardada.

La evolución política en Argelia antes de la enferme dad de Bumedian y el inevitable pragmatismo que, al parecer, terminaría imponiéndose en Argel habían permitido quizá a Madrid elaborar una política de cooperación con todo el Magreb, libre de las diferencias políticas entre los regímenes. La ausencia de Bumedian puede retrasar este proceso si el realismo no se impone en Argel sobre el radicalismo político.

24 Noviembre 1978

La sucesión en Argelia

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián Echarri)

Leer

NO SE da en el mundo contemporáneo el fenómeno de que la desaparición de un hombre clave en la dirección de un Estado mantenga entera la continuidad del régimen que ha creado y sostenido, llámese este hombre Stalin o Franco, Salazar, Perón o, incluso, Mao, que había llegado a ser una deidad laica y que está comenzando a quedar marginado en China. No será fácil, por tanto que la desaparición de Bumedian de la escena política argelina permita la continuidad en Argelia. La enfermedad que le tiene en coma, del que no saldrá o, en cualquier caso, no saldrá para volver a gobernar, puede modificar todo el panorama de Africa del Norte, de la zona del Magreb, a partir de un cambio en la política interior argelina.Bumedian no ha dejado el futuro «atado y bien atado». A pesar de una Constitución elaborada sobre su propia personalidad, no cedió nunca a la necesidad de nombrar en torno suyo a los hombres capaces de descargarle de funciones de poder, y de sucederle en caso necesario. La historia de la joven República argelina está repleta de giros, cambios de personas, disidencias, exilios y muertes misteriosas como para que el desconfiado Bumedian, que fue protagonista de uno de estos giros -la destitución y encarcelamiento del mítico Ben Bella-, pudiera confiar en nadie. El país, pendiente de un congreso del FLN -el partido único- que debería producir una abierta normalización della vida, depende aún de los militares del Consejo de la Revolución: el Consejo ha ido conociendo defecciones, muertes y destituciones, se ha quedado reducido a nueve personas y no tiene una existencia legal en la Constitución. Pero estos mecanismos se inventan en caso necesario, cuando hay razones superiores para ello. Lo que inquieta más ahora en Argelia es una doble tensi . cin que dificulta su futuro. Por una parte, los hombres de la revolución y de la guerra de la independencia se han complicado en asuntos económicos, llevan direcciones de empresas dentro de un sistema aparentede cogestión, tienen una esperanza de rentabilidad, buscan acuerdos con Estados Unidos -como el que se ha producido para la venta de gas natural- y piensan, quizá, en que las riquezas naturales del país podrían administrarse por la vía de las modernas sociedades de consumo. Por otra parte, están los puros de la revolución, que creen en la posibilidad de desarrollar hasta el máximo las experiencias del socialismo autogestionario, pero que no ignoran que dependen de la Unión Soviética para ello. Están aislados en un mundo pro occidentalista, en una zona mediterránea que cada vez parece más dominada por Estados Unidos. La postura de Estados Unidos ante la crisis personal de Bumedian parece muy inteligente. Se trata de evitar que Marruecos continúe la guerra contra el Polisario en las mismas fronteras de Argelia. o que caiga en la tentación de atacar a ese país en este momento de desconcierto. Una situación de guerra podría favorecer las tesis de los revolucionaristas, de los continuadores de los tiempos heroicos del FLN y, por tanto, un salto atrás. Por el contrario, una situación de calma favorecería a los pro occidentalistas. Con una suavización del régimen de Túnez, donde Burguiba está viviendo también sus últimos días políticos, y una apertura en Marruecos, Estados Unidos podría conseguir una influencia en toda la zona de Africa del Norte. El problema saharaui encontraría alguna solución política.

El papel que intente jugar la Unión Soviética para contrarrestar esta situación es una incógnita, pero no parece fácil. Tratar de fortalecer a los continuadores de la revolución parece su única alternativa, pero no podría conseguirlo sin una manifestación de fuerza de éstos, y, por tanto, un endurecimiento aún mayor del régimen y un rechazo por parte de la población y la opinión pública internacional.

28 Diciembre 1978

Argelia sin Bumedian: todo desatado

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián Echarri)

Leer

HUARI BUMEDIAN ha muerto mientras en las calles de Argel grandes manifestaciones de masas pedían, con gritos y pancartas, la «continuidad revolucionaria en la línea definida por el presidente». Toda la reacción visible de los responsables del Consejo de la Revolución y del Gobierno ante una fatalidad anunciada hace tiempo parece haber sido esta: reunir sesenta médicos -cuarenta de ellos llegados de ocho países extranjeros- y un «scanner» -un aparato complejo de medicina nuclear llevado en avión especial desde California- para tratar de utilizar la magia científica y contener lo incontenible en una última desesperáción que recuerda la lucha de hace tres años en El Pardo, y la movilización de las masas afectas – o, simplemente, encuadradas- para sostener una revolución cuyo hombre fundamental se extinguía. Sin embargo, todo ha quedado desatado y bien desatado, y el destino de Africa del Norte puede ahora depender de este acontecimiento, en un momento en que los países que soñaron un día con formar un «Magreb unido» sea itan con vendavales venidos del exterior y formando torbellinos en el interior. Hassan de Marruecos, abandonado por Mauritania e incapaz de apagar la antorcha del Sahara, ha tratado de hacer saltar Argelia con un extraño envío de armas por avión, que bien podría ser una maniobra de los propios argelinos para unir a la población en torno a ellos frente al «intento de asalto marroquí». En Libia, Gadafi celebra la organización de la «democracia directa» con un «congresio popular de base» y un «congresio general del pueblo» poco convincentes. En Túnez, Burguiba se extingue lentamente y no se sabe lo que dará de sí el país cuando se vea privado del «combatiente supremo».Sin atar se ha quedado en Argelia toda la institucionalización prevista por Bumedian. El Consejo de la Revolución, que se ha hecho cargo momentáneamente de la jefatura del Estado, es un organismo caduco, cuyo vigor inicial fue destruido por asesinatos, cárceles, exilios y defecciones; teóricamente estaba eliminado por la Constitución de 1976, que nunca se ha puesto en práctica y que trataba de instaurar una «ampliación de la democracia» mediante un sistema electoral (Argelia sólo ha votado dos veces desde su independencia: el referéndum que consagraba la separación de Fraiacia y las elecciones presidenciales por-las que se nombró a Ben Bella, ambas en 1962). El congreso del FLN -el partido único-, que debía aceptar y promulgar esa Constitución, se ha ido aplazando -una y otra vez; estaba previsto para enero próximo: Toda esta suspensión del juego dtmocrático se debe al temor de Bumedian y de -sus hombres de la apertura de un frente «contrarrevolucionario», inevitable ya con la muerte de Bumedian. Los antiguos ministros de Ben Bella, Mohammed Harbi y Hoan Zahuan, han lanzado su campaña contra «la corrupción, la desinformación sistemática y las trampas» del Consejo de la Revolución, y piden el retorno de Ben Bella, prisionero y oculto desde que, en 1965, Bumedian dio su golpe de Estado. Y los argelinos exiliados en Rabat anuncian la creación de guerrillas en la Kabylia. Pero hay movimientos más importantes que estos: los que se deciden en el gran tablero, mundial. Estados Unidos contuvo rápidamente toda la ofensiva antiargelina de Marruecos, y hasta las actividades contra los saharauis, desde que se confirmó la enfermedad de Bumedian. Estados Unidos podría ahora tratar de fomentar una evolución rápida de Argelia hacia una democracia burguesa de corte clásico en torno a la riqueza del petróleo, gobernada por los jóvenes responsables de la industria, técnicos y burócratas; a su favor tiene, además, una sociedad que tiende hacia el consumo y una juventud que se desespera del austero rigor coránico del campesino y guerrero Bumedian. Washington ha firmado nuevos acuerdos comerciales con Argelia para crear una alternativa de riqueza frente a la ayuda soviética. Estados Unidos ofrece la entrada en un sistema con estímulos económicos, el final de la austeridad, una sociedad de consumo -al menos incipientemente- La nueva clase y la juventud argelinas son muy sensibles a este tipo de ofertas, después del cansancio de una revolución de sacirificio incesante, cuyo fruto no acaba de ver.

Bumedian era el hombre de la URSS -lo cual no indica una traición a su patria, sino la creencia de que sólo la URSS podría ayudar a Argelia en la vía revolucionaria-, y ha muerto. No va a ser fácil continuar la revolución en su propio sentido. El entendimiento con Marruecos sería más fácil en este marco, lo mismo que con Túnez. El tema saharaui podría resolverse de una manera negociada. Y si este proyecto se lleva adelante, la URSS habrá perdido una partida enormemente importante.

04 Febrero 1979

La "vía media" en Argelia

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián Echarri)

Leer

LA «VÍA media» que parece haber elegido el Frente Nacional de Liberación argelino, al designar, sucesor de Bumedian al coronel Benjedid Chadly, representa una posibilidad considerablemente dudosa. Estaría en la semántica de otras expresiones que se han ido vaciando de sentido desde que se emitieron, con el desgaste del tiempo y el choque con la realidad: «Tercer Mundo», «países no alineados» son ya simples formas de calificar países de variada pobreza y de más variada aún opción Política, pero en todos los casos muy lejos de lo que fue el sueño rápidamente roto en Bandoeng.La designación de Chadly ha indicado una imposibilidad de acuerdo sobre nombres más considerables: el de Buteflika, ministro de Asuntos Exteriores, y el de Mohammed Yahiaui, cabeza visible de la burocracia del partido. Representaría el primero la opción más favorable a Estados Unidos; el segundo, la que podría considerarse más a la izquierda. De ahí a considerar al designado Chadly como el hombre del centro, «entre el Este y el Oeste», como repiten los comentaristas, no hay más que un paso. Que se da con demasiada facilidad. Chadly es, en primer lugar, el candidato del Ejército. El peso del Ejército en el país y en el aparato del partido no puede medirse estrictamente por el hecho de que tenga seiscientos representantes en el IV Congreso Nacional del FLN, que ha reunido unos 3.000 en total. Es un peso siempre presente en la vida política argelina, y muy especialmente desde la muerte de Bumedian. El Ejército argelino se formó en la guerra de independencia frente a Francia y, aparte de algunos mandos procedentes de las escuelas militares francesas, fue formado por guerrilleros, a veces instruidos en países más o menos lejanos, pero surgidos del pueblo y de las clases medias. Parecía el ideal maoísta de la mezcla de ejército y pueblo; pero en los años transcurridos desde la liberación -1962- el Ejército se ha ido depurando, cerrando en sí mismo, profesionalizando y constituyendo una casta a la que no es, muy dificil definir como conservadora, en un sentido amplio de la palabra. Si la designación de Chadly supone, como parece seguro, la elección del Ejército, ello significa un paso contrario a lo que parecían los últimos designios de Bumedian: una entrega mayor de poder a los civiles, unas formas electorales más abiertas, una vigorización de la Constitución y una división de poderes. Puede que esta división aparezca próximamente una vez confirmada la designación en la elección popular -puramente simbólica, porque el elector sólo puede optar por el candidato único-, y que en pu estos de responsabilidad surjan algunos de los nombres manejados en el Congreso, como los citados de Buteflika y de Yahiaui. Va probablemente a disolverse el Consejo de la Revolucíón, va a ser reemplazado por una «dirección colegiada» -un comité central con su buró político-, va a nombrarse un primer ministro y un vicepresidente; pero no será probablemente exacto considerar estas modificaciones corno una difusión del poder que antes tenía Bumedian, sino más bien como una división entre las tendencias civiles, sujetas por la mano fuerte del Ejército.

¿Significa esto una «vía media»? Argelia está en un torbellino político, económico y social. Lo está por su situación internacional, por sus fronteras marroquíes siempre amenazadas; lo está porsu implicación en elgian tema del petróleo, en el enfrentamiento del Oriente Próximo, en las cuestiones africanas y en la gran cuestión Este-Oeste, que cada día toma perfiles más acusados a partir de las modificaciones chinas. Lo está en su política interior, en las tendencias que tienden a capitalizar las nuevas riquezas y las ofertas exteriores, en la nueva clase surgida desde la revolución, en las necesidades de modificación de costumbres y de sistema de vida reclamados por las juventudes urbanas, y en la discusión sobre la eficacia de la autogestión y de la ayuda soviética. Los problemas de enseñanza, reparto de la riqueza, vivienda, producción agraria no han sidó resueltos todavía por la revolución, y hay una impaciencia. considerable por resolverlos. De todos estos sectores no es fácil sacar un punto medio, un centro de gravedad. La toma de poder más definida por el Ejército indica, sobre todo, un intento de contención de las posibles divisiones que podían estallar a la muerte de Bumedian y las discusiones que podría producir un poder civil.

La designación de Chadly es el principio de una serlede modificaciones en el discurrir histórico de Argelia, que no van a reflejarse en unos cámbios administrativos. El tiempo dirá hacia qué extremo se inclina la «vía media».