30 septiembre 1947
La Kominform: el nuevo aparato de control comunista en Europa
Los partidos comunistas de todo el mundo encabezados por el PCUS de Stalin crean la ‘Kominform’ para coordinarse recuperando el estilo del desaparecido Komintern

Hechos
El 30 de septiembre de 1947 se creó el Kominforn.
Lecturas
Durante una reunión celebrada en Varsovia, en la Polonia comunista, los principales dirigentes de los partidos comunistas del mundo se ha acordado crear un comité internacional de información. La Kominforn [Kominform].
Su fundadores son el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) del dictador Stalin, la Liga de los Comunistas de Yugoslavia del dictador Tito, el Partido Comunista Obrero de Unificación Polaca, el Partido Comunista de Bulgaria del dictador Dimitrov, el Partido Socialista Obrero de Hungria de Matias Rakosi, el Partido Comunista de Rumanía de Anna Pauker, el Partido Comunista de Italia de Palmiro Togliatti y el Partido Comunista de Francia de Maurice Thorez. A excepción de estos dos últimos, el resto de partidos comunistas prácticamente controlan cada uno de sus países. Todos los partidos están sometidos a la autoridad del PCUS y a la autoridad personal de Stalin.
El objetifo oficial de la Kominforn, a fin de fijar la estrategia comunista en la compleja situación surgida de la posguerra. La reunión describió el imperialismo y su potencia directivo, Estados Unidos, como el principal enemigo de los comunistas de todo el mundo.
Al mismo tiempo, en sus conclusiones, la asamblea sometió a dura crítica a los ‘socialistas de derecha’ en referencia a los Partidos Socialistas que colaboran con las democracias capitalistas. Citándose expresamente al Partido Laborista del Reino Unido de Clement Attlee, al Partido Socialista Francés de Léon Blum o Paul Ramadier o al partido socialdemócrata de Austria de Karl Renner. Para los comunistas, los socialistas que colaboran con las democracias occidentales y Estados Unidos son «cómplices del imperialismo norteamericano».
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PRIMERA RUPTURA:
No mucho tiempo después de su creación la Kominform expulsará a la Yugoslavia de Tito.
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UNIÓN ECONÓMICA
El Análisis
La reunión celebrada en septiembre de 1947 en Varsovia, bajo el auspicio de los partidos comunistas del Este europeo y con la bendición directa de Moscú, ha supuesto el nacimiento formal de la Kominform (Oficina de Información de los Partidos Comunistas y Obreros). Este nuevo organismo internacional recupera, con otro nombre, el espíritu centralizador y combativo del viejo Komintern, pero adaptado al nuevo contexto geopolítico de la posguerra: una Europa dividida y una Guerra Fría que empieza a tomar forma. La Kominform se declara un comité de coordinación entre los partidos comunistas, pero nadie duda de que es, en la práctica, un instrumento del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y de la voluntad de su líder, Iósif Stalin.
A la cita fundacional acudieron los líderes comunistas que hoy dominan el Este: Tito en Yugoslavia, Bierut en Polonia, Dimitrov en Bulgaria, Rakosi en Hungría, y el tándem Dej-Pauker en Rumanía. También estuvieron presentes los dirigentes comunistas de Italia y Francia —Togliatti y Thorez— cuyos partidos, aunque aún operan en sistemas democráticos, muestran una lealtad absoluta al Kremlin. En sus conclusiones, la Kominform ha identificado claramente a su enemigo principal: el “imperialismo norteamericano”, al que acusan de buscar la dominación mundial. Pero la crítica más llamativa ha sido dirigida contra los “socialistas de derecha”, como el Partido Laborista británico o los partidos socialistas de Francia y Austria, a quienes acusan de complicidad con el capitalismo.
Lo que queda claro es que, tras esta reunión, Stalin consolida una estructura para alinear de forma férrea a los partidos comunistas del continente. La Kominform no es sólo un foro de intercambio ideológico: es una correa de transmisión del Kremlin para marcar la estrategia del bloque comunista, perseguir la disidencia y someter a crítica —y eventualmente purgar— a quienes se desvíen del dogma. En este tablero dividido, la creación de la Kominform supone un paso más hacia una Europa de dos mitades: una que aún aspira a la democracia pluralista y otra que se hunde en una férrea ortodoxia bajo el puño de hierro soviético.
J. F. Lamata