6 junio 1932

Calvo Sotelo permanece fuera del país, pero Juan March será encarcelado

Las Cortes aprueban encarcelar a los diputados Juan March y José Calvo Sotelo por supuestas responsabilidades en la dictadura de Miguel Primo de Rivera

Hechos

El 8.06.1932 Las Cortes aprobaron por 147 votos a favor y 74 en contra los suplicatorios contra los diputados D. José Calvo Sotelo (exiliado) y D. Juan March. Este último fue detenido el 15.06.1932.

Lecturas

La sesión de Las Cortes del 9 de junio de 1932 aprueba el procesamiento de los diputados D. Juan March y D. José Calvo Sotelo por 147 votos a favor y 74 en contra por responsabilidades durante la dictadura.

El diputado monárquico D. José Calvo Sotelo (Renovación Española), exministro de la dictadura, no será encarcelado por encontrarse fuera de España.

El diputado D. Juan March sí será detenido y encarcelado el 15 de junio de 1932.

Pese a haber sido apartado del Gobierno por el Sr. Azaña en diciembre de 1930, el Partido Radical mantuvo su apoyo al Gobierno, incluso en las acciones del Comité de Responsabilidades, que aprueba el acta de acusación de alta traición contra el rey  Alfonso  XIII y las acusaciones contra los diputados señores Calvo  Sotelo,  ex ministro de la  Dictadura exiliado y don Juan March, que fue inmediatamente encarcelado. El arresto del señor March es sorprendente, en tanto que este, pese a  ser conservador había apoyado el régimen republicano.

EL DIARIO LA LIBERTAD CREE QUE MARCH FUE ENCARCELADO POR NO DAR DINERO A LOS REPUBLICANOS

D. Joaquín Aznar, director del diario republicano LA LIBERTAD, cuyo accionista mayoritario era D. Juan March, manifestó sus sospechas de que la detención de su patrón podía estar relacionado por, en su día, negarse a financiar a los partidarios de la República. El diario ABC parecía corroborar esa teoría.

Por acuerdo de la Comisión de Responsabilidades ingresó ayer en la cárcel, incomunicado el señor March. Este detalle de la incomunicación producirá extrañeza. (…) Parece que se ha tomado al pie de la letra la hipérbole terrorífica del ministro de Hacienda y que se trata de acabar con el señor March para que el señor March no acabe con la República. (…) ¿Estaría en la cárcel el señor March si hubiera dado el dinero que le pidió el Comité revolucionario? (ABC, 15-7-1931)

11 Junio 1932

Después de la sesión secreta. El menos perjudicado

Joaquín Aznar

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A un extremo del discurso pronunciado por el Sr. March en la sesión secreta he de referirme, ya que entre otros nombres ilustres fue pronunciado el mío modestísimo. Nunca hubiera tocado yo este tema, ni siquiera con una leve insinuación. Pero ya es público y puede hablarse de él. Con toda clase de consideraciones para las personas y para los ideales que esas personas sustentaban y por el bien de España querían imponer, el Sr. March dijo ante la Cámara que reiteradamente se le había pedido dinero para ayudar al advenimiento de la República.

Fue uno de los que para esa noble causa pidió dinero al Sr. March. Y, además le aconsejé que lo diera. Se negó, porque respetando el ideal republicano ponía sobre él la paz pública.

Recuerdo que después de su negativa me expuso sus temores de que se tomaran represalias contra él si un día era proclamada la República. Y recuerdo que le tranquilicé diciéndole éstas o parecidas palabras: «La República será muy pronto un hecho en España. No lo dude usted. Pero por lo mismo que usted se ha negado a facilitar económicamente su advenimiento, la República le respetará».

Como pensaba, pienso. No puedo creer que la persecución del Sr. March obedezca a la negativa aquella. Rotundamente no lo creo.

Pero sin poder remediarlo, contra mi voluntad, esta pregunta acude a mi pluma, y por ella se desliza hasta el papel: ¿En el caso de haber dado aquel dinero, se le perseguiría?

Joaquín Aznar

16 Junio 1932

El Señor March, preso e incomunicado

INFORMACIONES (Director: Juan Pujol)

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Desde las seis y media de la tarde ayer está detenido e incomunicado por orden de la Comisión de Responsabilidades nuestro querido amigo el diputado por Mallorca, Juan March. Como el suplicatorio que las Cortes habían concedido para procesarle, al mismo tiempo y por los mismos hechos que al señor Calvo Sotelo, se basaba en los supuestos indicios de inducción a la prevaricación, y sólo por eso, resulta que como medida precautoria se ha impuesto al señor March en el acto de ser procesado una prisión que en el supuesto inexistente de haber resultado probable el delito que se le imputa y condenado por ello no podía imponérsele conforme al artículo 360 del Código Penal.

Acaso muchos esperen que aquí, ante semejante enormidad, demos suelta a nuestra indignación. O que, por el contrario, intimidades ante el espíritu y la decisión que eso revela, guardemos un silencio medroso. Ni una cosa ni otra. Seguiremos el noble ejemplo de serenidad que nuestro amigo nos ha dado a todos durante su persecución de tantos meses, y trataremos de defenderte no ya a él, sino a la justicia y a la verdad, con la misma objetividad que el Sr. March mostró al defenderse ante la Cámara pronunciando un discurso abrumador que todos y entre ellos el señor Prieto, ministro de obras Públicas, oyeron en silencio sin atreverse a replicar.

Señalemos varias circunstancias que concurren en este hecho

INFORMACIONES viene haciendo desde hace meses una labor adversa al socialismo. La acompaña la simpatía de una gran parte del país. Pero eso le ha suscitado el odio frenético de los dirigentes del partido más numeroso en la Cámara. Un socialista preside la Comisión de Responsabilidades. Los socialistas predominan en ella. Y ahora, para presidir la subcomisión que ha de entender en los asuntos de March se ha nombrado a don Teodomiro Menéndez, subsecretario del ministro Sr. Prieto, amigo íntimo, correligionario de éste y hombre que en mítines públicos, último en Oviedo, ha manifestado su odio contra Juan March diciendo que era el más temible enemigo de la República.

Se ha destacado INFORMACIONES, mesurada, pero insistentemente, en combatir el catalanismo. Eso explica la actitud del Sr. Carner. Ha colaborado muchas veces en asuntos y gestiones financieras con el Sr. March antes de ahora. Pero ahora convenía a los catalanistas inutilizar al Sr. March y a ser posible los periódicos que financia. Y el Sr. Carner ha inducido al Parlamento a aniquilar a nuestro amigo, no por culpable, sino por poderoso; no por lo que haya hicho, sino por lo que es. Por razón de Estado. Y sin duda, de Estado catalán.

Y ya está el señor March en la cárcel, en poder de sus enemigos. En la cárcel quien pudo haberse quedado a vivir en el extranjero y ha preferido venir a defenderse aquí, conservar sus bienes aquí. Se consideraba seguro de su derecho. No imaginaba de lo que el odio de estas gentes es capaz.

Pero no se hable aquí de justicia ni de cosas por el estilo. ¿Justicia poner a un hombre en manos de los secuaces de quien ha dicho que personalmente quisiera matarlo y lo ha perseguido y difamado durante catorce meses públicamente? Pónganse los hombres honrados a meditar a solas, y digan si eso no constituye una venganza privada y una vergüenza nacional.

16 Junio 1932

El diputado a Cortes Sr. March ingreso anoche en la cárcel modelo

ABC (Director: Juan Ignacio de Luca de Tena)

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Por acuerdo y a disposición de la Comisión de Responsabilidades ingresó ayer, en la cárcel, incomunicado, el Sr. March. Este detalle de la incomunicación producirá extrañeza. Es un trámite que legalmente no puede salir del periodo de indagación que precede al procesamiento y el Sr. March es un procesado desde el momento mismo en que se concedió el suplicatorio correspondiente, porque tampoco puede haber suplicatorio sin que estén motivados e indagados, por consiguiente, los indicios de culpabilidad y acordado el procesamiento. ¿Por qué se incomunica esta vez a un procesado? Las diligencias procesales no pueden exceder a la autorización de las Cortes. El Sr. March sigue siendo diputado y se necesitaría otro suplicatorio si se tratara de incluir al detenido en otro proceso. La incomunicación parece una medida de rigor y de vejamen, y aun lo es la misma prisión preventiva para un presunto delito – el de inducir a la prevaricación – cuya penalidad, supuesto que al fin la tuviera, no es de las que autorizan el encarcelamiento, y para un procesado sometido a rigurosa vigilancia, que no ha de huir sin ocasionarse mayores perjuicios. Nada de esto concuerda con las declaraciones formuladas en la sesión secreta sobre medidas precautorias en el proceso, ni con las que hizo el presidente de la Comisión de Responsabilidades. Parece que se ha tomado al pie de la letra la hipérbole terrorífica del ministro de Hacienda, y que se trata de acabar con el Sr. March para que el Sr. March n acabe con la República.

La prisión incomunicada del Sr. March suscitará en la opinión pública la pregunta que se había hecho desde LA LIBERTAD y otros periódicos. ¿Estaría en la cárcel el Sr. March si hubiera dado el dinero que le pidió elCOmité revolucionario? Cierto que el Sr. March ha hecho algo más que negar el dinero. Se ha defendido briosamente, y al convertirse en acusador ha lanzado revelaciones aplastantes contra las personas y la política de sus perseguidores. Y más aún. El Sr. March anunció en la Prensa de ayer su propósito de contestar cumplidamente a cuanto de él se ha dicho en las Cortes y en todos los círculos se sabía que en la réplica pensaba incluir algo nuevo y de gran resonancia sobre una gestión ministerial. Ese propósito ha sido frustrado por ahora con la extraña incomunicación a que se le somete.