10 marzo 2008

Los medios ante los resultados de las elecciones generales 2008: Comienza el debate sobre la continuidad de Rajoy al frente del PP

Hechos

El 10.03.2008 los medios publicaron sus análisis sobre los resultados de las elecciones generales.

10 Marzo 2008

Segunda oportunidad

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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Zapatero revalida su triunfo y el PP fracasa; pero ambos están obligados a una seria reflexión

No fue un accidente o un paréntesis, ni tampoco un efecto de los atentados del 11 de marzo, como han venido repitiendo insidiosamente durante cuatro años los sectores más radicales de la derecha política y mediática. Según viene ocurriendo desde 1977, el electorado ha ofrecido a José Luis Rodríguez Zapatero, vencedor de las elecciones de 2004, la oportunidad de seguir gobernando una segunda legislatura. Pero, a diferencia de González y Aznar, Zapatero no logra la mayoría absoluta, pese a haber cosechado el mejor resultado en número de votos de la historia del PSOE: tendrá que seguir contando con apoyos externos, seguramente diferentes de los que avalaron su investidura en 2004.

El Partido Popular, por su parte, fracasa en su intento de ser la primera fuerza política o, al menos, reforzar sustancialmente su apoyo, laurel que necesitaba Rajoy para afianzar su liderazgo. Con el resultado de ayer, el PP está obligado a una profunda reflexión sobre el tipo de oposición que ha llevado a cabo esta legislatura. Su estrategia de campaña, prescindiendo de los líderes más radicales, es prueba de que Rajoy y su entorno más próximo tenían conciencia de que el discurso de los últimos cuatro años no era un discurso ganador.

No hay que confundirse en el análisis. Zapatero aspiraba a seguir gobernando, y lo ha logrado. Rajoy quería desbancar a su rival y llegar a La Moncloa, y ha fracasado. El precio pagado por esta operación fallida, en términos de crispación, ataque a las instituciones y desgaste del tejido democrático de la sociedad española se antoja excesivo. Las palabras de Rajoy ante los suyos desde el balcón de Génova no incluyeron anoche ninguna autocrítica, pero tampoco resonaron como las de un líder dispuesto a seguir cuatro años más. Rajoy apareció amargado, cansado, y su última palabra fue «adiós». Como se ha visto en los últimos meses, no faltan en su partido dirigentes con ganas de sustituirle, aunque el ligero aumento en el número de diputados (y también en número de votos) dificulte de momento la operación. Pero sólo de momento.

Nueva agenda política

Mientras el líder popular decide si continúa o no, al nuevo Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero le aguarda una agenda no muy diferente de la que ha marcado esta legislatura, aunque los resultados de la jornada de ayer le permitan afrontarla en condiciones diferentes de las de 2004. A la mesa del jefe del Ejecutivo llegará, de inmediato, el deterioro de la situación económica: la desaceleración ha sido más rápida de lo previsto y será urgente la adopción de medidas que traten de paliar el aumento de la inflación y del paro.

La cuestión territorial, con la decisión del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña, y también la amenaza del lehendakari Ibarretxe de convocar una consulta el próximo mes de octubre, requerirá una atención preferente del nuevo Gobierno. El PNV ha sufrido una hecatombe (pierde más de 100.000 votos), lo que debería servir para dar por enterrado el plan del lehendakari. El regreso de los asesinatos de ETA exigirá, por último, un esfuerzo para mantener la frágil unidad de los partidos democráticos, fraguada tras el asesinato de Isaías Carrasco en vísperas de la jornada electoral.

Zapatero no ha conseguido la movilización en el electorado de centro-izquierda que necesitaba para alcanzar su objetivo de gobernar «sin hipotecas», es decir, con mayoría absoluta o tan cercana a ella que pudiera completarla con apoyos puntuales de alguno de los partidos menores. De todas formas, al presidente del Gobierno se le ofrece la oportunidad de seguir desplegando lo esencial de su programa, sobre todo en materia económica y de políticas sociales.

Otras hipotecas

Cosa distinta serán las condiciones que puedan plantearle sus nuevos aliados en otros terrenos, particularmente el institucional. El descalabro de ERC y la estabilidad de CiU son un dato relevante, y no sólo para la política catalana: el conjunto del nacionalismo catalán cosecha el peor resultado desde 1982, sobre todo por el hundimiento de los independentistas. En Cataluña, el electorado ha castigado a los dos socios menores del tripartito y en cambio ha premiado al socialismo, que ha igualado el resultado de 1982.

En este sentido, para bien y para mal, se puede concluir que Cataluña (igual que Euskadi, en menor medida) ha resultado providencial para el triunfo de anoche del PSOE. Sobre todo porque el PP ha sacado fuerzas de donde parecía que ya había tocado techo y ha ampliado la brecha en Madrid, Valencia y, esta vez, en Andalucía. En esta comunidad, Manuel Chávez revalida por sexta vez la mayoría absoluta, tras 26 años al frente del Gobierno regional. Javier Arenas mejora los resultados de la anterior convocatoria, pero sigue sin abrir una vía de agua importante a los socialistas. Al sostenimiento del PSOE también ha contribuido el nuevo desplome de Izquierda Unida, que se ha traducido inmediatamente en la renuncia de Llamazares.

La fuerte polarización producida durante la legislatura se ha traducido en una todavía mayor concentración del voto y de los escaños en los dos grandes partidos. Es un factor a tener en cuenta en las negociaciones con los nacionalistas. Especialmente ante una agenda en la que deberán abordarse algunos de los asuntos que quedaron pendientes durante la legislatura o por falta de consenso entre ellos, como las reformas constitucionales. Éstas podrían dar ahora la ocasión de que las reformas estatutarias, pendientes algunas del fallo del Tribunal Constitucional, se integren en un proyecto federal más coherente que los remedos actuales. Zapatero tiene una nueva oportunidad. Anoche declaró que corregirá los «errores» cometidos en los cuatro años pasados. Los ha cometido, y en abundancia, lo que seguramente le ha impedido lograr una mayoría más holgada. Pero esta vez sí que no puede fallar.

10 Marzo 2008

ZAPATERO OBTIENE UN MANDATO CLARO PARA GOBERNAR DE OTRA MANER

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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La victoria de Zapatero en las décimas elecciones generales de la democracia corrobora la regla no escrita por la que ningún gobernante ha perdido el poder en su primera reválida ante las urnas. Lo lograron Suárez, González y Aznar y ahora Zapatero. Aunque Zapatero ha ganado cinco escaños y también ha subido en porcentaje de voto, sus resultados son peores que los de González y Aznar, que lograron mucho más apoyo en su primera cita con las urnas como gobernantes.

El PP ha recortado su distancia en votos -aunque no en número de escaños- y también ha conseguido los mejores resultados de su historia en Madrid, pero su avance ha sido claramente insuficiente y le aguardan otros cuatro años de oposición. Zapatero puede sentirse satisfecho porque la victoria de su partido se ha fraguado en una campaña muy personalizada en la figura del presidente del Gobierno, que ganó los dos debates televisivos y ha sido capaz de movilizar a su electorado con una participación del 75%, muy similar a la de hace cuatro años.

No hay duda de que el asesinato de Isaías Carrasco en Mondragón ha contribuido a esa movilización y, en ese sentido, ha proporcionado de la forma más trágica y menos deseada por Zapatero «la tensión y el dramatismo» que podían favorecer a los socialistas.

Hay que subrayar que en esta ocasión las encuestas sí que han anticipado con tino los resultados electorales, muy especialmente el último macrosondeo de Sigma Dos publicado por EL MUNDO.

Entre CiU y Montilla

Entrando en el análisis de los resultados, Zapatero ha conseguido su triunfo gracias al hundimiento de sus dos socios en el Gobierno tripartito catalán: IU y ERC, los dos grandes derrotados en la jornada de ayer. La radicalización de Zapatero le ha servido para triturar a los incautos que le han bailado el agua.

Dada la aritmética parlamentaria, el único partido que puede aportar en solitario el número de escaños que necesita el PSOE para lograr mayoría es CiU. El problema para el líder del PSOE es que un Gobierno de coalición o con el respaldo parlamentario de CiU supondría una carga de profundidad contra Montilla y el PSC, que difícilmente tolerarían esa alianza.

La otra alternativa de Zapatero para gobernar sería buscar el apoyo de pequeños partidos como IU, ERC y BNG, que le permitirían disponer de una mayoría muy precaria en el Congreso. Esta opción es complicada e improbable porque estos partidos han sido los más perjudicados por el voto útil y, sobre todo, porque su seguidismo les ha hecho ser devorados por el PSOE en estos comicios.

En cualquier caso, es muy claro que el éxito electoral del PSOE se ha fraguado en Andalucía, Cataluña y el País Vasco, donde ha logrado ganar en las tres provincias. En Cataluña, ha cosechado unos resultados excelentes, lo que demuestra que el Estatuto ha puesto en brete el Estado constitucional pero ha dado rédito electoral a Zapatero.

De forma coherente, Gaspar Llamazares anunció anoche que no se presentará a la reelección como coordinador de IU, que ha bajado de 5 a 2 escaños tras perder casi un 25% de sus votos. La otra cara de la moneda es el partido de Rosa Díez, que logra más de 300.000 votos y un escaño por Madrid, lo que sin duda es una de las mejores noticias de la jornada para el único medio que pidió expresamente el voto para ella.

Rajoy, sin ganas de seguir

En cuanto al PP, Mariano Rajoy ha sufrido una digna derrota, pero derrota al fin y al cabo. Aunque su arranque de campaña fue bueno, siempre quedará la duda de cuáles habrían sido sus resultados si no hubiera cometido errores como la gestión de la crisis de Ruiz-Gallardón en Madrid o no hubiera tenido un tono tan bajo en el segundo debate frente a Zapatero.

Es verdad que los resultados del PP son los mejores de los que ha disfrutado nunca un partido en la oposición en nuestra democracia, pero la perspectiva de estar otros cuatro años frente a Zapatero en el Gobierno obliga a sus dirigentes a abrir una reflexión.

El PP no ha logrado aprovecharse de los grandes errores socialistas, ni captar el voto de los electores más jóvenes y tampoco ha conseguido recortar distancias en Cataluña. Rajoy, eso sí, ha logrado aglutinar todo el voto de la derecha, pero sin ampliar espacios por el centro.

¿Es el líder que necesita el PP para derrotar a Zapatero en 2012? Él mismo alimentó anoche las dudas al eludir confirmar que va a continuar al frente del partido y sugerir más bien lo contrario. El escaso entusiasmo que mostró al dirigirse a sus seguidores -honrado y cabal como siempre- alienta las especulaciones.

Sea cual sea su decisión, Zapatero va a tener que gobernar en estos próximos cuatro años con un panorama francamente difícil. Primero, porque vuelve a carecer de mayoría absoluta. Y, segundo, porque va a tener que asumir duras e impopulares medidas para hacer frente a la crisis económica que ha provocado ya un fuerte aumento del paro en los tres últimos meses. La España de 2008 no es la de 2004.

Zapatero aseguró anoche que piensa «abrir una nueva etapa con acuerdos en asuntos de Estado», que es lo contrario de lo que ha venido haciendo hasta ahora.

PSOE y PP han logrado 322 de los 350 escaños que estaban en juego, lo que refuerza el bipartidismo en el Congreso -sólo quedarán cuatro grupos más el mixto- y sugiere la fuerza que podrían tener los pactos entre ambos partidos, máxime en una hipotética recesión de la economía.

Zapatero tiene ante sí la oportunidad de rectificar los grandes errores que ha cometido. Como decía el director de EL MUNDO en su artículo dominical, quien rompe la vajilla es el que tiene que pagarla o arreglarla. Veremos si el líder socialista es capaz de hacerlo, resolviendo los problemas que él mismo ha contribuido a crear y gobernando con un mayor consenso.

10 Marzo 2008

La lección de las urnas

Enric Sopena

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Mariano anunció que su niña se llamaría Victoria Esperanza. La victoria se ha esfumado. Pero, como ironizó Ernesto Ekaizer en el programa especial/elecciones de TVE, ahí está Esperanza…de apellido Aguirre.

El resultado es inapelable y sitúa al PSOE más cerca de la mayoría absoluta que hace cuatro años, gracias a haber obtenido cinco diputados más que entonces. El PP ha obtenido también cinco escaños más que en 2004. Esfuerzo genovés tan positivo como, en efecto, numéricamente estéril.

¿Ha salvado Rajoy, no obstante, los muebles y podrá mantenerse por tanto en el machito? Habrá que verlo. El primer impulso podría ser el del continuismo soñando sin duda con que dentro de cuatro años a lo mejor vence. En su alocución desde el balcón de Génova, Rajoy no ha acabado de despejar los interrogantes de su futuro. Y es que, en todo caso, cuatro años en política son una eternidad. Gobernar desgasta; estar en la oposición mucho más, según repetía Giulio Andreotti, aquel viejo dinosaurio de la antigua Democracia Cristiana italiana.

El ascenso del PP no amenaza directamente la hegemonía de Zapatero. Al presidente no le faltan aliados, aunque bastantes de ellos, insuficientes. Por su izquierda dispone de los escasos diputados de IU y ERC, que deberían ser reforzados por los dos del Bloque Nacionalista Gallego, sin olvidar los otros dos de Coalición Canaria, partido con el que los socialistas pueden con relativa facilidad cambiar cromos, si se repasa el mapa político surgido de las elecciones autonómicas de mayo.

No ha de infravalorarse, por lo demás, el apoyo de CiU, sobre todo si Artur Mas asume que el PSC ha barrido en Cataluña y ha sumado 25 diputados, mayoría absoluta a escala catalana. Obviamente, Zapatero ha de asumir también que sus lógicas tentaciones de pactar con CiU no deberían resquebrajar el Gobierno tripartito que preside José Montilla, uno de los grandes triunfadores de la jornada de ayer. Zapatero es presidente en buena parte merced al muy sólido respaldo del PSC.

Sería, por cierto, un ejercicio de memoria reciente e interesantísimo evocar cuantas barbaridades se llegaron a decir, sobre todo desde el PP y sus terminales mediáticas, no hace tantos meses, a propósito del retraso del AVE y de los problemas de los trenes de cercanías. O cuando hubo el gran apagón del verano que fue debido fundamentalmente a Endesa -a pesar de múltiples cortinas de humo-, empresa donde aún estaba de factotum Manuel Pizarro, esa estrella rutilante de Rajoy que sólo ha metido en líos a su jefe.

En Euskadi se ha producido otra importante victoria socialista. El PSE de Patxi López ha vencido al imbatible PNV. Un dato significativo y especialmente relevante. Los triunfos socialistas precisamente en Cataluña y Euskadi avalan que la política territorial y de lucha contra el terrorismo de ETA no eran ni un capricho, ni una irresponsabilidad, ni una maniobra para romper España por parte de Zapatero. El PNV está en un puesto destacado –máxime después de la derrota de ayer- para coaligarse de algún modo con el PSOE.

Subrayemos que aquellos que juegan –desde el PP y desde sus medios más cercanos- a presentar al PSC y al PSE como dos arietes orientados a la destrucción de España, o poco menos, no sólo demuestran su ignorancia, sino que confirman su mala fe y su obsesión por la bronca y la falsedad.

El pueblo español es sabio. Sabe bien a quiénes han de castigar en las urnas. Y – aun con cierta benevolencia- el castigado ha sido Rajoy. Por dos veces consecutivas, la derecha –que venía de una mayoría absoluta, la de 2000- se ha dado de bruces contra una ciudadanía que no está dispuesta a comportamientos de ordeno y mando. O de aquí mando yo, propios de un cuartel. Aquí no mandan ellos por decisión divina. Aquí mandan los que son más votados en las elecciones. Tome nota Rajoy. O vaya tomándola Esperanza. Aunque haya muchas dudas de que ninguno de los dos sea capaz de aprender la lección de las urnas. La del 14-M y la del 9-M.

10 Marzo 2008

ZP II

Javier Valenzuela

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Zapatero ha vuelto a ganar unas elecciones generales y ha vuelto a obtener más de 11 millones de votos para el PSOE. No es, pues, una excepción, un accidente, un paréntesis en la historia de España. Es el líder indiscutible de la mayoría progresista española y una referencia importante para la izquierda europea. Aquellos que desde la nostalgia del felipismo le han ninguneado tanto en la anterior legislatura deberían sacar conclusiones. En las últimas semanas, el propio Felipe González ha hecho una campaña militante, entusiasta y eficaz a favor de ZP.

Zapatero tiene ahora más margen de maniobra para gobernar. Y no sólo porque su mayoría parlamentaria es más próxima a la absoluta que en 2004-2008, sino, sobre todo, porque su legitimidad sale muy reforzada del 9-M. Pero el presidente debe aprender de sus errores y parece que está dispuesta a hacerlo. En los próximos cuatro años tal vez tendría que emplear menos el talante y ejercer más el poder que los españoles le han otorgado democráticamente. Ejercerlo ante la cúpula más extremista del PP, ante los nacionalistas periféricos más descerebrados, ante la jerarquía integrista de la Iglesia Católica, ante ETA y sus cómplices…

Sin duda, Zapatero debería rodearse de políticos y de equipos más sólidos. Sus gobiernos de la anterior legislatura contaban con demasiados casos notorios de mediocridad e incompetencia. Si los socialistas leen bien los datos, verán que gente como Patxi López, Carme Chacón y Juan-Fernando López Aguilar les han arrancado excelentes resultados en Euskadi, Cataluña y Canarias, respectivamente. Con este tipo de mimbres y con la solvencia de veteranos como Pedro Solbes, María Teresa Fernández de la Vega y Alfredo Pérez-Rubalcaba, Zapatero podría armar un Ejecutivo más potente que lo visto en 2004-2008.

En mi opinión, Zapatero debería dedicarse menos a la politiquería –que si Congreso, que si Senado, que si Conferencia de Presidentes Autonómicos, que si Estatutos, que si esto y lo otro- y más a lo que preocupa a los españoles: la economía, la sanidad, la educación, la seguridad ciudadana, la integración de los inmigrantes… Creo que los progresistas han votado el 9-M por un Estado social más fuerte, quieren que el Gobierno se preocupe de ellos, en particular de los más débiles, y no del microcosmos político y mediático.

Por supuesto, Zapatero haría bien en mejorar su política de comunicación. Él mismo tendría que aparecer más en televisión: la experiencia electoral ha demostrado que la gente quiere verle directamente en las pantallas de sus hogares. No estaría tampoco de más que se dotara de un portavoz gubernamental para el día a día, alguien que explicara de forma rápida, directa y pedagógica lo que hace el Ejecutivo y desmontara las insidias de la oposición.

A mí me gustaría también que Zapatero retomara el activismo internacional del primer período de su primera legislatura. Europa, América Latina, el Mediterráneo y África necesitan más España, no menos España.

En cuanto al PP, cabe decir aquello de que aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Mariano Rajoy ha cosechado una segunda derrota consecutiva y lo suyo sería que se jubilara. Eso sí, el 9-M ha probado de modo indiscutible que la derecha es en España muy numerosa y, valga la redundancia, muy de derechas. Es un dato de la realidad sin el cual no puede comprenderse este país.

10 Marzo 2008

Rajoy tiene que seguir

Luis Solana

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Rajoy tiene que seguir

Muchos andan pensando lo que significa el triunfo electoral del PSOE. Es un error: lo que hay que analizar es lo que significa la derrota del PP. Una derrota ajustada. Una derrota que mejora otras derrotas. Lo digo desde la discrepancia: no se puede pedir que se vaya Mariano Rajoy. Hay que apoyar a la dirección del PP. No puede haber cambios.

Alguien me ha preguntado por Alberto Ruiz Gallardón. Pura curiosidad. Ruiz Gallardón no es nada en el PP, pero habrá que hablar de él

José María Aznar es un símbolo, pero ya no puede ser una alternativa.

Queda Mariano Rajoy. Sólo queda Mariano Rajoy

Lo pido a todos los votantes del PP: Mariano Rajoy es vuestro líder.

Y hay que mantener a Zaplana y a Acebes. O a Pujalte. Muy bien.

Que no se vaya Rajoy, por favor, que sigan sus colaboradores.

Ha ganado el PSOE las elecciones. Yo me alegro.

Ahora quedan cuatro años con Rajoy, Acebes, Zaplana y Pujalte de oposición.

Os lo digo de corazón y de cabeza: que siga Rajoy.