7 mayo 2022

"Pablo Iglesias dispone de un ejército de fieles que llevan un escapulario al cuello con la foto de su predicador"

Lucía Méndez ‘rompe’ con Pablo Iglesias y Podemos tras haber sido su única defensora dentro de EL MUNDO: «Me gané los insultos de colegas ultras por apoyar el brillante discurso de Podemos»

Hechos

El 7 de mayo de 2022 Dña. Lucía Méndez publicó un artículo en el diario EL MUNDO para explicar su cambio de posicionamiento hacia la figura de D. Pablo Iglesias Turrión.

Lecturas

Aunque el diario EL MUNDO es considerado un periódico en coordinadas cercanas al sector liberal del Partido Popular, su redactora jefa, Dña. Lucía Méndez, ejerció de referente del ‘ala progresista’ de EL MUNDO desde su retorno a la redacción tras su ruptura con el Partido Popular en 1998, haciendo de contrapeso a D. Agustín Pery, que representaba el ala conservadora.

Cuando irrumpió el fenómeno Podemos en 2014, ella publicó las crónicas más favorables a este movimiento en EL MUNDO.

«El profesor del pelo largo atado con una coleta y sus amigos, que han sido despreciados hasta la saciedad en directo en la televisión por sus colegas tertulianos pro PP, han sido la cuarta fuerza política en las elecciones europeas. Más de 1.200.000 votos sin aparecer ni en un breve en los medios de comunicación masivos y convencionales. El 15-M, ese movimiento que parecía desaparecido, se ha presentado a las elecciones y estará representado en el Parlamento Europeo con cinco escaños, entre ellos el ex fiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo. La Puerta del Sol se ha incorporado al sistema a través de las urnas, aunque no sabemos cómo el sistema va a digerir este fenómeno o si lo seguirá ignorando como ha hecho hasta ahora. Pablo Iglesias le ha dado un mordisco considerable a IU –los jóvenes se identifican más con su estética que con la de Cayo Lara» (Dña. Lucía Méndez, 26-05-2014)

«Pablo Iglesias se ha convertido en el líder político mejor valorado por los españoles, seguido de Pedro Sánchez y de la portavoz de UPyD, Rosa Díez, según el sondeo de Sigma Dos. En un tiempo récord, menos de un año, el profesor universitario se coloca en lo más alto del podio con una nota de 4,37 en consonancia con los datos de intención de voto que sitúan a Podemos como la fuerza política que ganaría hoy las elecciones generales. Iglesias ya se colocó el primero en esa clasificación en el último sondeo de esta serie y ahí continúa, aunque desde agosto se ha dejado por el camino unas décimas. Pablo Iglesias alcanza su mejor valoración entre los ciudadanos que votaron a IU y al PSOE, mientras que no gusta mucho a los electores del PP, que le puntúan con un 3. El resultado de la encuesta de valoración de líderes refleja bien la convulsión que produce la personalidad de Pablo Iglesias en el seno de la izquierda política española. Los votantes de IU le dan una nota sensiblemente superior a la que conceden a Cayo Lara –lo que serviría para explicar por qué el coordinador de IU tiró la toalla la semana pasada–, pero también a los electores socialistas les gusta más el líder de Podemos que el suyo propio» (Dña. Lucía Méndez, 24-11-2014).

Este posicionamiento no le salió gratis a Dña. Lucía Méndez en un periódico donde hay columnistas como D. Federico Jiménez Losantos, de extrema anti-izquierda, que considera a D. Pablo Iglesias el ‘mal’ y que ha vapuleado en varias ocasiones a Dña. Lucía Méndez desde su programa en EsRadio.

No obstante ahora que D. Pablo Iglesias se ha erigido en sumo inquisidor del periodismo español defendiendo que sólo PÚBLICO y el Grupo Roures dice la verdad frente a todo el resto del periodismo que miente ha llevado a Dña. Lucía Méndez a escenificar su ruptura con el Sr. Iglesias al que acusa de fomentar escraches en las redes contra periodistas.

07 Mayo 2022

Examen de conciencia

Lucía Méndez

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HACE tiempo que tenía pendiente un examen de conciencia sobre algunos aspectos de mi ejercicio profesional del periodismo político y de opinión en la última década. He retrasado esta autocrítica. Para qué te vas a meter en eso. Piénsalo bien, que te llamarán fascista. Qué necesidad, oye. Después de escuchar a mis yos internos y externos, de hoy no pasa. No se pueden dejar cosas pendientes a una cierta edad. Así que allá voy con el examen de conciencia.

Yo traté y respeté a Pablo Iglesias. Incluso apoyé su brillante y necesario discurso contra las inmoralidades del sistema capitalista, discutí con personas de mi ecosistema, rechacé las acusaciones de machismo contra él, deploré el acoso personal contra su familia, censuré las mentiras sobre la financiación venezolana de Podemos, y discrepé de los dirigentes del PP y el PSOE que le consideraban un político tóxico. Me gané los insultos de colegas ultras y con pocos escrúpulos.

Poco a poco, fui descubriendo -«por sus obras los conoceréis»- que la equivocada era yo. Si el arrepentimiento sirviera de algo, pediría disculpas por haberme tomado en serio a los que llamamos nuevos políticos. Con Albert Rivera me pasó lo mismo. Ni yo, ni los más de cinco millones de españoles que votaron a Iglesias, ni los más de tres millones que votaron a Rivera podíamos sospechar que no merecían confianza. Como Narcisos, vale. Como jefes de partido, dos calamidades. Los votantes les abandonaron cuando se dieron cuenta.

Hace un año que Pablo Iglesias cambió el despacho por los micrófonos para seguir haciendo política por otros medios. Ahora somos colegas. Periodistas críticos y tertulianos en Hora 25. Iglesias en un medio del mismo centro del sistema, vaya por Dios. ¿Somos lo mismo? Él así lo cree. Está convencido de que los periodistas hacemos política. En algunos casos no voy a decir que no le sobren razones para esta tesis.

Pero Pablo Iglesias no es un periodista crítico como nosotros. Él dispone de un ejército de fieles que llevan un escapulario al cuello con la foto de su predicador. Desde los micrófonos dirige Podemos, da lecciones de ética periodística, desestabiliza al Gobierno y está destruyendo a la líder que él mismo designó a dedo. Los periodistas a secas no tenemos ejército, fieles, ni escapularios. Escribiendo sobre él, nos exponemos a la ira de sus devotos en las redes, y a que él mismo nos arree una lección de periodismo. Por eso muchos periodistas se autocensuran y no hablan de Pablo Iglesias. No quieren que les ponga a parir. Yo misma me he autocensurado. Hasta hoy.